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“El Estado está presente en los talleres clandestinos, pero de forma corrupta”

Escrito por el mayo 19, 2015


El local de la Soho recuperada
recuperada por sus trabajadores. 

(Por Daniel Waisberg para La Retaguardia) Ezequiel Conde es secretario gremial de La Alameda y miembro de la cooperativa textil SOHO. Desde hace algo más de un año, 20 ex trabajadores de la empresa constituyeron la cooperativa que hoy administra  una de las marcas más importantes del país. Una marca que llegó a tener algo más de 40 locales propios a nivel nacional y cerca de 35 franquicias. Una marca con producción propia en una fábrica donde llegaron a trabajar 98 personas y donde se hacían los cortes y diseños pero no la costura, que era tercerizada. La forma de organización de la fábrica no es lo único que cambió. Hoy hacen allí el proceso productivo completo. No sólo se corta, también se cose y donde antes estaba la cochera ahora hay un local que vende directo al público.

. “Todos los de la cooperativa cosemos, porque ese es el cuello de botella de la industria. Cortar, podés cortar de a 100 telas juntas, pero coser es de a una por vez” explica Ezequiel. Y como suele pasar en las fábricas recuperadas, ya no es sólo una fábrica. También funciona un bachillerato popular dentro de ella. En el lugar donde están las máquinas de coser hay un póster del Papa Francisco y en la oficina donde Ezequiel me da la entrevista, una foto enmarcada, también de Bergoglio, pero en ésta, él aparece exhibiendo una remera de SOHO Cooperativa.
Muchas cosas parecen haber cambiado en el último período en la fábrica que antes pertenecía a Nelson Sánchez Anterino. En este proceso de cambio, la ONG La Alameda, que se dedica a combatir el trabajo esclavo tuvo un rol fundamental.

-¿Cuándo empezás a trabajar en SOHO? ¿Cómo era en ese entonces?

– Yo entro a trabajar en SOHO ese año. La situación acá era  de precariedad. Nosotros cobrábamos sueldos mensuales. Pero cobrábamos el 16, 17 o 20, si cobrabas. Y si no, te lo pasaban para el otro mes, o te pagaban con ropa. El aguinaldo siempre se pagaba en ropa. Muchas veces no había agua, no había productos de  limpieza ni herramientas de seguridad.

-¿Cómo eran respecto del convenio? ¿Lo respetaban?

-No te respetaban absolutamente nada. Si pedías la ART te echaban, si reclamabas la obra social te echaban.

-¿El dueño de la fábrica aparecía? ¿Cómo era la relación con él?

-Había una persecución muy fuerte del patrón que era un tipo que estaba muy chiflado, que vivía tomando merca. Era abusivo desde lo que se te ocurra. Abusivo al nivel de ir a un local medio en pedo y tocarle las tetas a la empleada que vendía la ropa. De entrar en el depósito y patearte las cajas de la ropa y vos veías que las cajas volaban por los aires desparramando la ropa después de que estuviste seis horas acomodando la mercadería. Era un hijo de puta. Una cosa de terror. Tenía una forma y un método para sembrar terror muy fuerte.

– Cómo arrancó tu relación y la de la cooperativa con La Alameda?

-Cuando empecé a laburar, yo conocía la asamblea de Villa Pueyrredón que es la hermana de La Alameda. Y ahí cuento como era acá. Que se hacía de todo menos costura, y que la costura venía en camionetas con tipos de la comunidad boliviana y estos contaban como eran las condiciones del taller. Así abiertamente contaban: “Tengo dos monitos. Uno que trabaja durante la noche  hasta que el otro se despierta a la mañana y lo reemplaza”. Todo muy alevoso. También compañeros nuestros que cuando iban a llevar los cortes veían el taller y lo conocían. Entonces en la Asamblea me dicen “porque no hablas con Gustavo de La Alameda que están con el tema”. Entonces me junto con Gustavo y le cuento como es la situación y encaramos una investigación en conjunto. Nosotros íbamos sacando de acá todo lo que podíamos para presentar en la  justicia y como ellos ya venían investigando entonces aportaban lo que tenían y al poco tiempo hacemos la primer presentación de denuncia penal. Eso después nos permite volar a la interna del sindicato que era cómplice del patrón y ganarla nosotros.

– Si ustedes conocían las condiciones de los talleres, entonces Nelson Sánchez Anterino, el dueño de la fábrica, también.

– Con el que era el dueño de SOHO es para hacer el libro del pequeño mafioso ilustrado. Porque con el tipo tenías: trata de personas por el tema del trabajo esclavo, pero a la vez también, con el prostíbulo Black de Recoleta, que es propiedad de Alberto Fernández (homónimo del ex jefe de gabinete, pero sin ninguna relación), pero que viajó con la comitiva presidencial a Angola hace unos años y que era socio de Nelson Sánchez Anterino, ex dueño de SOHO, y de Fabián Gutiérrez, ex secretario presidencial que además estuvo vinculado (junto al ex dueño de SOHO) a la concesionaria Machines investigada por beneficiarse con autos de lujo traficados con licencias diplomáticas.

-¿De qué forma era socio?

-El tipo guardaba acá (en la fábrica) un Porsche y una Hummer y además le descubrimos después, un galpón con 20 autos de alta gama a nombre de la empresa. Era un mix: en Black se vendía falopa, tráfico de influencias y trata de personas.

– Pero eso es mucho ¿Cómo se sabe todo eso?

-Todo sale a la luz con Carina, que es la chica que se escapa (de Black) hace unos años y cuenta como la recagaron a palos doscientas mil veces la Policía ahí adentro. ¿Todo por qué? Porque no quiso entrar en el negocio de la falopa, entonces ella termina diciendo .”Antes era billetera mata galán, ahora es bolsita mata billetera” porque ahora en realidad, los que manejan todo son los narcos. Se distribuyen la zona y el tráfico de influencias con jueces, policía, políticos.  Así funcionan Black y Madaho’s, los dos prostíbulos más importantes de Recoleta. Está todo mezclado.

– ¿Con cuántos talleres clandestinos trabajaba SOHO?

-Un promedio de 120 talleres. Eran 300 costureros en total. Imaginate, 45 locales a nivel nacional más 35 franquicias. Tenías acá  30 cortadores. Es una bestialidad 30 cortadores. Vos pensá que por cada cortador son 20 costureros aproximadamente. Calculá que cada taller tiene entre cuatro y quince costureros.

-¿Es el único caso donde se da esto de mezclarse los negocios turbios?

-La mafia funciona así. Todos los talleres peruanos de la 1-11-14, eran talleres clandestinos pero que además cocinaban falopa. Con la ropa lavaban el dinero de la falopa y anda a saber qué más. Es un entramado que en realidad lo van armando en función de los negociados que van haciendo y la necesidad que tienen de lavar guita. En todos los talleres de Marco Antonio Estrada González, como te decía, se cocinaba falopa o se vendía falopa.

-¿Quién es Estrada González?

-Estrada González es un tallerista que denunciamos con La Alameda y la Secretaría de Derechos Humanos de la CGT que encabeza Julio Piumato. Eso salió en todos los medios. Es un mix. Los vicios se complementan. Y la misma lógica es para todos. Lo mismo que pasa en los talleres que trabajan para SOHO pasa en los que trabajan para La Salada.

-Se presenta desolador. Si SOHO trabajaba de esa forma ¿Todas las marcas usan talleres clandestinos?

-No tenemos pruebas de todos, pero si yo te tengo que contestar, te digo sí. ¿Por qué? Y porque existe la posibilidad de que  blanqueen la cadena y no lo hacen. En primer lugar, el INTI llamo a regular de forma optativa, digamos solidariamente, a todas las empresas, inclusive a todos los ministerios.

– ¿Cómo sería eso?

– El INTI los invita a que declaren su lista de proveedores.

– ¿Y qué pasó?

– No se presentó ninguna. Ni siquiera el Estado. Los ministerios. ¿Dónde hacen los guardapolvos, uniformes, sábanas? El único que acepto auditar fue Defensa con Nilda Garré que igual pidió un plazo de seis meses antes de la auditoria para regularizar todo. Después cambio de ministro, vino Rossi, después no sé qué y ahora dicen que le compran todo a China… Ya fue…

– Entonces no hay control.

– Nadie les pone un freno. Y acá el problema es económico también, no es sólo una cosa de buenos y malos. Es un problema económico. Si a la marca con la que competís le sale 50 centavos una remera y a vos te sale 3 pesos… Bueno, te vas a fundir. Esa es la explicación que te dan ellos. Hasta diseñadores buena onda que quieren el comercio justo, te tratan de convencer de que si no usan los talleres clandestinos no pueden competir.  Que al final no es totalmente cierto porque después tenés una gama de diseñadores o pequeñas marcas que hacen toda su cadena en cooperativas registradas o talleres registrados y la verdad que pueden laburar. Por ahí con un mercado más acotado.

– ¿Hay algún ejemplo con marcas que compitan en primera?

– Tenés el ejemplo de Sportech que es el principal proveedor de Puma, Adidas y Nike que en 2006 tenían 145 talleres, todos en gris. Mitad en negro, mitad en blanco. Y claro de ahí se arma un quilombo. Porque en general la marca qué hace: le da el laburo a una fábrica y la fábrica hace el trabajo sucio de mandar a los talleres clandestinos. En SOHO era distinto: el tipo hacia el vínculo directo. Otros son más sutiles. Este de acá era más gurka, los otros son más vivos. Muchas marcas mandaban a Sportech que con 50 costureros eran proveedores de Adidas, Nike, Le Coq Sportif, Topper y otras más que ahora no me acuerdo. Un dato es que uno de los gerentes de Le Coq era asesor de Legal y Técnica de Mauricio Macri.
Con eso se armó un quilombo descomunal, porque “Ropa Limpia” que es una ONG que labura en España con algo muy parecido a lo que nosotros hacemos acá, dijeron: “Miren lo que pasa con Puma en Argentina”. Entonces vinieron medios españoles a cubrir lo que pasaba. Se armó un quilombo tan grande que Puma levantó el teléfono y les dijo: “Si no blanqueas todo, cambiamos de proveedor”. Entonces tuvieron que blanquear todo. Bueno desde ese momento metieron todo adentro. Hoy son 270 laburantes y el tipo no para de crecer. El tema es la angurria y los negocios entreverados que además tienen. Y es un problema al que nadie le pone un freno.

-Entonces es falso lo que dice Jorge Castillo, de La Salada, que la única forma de competir y generar ropa barata para la gente es trabajar con este tipo de talleres.

-Totalmente. El caso de Sportech es claro. El tipo tiene todo en blanco y sigue ganando, no se fundió. Es más, no para de crecer. El delegado de la fábrica es compañero nuestro así que lo sabemos de primera mano. Mirá. Legalizando todo el proceso, en La Salada, podrían vender un 45% más barato que en cualquier de los shoppings.

-¿En el estado nadie controla el trabajo esclavo?

El trabajo esclavo no lo controlan, eso es más que lógico. El estado está presente pero de forma corrupta. Acordate en 2009: (Alfonso) Prat Gay caminado por adentro de La Salada, diciendo “que divino, que lindo”. Desde esa mafia bancan al ARI, bancan al PJ, bancan al radicalismo. Los tipos ponen huevos en todas las canastas, y no es un tema de color. Vos tenés en Mendoza el trabajo esclavo de niños, principalmente en el sector agrario y el narcotráfico avanzando en las principales pobladas, con los Radicales. En Rosario con el socialismo, que últimamente es más que público lo que pasa ahí,  no hace falta aclarar nada. Y después lo que pasa en Capital con el macrismo y Gran Buenos Aires con el PJ: el kirchnerismo y el massismo, donde por ejemplo todo el mundo sabe dónde se hace y se vende la droga, pero no se hace nada. Lo mismo pasa con los talleres clandestinos. Bueno, ahí tenés todas las puntas.

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