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“Hasta el día de hoy no hablé con nadie del tema”

Escrito por el noviembre 8, 2022


Lo contó la sobreviviente Marta Susana Jaime en la audiencia 11 de ABO V, el juicio por crímenes de lesa humanidad del circuito conformado por los Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio “Club Atlético”, “Banco” y “Olimpo”. También declaró Ana Gabriela Mercado, sobrina de los sobrevivientes Dora Inés y Marcos Mercado.

Redacción: Alejandro Volkind (Radio Presente) / Camila Cataneo (La Retaguardia)
Edición: Fernando Tebele (La Retaguardia)
Foto: Transmisión conjunta de Radio Presente y La Retaguardia

Era la madrugada del 13 de octubre de 1977 cuando un grupo de aproximadamente cinco personas entraron a las patadas a una casa ubicada en la localidad de San Miguel y rompieron todo lo que encontraban a su paso. Allí estaban Marta, Marcos, Dora, su madre y sus sobrinos. Sin mediar palabra comenzaron a pegarles: “Te voy a hacer boleta”, decía uno de los hombres que estaba armado. A una de las sobrinas, Andrea Gabriela Mercado, que tenía 12 años, la llevaron al cuarto y mientras le pegaban cachetadas le preguntaban por las armas y quienes vivían ahí. También estaba su hermano de 9, que tenía fiebre y por los medicamentos dormía muy profundamente. La suegra y la cuñada también estaban muy enfermas.

Andrea recordó que aquella noche su tío “se había arrastrado a la puerta y nos dijo que nos agachemos porque estaban disparando. Me pareció una noche eterna. Dieron vuelta toda la casa. Se llevaron cosas de valor”.

18 escalones

Había pasado una hora desde que entraron violentamente. Les vendaron los ojos a Marta, Marcos y a Dora para subirles a un Ford Falcon. Fueron llevadas/os al Centro Clandestino de Detención “Atlético”. Marta contó que “nos llevaron a un lugar donde nos hicieron cerrar los ojos, nos sacaron la ropa, nos pusieron otra y ahí uno de ellos nos dijo: tienen que bajar 18 escalones”. También recordó que sentían música, escuchaban gritos y que jugaban ping pong. “Parecía un sótano. Había mucha gente. Nos traían, nos llevaban, nos tiraban al suelo. Teníamos mucho miedo ahí adentro. Se sentían tiros. Era muy terrible lo que pasaba. Los días eran eternos”, manifestó Marta.

Solo habían pasado unos minutos del secuestro. Andrea comentó que “nos sacamos las vendas con mi abuela y mi otra tía. Corrimos a buscar a un vecino de la familia llamado Horacio Rodriguez. Al otro día llegó mi papá y buscaron a mis tíos”. El padre de Andrea recorrió comisarías, hospitales hasta fue a la escuela General Lemos. Cuando estuvo allí “lo hicieron pasar a una oficina donde había un mapa grande de la zona. Había lugares marcados. Casas marcadas”.

Como en todos los centros clandestinos, a las personas secuestradas se les ponía un número y perdían instantáneamente su identidad. Marta dijo: “El 35 era yo, Marcos el 36 y Dora el 37. Nos pusieron grillos en los pies y en las manos. Pegaban patadas, tengo todavía marcas en las piernas. Nos preguntaban si conocíamos gente, eso era lo que querían saber. A Dora le pusieron picana y a Marcos también. Dora mencionó que la violaron”. Haciendo memoria, Marta comentó que el único nombre que tenía de cuando estuvo en cautiverio era “El Turco Julián” y el “Médico”, y agregó: “Le pedía tanto a la Virgen. No sabía si íbamos a salir vivos. Mi marido, que pudo levantarse el antifaz, me comentó que había mujeres presas embarazadas”.

Las fiestas de fin de año

Era la mañana del 22 de diciembre de 1977 y Marta recordóó que “nos dijeron que íbamos a salir, nos dieron unas vueltas y nos dejaron cerca de la cancha de Huracán. Estábamos muy mareados, de tantos días con los ojos vendados”. También contó que un hombre les dio unas monedas y se tomaron el 53 hasta San Miguel. Andrea recordó que los liberaron una mañana y que faltaba poco para las fiestas de fin de año. “Estaban muy lastimados y deteriorados. A mi tía le faltaban algunas uñas de las manos. Tenían puesto trapos”, detalló.

Pasaron muchos años hasta que Dora comenzó a contar lo que le sucedió en el centro clandestino. Andrea aclaró que su tía “fue violada, picaneada y golpeada. Ella quedó muy mal, no logró recuperarse”. Además sostuvo que Dora le contó que “cuando la llevaban a bañarse escuchaba mujeres quejándose, chicas jóvenes embarazadas”, y siguió el relato: “Marcos no hablaba del tema. A causa de la picana no podía tener hijos.

Marta finalizó su testimonio con mucha angustia: “Dora quedó muy mal. No se pudo recuperar, no pudo ni ir a trabajar. Se quedó en la casa. Con el tiempo, con tanta depresión que tenía, ella se mató en 2015”, y continuó mostrando las consecuencias: “Con mi marido salimos adelante. Yo tenía 30 y él 31. Nos íbamos a casar en octubre de 1977, y nos casamos en enero de 1978. El por las picanas, no pudo tener hijos. Y en el 81 yo adopté una hija. Hasta hoy en día no hablé con nadie del tema”.

La próxima audiencia se realizará el miércoles 23 de noviembre a las 9 de la mañana de manera virtual, como vienen desarrollándose desde el primer día. Podrás seguir la transmisión conjunta de La Retaguardia y Radio Presente en el canal de YouTube de La Retaguardia.


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