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Nelson Santacruz, referente de La Poderosa en la villa 21-24 analizó el comienzo del 2023 en los barrios populares. Habló acerca de las problemáticas que el Estado sigue sin resolver en las villas y puntualizó los conflictos que llegan todos los años en el verano: el calor en condiciones de hacinamiento, el crecimiento de los casos de dengue, la falta de acceso al agua y los problemas eléctricos. Además remarcó la situación que viven en las villas de todo el país por el narcotráfico. Fue durante el programa Estás Muteadx. Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián BouvierRedacción: Pedro Ramírez OteroEdición: Fernando TebeleFoto de portada: Maxi Failla La Poderosa nació en 2004 como organización y en 2010 como medio de comunicación con la revista de papel La Garganta Poderosa. Desde la comunicación y con el trabajo en los barrios, denuncian la negligencia por parte de la Justicia y el Estado para resolver los problemas estructurales de los barrios populares. “La hipocresía está en que mientras tienen a mujeres mapuche presas en Bariloche hace casi 100 días, esos mismos jueces, que cobran millones de pesos al mes de sueldo, hacen caso omiso a hechos tremendos como las dificultades para acceder a Lago Escondido, que fue ocupado nada menos que por un inglés”, planteó Nelson Santacruz, referente de La Poderosa en la Villa 21-24. A la vez, se refirió a las problemáticas de los barrios que la Justicia también omite, como “la represión y el gatillo fácil dirigido hacia la población joven de los barrios populares” de todo el país. “Correpi señala que desde la llegada de la democracia ya hay más de 8 mil casos de personas que son asesinadas por la represión estatal. Nuestra lectura política también está puesta ahí, está puesta en esta coyuntura que de alguna manera marca la agenda de nuestros territorios también”, agregó. Santacruz se refirió también al narcotráfico en las villas de todo el país, que no solo se limita a la venta de drogas, sino que tiene un poder cada vez mayor en los territorios. “El narcotráfico sigue avasallando ese mercado paralelo en nuestros barrios. Por un lado, en el entramado de las reventas que termina calando en la salud de los más jóvenes, que no pueden salir del consumo. Lo que ofrece el Estado no va a erradicar el problema, no termina de acompañar integralmente a nuestra juventud. Y, por otro lado, esta narcoestructura que en todo el país se expande más allá de las drogas, también en el manejo de las obras públicas internas en los barrios populares, el sistema de cable, de internet y lo que fuera, sin ningún control de los tres poderes del Estado. Hay como una especie de zona liberada para que el narcotráfico avance. Y cuando se habla de inseguridad, como ya sabemos, como nos acostumbran los medios hegemónicos, vemos y vamos a verlo ahora cuando empiecen las elecciones que van a hablar de los choreos de celulares y de las motos, que no está mal, pero no es la matriz de fondo. A nosotros el narcotráfico nos mata o nos lleva presos”, explicó. El enemigo de todos los veranos En la Ciudad de Buenos Aires, uno de los barrios más complicados con el dengue todos los años es la Villa 21-24. En plena pandemia por Covid-19, había unos 600 casos de dengue en ese barrio. “Nosotros vivimos al lado del Riachuelo. Si bien tiene cierto flujo, podríamos llegar a decir, sus orillas no. Las orillas están con basura, también son microbasurales que no son eliminados de raíz. Ahí también hay muchos mosquitos. Entonces a partir de nuestras postas de salud solemos hacer campaña de concientización para descacharrar y demás en todo el país, en todas nuestras asambleas. Pero si la estructura, barrial o territorial, no está siendo fumigada, es muy difícil que esto se erradique. Si bien hay barrios donde se fumiga constantemente, hay otros donde necesitamos que haya más implementación territorial del descacharrado y también el acompañamiento de prevención para que los datos no aumenten tanto”, dijo Nelson. El rol de las organizaciones La organización comunitaria y popular está cada vez más presente en los barrios a nivel nacional, y los reclamos en todo el país son muy similares: “Nosotros venimos denunciando el tema de la urbanización hace mucho tiempo. Es una de las banderas más importantes de las villeras y los villeros, y está totalmente vinculado con la falta de acceso a cloacas, el hacinamiento y un montón de otras necesidades estructurales que vivimos cotidianamente. Y hoy en día, en el verano, el agua es una de las necesidades básicas más importantes”, dijo Santacruz. Las obras para el acceso al agua y otras necesidades básicas no avanzan o lo hacen lentamente. En algunos casos, incluso, solo se anuncian obras que nunca comienzan. “Lo que nos pasa, a quienes crecemos en los barrios populares es que vamos cumpliendo cada uno 20 o 30 años de ver que no se hace nada y tenemos los mismos problemas de cuando éramos niños. La electricidad es el terror de de los veranos y de los inviernos, provoca incendios y de hecho esta semana leía que se condonó desde el Ministerio Economía a Edenor y Edesur una suma que asciende más o menos a los 220 mil millones de pesos y solo deberán pagar unos 80 millones de pesos. Dos entidades que también son responsables de las negligencias, de que se nos quemen todos los electrodomésticos en los barrios constantemente, de que se pudra la comida en los comedores populares. Hay una complicidad entre el Estado y también sectores privados para que el abandono se profundice”, planteó el integrante de La Poderosa. Los comedores y merenderos son los que a diario garantizan un plato de comida para los vecinos y vecinas. Santacruz se refirió al trabajo de estos espacios en un contexto en el que casi la mitad del país está bajo la línea de pobreza: “Desde La Poderosa venimos señalando que nuestro país produce toneladas de alimentos para todo el

Pamela Andrade, vecina de la Villa 31 e integrante de La Poderosa se refirió a la situación en las villas porteñas con respecto a la ola de calor en medio del cemento de las urbanizaciones no finalizadas. También habló de la falta de luz, agua, y el aumento de casos de Covid-19. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: La Garganta Poderosa —¿Cómo se vive la ola de calor teniendo en cuenta el cemento de la urbanización  en las villas?  —Acá en los barrios populares la pasamos mucho peor ya que no está completa la urbanización. Es horrible tener que cocinar tantas horas en los comedores, pero tenemos que hacerlo porque somos los únicos que le podemos dar algo de comer a los vecinos del barrio que de verdad lo necesitan. Todo esto es peor cuando no tenemos luz, agua. Los cortes que hubo en la villa 31, como en otras villas de capital, no afectaron un montón. No pudimos cocinarles a los más de 400 vecinos, tuvimos que repartirles la comida cruda para que se la puedan cocinar. A veces estas personas están en situación de calle y no tienen como cocinar.  —¿Se acercaron desde la empresa proveedora de luz? —Todavía no hubo respuesta de ningún tipo. En algunos lugares estamos sin luz y en el único lugar que había un generador es el Ministerio de Educación. Los pocos sectores donde hay luz, no tienen agua.   —¿Qué diálogo existe con el Gobierno de la Ciudad para estos casos? —No tuvimos diálogo, acá nos organizamos entre todos los vecinos tratando de mandarnos mensajes, nos ayudamos. Si yo tengo una botella, le doy a mi vecina, quienes tuvieron o tienen luz ayudan a los que no tienen con cables. —¿Cómo está la situación con el aumento de casos de Covid-19? —La situación es crítica. Para hacerse un hisopado hay gente que hace filas interminables desde las tres de la mañana. Actualmente dan 180 cupos en la UFU (Unidad Febril de Urgencia) para hisopar. Y a veces menos. A las nueve ya no hay más cupos. Y si no te hisopás acá en el barrio no te ayudan con bolsones de mercadería para pasar el aislamiento. Con respecto a la vacunación y debido a los rebrotes que hubo tuvieron que cerrar los centros de vacunación en el barrio. Por otro lado, en el barrio Rodrigo Bueno no hay ningún lugar donde te puedas testear o vacunar. No podemos seguir así. 

Nelson Santacruz integrante de La Garganta Poderosa pasó por el programa radial La Retaguardia. Vive en la porteña Villa 21-24. La Poderosa lanzó una campaña que busca obtener recursos para pasar el invierno y paliar el frío que sufren los vecinos y vecinas ante un Estado que no responde a sus demandas. Sobre sus problemáticas estructurales agregó: “los incendios, los cables quemados, las muertes, son escenarios comunes en nuestros inviernos en los barrios populares y más allá de la Capital Federal”.  Y definió que “los likes en las redes no llenan nuestras ollas”. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Gabriela Suárez López 💻 Edición: Fernando Tebele   —La Poderosa lanzó una campaña que se llama #ContagiáCalor para poder llevar estufas y caloventores a las asambleas y a los comedores y seguramente mucho más allá. Venimos hablando cotidianamente en cada invierno de la situación, de cómo se sufren el frío las personas que están en situación de calle con lo que, de alguna manera, damos por sobreentendido que todas las personas que vivimos bajo techo no tienen problemas para pasar el invierno. Entonces, La Poderosa lanzó una campaña de esas campañas poderosas de alto impacto que se llama #ContagiáCalor.  —Nosotros tenemos muchas problemáticas históricas, estructurales, que obviamente con la pandemia se vinieron a potenciar, pero ese #ContagiáCalor que creamos desde nuestras asambleas justamente no lo hacemos circular en las redes sociales porque nos dé gusto, sino porque realmente estamos en una situación crítica donde nosotros decimos que cada invierno o cada vez que el frío se potencia estamos en temporadas de incendios en nuestros barrios populares. Particularmente barrios que están en situaciones más críticas como puede ser el Barrio Fátima donde la semana pasada se prendieron fuego seis postes de luz, y ese tipo de cosas son realmente situaciones muy cotidianas en la Villa 31, que para fines de 2019 dijeron que iban a instalar 33 cámaras transformadoras y aproximadamente 24 mil metros lineales de baja tensión, cosas que no fueron cumplidas por el Gobierno de la Ciudad, y no es de ahora. Yo también te hablo de mi barrio, la villa 21-24 donde en sí hace 10 años la Justicia declaró a mi barrio como en emergencia eléctrica y multó de hecho a Horacio Rodríguez Larreta para que se hiciera cargo de eso y no se hizo cargo. De hecho, los incendios, los cables quemados, las muertes, son escenarios comunes en nuestros inviernos en los barrios populares y más allá de la Capital Federal. Acá donde vivo yo, en la última semana, hubo aproximadamente treinta y ocho cortes de luz y así los vecinos no pueden refrigerar medicación, alimentos que se pudren en los espacios populares y comunes de los merenderos. O  calefaccionar, algo tan necesario en este contexto donde sentimos que el frío está mucho más punzante. También tenemos problemas con el agua. Porque en muchos de nuestros barrios donde hay situaciones de hacinamiento, donde en una habitación de 4×4 viven alrededor de 10 personas, tienen que tener agua, aparatos eléctricos, y son cosas que nosotros sentimos y vemos todos los días y cuando no hay luz te quedás también sin agua, sin medicación, sin alimentos, también te quedás sin la posibilidad de calefaccionar. Entonces, estamos en una situación compleja y es por eso que nació esta campaña de #ContagiáCalor que pretende con la solidaridad de la gente, los oyentes que están en este momento escuchándonos juntar todo lo posible para llegar a 40 mil frazadas y 200 garrafas de 10 kilos, estufas o caloventores más o menos para 75 familias. Estoy hablando a  nivel país, grupos electrógenos y 10000 litros de nafta como para poder también acompañar con estos grupos electrógenos a los espacios comunitarios que sufren más los cortes reiterados de electricidad. Y también algo que muchas veces parece ajeno, la leña que está muy cara. Por ejemplo a medida que uno va al sur donde tenemos asambleas como la  de Río Gallegos, la interbarrial de Ushuaia, en esos lugares van mechando la compra de garrafas con la compra de leña que cuesta también muy cara, entonces la campaña apunta a eso, a empatizar, a decir que el invierno nos está afectando de esa manera en los barrios populares. —Hablábamos hace muy poco tiempo sobre que el Estado tendría que haber previsto acceso a conectividad en todo el tiempo de pandemia para que se pueda acceder a la Internet. En este caso, el Estado también podría haber previsto esta situación… —Sí, tal cual. La verdad es que es un poco agotador, desgastante hoy en día un congelamiento siento… hay un congelamiento insensible de parte del Estado en políticas públicas concretas y estructurales, digo de cosas estructurales para con las villas y los barrios populares. Y hay una costumbre histórica, fría, que solo la podemos traducir para mí en dos cosas, dos acciones dentro de los barrios populares. Yo viviendo acá lo puedo identificar. Por un lado, la triste naturalización de un Estado ausente, es decir, eso sucede… Y por otro, tomar la batuta, como hacemos millones de compañeros y compañeras, millones de empobrecidos y empobrecidas. Salir a la cancha para comunicar lo que nos pasa y resolver autogestivamente lo que deberían resolver los gobiernos como eso que mencionabas sobre lo que hicimos con la campaña #ContagiáConectividad, que fue también una campaña que lanzamos como el #ContagiáCalor, apelando a la solidaridad de la gente, así como lo hicimos con el #ContagiáSolidaridad que fue del año pasado y recaudamos muchas donaciones para poder suplir lo que desde el Estado no estaban garantizando, que es llenar la olla básicamente. Y en esto me voy a detener porque me parece importante que ustedes sepan, también todas las personas que están escuchando, que pese a la colección de reuniones que hemos tenido con el Ministerio de Desarrollo no pudimos resolver las 670 toneladas que nos deben de alimentos desde octubre. Estamos hablando de muchos meses. Es decir, muchos meses donde tocamos las puertas y las ventanas que el Ministro