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La situación legal de la posesión del inmueble y la crisis del sector turístico se les hicieron irremontables. . El grupo de cooperativas de trabajo que conforman el espacio, buscan ahora otro lugar para continuar con algunos de sus emprendimientos. En el programa radial Sueños Posibles, Federico Tonarelli, vicepresidente de la cooperativa, brindó más detalles, con una mezcla de tristeza y esperanza: “Creo que tomamos la decisión más dolorosa, pero más responsable”, afirmó. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Alfredo Grande/Irene Antinori     ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Fernando Tebele “Dejamos el hotel y nos llevamos el Espacio Cooperativo BAUEN. Acá no termina nada. Acá empieza todo. Vamos a revivir el mundo social, político y cultural que latió en las paredes del Bauen en otro rincón de nuestra ciudad”. De esa manera, y a través de un comunicado, quienes integran la cooperativa de trabajadoras y trabajadores del Bauen, dieron la triste noticia: se van del edificio que supo albergar tantos sueños y luchas; tanta militancia y trabajo. Federico Tonarelli fue presidente de la cooperativa. Ahora ocupa el cargo de vice. En este diálogo con el programa radial Sueños Posibles de Radio La Retaguardia, repasó algunas de las razones que derivaron en la salida del espacio físico.   —La Retaguardia: ¿Cuán dolorosa es la situación actual y que plazos tiene para dejar el lugar? —Federico Tonarelli: Las compañeras y compañeros del hotel estamos un poquito adelantados de lo que están sintiendo hoy ustedes, ni más ni menos porque venimos madurando esto hace tiempo. Entonces el bombazo que representa para gran parte de los compañeros del cooperativismo, la lucha social, la economía solidaria, el mundo cultural, gremial y político afín, es mucho más duro, porque es algo que nosotros hemos empezado a internalizar hace meses. Estoy obligado a decirles que todo esto comienza y se define porque nunca en 17 años se resolvió el bendito conflicto por la posesión del inmueble. Ocultar esto sería solo contar una parte del último tramo de la historia. Y la verdad es que la cooperativa puso sobre el tapete o echó luz acerca del conflicto que había detrás de la propiedad del Hotel Bauen y gran parte de los involucrados y este hermoso mundo de gente que nos manda mensajes súper cariñosos y afectuosos sabe exactamente que, cuando nosotros empezamos a plantear que el edificio era del Estado, y aunque parece abstracto, creo que hay responsabilidades políticas y de gestión. No ha querido (el Estado) recuperar este activo para su patrimonio, ni más ni menos que un edificio de veinte pisos en la calle Corrientes. Lo digo sin temor a equivocarme, porque efectivamente es así. Nosotros logramos después de mucho tiempo, en 2015 en senadores y en 2016 en diputados, la ley que declaraba de utilidad pública del edificio y que solucionaba esto no solo para nosotros, sino también para el Estado. La cooperativa en la ley no planteaba que le regalaran el edificio. La propiedad del inmueble pasaba a ser del Estado y a nosotros nos daban un comodato para gestionar el hotel. Se la dejamos en bandeja a Macri  para que la vetara. Lo vetó, y después no hubo voluntad política para volver a avanzar. Estuvimos 17 años durmiendo con un ojo abierto, todas las noches de nuestras vidas. Pensando en que se venía el desalojo, y si no una clausura, o una intimación de cualquier tipo. Y por eso nosotros estamos dolidos en la no resolución. Después del veto del 2016, el Gobierno de la Ciudad tuvo una seguidilla de hostigamiento para con nosotros imponiéndonos clausuras tremendas. Pero después se ensañaron con la cooperativa pidiéndonos cosas que tenían que ver con la posesión del inmueble. En el 2019 estuvimos prácticamente seis meses clausurados, con un gran daño económico. Porque gran parte de nuestra fortaleza estaba apoyada en dos patas: primero el arco infinito de solidaridad que rodeaba la cooperativa, y que hacía que cuando nos impusieron cuatro o cinco oportunidades concretas de desalojo, todo eso terminase en un acto con 5000 personas en la puerta. La otra pata era el hotel funcionando en perfectas condiciones que nos permitió vivir de eso, y que por momentos tenía hasta 1000 personas circulando. Entre espectáculos, eventos sociales en los salones, pasajeros, gente en el restaurante. Llegamos al 2020 con las expectativas del nuevo gobierno y sobreviene la pandemia. A nosotros nos termina reventando, porque estamos dentro de los tres sectores más golpeados, que son el turismo-hotelería, gastronomía y espectáculos. Cerramos el 20 de Marzo y nunca volvimos a abrir. —LR: Con lo sucedido, ¿quién recuperará el edificio del Bauen? —FT: Lo recuperarán los antiguos dueños (la familia Iurcovich). Hubo hipotecas a favor del Estado sin pagarpor 20 o 30 años. El Estado es el mayor acreedor. Ellos verán qué hacen, y el Estado verá que hace con ellos. En algún punto creo que tomamos la decisión más dolorosa, pero más responsable. Porque si no le soltábamos la mano, el edificio se iba a llevar puesto todo. Lo nuestro, lo del movimiento cooperativo que gira alrededor, iba a ser un golpe para el movimiento obrero y para el conjunto de los trabajadores. Veníamos de años muy complicados, con cuestiones de mantenimiento del edificio sin poder realizarse. —LR: Durante el kirchnerismo, ¿por qué pensás que no se pudo avanzar en la ley de expropiación? —FT: Si te dijera que fue absolutamente consciente te mentiría. Lo que sí fue consciente fue la construcción de la cooperativa y después el planteo de que habíamos recuperado un espacio que entendíamos que era público, que debía ser declarado de utilidad pública. Yo creo que el conflicto del Bauen tenía infinidad de cuestiones de carácter político ideológico y material que a veces pone a los gobiernos frente a la disyuntiva de avanzar o no avanzar. Estamos hablando de un edificio millonario, de una deuda millonaria de empresarios. De cruces de todo tipo, en relación a relaciones políticas que los iniciadores de la empresa Bauen comenzaron en dictadura, pero que deben haber tenido del 83 para acá.

Horacio Lalli, socio fundador y uno de los trabajadores de la cooperativa del Hotel Bauen, diálogó con Fernando Tebele y Pedro Ramírez Otero en el programa La Retaguardia. Allí comentó la situación actual a partir de una nueva fecha de desalojo prevista para el 2 de diciembre. También repasó los 16 años de lucha y resistencia tras la recuperación luego de una quiebra fraudulenta, destacando la solidaridad, el reconocimiento y apoyo de la sociedad. (Por La Retaguardia)“Estas son cosas que se vienen sucediendo de un tiempo a esta parte y que cada vez se van a ir complicando más porque la idea que tiene acá el Gobierno de la Ciudad es ir tratando de esmerilarnos de la mejor manera que puedan para ver si de una vez por todas pueden consumar el desalojo del Hotel Bauen, cosa que vamos a resistir. Y una de las medidas que van tomando es que nos van aplicando clausuras, en este caso por dos libretas sanitarias. Son cosas que pueden pasar pero quizá con un llamado de atención de una situación así también se puede solucionar. Sin embargo viene la clausura con guardias policiales. Teníamos eventos, un “Tattoo” (evento de tatuajes) para hacer, tuvimos que desarmar todo. Lamentablemente el daño que nos han ocasionado a nosotros desde el momento que nos vetaron la ley de expropiación, no paran y nos mandan el desalojo permanentemente”, comenzó detallando Horacio Lalli, uno de los socios fundadores de la cooperativa del Hotel Bauen.El trabajador mencionó un plazo determinado: “la fecha de desalojo fijada está prevista para el día 2 de diciembre, es el último plazo del cual fuimos notificados. Estamos trabajando sobre eso, nosotros vamos a hacer lo que hicimos siempre, trabajar de manera pacífica. Vamos a resistir la medida, vamos a pedir el acompañamiento que hemos pedido siempre. Estamos proyectando nuevamente una noche de vigilia y que se entienda de una vez por todas que nosotros lo único que queremos es trabajar. No queremos ningún edificio no queremos que nos regalen nada, es más nosotros somos los primeros en pegar el grito en que este es inmueble que está enclavado en plena Ciudad de Buenos Aires pertenece al Estado. Queremos conservar las fuentes de trabajo porque los tiempos que están pasando son muy difíciles. Esto se manejó siempre de una manera muy espuria, con quiebras fraudulentas. A nosotros nos costó mucho ponerlo en funcionamiento, llevamos  16 años trabajándolo. Somos 60 familias que no queremos quedar en la calle”.En referencia al anterior intento de desalojo aclaró: “Teníamos una situación parecida a esta, y la Cámara en ese momento ordena frenar todo y darle una revisión otra vez. Fue una decisión judicial, donde se citaron las partes, nosotros estuvimos charlando con quienes reclamaban el inmueble. Aún así, en ese momento, dando algunas pautas como para que esto pueda tener un viso de solución, ellos no han hecho nada. Ni siquiera lo que la justicia les ha recomendado, que si bien a nosotros nos obliga a salir y que tiene que aplicar la indemnización a todos los trabajadores y 50 de ellos tomados bajo dirección patronal. Sabemos con qué bueyes aramos y sabemos que eso no va a ocurrir simplemente porque esta solución que la Cámara propuso en su momento a través de la jueza es la solución que hubiese evitado el conflicto ya por aquel año 2001. Entonces la pregunta se cae por sí sola, si no lo hicieron antes, ¿Por qué lo van a hacer ahora?. DESCARGAR