Daniel Cecchini, sobre la CNU: “entre los involucrados hay integrantes actuales del justicialismo”
Por LR oficial en Uncategorized
(Por La Retaguardia) El periodista Daniel Cecchini es coautor, junto a Alberto Elizalde Leal, del libro “La CNU”, sobre la Concentración Nacional Universitaria. Desde la publicación del texto ocurrieron una serie de intimidaciones, entre ellas una acusación falsa sobre el editor, y atentados a dos librerías que organizaron la presentación, en La Plata y Mar del Plata. Dialogamos con Cecchini sobre las tareas que llevaba adelante la CNU, sus vínculos con Perón y la Triple A, y el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad que se cometieron desde la Concentración.
Las librerías Como la Cigarra de Mar del Plata y De la Campana de La Plata fueron las encargadas de organizar en esas ciudades las presentaciones del libro “La CNU” de los periodistas Daniel Cecchini y Alberto Elizalde Leal. Sin embargo, ambos locales terminaron con los vidrios rotos. “Esto forma parte de una cadena de intimidaciones que siguió con una apretada hace 15 días al editor del libro, Raúl Campañaro de la Editorial La Campana, cuando le cae a la casa una comisión de la Policía Bonaerense acusándolo de intentar secuestrar a un adolescente. Por supuesto que nada de eso había ocurrido, y en este momento hay una denuncia patrocinada por la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia contra la policía por esta acción”, relató Daniel Cecchini en diálogo con el programa Oral y Público, que se emite por Radio La Retaguardia.
Resulta inevitable sumar estos hechos a las pintadas que hace pocos días aparecieron en el monumento “30 mil mundos”, que la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Matanza inauguró frente al ex centro clandestino de detención El Vesubio, o los grafittis que reiteradamente se hacen sobre las baldosas y placas en homenaje a detenidos desaparecidos y a Madres de Plaza de Mayo en la provincia de Mendoza.
Al respecto, Cecchini reflexionó: “todavía es difícil determinar exactamente de dónde vienen, pero creo que forma parte de una serie de operaciones que se aprovechan de un momento de cierta convulsión política que hay o por lo menos de cierta instalación de sensación de convulsión política que hay a partir de los medios hegemónicos, y se cuelgan de esta situación para dar una imagen de inseguridad, caos. Creo que la estrategia de estos grupos que hacen este tipo de cosas, que por supuesto no lo pueden lograr, es decir que ésta es la Argentina del ’75”.
¿Qué fue la Concentración Nacional Universitaria?
“Nació a fines de la década del ’60 en La Plata, inspirada por un helenista, latinista, católico preconciliar, que se llamaba Carlos Disandro. Surge como un grupo de ultraderecha, de choque, violento, en la Universidad Nacional de La Plata, pero en 1974 cuando se desplaza a Oscar Bidegain de la gobernación bonaerense y asume el sindicalista de ultraderecha Victorio Calabró, se integra a las patotas de Calabró y entra a jugar como grupo parapolicial. A partir de ese momento, todos los crímenes que cometieron son de lesa humanidad porque están hechos o cometidos al amparo del aparato del Estado. La CNU cumplía órdenes del gobernador Calabró, de la intervención fascista de la Universidad Nacional de La Plata, a partir de octubre de 1974; y en octubre de 1975 también se integra o empieza a recibir órdenes del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. Todas esas operaciones ya son parte de un plan represivo ilegal que instala el gobierno peronista a partir de fines de 1973; además, a partir de que se da a conocer esa orden de depuración del movimiento nacional justicialista, que fue publicada por los diarios Crónica y La Opinión en 1973, dada por el Consejo Nacional Justicialista en una reunión donde estaban Lastiri, que en ese momento era presidente provisional, Perón y varios ministros del gabinete, los grupos parapoliciales empiezan a operar con total impunidad y con blancos elegidos desde el Estado”, detalló Daniel Cechhini a Oral y Público.
Respecto a la relación entre la CNU y Juan Domingo Perón, el periodista señaló: “la CNU era preexistente a este mensaje hacia abajo en relación al justicialismo para su depuración; si Perón desde Madrid potenció o inspiró a la CNU, al menos nosotros no lo sabemos. Sí sabemos que tenía una relación con Disandro, pero también es cierto que Perón recibía a todo el mundo. Lo que sí es cierto es que a partir de octubre de 1973, cuando Perón habla de que hace falta un Somatén, por lo menos tolera el accionar de estos grupos. Después del intento de copamiento de Azul por parte del ERP en 1974, en un momento Perón dice ‘tenemos medios legales para combatir y si no tenemos otros medios’”.
En cuanto a la posible vinculación entre la CNU y Hugo Moyano, actual líder de la CGT opositora, Cecchini aclaró: “Moyano señaló a militantes de izquierda, hay una conferencia de prensa donde prácticamente dice que va a ayudar a las fuerzas de seguridad para que cacen zurdos, pero por lo menos en nuestra investigación no tenemos testimonio ni nada que se le parezca de una participación efectiva de Moyano en grupos de tareas. Que la Juventud Sindical Peronista tenía contactos con la CNU y con la Triple A no cabe ninguna duda, que Moyano haya participado de alguno de estos grupos no tenemos ninguna prueba”.
Según explicó Cecchini, la CNU termina siendo absorbida por los grupos de tareas de la dictadura: “en el caso del grupo operativo de la CNU de La Plata sus principales miembros terminan presos a partir de fines de abril de 1976, debido a que además de cumplir las órdenes de la dictadura que en esa zona operativa estaba a cargo del jefe del área 113, también empezó a cometer una serie de delitos comunes, robo de autos, etcétera, que no le convenía a la imagen que quería dar el Ejército o la dictadura en cuanto a que más allá de la lucha contra la guerrilla, o contra la subversión como decían, en la Argentina había seguridad. Entonces los detienen y los procesan por delitos comunes, y se comen tres o cuatro años de cárcel durante la dictadura. En ningún momento se los procesa por los crímenes que cometieron, incluso hay testimonios de que algunos de ellos salían de la cárcel para participar de acciones de grupos de tareas”, agregó el periodista.
Avance (o no) de los juicios
Desde Oral y Público se le consultó a Daniel Cecchini sobre el peligro que implica que las políticas de derechos humanos, que durante el inicio de la gestión kirchnerista fueron política de Estado, terminen siendo una política del actual Ejecutivo, y esto lleve consecuentemente a que el próximo gobierno las modifique: “las políticas de derechos humanos son hoy políticas de Estado pero como tal continúan siempre que haya voluntad de los gobiernos –aseveró el periodista–, y siempre que se sostengan desde la sociedad. La instalación de la política de derechos humanos como política de Estado en estos 10 años de kirchnerismo tiene que ver con la voluntad política de Néstor y Cristina Kirchner, pero también con una lucha de 30 años de los organismos de derechos humanos que fueron los que mantuvieron el tema cuando no se le daba pelota. El riesgo que desde el próximo gobierno, sea del signo que sea, haya un retroceso en este tipo de políticas yo creo que es cierto, también creo que en la sociedad se ha ampliado muchísimo más la base de las personas que quieren que las políticas de derechos humanos continúen; ya no son solo los organismos. Pero evidentemente hay una intencionalidad de que el próximo gobierno sea cual fuere retroceda en este punto, se paren los juicios, etcétera. y en el caso de la Concentración Nacional Universitaria específicamente o lo que fue el Terrorismo de Estado previo al golpe de marzo de 1976 más aún porque casi no hay juicios en marcha”.
Cecchini remarcó que recién durante este año en Mar del Plata va a realizarse un juicio por crímenes cometidos por la CNU y posiblemente a fin de año se eleve a juicio oral otra causa relacionada en La Plata: “sin embargo, en el objetivo de ciertos sectores y grupos está que estos juicios no lleguen, no solo por no juzgar a los responsables del pasado, sino porque en el caso del Terrorismo de Estado previo al golpe hay muchísimas conexiones políticas con personas que hoy siguen actuando en el Partido Justicialista, que ocupan o han ocupado o pueden ocupar lugares interesantes”.
Efectivamente, desde algunos sectores han manifestado que la falta de avances en estos juicios en Mar del Plata y La Plata, relacionados con el accionar de la CNU, se debe a que entre los involucrados hay integrantes actuales del justicialismo. Incluso, algunos han denunciado que es el propio gobierno el que no quiere que estas causas prosperen. Al respecto, Cecchini reflexionó: “del gobierno en general creo que no, pero hay funcionarios del gobierno que en la ventilación del accionar de la CNU en un juzgado puedan quedar salpicados por haber protegido antes del golpe o incluso después de haber recuperado la democracia, o haber integrado al Partido Justicialista o haberle incluso dado cargo a algunos de los asesinos de la CNU, sí, sin duda. De hecho, para decirlo claramente, muchos de ellos integraron al Estado en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, uno de ellos como diputado provincial de apellido Sánchez, dos como funcionarios que perdieron el cargo cuando nosotros publicamos que los tenían pero desde principios de la democracia y fundamentalmente potenciados o apoyados por Osvaldo Mercuri, como Toni Jesús o Richard Calvo, la integración de Pipi Pomares al aparato del PJ platense de la mano de Julio Alak, hoy ministro de Justicia”.
Los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Terrorismo de Estado antes del inicio del golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976 no son tan conocidos, involucran a personas que aún hoy forman parte de la política argentina, por lo que su juzgamiento resulta más difícil de lo habitual. Sin embargo, libros como el de Daniel Cecchini y Alberto Elizalde Leal son un gran aporte para revertir esa situación.