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En el Día Internacional de la Mujer, compartimos un fotoinforme de la movilización al Congreso en la Ciudad de Buenos Aires, acompañado de una reflexión sobre la repercusión del contexto sociopolítico actual en las mujeres y disidencias.  Redacción: Agustina Lerner Sandoval / Valentina Maccarone Edición: Pedro Ramírez OteroFotos: Natalia Bernades / Barbara Barros / Antú Divito Trejo Un 8 de marzo en el que se cumplen tres meses de la asunción del gobierno de Javier Milei. Parece que fueron tres años, pero fueron solo 89 días. Un nuevo Día Internacional de la Mujer que se transita con el empuje de siempre, pero quizás esta vez incluye más consignas de las que veníamos acostumbradas a sostener para esta fecha. Se torna necesario, una vez más, remarcar la importancia de un Estado que garantice el acceso al aborto seguro, legal y gratuito, que garantice líneas telefónicas y atención presencial de asistencia a las víctimas, y que garantice el acceso a la información acerca de la problemática de la violencia de género. No. Esos derechos no. En cambio, sí parece necesario y urgente prohibir el lenguaje inclusivo, cerrar el INADI, quitar el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, y con ello desfinanciar herramientas sociales y económicas para las víctimas, como el Programa Acompañar.  Hay un ataque sistemático y constante desde diciembre. Parece que la “disruptiva” promesa de campaña de que la motosierra iba a terminar con la casta, en realidad se refería a barrer a toda política pública que tienda a brindar información y concientización sobre las relaciones de poder, entre otras necesidades sociales. Durante febrero, distintas asambleas transfeministas se fueron preparando para este día y todos los que siguen con este gobierno que no cesa en sus ataques. Las asambleas se desarrollaron en los barrios, en los gremios, sindicatos, con juntadas en las plazas o casas.  Algo es claro: nos tienen miedo. Temen el cuestionamiento y la rebeldía. Temen ese poder que tenemos. El poder de llenar las calles ante la violencia sistemática, el poder de la conquista de derechos. También temen a la hermandad, la sororidad, a las redes que tejemos. A la organización. Frente a semejantes ataques a los derechos de las mujeres y disidencias, estamos más posicionadas que nunca. No estamos dispuestas a dar ni un paso atrás. No estamos dispuestas a volver a doblegarnos. Nunca más. Ellos avanzaron, pero nosotras no retrocedemos. 8M 2024 Congreso de la Nación Foto Natalia Bernades

Una vez más, la jornada del 8 de marzo fue histórica. Calles repletas, brazos en alto, solidaridad y mucho glitter con predominio abrumador de verde y violeta. Una vez más, las pibas levantamos la voz, bien alto, para que quede bien claro que no nos callamos más. Compartimos un fotoinforme de la jornada en la Ciudad de Buenos Aires. (Por La Retaguardia) 📷 Fotos: Bárbara Barros/La Retaguardia

Estamos ante un nuevo 8 de marzo y las cifras de femicidios aumentan, los casos de abusos se intensifican, como así también la complicidad del Poder Judicial. Es alarmante la situación y gritamos que paren de matarnos y abusarnos.  Hoy es un día especial. Pero no para emocionarnos con las flores y el “feliz día”. Hoy es un día especial porque sentimos que en este día, más que nunca, es cuando deben escuchar nuestros gritos de indignación y furia, cuando deben mirar nuestra lucha imparable. Todos los días luchamos. Todos los días gritamos. Pero hoy, el grito es mundial. Salgamos a las calles a pedirle nuevamente al Estado que se haga cargo de sus deberes como garante de derechos. Salgamos a gritar por las pibas que se llevaron y también por las pibas que nos mataron. Por las sobrevivientes  que son obligadas a recordar y,  que siendo descreídos sus relatos, padecen las violencias más inusitadas en los procesos judiciales. Hoy es por mí. Hoy es por vos. Por todas; las que estamos, las que no están y las que vendrán. (Por La Retaguardia) #DóndeestáTehuel #AbsoluciónparaHigui #Sevaacaer  📷 Foto: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia

Las compañeras que formamos parte de La Retaguardia nos propusimos abordar el 8M hablando de nosotras. Escribir una nota colectiva para contar las desigualdades y las violencias, pero no las de las otras, como siempre lo hacemos, sino las propias. Compartimos esta serie de relatos, sin releerlos demasiado, sin maquillaje. Son algunas cosas que nos pasaron, pero que le podrían haber sucedido a cualquier otra. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner/Natalia Bernades/Cristina Varela/Graciela Carballo/Irene Antinori/Daniela Cormick/Valentina Maccarone/Eugenia Otero/Bárbara Barros. 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia Queríamos que todas nuestras voces estuvieran presentes. El ejercicio abrió puertas y reflexiones: “¡Qué mal que todas tengamos esos relatos grabados en los cuerpos!”.  Tantas vivencias transformadas en mandatos, que portamos en silencio. En nuestros intercambios lo descubríamos: varias situaciones narradas jamás habían sido dichas.  “Y todas tenemos más cosas que contar”. Muchas más. El patriarcado nos dejó sobradas muestras de su crueldad escritas en la piel, para perpetuar su dominio. Pero creemos que pensar, sentir y hacer juntas rompe el hechizo y suelta ataduras. Ahora estamos juntas. No nos callamos más. ….. Tenía 12 o 13 años. Viajaba en colectivo una tarde, no muy tarde porque todavía era de día. Tan intacto en mi memoria, que recuerdo por qué avenida circulábamos, y qué esquina habíamos cruzado. Yo ya había tocado el timbre y estaba preparada para bajarme junto a la puerta del fondo, del bondi casi vacío. Un tipo grande, de traje, de unos ¿treinta y pico?, me metió la mano entre las piernas, muy adentro, con firmeza y sin ningún apuro. Todo eso, mirándome a los ojos seguramente con la certeza de que yo no iba a animarme a gritar. Me bajé corriendo. Llegué a casa con mucha vergüenza, pensé que había sido mi culpa. Nunca lo conté. ….. Fui a una consulta médica por un control de rutina. El médico, varón, joven, con quien no me había atendido previamente siguió los pasos habituales de una consulta. En un momento, me pidió que me siente en la camilla para tomar la presión y que me saque la remera para auscultarme. Lo hice, como siempre, desde mi lugar de obediencia y confianza con les profesionales de la salud en su rol. Luego me pidió que me acueste para revisarme, pasando sus manos de una manera suave, que no parecía el modo de otras revisiones, ni entendía qué sentido tenía. Me preguntó si tenía lunares en las piernas y me propuso sacarme el pantalón para revisarlos. Le dije que hacía mi control con dermatología anualmente y que no era necesario. Me levanté y me vestí mientras él me hacía algunas órdenes de laboratorio o indicaciones a las que ya no presté atención. Salí de ahí sintiéndome incómoda, culposa, angustiada y sin saber identificar el porqué. Tardé en caer, en darme cuenta, y me enojé conmigo por mi silencio, mi aceptación sumisa de la situación, mi incapacidad de frenarlo, de quejarme al salir o denunciar. Le conté tiempo después, con mucha vergüenza, a una amiga. Me entendió, me contuvo y trató de calmar mi sensación de bronca e impotencia. Tenía alrededor de 30 años: profesional, trabajadora de salud, conocedora de las lógicas de poder de la biomedicina, ninguna niña indefensa. Pero, en palabras de mi amiga: “A todas nos pasó”. ….. Un día siendo muy pequeña acompañé a mi mamá a la peluquería. Ella quería ayudar a una mujer muy joven que había tenido un bebé y el marido los abandonó (al menos esa era la versión en el barrio) para poder seguir adelante esta chica puso una peluquería en la casa, quedaba a la vuelta de la mía. Fuimos y mientras que a mi mamá le cortaban el pelo, aparece un señor que me dice que vaya a conocer a su nieto que está durmiendo en la otra habitación. Mi mamá asiente que vaya. Cuando llego a la habitación contigua, este señor muy mayor, abuelo, me abraza fuertemente y me besa en la boca, puedo sentir su gusto a café en la mía. Mientras me forzaba me preguntaba si mi papá no me besaba así. Trato de apartarme y, cuando lo logro, corro adonde se encontraba mi mamá. Sorprendida porque el señor me llamaba desde la otra habitación y yo me negaba a ir.  Termina su trabajo la peluquera y cuando salimos me pregunta qué pasó. Le cuento y me pide que le prometa que no se lo iba a contar a mi papá. ….. Tenía quince años cuando salí con mi hermana a bailar y a encontrarme con un chico en el mismo lugar. Un chico mayor de edad. En el lugar, me separé de mi hermana y me ofrecían muchas cosas para tomar, todas diferentes. Recuerdo aceptar sólo algunas y hasta con cautela. Pero bueno, a esa edad no entendía mucho de la vida.  Me encontré con el pibe, pero casi no podía mantenerme en pie. Me sentía mal, cansada y no veía bien, todo por el nivel de alcohol en sangre. Me dijo: “Salgamos un rato así tomás aire”. Le dije que sí, porque realmente pensaba que me iba a descomponer. Una vez que salimos y me repuse un poco, el patovica no quería dejarme entrar: “¿No ves el estado en el que estás? Yo así no te puedo hacer pasar de nuevo”. Me puse muy nerviosa y tenía mucho miedo porque mi hermana estaba adentro.  El pibe me dice: “Vamos al auto de mi amigo que está acá a la vuelta y nos quedamos ahí”. Al día de hoy, sigo sintiéndome culpable por decirle que sí, por confiar en él. Me llevó, casi a rastras porque no podía caminar. Me metió en la parte de atrás del auto y empezó a manosearme y besarme. Yo no quería, se lo dije, pero no tenía fuerzas ni para resistirme. Estuvo así un rato. Recuerdo que mi hermana me llama al celular. Siempre le voy a agradecer eso. Me pregunta dónde estoy, con quién, super angustiada y nerviosa. El pibe escuchó los

Ayer se llevó adelante el paro nacional de mujeres. Integrantes de La Retaguardia participaron de la masiva manifestación entre la Plaza de Mayo y el Congreso. Compartimos una crónica y un fotoinforme. (Por La Retaguardia)✍ Texto 👉 Agustina Sandoval Lerner📷 Fotos 👉 Natalia Bernades En el marco del Día Internacional de la Mujer ayer, 9 de marzo, se dio un nuevo paro nacional y otra vez salimos a las calles a gritar por el aborto legal, por las pibas que nos faltan, y por la ausencia del Estado. A las 16 horas comenzó la concentración en Plaza de Mayo y de a poco iba llegando la gente. Nos preparamos poniendo los pañuelos verdes en las cabezas, en las muñecas y en nuestras mochilas. Nos peinamos, nos llenamos de glitter los ojos, algunas hacían arte sobre sus caras, tomamos mate y comimos galletitas antes de la gran movilización a modo de merienda. Cuando la concentración dio pie a la marcha, una vez más estábamos ahí cantando y gritando a viva voz por las pibas que diariamente nos arrebata el patriarcado y también por todas las pibas que se llevaron en este corto año.  A medida que avanzamos íbamos escuchando diferentes cantos feministas muy pegadizos. Cada columna cantaba uno diferente, pero todas éramos parte de esas canciones. Todas y todes a los gritos, con bombos y aplaudiendo. Había performances artísticas, murgas y bailes. Miles de carteles con diferentes consignas pero un lema en común: estamos hartas y ya no nos callamos más. Cada uno de ellos emocionaba hasta el interior del cuerpo, cada uno contaba una historia. Ni siquiera la incipiente lluvia nos movió una vez que llegamos a la plaza del Congreso. Estábamos ahí, todas apretadas, con un poco de frío por el viento, pero sintiendo la calidez de la euforia masiva.

El 8M se realizó un pañuelazo en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Convocado por partidos de izquierda con la consigna “La deuda es con nosotras/es, ni con la Iglesia ni con el FMI”.Los ejes principales fueron la ley de aborto legal y gratuito sin objetores de conciencia, separación Iglesia y Estado y aplicación de la ley de ESI y, finalmente, que el ajuste del FMI no oprima más a las mujeres que necesitamos políticas de Estado urgentes. (Por La Retaguardia)📷 Fotoinforme 👉 Natalia Bernades

Esta tarde, en el contexto del 8M, se realizó un pañuelazo feminista frente a la Catedral de Lomas de Zamora. Impulsada por diferentes organizaciones de zona sur, nucleadas en el encuentro regional, la actividad contó con cientos de personas levantando el pañuelo verde frente a la catedral, cercada por un cordón de policías. Compartimos un fotoinforme.📷 Fotografías 👉 Agustina Salinas

Otra jornada histórica. Otro hito en la Revolución Feminista. Se pierde la cuenta de cuántas jornadas ya se suman a una movida que fue reacción, fue marea y ahora es revolución. Compartimos las imágenes de nuestras fotógrafas Agustina Byrne, Natalia Bernades y Valentina Maccarone. Las tres, juntas, son una manera de representar, desde los colectivo, lo que está sucediendo en las calles. (Por La Retaguardia)

Tras la muerte de la niña que nació de un parto forzado a la niña de 11 años violada en Tucumán, publicamos esta charla con Victoria Disatnik, referente de la casa de las mujeres Norma Nassif, que se dio hace unos días. Distnik explicó en diálogo con Fernando Tebele, por Radio La Retaguardia, cómo fue el proceso que atravesó la niña, a quien el gobierno provincial le negó la interrupción legal del embarazo a tiempo. La nena fue sometida a una cesárea pasadas las 20 semanas de embarazo, luego de estar más de un mes retenida y aislada ilegalmente en la institución en la que solicitó la intervención luego de haber sido violada por el marido de su abuela. “Quiero que me saquen lo que me metió el viejo adentro”, es la frase con que, según su historia clínica, pidió el aborto legal. (Por La Retaguardia)Foto: notasperiodismopopular.com.ar “Estamos muy angustiadas. Fue una falta de derechos por donde se lo mire. Esta niña de 11 años fue violada por el novio de su abuela. Tenía dos hermanas violadas también por el marido de su madre. Por eso no tenía la tenencia su madre sino su abuela, a quien le sacaron la patria potestad luego de esta situación. Con un desamparo llegó al hospital Eva Perón en el este de Tucumán hace más de un mes. Hay un debate sobre la cantidad de semanas, hay distintas informaciones pero pareciera que con 16 semanas”, aseguró Disatnik. “A partir de ahí, se montó el mismo operativo que en Jujuy, con la misma participación de todos los sectores que trabajan firmemente para que no se puedan ejercer los derechos de las niñas violadas. Se montó el operativo que aisló a esta nena, no respetó su deseo, que pidió de veinte mil maneras que le saquen de adentro ‘lo que el viejo le había metido’. Es una frase de esa niña dicha en la historia clínica y que trascendió en los medios. Empezó una carrera de obstáculos para que pasaran los días y se llegara a esta situación donde era muy difícil practicarle la interrupción legal del embarazo (ILE)”, explicó la activista feminista. “De cualquier manera, hay un debate sobre si se hubiera podido o no. Nosotras entendemos que el sistema de salud se burló, todos los que deberían haber garantizado la ILE se declararon objetores de conciencia. No había ni anestesista, ni instrumentadores ni médicos. Recurrieron a dos médicos que se hicieron cargo de la situación y plantean que no había otra salida más que practicarle una cesárea. Eso está en debate. Seguramente tendremos tiempo de seguir debatiendo que una cesárea no es ILE, pero las condiciones en que llegó esta niña hicieron que estos médicos respondieran de esa manera”, consideró Disatnik. “Es una cadena de tragedias, una tras otra, donde lo principal del aparato del Estado estuvo puesto en obstaculizar, en torturar, secuestrar a esta niña que estuvo prácticamente secuestrada en una habitación a donde no dejaban entrar a nadie que no fuera lo que ellos decidían, con una madre sumamente preocupada por la salud de su hijita con una presión altístima y un estado físico difícil. Lo principal es hacer responsable a los que son responsables. Ha habido una cadena de situaciones que pusieron a esta niña en peligro de vida y nunca respetaron sus derechos”, denunció.Tucumán, la provincia promuerte “La intervención la realizaron dos médicos ginecólogos que fueron convocados. En el hospital nadie podía garantizarla. A la anestesista la trajeron de otro servicio. El sistema de salud no se hizo cargo aunque ellos digan que sí porque son dos médicos que tuvieron que traer de afuera porque no tienen garantizadas las prácticas de aborto legal. La situación se agrava para múltiples casos que suelen ocurrir y que son silenciados y no se conocen. En el caso de esta nena tuvimos acceso a conocerlos. Hacen que esta práctica que es legal hace cien años sea obstaculizada de manera tremenda por distintos sectores. Tucumán es la única provincia que nunca adhirió a la ley de Salud Sexual y Procreación Responsable”, denunció Disatnik. “En segundo lugar, no se aplica la Educación Sexual Integral por decisión de la estructura de la educación pública. Hay una absoluta discrepancia y lo que hay desde el ministerio de Educación es absurdo y poco útil para la educación. En tercer lugar, el aislamiento de la niña y la imposibilidad de que se respeten su deseo y el de la madre fue flagrante porque era una situación de mucha dificultad para poder acceder a que esta práctica sea realizada desde el punto de vista de lo que la ley permite”, planteó.“En el norte del país, el conservadurismo y la reacción tiene mucha fuerza. Es la única provincia argentina que se declaró ‘Pro vida’ durante el debate por el aborto. El argumento que usaron en las marchas los sectores antiderechos es que la provincia es pro vida. Estamos hablando de una provincia con estas características. Similares a las de Jujuy y el norte argentino en general. El gobernador Manzur encabezó las marchas pro vida en Tucumán”, recordó Disatnik. “Por eso la responsabilidad principal la tiene el gobierno de Manzur y su ministro de Salud, que hicieron todo lo posible para llegar a que, entre comillas, se salvaran las dos vidas, como dicen ellos. Es una situación grave para la vida de miles de niñas que sufren en nuestro país y nuestra provincia, el abuso, la violación y la tortura a que son sometidas”, denunció. Por otro lado, desde la Asociación de Profesionales y la Gremial Médica del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, se pronunciaron “repudiando que la niña de 11 años tucumana, abusada sexualmente por la pareja de su abuela, haya tenido que llegar a la práctica de una cesárea por haberle obstruido el derecho que le otorga una ley que lleva casi 100 años”.Además, se solidarizaron “con los Dres. Cecilia Ousset y José Gijena quienes bajo el JURAMENTO HIPOCRATICO que todos los médicos de nuestro país juran en cumplir tomaron la

¿Quiénes son esas que caminan con brillos en las caras? ¿Qué hacen todas con ese pañuelo verde? ¿Qué es ser feminista? No hay una síntesis homogenea, porque el feminismo no lo es y eso lo hace un movimiento único. Las pibas de 15, las señoras de 50, las doñas de 70 relatan el por qué de su presencia en la marcha y la importancia de reconocerse feministas. Aquí un fotoinforme de Agustina Salinas con relatos de mujeres que marcharon en el Paro Internacional del 8M. (Por Agustina Salinas para La Retaguardia) Rocío, 17 años, estudiante: “Vine a la marcha porque, si bien avanzamos en un montón de cuestiones legales, aún hay una hegemonía en pensar que si te pegan es porque algo hiciste, o si violan es porque vos provocaste. Acá no pasa por la legalidad, sino por el pensamiento de algunas personas de pensar que los hombres son superiores y tienen derecho a hacer lo que quieren con nosotras. Y soy feminista porque estoy en desacuerdo con eso”. *** .   Susana, 50 años, costurera: “Vengo para apoyar la lucha y para poder crecer y aportar mi granito de arena. Para que el aborto sea legal, me parece una lucha muy justa. Para la igualdad en la sociedad y para que se acabe el machismo y tomemos conciencia de cómo criar a nuestros hijos. Y principalmente vengo para acompañar a mi hija, que es la me impulsa a luchar”. ***   Tatiana, 17 años, estudiante: “Vine a la marcha porque apoyo esta lucha. Hace un año aprendí de todo esto y me encanta seguir luchando por nuestros derechos, para que tengamos el aborto legal ya. Y se cumplan los derechos que merecemos y sigamos luchando todas juntas”. ***   María 75 años, Virginia 73 años, Ana 76 años – Jubiladas: “Venimos a lucha a acompañar a todas las mujeres, como siempre. Esta es muy machista pero vamos a ganar. Además somos mujeres grandes pero venimos militando esta causa desde siempre, no sólo por el aborto sino contra todas las inequidades sociales. Por la implantación de la Ley de Educación Sexual Integral que es necesaria que se aplique”.   ***   Paula, 26 años, trabajadora autogestiva y estudiante: “Vine al paro a trabajar porque no consigo trabajo formal por mi estética. Por mis ideas, decidí empezar un emprendimiento de comida para poder sustentar mis estudios y mi casa. Noté que en muchos lugares no se fijan en la capacidad laboral, porque se nos juzga por nuestra estética, entonces en contra de eso, tenemos nuestros propios emprendimientos para salir un poco del sistema que nos oprime”.  ***   Josefina, 28 años, desempleada: “Vine a la marcha porque quiero un mundo mas libre para todas nosotras y mi hija que está por nacer. El patriarcado nos oprime a todas y es nefasto todo lo que tenemos que vivir. Yo pude decidir ser mamá, pero hay un montón de pibas que no pueden, por eso estoy a favor de tomar nuestras propias decisiones, y estoy a favor del aborto legal. Estoy acá y soy feminista porque quiero que las cosas cambien de raíz. El patriarcado se va a caer”.  ***     Lara, 15 años, Carolina, 15 años, estudiantes: “Vinimos a la marcha porque somos consientes de la diferencia social que hay y porque nos sentimos reprimidas por el sólo hecho de ser mujeres. Venimos a luchar por nuestros derechos, porque los merecemos, porque el patriarcado nos oprime todos los días y nos gustaría que ya no exista más”.   *** Pilar, 19 años, artesana: “Hoy vine a la marcha a vender mis cuadernos artesanales porque necesito la plata, y también para demostrar a las mujeres que somos capaces de crear, y visibilizar nuestros trabajos”.  *** Ana, 53 años, vendedora: “Vine a la marcha porque soy discapacitada y no tengo trabajo formal. Tengo que salir a caminar a la calle para poder subsistir. Hoy vine con Negra, mi perrita de 12 años que es muy luchadora”.   ***   Sofía, 20 años, estudiante: “Vine porque soy mujer, feminista y entiendo que hay que salir a la calle a visibilizarnos para luchar contra el patriarcado”.  ***    Tracy, 18 años, estudiante: “Vine al paro porque estoy a favor de la despenalización del aborto. Porque no es nada lindo tener que abortar sin las condiciones adecuadas. ¡Arriba las feministas!” ***     Natalia, 30 años, preceptora y docente en escuela de jóvenes y adultos: “Marcho por mi hija, para que sean garantizados sus derechos, para que se repete su vida y su bienestar. Marcho en contra de los abusadores que quedan impunes gracias a la justicia patriarcal que nos impusieron. Marcho por los derechos de todas nosotras. Marcho en contra de este sistema patriarcal que nos oprime y nos somete a innumerables tipos de violencias a diario. Marcho para que todas seamos libres de decidir sobre nuestros cuerpos, por la despenalización del aborto y su realización en todos los hospitales del país de forma segura y gratuita. Marcho a pesar de todo… Marcho para descomprimir toda la bronca acumulada que tengo y que sé que muchas de nosotras tenemos. Marcho porque me emociona la manada hermosa e inmensa que somos. Después de vivir y sentir este tipo de encuentros con cientas de miles, sé que nos estamos solas. Algo está cambiando, nosotras nos estamos modificando y es algo que no tiene vuelta atrás. Ya no nos callamos más, ya no volvemos al lugar de oprimidas nunca más. Estamos hermanadas y cuidado, porque venimos en manada”.