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Daniel Solano

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La campaña lanzada para reclamar porSolano. En este caso Nilda Eloy. (Por La Retaguardia) Lo confirmó el abogado Sergio Heredia. La familia del joven salteño desaparecido hace tres años en Río Negro había puesto como plazo para que el juez Julio Martínez Vivot tomara esta determinación el jueves 4 de diciembre, en caso contrario iniciarían una huelga de hambre, la cuarta desde que están acampando frente al juzgado. La Retaguardia dialogó también con Romina, la prima de Solano. Hace quince días, un testigo declaró bajo identidad reservada que el cuerpo de Solano estaría enterrado en alguna parte de un campo ubicado a 25 kilómetros de Choele Choel. “Hace dos semanas se presentó a declarar ante el juzgado Nº 30 que lleva la causa por la desaparición forzada y homicidio de mi primo, un testigo que indica dónde podría estar el cuerpo de Daniel y a esta altura a dos semanas que han pasado el juez no ha tomado la medida correspondiente con respecto a esto. El martes 2 de diciembre el abogado Sergio Heredia fue a pedir al juez poder hablar y que nosotros también entremos con él a ver qué va a hacer, pero el juez le respondió que solamente tenía unos minutos y solo lo iba a recibir a él. Heredia pudo ingresar y hablar con el juez, pero cuando le pregunta si iba a tomar la medida correspondiente para poder ingresar al campo y para poder encontrar los restos de Daniel, la respuesta fue que lo iba a pensar y la verdad que para nosotros esto es como una burla. Hace tres años que estamos acá, acampando frente al juzgado, tres años de que nuestro abogado la vive peleando y luchando junto a nosotros, acompañándonos, para que este juez diga esto de que iba a pensarlo y hasta el momento no se han tomado las medidas correspondientes para poder ingresar a este campo y poder dar con el cuerpo de Daniel. Esta persona asegura que ahí está Daniel”, decía Romina Solano, la prima de Daniel, en diálogo con La Retaguardia, antes de que el juez aceptara el pedido de los familiares. Google responde más que el juez Tras la declaración del testigo, los abogados querellantes esperaron una semana para ver qué medida tomaba el juez, pero como no recibieron respuesta presentaron un escrito con fotos de Google Earth, fotos de la ruta donde está el campo, de la casa de campo; es decir, de los lugares donde se debe ir a peritar.El temor ante el correr de los días sin resoluciones era que quienes enterraron a Daniel en aquel campo modificaran de alguna manera el lugar para evitar que los restos sean encontrados, en caso de que efectivamente estuvieran allí. “El temor es que lo saquen de ahí y que en el momento en que nosotros queramos ir a buscarlo o en el momento en que se le dé la gana a este juez de ir a buscar ya no encontremos los restos de Daniel”, explicaba Romina.Por este motivo, los familiares de Solano le habían puesto un plazo al juez de la causa. Si para el jueves 5 no confirmaba el inicio de los rastrillajes, se iniciaría una nueva huelga de hambre, la cuarta desde que se lleva adelante el acampe frente al juzgado.Este viernes, La Retaguardia pudo confirmar con el abogado Sergio Heredia que el magistrado había ordenado comenzar con los trabajos para verificar si el cuerpo del joven salteño se encuentra enterrado en el campo señalado por el testigo.Cabe recordar que Daniel Solano, miembro de la comunidad guaraní Misión Cherenta de Salta, había viajado hasta la zona de Valle Medio de Río Negro para trabajar en la cosecha de manzanas, a través de la empresa tercerizadora Agro Cosecha SRL, en el establecimiento de la multinacional Expofrut, ubicado en la localidad de Lamarque. Pocas semanas después, el 5 de noviembre de 2011 fue visto por última vez con vida mientras era sacado por policías del boliche Macuba en Choele Choel.“A lo largo de todo este tiempo hemos tenido más de 20 o 30 rastrillajes o lugares donde ir a buscar. La mayoría de los casos, al principio, fueron realizados por los mismos que habían ordenado la desaparición y la muerte de Solano. Así que siempre hay que tener una cuota de escepticismo en cuanto a los lugares donde uno va a buscar”, afirmó Leandro Aparicio, el otro abogado de la familia Solano, en diálogo con Desde Afuera, el programa de los Familiares y Amigos de Luciano Arruga, que se emite por Radio Zona Libre y Radio La Retaguardia. Lejos de casa Futbolista del Club Pomona de Río Negro, donde jugó Solano, se sumaron a la campaña. Romina Solano está en Choele Choel desde hace tres años, como muchos integrantes de su familia se encuentra acampando frente al juzgado. Hoy su objetivo es volver a Salta con el cuerpo de Daniel.Al ser consultada sobre sus sensaciones, responde rápidamente: “mucha impotencia”. “Uno está lejos de la casa, de nuestra familia, si bien es cierto que acá somos cuatro los que estamos, pero ya es luchar y cada día por encontrar a Daniel, si bien es cierto que ya no lo vamos a encontrar con vida porque hay pruebas contundentes de que a él lo asesinaron, lo desaparecieron, sin temblarles las manos a estas personas que cometieron el hecho, pero de alguna manera con lo que testificó esta persona nos da una esperanza de poder encontrarlo y llevarlo a casa, el lugar de donde nunca debió salir; llevarlo ahí y tener una tumba donde poder saber que por lo menos él está, tener un lugar para ir a encender una vela, es muy duro todo esto que hemos pasado y estamos pasando todavía, es una lucha constante que la vivimos peleamos junto con el doctor Heredia. Más el doctor Heredia porque él se tiene que enfrentar al juez todos los días, ver si nos recibe o no, es una lucha constante”, expresó Romina a La Retaguardia.La joven contó que

Leonardo Gómez en el acampe por los3 años de la desaparición de Solano. (Por La Retaguardia) Al igual que Daniel Solano, Leonardo Gómez viajó desde Salta para trabajar temporalmente en Río Negro, en la cosecha de manzanas. Gracias a la ayuda de un guardia pudo escapar y hoy vive en la misma Iglesia de Choele Choel que Sergio Heredia, el abogado de los familiares de Solano. En diálogo con La Retaguardia, Gómez -que pertenece a una familia de empresarios de Buenos Aires- relató su experiencia, confirmando que a tres años de la desaparición de Daniel, la explotación en Expofrut continúa. Además, Heredia sumó nuevos elementos surgidos de su propia investigación. “Yo en ese momento estaba con poco trabajo y me ofrecieron ir al sur por una buena cantidad de dinero, entonces me cerró. Nos prometieron una plata y pensé en esforzarme dos meses y hacer una diferencia; por más que uno tiene estudios a veces las circunstancias te hacen trabajar de lo que hay. En aquel momento yo estaba en Orán, Salta, y vino una persona y me dijo que iban a ir para la época de la manzana, a Expofrut, que pagaban 300, 500 por día; entonces me daba como 40 lucas los dos meses. Así es que terminé ahí. Después cuando llegamos era algo totalmente contrario a lo que nos ofrecían”, explicó Leonardo Gómez en relación a cómo se dio su viaje a Río Negro como trabajador golondrina.“Nos habían prometido que cuando llegáramos –continuó– nos iban a dar 600 pesos en efectivo más 200 pesos en tickets como para comprar alimentos hasta el día 5 que cobrábamos. Ya cuando llegamos nos dieron solamente los 200 pesos de tickets, nunca nos dieron el efectivo. Los 300 o 500 pesos que nos habían prometido se hicieron 196, 198 pesos más las plantas, ahí tampoco se cumplió lo que habían dicho. Nos empiezan a pagar 3 pesos por planta y ahí ya era un abuso total. O sea que de lo que prometieron nada se cumplió”. Tema prohibidoAntes de llegar al sur, Leonardo Gómez no conocía el caso de Daniel Solano: hoy cree que podría haber corrido su misma suerte: “me entero creo que el segundo día que estaba en los campos, me lo comenta una persona de seguridad y me dice que ni lo mencione porque no se puede hablar de ese tema, es como un tema tabú, prohibido”.                                         A los pocos días de haber llegado, Gómez tuvo un accidente y fue a ver al encargado del lugar: “un tal Cristóbal, yo había tenido un accidente hace unos años y había tenido una discapacidad por la medicación que tomo y este Cristóbal ve que tenía un carnet por discapacidad y se empieza a fijar en mi legajo y me pregunta qué hacía ahí, cómo había llegado a trabajar ahí, teniendo estudios o con las posibilidades que por ahí tiene uno, y al tipo ya no le gustó nada eso desde el primer momento. Yo estaba muy dolorido, no me llevaron al médico ni nada, me llevaron directamente a las gamelas que son como los dormitorios, donde se dividen los muros por durlock y se hacen habitaciones,  y da la orden a la gente de seguridad que no me dejen salir del predio. A todo esto, yo tenía que hacer un viaje a Neuquén a retirar medicación para mi columna por el accidente que había tendido antes. Voy igual a Neuquén, y cuando vuelvo esta persona Cristóbal había pensado que me había escapado, no sé… porque en mi cabeza no se me ocurría nada malo; esta situación todavía no la termino de asimilar. Y cuando llego de Neuquén, se enojan mucho y me encierran en un cuarto, tenía que hacer mis necesidades ahí, no tomé agua por dos días, absolutamente nada”, describió en el diálogo con La Retaguardia.Leonardo Gómez pudo escapar de allí gracias al mismo guardia que le había contado sobre el caso de Daniel Solano: “me dijo que me vaya de allá y me vaya directo a Choele Choel donde está el doctor Heredia, me dijo: ‘no hables con nadie, andá a verlo a él nada más’. Me vine a dedo hasta acá y me encontré con el doctor Heredia que la verdad que me contuvo un montón, junto al padre de la Iglesia, la gente de Gendarmería (que custodia a Heredia por las amenazas que recibió). La verdad que si no hubiera sido por ellos, hubiera estado en una situación emocional mucho más complicada”.Gómez describió su experiencia en Expofrut como de una “des-humanidad terrible. Jamás en mi vida pensé que sucedía esto, yo estaba encerrado en el cuarto y en mi cabeza todavía esperaba a que viniera el médico, yo no tenía un mal pensamiento. Los demás (trabajadores) vivían lo que pasaba ahí adentro como una cuestión de violencia pero lo vivían como algo normal. Más que nada con el trato con los chicos aborígenes que venían del norte, los traía una empresa tercerizada, que le dicen la cooperativa, ellos por ahí recibían un maltrato más grande; es más estuvimos cinco días sin comer, con mate cocido y algún pedazo de pan, y encima le decían a esta gente que agradezca lo que tenían para tomar y comer en la mesa, una cosa que a mí se me caían las lágrimas… y los chicos son muy inocentes en muchas cosas, y da una pena que se abusen así. La verdad que es una experiencia muy fea”. Vulnerabilidad El baño de los obreros. Al relato de explotación, maltrato y violencia, Gómez sumó un elemento más: la droga. Aseguró que “hay toda una cuestión alrededor con el tema de la cocaína dentro del predio. Los delivery de cocaína son como algo bastante habitual, y la gente ahí termina gastándose el sueldo en eso porque venían con un cuaderno como el del almacén y ponían: Leonardo Gómez 2, X 1,

(Por La Retaguardia) Durante la última dictadura cívico-militar-religiosa las desapariciones estaban vinculadas, en general, a la lu cha por un mundo mejor; hoy, la metodología se da más de lo que creemos, pero las causas pueden variar. El caso de Daniel Solano abarca todos los delitos que solemos tratar y denunciar desde los medios alternativos, populares y comunitarios: desaparición de personas, trabajo esclavo, trata de personas, connivencia policial, empresarial, judicial y política, desprecio a comunidades originarias y a inmigrantes. La lista sigue. Dialogamos con Sergio Heredia, abogado de la familia de Solano, quien hizo un pormenorizado relato de los alcances que tiene la historia de un joven salteño de 27 años que viajó al sur del país, tal como lo había hecho en otras oportunidades, a trabajar temporalmente en la cosecha de manzanas y pretendió reclamar el pago del sueldo que le correspondía y la empresa acostumbraba a quedarse para sí. Daniel Francisco Solano, miembro de la comunidad guaraní Misión Cherenta, había viajado en octubre de 2011 desde su Tartagal natal, al norte de la provincia de Salta, hacia la zona de Valle Medio de Río Negro, para trabajar en forma temporaria, es decir como trabajador golondrina, en la cosecha de manzanas en el establecimiento de la multinacional Expofrut, ubicado en la localidad de Lamarque, a través de la empresa tercerizadora Agro Cosecha SRL. Un mes después, en la madrugada del 5 de noviembre, fue visto por última vez mientras era sacado del boliche Macuba, de Choele Choel -paradójicamente, el sitio donde nació Rodolfo Walsh-, por la policía de la comisaría octava que se encontraba haciendo adicionales. Desde ese momento permanece desaparecido.En un principio, la propia empresa para la que trabajaba Solano le puso a su padre dos abogados, que lo único que hicieron fue desviar la investigación al asegurar que el joven había viajado por su propia decisión a Neuquén, dejando en evidencia el interés del empleador en que no se supiera la verdad, ya que era uno de los victimarios. Al padre le llegaron a dar la ropa y los documentos de su hijo, diciéndole que lo fuera a buscar o que directamente se volviera a su Salta natal. Ante esta situación, los integrantes de la comunidad de Misión Cherenta se acercaron a Sergio Heredia, un tradicional abogado de Tartagal, “amigo de la comunidad” tal como él mismo se definió, quien aceptó hacerse cargo del caso y dirigirse a Río Negro, provincia en la que vive desde hace dieciocho meses. Lo primero que hizo el letrado al llegar a Lamarque fue anunciar la muerte de Solano y ponerse a investigar, junto a su colega de Bahía Blanca, Leonardo Aparicio, para encontrarse con un complejo entramado de muerte, explotación, mentiras, estafas y complicidades. “No solamente descubrimos que a Solano lo mata la policía, sino que también descubrimos un encubrimiento judicial, policial, empresarial –explicó Heredia a La Retaguardia–, porque a Solano lo matan para encubrir una gran estafa de los últimos cuatro años contra cientos de trabajadores norteños, que más o menos oscila entre los 18 millones de pesos. Ese día lunes (el siguiente a su desaparición), no es que Solano iba a hacer un paro o una protesta gremial, él era un chico con estudios secundarios, muy preparado, y se da cuenta que los estaban estafando y que había que pedir el reintegro de lo que les estaban haciendo. En vez de darles los 3000 pesos que les tenían que dar, les pagaban 1000. Solano ese primer mes cobró 860 pesos”. Según detalló Heredia, la empresa Expofrut llevaba una planilla de los trabajadores, por lo que si, por ejemplo, Solano había trabajado diez días a un jornal de 100 pesos, Expofrut le decía a la tercerizadora Agro Cosecha que le mandaba los 1000 pesos que le tenía que pagar a Solano, además de 700 pesos más para pagar los aportes. Pero Agro Cosecha tomaba los 1000 de Solano y establecía que había trabajado seis jornales en lugar de diez, entonces le daba 600 pesos de los 1000 que le correspondían, utilizando los 400 restantes para pagar los aportes, quedándose para sí los otros 700: “pero para poder hacer esta estafa –aclaró Heredia– tenía que traer a los aborígenes, que venían desde Tartagal, de la zona pobre, los hacinaban en casas, bajo custodia policial, iban a cobrar con siete efectivos atrás; y tenía que tener a la otra parte de la banda que era la asesoría de trabajo local. Cuando yo llegué, un anónimo me pasó los libros de la empresa y me di cuenta de que estaba ante una estafa. Entonces empezamos a investigar las dos cosas. Estoy por presentar ahora más de quince mil fojas, porque me he tomado el trabajo de cotejar el recibo de cada obrero norteño de los últimos cuatro años con cada planilla. A Solano en doce meses, la empresa le hizo 33.000 pesos; si se multiplica cien Solano en doce meses son 3 millones. Solano se da cuenta que lo están estafando. Él habla con su padre, porque compra un celular esa tarde, y le dice que el lunes iban a pedir el reintegro. Si había un escándalo, la empresa no iba a poder facturar más de 1 millón; entonces deciden matarlo. Porque ellos firmaron un contrato que decía que si tenían problema con la policía o la justicia eran despedidos. Los trabajadores eran cooptados a partir de un sistema en el que cuando llegaban, les daban 50 pesos para que coman toda la semana, por lo que tenían que ir a sacar crédito a la despensa, los hacían endeudarse con ropa entonces cuando el aborigen que venía a trabajar por tres meses cuando iba a cobrar le decían que tenía que cobrar 1000 pesos en lugar de los 3000 mil prometidos, pero no se quejaba porque tenía la policía arriba que los golpeaba. Era toda una mafia hecha por la policía, la empresa y la Secretaría de Trabajo local”. Así es como Heredia descubrió que quienes mandaron a matar a Solano eran los