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“Hoy, hace 45 años, estaba dentro de El Atlético”

Por LR oficial en Circuito ABO, Derechos Humanos

Lo dijo Dario Arce, quien declaró por primera vez en la quinta audiencia del juicio por crímenes de llesa humanidad del circuito de los ex Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio “Club Atlético”, “Banco” y “Olimpo”. Además de Arce declararon también Ricardo Clare y Gladys Vaz. Qué dijeron las tres personas se animaron a dar sus testimonios luego de 45 años.

Redacción: Alejandro Volkind (Radio Presente) / Camila Cataneo (La Retaguardia)
Edición: Fernando Tebele
Fotos: Transmisión conjunta de Radio Presente y La Retaguardia

Ricardo Julio Clare fue citado para declarar primero en el quinto tramo del juicio por crimenes de lesa humanidad producidos en un circuito de tres centro clandestinos de detención, tortura y exterminio. Su testimonio fue extenso y brindó muchos datos sobre los tres meses y medio que estuvo secuestrado.

En la madrugada del 14 y 15 de junio de 1977, una patrulla golpeó la puerta de la casa de sus suegros. Allí también se encontraba su compañera, quien estaba embarazada de siete meses. La patota se identificó como miembros del Ejército argentino y entraron a la vivienda. Los maltrataron, les vendaron los ojos y pusieron esposas. Al rato tomaron a Ricardo y se lo llevaron en un auto.

Recuerda que, luego de un largo viaje, lo hicieron bajar por una escalera caracol. En aquel espacio lo golpearon, lo requisaron y le asignaron el número K 11. Luego lo engrillaron y lo tiraron en un espacio amplio con tabiques. Cuenta que ellos (los represores) llamaron a ese lugar como “La Leonera”. Al poco tiempo lo llevaron a la sala de tortura al que llamaban “quirofano”. Allí lo torturaron con picana eléctrica y golpes con una especie de palo de goma. Le preguntaron por Daniel Martin, quien era pareja de una compañera de estudio. Quisieron saber el nombre de guerra: “Pese a que no tenía, les dije “El irlandés”.»Querían saber cuál era mi puesto en la organización. Fue una sesión terriblemente dolorosa”, contó durante su testimonio.

Algo parecido a comida

“En La Leonera había mucha gente, todos tirados en el piso, se quejaban. Ahí estuvimos entre 7 y 10 días, no sabíamos cuándodo era de día y cuando era de noche. En ese lapso tuve tres sesiones más de tortura. Nos daban algo parecido a comida una vez al día”, aseguró Clare, y afirmó que “entré con 75 kilos y salí con 57, con 1,85 m. Era una miseria”.

Los gritos y los traslados

“Todos los días entraban muchos secuestrados y tenían el mismo trato que yo. Y todos escuchábamos la tortura y los gritos de los nuevos secuestrados. Era otra forma de tortura”, recordó, y puntualizó en que “cuando el campo se llenaba, en un momento hasta estuvimos tres en una misma celda. Eran los traslados, nos decían que nos blanqueaban, es decir, a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional). En verdad los llevaban a otros campos o los mataban, eso ocurría habitualmente cada 20 o 30 días. Se iban hasta un 60% de los que estaban en el centro”, En la jerga genocida, traslado en realidad era un eufemismo para maquillar la muerte y la desaparición de los cuerpos.

Las carpetas

Ricardo contó que los secuestradores tenían carpetas con información de los desaparecidos. “Algún día espero que alguien pueda decirnos dónde están esas carpetas porque ahí estará el destino final de muchos”, señaló. También hizo referencia a los secuestradores: “Recuerdo a Colores (Juan Antonio del Cerro) que fue el que me tuvo, el Turco Julián (Julio Simón), otro Turco, Cobani(Samuel Miara), el Soldado y Kung Fu. En este último caso no quedó claro si se trata de Juan Carlos Falcón, quien fuera sobreseído en un juicio anterior. De corrobarse que es la misma persona, podría ser imputado ya que no fue juzgado por el caso de Clare. Todos los demás murieron condenados, salvo El Soldado quien todavía no pudo ser identificado. «Esos hacían guardias de 24 horas. El soldado usaba zapatillas muy silenciosas porque le gustaba pasear por los pasillos para ver si alguien estaba hablando, y sacarlo y molerlo a golpes”, precisó.

A quienes vio

Con mucha precisión, tal inesperada para alguien que no había declarado nunca antes en un juicios oral, Ricardo Clare dijo en diferentes pasajes de su testimonio que vio durante su cautiverio a “una chica a la que le decían Piojo y luego supe que era Ana María Careaga”, Roberto Grumbaum, Teresa Israel, Jorge Allega, Rolando Pisoni, Rubèn Raùl Medina (le decían Jerónimo y era el médico), El Cura, La Tana, El Lobo, Pascua. Aseguró haber visto a dos embarazadas y que compartió taxi con otro muchacho cuando recuperó su libertad, pero no aportó ningún dato sobre él. Acerca de Careaga, dijo recordar que les llevaron a El Atlético el mismo día y también los liberaron a ambos en otro día coincidente.

Al finalizar su declaración, expresó: “Yo no tengo intenciones de venganza. Lo único que pretendo es que se haga justicia y se sepa, no puede volver a ocurrir”. Allí se quebró pero pudo finalizar: “Recién ahora puedo hablar de esto en forma natural. Por al menos 10 años yo no abrí la boca sobre este tema, por el miedo. Sobre todo los primeros años, incluidos los primeros de la democracia. Si sabía que antes del secuestro mi teléfono estaba intervenido”.

La declaración de Dario Arce

“Hoy, hace 45 años estaba dentro del Atlético”, dijo el siguiente testigo. Dario Arce también declaró por primera vez.

Comenzó su relato contando que aquel día que lo secuestraron estaba por entrar al recital de Joe Cocker. Estaba con Gladys Vas y le pidieron los documentos. Luego los llevaron a la comisaría 22. “Yo pedí hablar con mis padres, tenía 16 años. Me dijeron que estaba incomunicado. Ahí entraron tres veces, me ataron, me vendaron y me empezaron a interrogar. Yo no estaba en ninguna militancia”, contó y siguió con su testimonio: “Bajé la escalera, me tomaron los datos y pusieron un número: H 46. Me recibió el Turco Julián a los golpes limpios hasta voltearme”.

Ese primer día recuerda que un secuestrador con el alias Kung Fu lo pateó, le pusieron candados. Lo obligaron a recordar la clave. “Me metieron en un lugar que llamaban ‘La Leonera’”. Yo calculo que medía 4×7”, dijo y remarcó que había un ensañamiento particular contra los judios.

Estando en cautiverio tuvo un par de simulacros de fusilamientos. “Nos ponían contra la pared a varios, disparaban y ahí golpeaban a alguien y gritaba y decían entre ellos: ‘Mirá le dimos, el próximo sos vos’”, afirmó.

“El 16 de agosto me dijeron que me iban a trasladar, porque ´mañana es el día de San Martín y no tenemos personal´», recordó. «El 16 a la noche salió trotando de El Atlético mucha gente, y el 17 de agosto la Leonera quedó prácticamente vacía con ese traslado. Yo me quedé y pensé que me iban a matar”, indicó con crudeza.

La libertad

Luego habló de cómo fue el momento donde lo liberaron: “Una semana más tarde me soltaron con Gladys y con dos parejas más en una especie de combi. Fuimos liberados cerca de Parque Patricios. Yo tenía una conjuntivitis brutal producto de la venda que me ponían en los ojos. Caminamos unas cuadras y como nos habían dado unas monedas para viajar en colectivo, me fui en colectivo hasta la casa de mis padres, en Flores. Mi secuestro creo que fue al voleo. Uno escuchaba cosas ahí, estando secuestrado. Supuestamente ese día, Videla estaba cenando frente al Luna Park”.

Finalmente aseguró que “una de las cosas más dolorosas es que cuando se hicieron los primeros juicios contra los mismos que me torturaron estaban todos sueltos. Por eso tardé en hablar”.

«Eran tremendamente fascistas y se vanagloriaban de eso»

Gladys Vaz era compañera de Darío Arce. Sobre esa noche contó que los encaró un hombre vestido de civil y que lo subieron a un auto. “En la comisaría 22 me ponen un tabique de tela, me esposan, me ponen en una celda oscura, ahí pierdo de vista a Darío. Me senté en una oficina donde estaban ‘el bueno’ y el ‘malo’”, graficó.

A lo largo de su testimonio contó que la bajaron por la escalera y la empujaron: “Me dijeron que era un pileta”. Según su relato “la escalera era angosta y te iban bajando a las patadas”. También recordó que recibió a una chica bajita que le dijo que no iba a poder criarr a su hijo porque se le había caído la venda y le había visto la cara a los represores».

Respecto a los interrogatorios, aseguró que fueron a los golpes y que también tuvo un simulacro de fusilamiento. “Después nos llevan a la Leonera. No había que hablar. La radio estaba prendida todo el día, y cuando empezaba el programa Discoteca Miss Ylang, comenzaba la tortura”, repasó en referencia al programa radial de música pop que llevaba el nombre de una marca de cosméticos. Gladys dijo que los secuestradores “eran tremendamente fascistas y se vanagloriaba de eso”.

La próxima audiencia se realizará el 31 de agosto a las 9 de la mañana de manera virtual, como vienen desarrollándose desde el primer día. Podrás seguir la transmisión conjunta de La Retaguardia y Radio Presente en el canal de YouTube de La Retaguardia.