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Ángeles Ramos


Se leerán los nuevos cargos por los que es juzgado Carlos Antonio Españadero, el único imputado en este tramo de la causa. Además se lo indagará. 

Son alrededor de 50. Aquello que parece obvio, sólo podría llegar a cumplirse a partir de un pedido de la querella encabezada por Patricia Walsh, hija del periodista desaparecido en la ESMA, y Carlos Lordkipanidse, que sobrevivió al terror de ese centro de torturas y exterminio, que fue aceptado por el TOF N° 5. Los querellantes le habían expresado al tribunal la preocupación por la ausencia de controles a los genocidas que cumplen prisión domiciliaria. Como consecuencia, el TOF consultó al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos si cuenta con dispositivos, por lo que se supone que, de estar disponibles, ordenaría que sean utilizados para los imputados de la megacausa. (Por La Retaguardia) ✏ Redacción: Diego Adur/Fernando Tebele💻 Edición: Fernando Tebele Desde que comenzó la crisis sanitaria desatada por la pandemia de coronavirus, según datos de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad que dirige María Ángeles Ramos, 180 genocidas condenados o imputados por crímenes de lesa humanidad han solicitado acceder al beneficio de la prisión domiciliaria en todo el país. Fueron concedidas 35, de las cuales 26 ya fueron efectivizadas y 9 están pendientes. 131 fueron rechazadas.En la megacausa ESMA, la querella iencabezada por Patricia Walsh y Carlos Lordkipanidse, a través del doctor Ariel Noli, solicitó al TOF que se controlen las prisiones domiciliarias de los genocidas. Las que fueron otorgadas en 2019 y 2020, en muchos casos se concedieron sin el uso de los dispositivos electrónicos de control, que suelen ser tobilleras o pulseras. La excusa suele ser “la falta de disponibilidad de dispositivos”. Sólo en esta causa, la más voluminosa de las vinculadas a crímenes de lesa humanidad, son cerca de 50 quienes cuentan con ese beneficio.En el escrito presentado esta semana en Comodoro Py, una de las querellas de la megacausa ESMA señaló que, además de volver a destacar su postura en contra de que se le otorgue el beneficio de prisión domiciliaria a los imputados y condenados por crímenes de lesa humanidad, “resulta imprescindible se efectúe un estricto control de dichas prisiones domiciliarias”. Por lo tanto, mandó a consultar al Programa de Asistencia a personas bajo vigilancia electrónica, que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, si hay disponibilidad de tobilleras o pulseras “antes de resolver”. Pero cabe suponer que si el tribunal que preside Daniel Obligado, hace la consulta, es porque tiene la intención de responder al pedido de la querella y que se les coloquen a los genocidas los dispositivos de monitoreo electrónico correspondientes. El escrito de la querella fundamentó este pedido considerando el riesgo que existe para la seguridad de los testigos si los represores no son debidamente controlados . Como ejemplo, citaron los casos de la segunda desaparición de Jorge Julio López y el asesinato de Silvia Suppo, ambos testigos y querellantes además de “decenas de otros hechos intimidatorios y amenazas recibidas a testigos y querellantes”.Uno de los antecedentes que figura en este escrito es cuando se le quitó el beneficio de prisión domiciliaria a Etchecolatz en 2006 por comprobar que el genocida, condenado en varios juicios a cadena perpetua, contaba con armas de fuego en su propiedad en Mar del Plata, donde llevaba a cabo su arresto domiciliario. También menciona otros antecedentes sobre la falta de control durante las prisiones domiciliarias: como el del médico de la Brigada de San Justo “Juan Antonio Vidal, que estuvo más de 8 años prófugo, la fuga del Jefe del Pozo de Banfield, Juan Miguel Wolk o los paseos prohibidos en bicicleta del represor del Destacamento 101, Carlos Hidalgo Garzón”.La querella “entiende que el beneficio otorgado, además de no corresponder a derecho, genera un peligro inminente que recae sobre la seguridad y la integridad física de las víctimas del Terrorismo de Estado”, por lo que las prisiones domiciliarias deben ser estrictamente controladas.Además solicitaron que hasta que no haya una eficaz colocación de los dispositivos electrónicos, “se efectúe un control diario del cumplimiento de dicha prisión domiciliaria a través de visitas diarias en diferentes horarios”.Este jueves, se dio a conocer la respuesta del TOF. Resolvió la “Del mismo modo, comuníquese con la coordinadora de esa repartición pública, a fin de recabar el estado actual de los trámites de olocación pendientes y, en su caso; informe lo relativo a la factibilidad de implementar su colocación con la mayor premura posible”. Algunos de los genocidas de la Megacausa ESMA que actualmente gozan con el beneficio de la prisión domiciliaria son: Rodolfo Agusti Scacchi, Juan Antonio Azic, Raúl Armando Cabral, Carlos Antonio Capdevila, Carlos Mario Castelvi, Miguel Conde, Daniel Cuomo, Alejandro Domingo D’agostino, Francisco Armando Di Paola, Ruben Óscar Franco, Miguel Ángel García Velasco, Orlando González, José Ángel Iturri, Luis Ambrosio Navarro, Jorge Luis María Ocaranza, Edgardo Aroldo Otero, Guillermo Horacio Pazos, Francisco Lucio Rioja, Juan Carlos Rolón, Néstor Omar Sabio, Hugo Héctor Siffredi, Gonzalo Dalmacio Torres de Tolosa, Claudio Orlando Vallejos, Eugenio Bautista Vilardo y Ernesto Frimón Weber, entre otros.

Lo dijo Ángeles Ramos, a cargo de la Procuraduría de Crímenes Contra la Humanidad, en el programa Oral y Público de Radio La Retaguardia, y contó acerca del informe que presentaron a fines de 2019. La Fiscal dijo que uno de los objetivos para este año es lograr llevar a juicio una mayor cantidad de causas de lesa humanidad y pidió mejorar la estructura hospitalaria del Sistema Penitenciario Federal para así lograr disminuir la cantidad de arrestos domiciliarios a genocidas. La entrevista fue realizada a fines de 2019. (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista 👉 Fernando Tebele📝 Texto 👉 Diego Adur💻 Edición 👉 Fernando Tebele📷 Foto 👉 Informe de la Procuradoría de crímenes contra la humanidad ¿Se terminan los juicios por crímenes de lesa humanidad? ¿Hay un final a la vista o acaso serán procesos eternos? ¿Los genocidas van a seguir cumpliendo las penas en sus casas? Estas y otras preguntas rondan en el mundo de los organismos de derechos humanos y la parte de la sociedad que intenta seguir con atención lo que sucede en estos procesos históricos.Ángeles Ramos está a cargo de la Procuraduría de Crímenes Contra la Humanidad (PCCH), que entre otras acciones, realiza periódicos relevamientos acerca del estado de las causas.Uno de los puntos que destacó el informe  presentado en diciembre pasado, es el bajo porcentaje de denuncias e investigaciones por crímenes de lesa humanidad que finalmente llegan a ser sometidas a juicio: “Manejamos una de las pocas estadísticas oficiales del tema. El informe de cierre del año reflejó como fue toda la actividad en materia de juicios de lesa humanidad en el país. En números, hoy estamos en un 50% en términos de juzgamiento. No me refiero a juicios en sí, sino a causas, porque hay procesos que están en plena etapa de investigación y recopilación de pruebas. Hay un porcentaje muy pequeño que ya está en etapa de juicio, son alrededor de veintiuna causas. Esto empezó en el año 2003 y ya estamos cerca de las doscientas cuarenta sentencias. Por lo tanto es un porcentaje muy pequeño el que está en etapa de juicio, un 4% de los procesos. Algo está pasando. Hay algún problema que tenemos que identificar. Hay muchas denuncias e investigaciones que se inician todos los días por causas de lesa humanidad, pero no avanzan hasta la etapa de juicio. Hay como un embudo que hay que destrabar”, expresó Ángeles Ramos, titular de la PCCH.Uno de los motivos por los que no logran desarrollarse los juicios o la razón por la que las causas que sí son llevadas a juicio se pausan y dilatan frecuentemente es por la dificultad para conformar los Tribunales Orales: “Hay una necesidad de cubrir Tribunales Orales. Hay muchas vacantes en el Poder Judicial y también en el Ministerio Público Fiscal. Esto genera que, si hay un tribunal que tiene que tener tres jueces y tiene uno solo, necesitemos que vengan dos jueces prestados para hacer los juicios. Esos dos jueces, a la vez, tienen su propio Tribunal. Tienen una disponibilidad reducida”, explicó Ramos y agregó el condimento de la poca voluntad del Estado y el Poder Judicial para priorizar las causas de lesa por encima de otras: “En los últimos años, la política criminal estuvo enfocada a otros fenómenos criminales. Yo defiendo darle prioridad a los juicios de lesa humanidad porque venimos con 40 años de atraso. Primero tenemos que esclarecer esos hechos y luego, o en paralelo, darles lugar a los demás. Debemos buscar mecanismos para realizar los juicios y no evitarlos. Debe haber una decisión de Estado de darle prioridad a estos juicios en conjunto con el Poder Judicial y la Corte. Sin esta decisión no se va a poder solucionar el problema que tenemos de déficit de salas y audiencias y los problemas por falta de recursos para realizar, por ejemplo, videoconferencias. A la vez, algunos Tribunales están sobrepasados de causas. Hay que tratar de buscar una solución que compatibilice todos los problemas”, exigió Ramos.En esa línea, la Procuradora dio el ejemplo de la causa ESMA Unificada, un juicio de “una magnitud tremenda” que “insumió 5 años porque no daban abasto”. La solución no es recortar testimonios ni pasar por alto ninguna prueba, sino que “los Tribunales tienen que poner a disposición otros recursos. Hay salas de audiencia que a la tarde no se utilizan. El juicio de ESMA Unificada duró 5 años porque se llegó a realizar solo una vez por semana”.Por último, la fiscal Ramos se refirió al otorgamiento de la prisión domiciliaria cada vez más habitual para los genocidas mayores de 70 años. Aclaró que cumplir esa condición no es suficiente para acceder al beneficio y pidió que se refuerce el sistema de salud dentro de la penitenciaria para así evitar que los genocidas sigan recurriendo al arresto en sus domicilios: “El estándar actual en materia de análisis para la concesión de arresto domiciliario es una mesa de varias patas. Una de ellas es la edad. La edad que establece la ley es de 70 años. Además de tener 70 años se exige que la persona esté atravesando una enfermedad que sea de imposible tratamiento dentro del ámbito del Servicio Penitenciario. El Servicio Penitenciario Federal  tiene estructura hospitalaria, aunque no demasiado desarrollada. Cuando no puede atenderse la persona bajo ese sistema es que el arresto domiciliario emerge. En la realidad, el arresto domiciliario no soluciona el problema de un adecuado tratamiento. A veces nos oponemos al arresto porque de ningún modo está demostrado que estar en el domicilio va a mejorar el cuadro. Sin embargo, los Tribunales tienen cierta ambigüedad en este sentido y los otorgan. Los esfuerzos del Estado deberían estar enfocados en reforzar el sistema hospitalario dentro del servicio penitenciario y solo en excepcionales casos otorgar el arresto domiciliario. Hoy en día, todos los que gozan de este beneficio ya deberían disponer de un sistema de monitoreo permanente. Esperamos que a partir de este año haya presupuesto suficiente para lograrlo”, pidió la procuradora.  DESCARGAR