radio
Radio en vivo
La Retaguardia

Masacre de Pingüinos en Punta Tombo: pidieron 4 años de cárcel para el culpable

Por LaRetaguardia en Medio Ambiente

En un fallo histórico, la Justicia de Chubut condenó a Ricardo La Regina por ser autor penalmente responsable de daño ambiental y crueldad animal en la causa de la matanza por Pingüinos de Magallanes en la zona de Punta Tombo. Matías Arrigazzi, biólogo e integrante de Greenpeace, dialogó con el programa radial Estás Muteadx acerca de la importancia de esta condena. Además, explicó cuáles son las consecuencias ambientales en la zona patagónica y el rol de la población en los reclamos ambientales. 

El Tribunal de Chubut, compuesto por los jueces María Martini, Eve Ponce y Carlos Richieri, en unanimidad, declaró a Ricardo La Regina como “autor penalmente responsable de los delitos de daño agravado en modalidad de delito continuado y en concurso ideal con el delito de crueldad animal”, y estableció una condena por daño y crueldad animal. 

La Regina, productor ganadero de la provincia de Chubut, fue hallado culpable de la matanza de 175 nidos y un centenar de pingüinos en 2021, cuando realizó desmontes en su campo, sin autorización, al norte de la reserva de Punta Tombo, un santuario natural para esta especie protegida. La fiscalía y la querella pidieron cuatro años de cárcel para el culpable, además de una cesión de tierras y un resarcimiento económico de más de 500 mil dólares.

La entrevista completa

Matías Arrigazzi, biólogo e integrante de Greenpeace, explicó: “Esto comenzó en 2021 entre Punta Clara y Punta Tombo, que es un área natural protegida, donde se encuentra una de las colonias continentales de Magallanes más grande del mundo. Un lugar muy importante y muy delicado, un ecosistema con mucha biodiversidad”. 

Sobre los hechos que iniciaron el proceso judicial, Arrigazzi contó: “En un campo colindante, cuyo propietario decidió realizar una serie de obras sin permiso, sin consultas, sin un estudio de impacto ambiental, sin consulta a los especialistas, terminó en una tragedia. Lo que pasó fue que este propietario adquirió una retroexcavadora, abrió caminos desmontando la vegetación nativa, plantó una capa superficial de suelo de 40 centímetros y se llevó con eso toda la flora y los nidos de los pingüinos. Pasó por zonas de hasta media y alta densidad de nidos. La verdad que fue bastante triste”. 

Además, el biólogo remarcó que esto ocurrió en la época reproductiva de esta especie.  “Los pingüinos de Magallanes, son aves migratorias que nadan hasta 3 mil kilómetros en marzo, abril, y se van para el norte llegando a Uruguay o a Brasil, y vuelven para la primavera a reproducirse. Cuando llegan, todos los años, vuelven a su mismo nido y se reencuentran con su misma pareja, esto es una particularidad de la especie. Se aparean, ponen huevos, los cuidan, los incuban los dos y cuando eclosionan se turnan para cuidar al pichón, e ir a buscar comida”, detalló. 

Arrigazzi dijo que, además del uso de la retroexcavadora, La Regina también colocó un alambrado electrificado que impedía el camino de los pingüinos desde el nido hasta la costa. “Entonces los pingüinos más grandes no podían llegar hasta la costa para buscar alimento y volver a alimentar a los pichones. Nosotros hablamos de un crimen ambiental, de un ecocidio, porque afectó a los pingüinos de Magallanes, pero también afectó a un montón de otras especies. Lo que hizo fue atentar contra el equilibrio de un ecosistema de un área muy delicada”, explicó.  

—Pensando en la flora y la fauna, ¿qué pasa con estas colonias de pingüinos que han sido afectadas? ¿De qué manera se puede recuperar todo lo dañado por La Regina?

—Participaron más de 50 testigos durante el juicio, muchos de ellos especialistas en distintas disciplinas. Todos aportaron lo suyo, y fui siguiendo atentamente la estimación de cada uno desde su disciplina sobre el tiempo que va a llevar la recuperación. Hemos escuchado que hay daños que son irreversibles, que hay daños que sí son reversibles, pueden demorar como mínimo 35 años y en otros aspectos que va a llevar, por lo menos, un siglo en recuperarse. Los jueces en una parte muy importante del veredicto, consideran que el daño al suelo puede ser irreversible, porque estamos hablando de la estepa patagónica, un lugar muy árido, que si uno levanta las capas de suelo y levanta la vegetación de raíz y encima lo compacta por el peso de la maquinaria pesada, lo que se produce es desertificación, que es irreversible. En un suelo desertificado en la estepa patagónica, por un lado no van a crecer las plantas, y si vuela alguna semilla o algo, es probable que no se desarrolle porque el suelo está compactado y no tiene el oxígeno que necesita para poder desarrollarse la planta. No se van a construir nidos, porque si el suelo está compactado es como romper una roca. No lo van a poder hacer los pingüinos y se genera una fragmentación de hábitat, una barrera física, un lugar que tiene la vegetación interrumpida por un camino abierto con 40 centímetros menos en la profundidad, está fragmentado. Eso es un daño enorme para el ecosistema.  

Un fallo histórico y el rol determinante de la sociedad 

La matanza se difundió rápidamente y logró que la sociedad, mediante el repudio, pueda llevar este crimen a una denuncia penal, que culminó en un proceso judicial.

“Venimos atravesando este proceso de tres años, llevando un juicio histórico, pidiendo justicia ambiental, justicia por la naturaleza, porque necesitamos que esto deje de ocurrir. Hoy son los pingüinos, pero también en muchas zonas del país hay muchas problemáticas ambientales que todavía no se resolvieron. Necesitamos que lo que determinó la Justicia de Chubut se lleve a la Justicia a nivel nacional. Queremos que cesen los crímenes ambientales, que no queden impunes”, dijo el biólogo e integrante de Greenpeace.  

—¿Cuáles son las particularidades a la hora de defender a seres vivos no humanos?

—Ni bien supimos el hecho realizamos una denuncia penal y luego se constituyó una querella que está integrada por Greenpeace, Fundación Patagonia Natural y por la Asociación Argentina de Abogadas y Abogados Ambientalistas. Somos tres ONG ambientalistas. Cada una aportando lo suyo, porque es un equipo multidisciplinario. Tenemos un equipo de especialistas, un equipo de abogados espectacular que viene trabajando muy fuerte. Tenemos gente técnica que trabaja con la fauna marina. Yo soy biólogo, me dedico a la ecología. Creo que se logró armar este equipazo y también siempre tenemos que destacar que el apoyo de la gente es determinante y en este caso tuvo una repercusión que sorprendió, nos sorprendió a todos. Siempre esperamos eso, pero la verdad, la expectativa de la gente rompió todo y fue fundamental como motor de cambio, porque hablar de cambios profundos, cambios en la legislación, cambio de paradigma, en cuanto a la parte legislativa, judicial y la perspectiva ambiental. Sin la participación de la gente esto es imposible. 

Sobre el movimiento de la comunidad y la población, Arrigazzi destacó: “Debo decir que me refiero a toda la ciudadanía, toda la gente, a las comunidades locales que apoyaron, ambientalistas, organizaciones. La Justicia, que a través de la Fiscalía de Estado en Chubut hizo lo suyo, la gente en las calles, la gente en las redes, la gente dándonos una mano también como ONG, firmando los petitorios y que puedan aportar. Eso es un apoyo fundamental, porque sin eso no existe Greenpeace y no existen las ONG. Estamos viendo noticias por todos lados. Que hoy tengamos una noticia ambiental en todos los diarios, en todos los canales de televisión es raro, aún para nosotros, que vivimos hablando de ambiente y de problemáticas nos resulta raro y sorprende. Esto está saliendo por todos lados. ¿Cómo llegó hasta ahí? Por la gente. Llega un momento, cuando se cruza un umbral donde las cosas ya no se pueden invisibilizar. Sale en todos lados, no hay modo de ocultarlo”.  

—¿Cuál fue la respuesta del condenado Ricardo La Regina o de qué manera intentó defenderse?

—Desde el primero hasta el último día la postura fue la negación de los hechos. Acá estamos hablando de un veredicto que no fue a medias, sino que se demostró todo. Se demostró el daño ambiental agravado y se demostró la crueldad animal. Es extremadamente contundente. La postura de la defensa fue negar que esto pasó, y lo que sucedió en la primera jornada fue que se ofrecieron tierras, 300 hectáreas de las 9 mil que tiene el campo, a cambio de la suspensión del juicio a prueba, se pidió una probation. La probation implica la suspensión del juicio. O sea que si el juicio se suspende, no hay culpabilidad.