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Emilio Goya


El martes pasado murió Raúl Guillermo Pascual Muñoz, uno de los dos imputados de este juicio que ya fueron condenados a la pena de prisión perpetua por asesinato de Ana María Martínez. Muñoz gozaba del beneficio de la prisión domiciliaria y había presentado la misma semana pasada un pedido de excarcelación. El imputado fue “homenajeado” por los otros imputados, pero el tribunal decidió quitar el crespón antes de que ingresara la totalidad del público.Las testimoniales fueron tres. Primero declaró un testigo de identidad reservada. Es un ex policía de la bonaerense, que participó de operativos que intentaban identificar militantes para proceder a sus secuestros. El segundo turno fue para Emilio Goya; la semana pasada había declarado su hermano, nieto recuperado. Lo hizo por el secuestro y desaparición de su padre, Francisco Goya. En el cierre de la extensa jornada, fue testigo el sociólogo e historiador Roberto Baschetti, quien reveló cómo accedió a documentos secretos del Ejército.(Por El Diario del Juicio*)  📷 Fotos  👉 Gustavo Molfino📝 Textos  👉 Fabiana Montenegro  👉  Fernando Tebele💻 Edición  👉  Fernando Tebele☝ Foto de Portada: El resto de los imputados decidió “homenajear” a Muñoz con un crespón negro sobre una bandera argentina apoyado en la silla, como puede observarse en la foto. Uno de los imputados lo habría colocado en el lugar antes de comenzar la audiencia. El tribunal pidió que fuera retirado de la sala. Uno de los primeros querellantes en llegar se encontró con la sorpresa y le comentó a otra de las tempraneras: “es muy curioso y simbólico. Nosotros les hacemos los homenajes a nuestros compañeros en las escuelas en las que estudiaron, en las calles que pisaron, frente a las casas en las que vivieron. Colocamos ahí baldosas que hacemos colectivamente, que tienen color, que rescatan sus historias militantes y familiares. Estos tipos realizan sus homenajes en una silla de imputado por delitos de lesa humanidad, porque claramente es el lugar que ocupan en nuestra sociedad hoy”. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ De los 9 imuptados en la causa, 2 están a través de videoconferencias: Sotomayor desde Tucumán y Firpo desde Mar del Plata. De los 7 que venían a la sala de audiencias, ya murieron 2 desde que comenzó el juicio. Blas Casuccio y ahora Muñoz. Sólo quedan en la sala (de izq. a der.) Apa, Dambrosi, Bano y Ascheri. A quienes se sumó más tarde Cinto Courtaux, el único que está en cárcel común. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ Tras las rejas de una ventana, puede observarse cómo se retira caminando libremente Norberto Apa, a pesar de que fue condenado a fines del año pasado a prisión perpetua, por el crimen de la militante del PST, Ana María Martínez, ocurrido en 1982. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ El primer testigo figura en el expediente como de “identidad reservada”, por lo que El Diario del Juicio evita publicar su rostro y su nombre. Habló con dificultad debido a que padece un cáncer de mandíbula. Sin embargo, esto no le impidió testimoniar. Integrante de la Policía bonaerense durante 30 años, fue exonerado. “Una sola cosa no me pudieron sacar: mi dignidad”. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ Entre marzo y abril de 1980, el testigo participó de operativos dirigidos por El Francés, en el que se detenía a micros que venían de Mendoza, Uruguay o Brasil. Los policías (de uniforme) paraban a los micros. Luego, el resto del personal (de civil, siempre) hacía bajar a las personas jóvenes. La documentación que portaban la llevaban hasta uno de los vehículos, donde había una persona secuestrada que bajo tortura era obligada a identificar a algún compañero o compañera. El testigo aseguró que, sabría más tarde, quien estaba en el vehículo era El Pato Ricardo Marcos Zucker. “¿Sabés quién es este?”, le dijeron al policía. “No”, respondió. “Es el hijo de Marcos Zucker”, le confesó su interlocutor.  📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ El testigo también declaró haber visto a La Negra, una chica de unos 30 años, que estuvo en Monte Chingolo y fue teniente del ERP.  Recuerda que en alguna oportunidad “el Francés” le dijo: “ojo con esta, ¿sabés los bifes que se comió?”. También dijo que otra persona le confió: “Están volviendo de a poquito”, en referencia al ingreso de Montoneros por grupos, para la Contraofensiva. Relató que otro día estaban en la Ruta 9 (en Campana) y admitió haber participado de un control de detención de micros que venían desde Brasil y Uruguay. Esta vez, en el auto, había un tal Viñas (Ismael). “¿Y El Pato?”, preguntó el testigo. “Se fue a mejor vida”. Él no entendió el sentido de la frase y le fueron más preciso: “Se fue para arriba. Se fue para el otro lado”. El testigo declaró que en ese momento “sentí impotencia”. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ Emilio Goya declaró por su padre Francisco Goya. Durante su testimonio, recordó su militancia en la organización de extrema derecha católica Tacuara, primero, y luego en Montoneros, en Chaco. Destacó el vínculo de su padre con las Ligas Agrarias y su amistad con el referente de esa organización, Quique Lovey. Él y su hermano mayor –declaró en la audiencia anterior- sabían que su padre había formado una nueva pareja con la que tuvo un hijo, que fue apropiado cuando lo secuestraron junto a su compañera, la mexicana María Lourdes Martínez Aranda. En el 2000, Emilio Goya inició una búsqueda para poder saber más sobre su padre. Recordó, emocionado, su recorrido por las calles de México, guiado por la dirección que figuraba en una de las cartas que recibía desde allí de su padre. Luego de 45 día de búsqueda, dio con la casa y se contactó con Consuelo Martínez, hermana mayor de María Lourdes. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ En 2002, en un viaje a España, consiguió el acta de nacimiento de Jorge Guillermo, su hermano, quien lleva el nombre en honor a dos compañeros de militancia: Guillermo Amarilla y Jorge “Pata” Pared. La búsqueda, cuyo interés era conocer