La advertencia de Montoneros al ERP que nunca llegó a destino
Por LR oficial en Derechos Humanos, Puente 12 III
Poco antes del ataque al cuartel de Monte Chingolo por parte del ERP en diciembre de 1975, la organización peronista supo de la infiltración de la Inteligencia del Ejército en el grupo guevarista. Carlos Ramos relató en Puente 12 III que lo enviaron a una cita de advertencia, pero por el ERP fue el infiltrado: Jesús, “Oso” Ranier.
Redacción: Carlos Rodríguez
Edición: Fernando Tebele
Un ex integrante de Montoneros relató cómo fue que su organización alertó al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) sobre el conocimiento que el Batallón 601 de Inteligencia tenía sobre el “inminente ataque” al Batallón de Arsenales de Monte Chingolo, en diciembre de 1975. El testigo Carlos Ramos fue el encargado de entregar en mano el mensaje, que nunca llegó a la conducción del ERP porque el receptor fue Jesús “El Oso” Ranier, el agente del 601 infiltrado en la organización.
La advertencia fue hecha a mediados de diciembre de 1975, pero nunca llegó a destino. El 23 de diciembre de 1975, el ERP cayó en la trampa tendida por Ranier. En el ataque al Batallón de Arsenales 601 Domingo Viejobueno de Monte Chingolo, murieron 62 integrantes del ERP y más de 30 resultaron heridos. La declaración de Ramos se dio en la sexta audiencia del tercer juicio por los crímenes de lesa humanidad ocurridos en Puente 12. Carlos Ramos dijo que a mediados de diciembre de |975 tuvo la misión de “entregar un comunicado urgente al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) porque Montoneros había detectado un mensaje emitido por el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército”.
El mensaje decía lo siguiente: “Inminente ataque del ERP al Batallón 601 de Arsenales de Monte Chingolo. Se pone en alerta máximo al Ejército, Marina, Aeronáutica, Gendarmería, Policía Provincial, Policía Federal y a todas las fuerzas de seguridad al efecto de repeler el ataque”. Se aclaraba en el texto que con posterioridad se iban a dar “más precisiones”.
Para transmitir la novedad, Ramos concurrió a una cita en la localidad de Avellaneda, bajo la modalidad que se aplicaba en esos tiempos entre militantes. “No se hacían en un lugar fijo, yo debía caminar unas cuadras porque iba a haber un personaje importante del PRT identificado con el nombre de guerra de Oso, que iba a asistir con un ejemplar del diario La Prensa bajo el brazo y una birome azul en la mano”.
Ramos concurrió a la cita con su nombre de guerra, que era “Antonio”, llevando el mensaje dentro de un ejemplar del diario La Nación. Explicó que el tiempo para concretar ese tipo de citas “era normalmente de diez minutos, pero si era con otra organización, se reducía a cinco o seis minutos”. Al cruzarse en la calle, Ramos debía saludar a su interlocutor diciéndole “Hola Oso, cómo estás”, y debía recibir como respuesta un “Hola Antonio, cómo andás”. En ese momento, debían intercambiar los diarios que cada uno llevaba, darse la mano y seguir su camino, en dirección contraria. Todo se hizo como estaba establecido.
El 24 de diciembre por la mañana, leyendo los diarios, Ramos se enteró de que el ERP había concretado el ataque y que “había sufrido numerosas bajas”. Su reacción fue de sorpresa: “¿Por qué hicieron el ataque, están locos?”, cuando sabían que el Batallón 601 estaba al tanto de la operación.
Recién el 26 o 27 de diciembre, Ramos se comunicó con sus responsables en Montoneros para confirmar que había entregado en manos del Oso el mensaje y para preguntar por qué el ERP había caído en la trampa.
En los primeros días de enero del año siguiente, el testigo dijo que le confirmaron que “el mensaje no había sido entregado por el Oso a la conducción del ERP y que lo habían detenido por traidor”, al descubrirse que era un “infiltrado”. A fines de enero se enteró de que El Oso “había sido sometido a un juicio revolucionario y que había sido ejecutado”.
Muchos años después, en 2002/2003, cuando era integrante del Movimiento Campesino de Córdoba, el testigo conoció a Carolina Llorens, hija de Sebastián Llorens y Diana Triay, 2 de los 24 secuestrados entre el 7 y el 9 de diciembre de 1975 y luego asesinados y desaparecidos, cuyos casos son analizados en esta etapa del juicio Puente 12 III.
Ramos y el padre de Carolina habían sido compañeros de estudios en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Córdoba. “Carolina me comentó que a sus padres los había ‘entregado’ el Oso (Jesús) Ranier, y esa fue la primera vez que escuché el nombre” de la persona a la que le había entregado el mensaje.
Ramos explicó que el mensaje que Ranier nunca entregó había sido interceptado, en diciembre de 1975, por la Inteligencia de Montoneros. Estimó que habría sido detectado “por las escuchas que se hacían” en esos tiempos para seguir los movimientos de las fuerzas armadas y de seguridad.