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AVANZA LA CAUSA POR CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD EN DÁLMINE-SIDERCA 

Por LaRetaguardia en Derechos Humanos - publicado el 21 octubre 2025

Luego de la presentación de la querella, que pidió indagar a una treintena de directivos de la empresa del Grupo Techint en Campana, la jueza de San Martín, Alicia Vence, ordenó instruir una causa específica sobre la empresa durante el último genocidio.

Cuando la familia de Raúl Luis Bustos fue a Dálmine Siderca, la planta que Techint tenía en Campana, Provincia de Buenos Aires, a buscar el legajo y la indemnización que les correspondía por su muerte, fue maltratada. 

Raúl, militante montonero, trabajó en la siderúrgica los últimos dos años de su vida hasta que en mayo de 1977, el año más feroz de la última dictadura cívico militar eclesiástica argentina, fue secuestrado desde el interior de la fábrica de acero. Su cuerpo apareció acribillado en Rosario, su ciudad natal. De la planta acerera, así como también de sus oficinas en el edificio Catalinas, la familia de Raúl se fue “verdugueada” y sin un peso. 

Bustos es uno de los 20 trabajadores de Dálmine Siderca secuestrados durante la última dictadura cívico militar eclesiástica ―algunos sobrevivieron, otros fueron asesinados y/o desaparecidos― por los que Pablo Llonto y Elízabeth Gómez Alcorta, abogado y abogada querellantes en causas de lesa humanidad solicitaron al Juzgado Federal número 2 de San Martín que indague a una treintena de directivos y funcionarios jerárquicos de la principal acerera argentina.  

Tras esa presentación, que sucedió a principios de septiembre pasado, la jueza a cargo, Alicia Vence, dispuso a su equipo la conformación de un caso específico sobre lo ocurrido en Dálmine Siderca durante el Terrorismo de Estado dentro de la megacausa que investiga los hechos vinculados a la guarnición militar de Campo de Mayo y que la magistrada lleva adelante prácticamente desde que la impunidad para genocidas fue derrumbada, en 2003. 

Responsabilidad civil en Dálmine Siderca: caso 957

“Es algo que hasta ahora no había sucedido: a partir de nuestra presentación, Vence ordenó reunir en un mismo marco todos los casos vinculados a Dálmine Siderca, que están desparramados por todo el expediente Campo de Mayo ―que involucra lo sucedido en el Área 400, área dentro de la que los represores de la última dictadura incluyeron Zárate-Campana― para determinar, luego, cuáles considera que implicaron participación de los civiles que señalamos nosotros”, explicó Llonto a La Retaguardia. 

Según los cálculos que señalaron Llonto y Gómez Alcorta en su presentación,  al menos 102 trabajadores de Dálmine Siderca fueron víctimas de crímenes de lesa humanidad entre 1975 y 1977, período que incluye varios ciclos represivos ―desde la represión a Villa Constitución, en 1975 hasta mediados de 1977― aunque pueden ser más. 

Para Llonto, “que la jueza haya ordenado conformar un caso particular es un paso grande” en relación a la reacción judicial para avanzar en la búsqueda y determinación de responsabilidades civiles en los crímenes de la última dictadura. Vence es la misma magistrada que avanzó a cuentagotas y de mala gana en la investigación contra jerárquicos de Mercedes Benz ―se suponía que Juan Ronaldo Tasselkraut, exgerente de fábrica de la automotriz, sería juzgado en la segunda mitad de 2025―, y que tensa la pesquisa contra civiles empresarios en la persecución, los secuestros y las desapariciones de obreros de las ceramistas Lozadur y Cattaneo, de astilleros Astarsa. “En este caso vemos un avance, pero necesitamos que los tiempos sean los más rápidos posible”, completó. 

Tal como consignó La Retaguardia en esta nota, Llonto y Gómez Alcorta, en representación de varios querellantes, solicitaron a Vence que convoque a declaración indagatoria a quienes estén con vida de un grupo de 32 personas que, al tiempo de los hechos, cumplían funciones jerárquicas en Dálmine Siderca, actualmente Tenaris. En algunos casos, ya se sabe que han fallecido porque es público; en otros, tendrá que comprobar el juzgado si continúan con vida.

Una vez que en el Juzgado identifiquen a las víctimas de la última dictadura que estuvieron vinculadas a Dálmine Siderca, “el siguiente paso es que la jueza evalúe casos en donde hay una acción o omisión de personal de la compañía o miembros del directorio que realizaron aportes al accionar represivo”, explicó Llonto. A través de sus representantes, la empresa pudo haber aportado listas de trabajadores, legajos con foto y datos domiciliarios, vehículos para secuestros, personal de seguridad en asistencia a las fuerzas represivas. “El verbo clave es aportar”, resaltó el abogado. Para él y su colega, hay pruebas claras de que esto sucedió en al menos una veintena de secuestros dentro del centenar de trabajadores de la acerera que fueron identificados como víctimas del genocidio de la última dictadura. 

Bustos es uno de ellos: a él lo secuestran en plena jornada laboral, a media mañana del 21 de mayo de 1977. Se lo llevaron desde adentro de la planta. “Primero fue buscado en el hotel de trabajadores de Techint, donde estaba viviendo y no fue encontrado”, indica el pedido de indagatoria que sirvió de puntapié para que Vence avanzara sobre la responsabilidad civil de Techint. Al día siguiente, horas después de comenzada su jornada laboral, Raúl fue convocado a la portería “a pedido de una pareja que decía tener relación parental”, dice el resumen de los abogados. De camino a su encuentro, “agentes represivos vestidos de civil, se abalanzaron sobre él, lo golpearon y lo subieron a uno de los móviles sin identificación que usaban”. Lo que siguió fue la aparición del cuerpo de Raúl, acribillado, en Rosario. 

Semanas después del pedido de indagatorias de parte de la querella, un testimonio en la causa echó luz sobre la jugada que le hicieron a Raúl en la fábrica para secuestrarlos. Lo convocaron para decirle que lo esperaban sus padres en portería. En realidad, sus padres estaban secuestrados: los habían cazado en Rosario para dar con el paradero de su hijo. Al recuperar su libertad, ellos contaron que durante su cautiverio fueron a sacarles fotos, que observaron sus peinados.