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Marcela Molfino


El año 2019 cerró con la extensa declaración de Silvia Tolchinsky, sobreviviente de la Contraofensiva. A la espera del inicio de las audiencias de este año, que será mañana jueves 6 de febrero desde las 9 horas, compartimos la segunda parte de uno de los testimonios que más ayuda a dar cuenta de la complejidad de la causa. Por la poca cantidad de sobrevivientes de la Contraofensiva que hayan estado secuestrados, y a la vez por la extensión de su calvario, el de Tolchinsky es un testimonio que aporta datos que muy pocas personas pueden dar. Por ejemplo, hasta cuándo permanecieron con vida los secuestrados/as que luego serían desaparecidos/as. (Por El Diario del Juicio*)   📝 Texto 👉 Fernando Tebele 💻 Edición 👉 Martina Noailles📷 Foto de Portada 👉 Guillermo Amarilla MolfinoCuando la mayor parte del público que observa la audiencia en la sala de tribunales de San Martín reingresa y se prepara para la segunda parte de su testimonio, Silvia Tolchinsky ya está en el primer plano de los televisores, lista para continuar desde Barcelona. Antes del cuarto intermedio había quedado atrapada en Conesa 101, una de las casas que eran una suerte de sucursales de Campo de Mayo. Desde allí retoma. Ya es un hecho que será, hasta ahora y probablemente en el final, el testimonio más largo del juicio. “Bueno, yo me quedo hasta marzo… me quedo… -se corrige- me tienen secuestrada en la quinta de Conesa 101, y en marzo me trasladan a otra quinta, que es una casa que había comprado cerca el grupo de Hoya (Santiago, un Coronel que murió días después de haber sido condenado). Todas son cerca, aledañas a Campo de Mayo. Me ubican en la primera planta, que era una especie de altillo a dos aguas y estoy ahí de marzo a junio aproximadamente en la condición de secuestrada, encadenada, engrillada y con los ojos vendados”, detalla. Cuenta que la obligaban a realizar tareas como mano de obra esclava. “En ese tiempo me pedían que hiciera cosas varias, como traducir documentos, traducir todas las instrucciones para montar equipos de música del alemán al castellano. Me traían diccionarios y yo lo hacía. Bueno, nunca supe alemán, pero se hacían esas cosas”. Otra vez se evidencia que las personas secuestradas eran, para los genocidas, cuerpos y mentes apropiadas a su servicio. Tolchinsky avisa que no quiere cansar con detalles, pero no puede dejar de contar algunas de las situaciones de torturas psicológicas más dramáticas que sufrió, como cuando le trajeron fotos que, según los captores, eran de sus hijos, pero a los que ella no reconocía como tales. “Me traen una foto de mis hijos. Estaban en Cuba, pero me dicen que los trajo mi suegra. Yo les decía que no eran, pero ellos me insistieron tanto que yo pensé que no los reconocía. Fue una situación de muchísima angustia”, reconoce, y parece revivir aquel instante, mientras recuerda otra situación similar, pero el protagonista esta vez eran su hermano Daniel, y su cuñada Ana Dora Wiesen, secuestrados con anterioridad y luego desaparecidos: “me hablan de los compañeros, que están vivos, que están cerca, que están ahí. Me traen dos cartas, una de mi hermano y una de mi cuñada, donde ellos mismos me dicen y me explican que los que cayeron en el ‘79 y en el ‘80 están todos vivos, que creen que las cosas no serán igual y que, bueno, esperan que pronto puedan… -no culmina la frase-. Me preguntan fundamentalmente mucho por sus hijos, que no sabían nada y que habían estado en una situación tan delicada, y les cuento que están con mi hermana. Pero cuestiono la autoría de las cartas, porque no podía creer lo que estaba pasando”. Tolchinsky recuerda que, ante su duda, los represores salieron y le trajeron otras cartas a modo de prueba de identidad. “Rapidísimo, lo que quería decir que estaban muy cerca. Es decir que me dejaron, fueron a buscar las cartas nuevas y me las trajeron para que yo las leyera. En esas cartas mi hermano escribe: ‘Dicen que no crees que son las mías, pero sí, estamos aquí, queremos saber cómo están los chicos’. Él me cuenta cosas que evidentemente eran absolutamente familiares y lo que me dice uno de los interrogadores es que la letra a lo mejor no me suena porque le habían quebrado las muñecas en la tortura. Esto fue una situación… anímicamente me hizo bastante daño… Esas dos situaciones a mí me quebraron mucho. Las fotos de mis hijos que no eran mis hijos y las cartas de mi hermano”, suelta con total crudeza y sin perder nunca el tono parsimonioso, pero prolongando mucho más las pausas habituales de su decir. Amarilla y Molfino En el juicio ya declaró el nieto recuperado Guillermo Amarilla Molfino, nacido y apropiado en la maternidad clandestina de Campo de Mayo. El hijo de Guillermo Amarilla y Marcela Molfino está en la sala, y toma algunas fotografías para este Diario del Juicio, por la ausencia de su tío Gustavo. Observa con la misma atención que el resto del público. La diferencia en su caso es que sabe que en algún momento de su declaración, Tolchinsky dará un dato que lleva a pensar que quizá sus padres lo concibieron en la oscuridad de sus secuestros. Silvia trae ese recuerdo ahora, aunque en realidad temporalmente pertenezca a su estadía en Campo de Mayo. —No, no podemos hacer que duerman juntos los detenidos porque a ver si nos pasa de nuevo como con los Amarilla —le dijo al Gitano un represor al que reconoce como Sánchez o Santillán.—Pero, ¿qué pasó? —preguntó Tolchinsky, con la avidez de conocer más datos.—No, no. Nada, nada —le respondieron intentando que olvidara lo que acababa de escuchar. “En ese momento no tenía claro si me querían hacer creer que había quedado embarazada, o si se les había escapado que había quedado embarazada -repasa ahora Tolchinsky-. El mismo día me habían dicho que a María Antonia Berger la habían llevado a ser un papanicolaou porque le había salido mal el anterior. O

El eje de esta audiencia fue, otra vez, la familia Amarilla-Molfino. En este caso declararon Marcela Susana Hedman y los hermanos Mauricio Amarilla y Guillermo Amarilla Molfino. Hedman fue la compañera de Rubén Darío Amarilla, y consiguió huir del operativo en la casa de San Antonio de Padua donde fueron secuestrados Rubén Amarilla, Marcela Molfino y los cinco niños de entre nueve meses y cinco años de edad que se encontraban en la casa. Los niños/as sobrevivieron luego de haber permanecidos secuestrados varias semanas. Uno de ellos, Mauricio, hijo de Guillermo Amarilla y Marcela Molfino, era el mayor y fue testigo presencial del operativo. Guillermo Amarilla Molfino, hermano de Mauricio y nieto recuperado, habló de su historia, la de sus padres desaparecidos y de sus apropiadores del Batallón de Inteligencia 601. Sus testimonios fueron muy emotivos y sirvieron para comprobar lo ocurrido el 17 de octubre de 1979. Guillermo Amarilla, secuestrado un rato antes en la calle, Marcela Molfino y Rubén Amarilla, permanecen desaparecidos. También declaró Haydeé Mabel Quiroga, hermana de Jorge Quiroga. (Por Gustavo Molfino para El Diario del Juicio*)  Foto de portada: Amarilla Molfino se va. En su mano derecha lleva, entre otras cosas, una agenda  telefónica que le robó a su apropiador: “Si me robaron a mí, cómo no voy a poder robar una agenda”, dijo. En su mano izquierda lleva hecha un bollo una foto donde se lo veía de niño junto a sus apropiadores. (Foto Gustavo Molfino/DDJ) La imagen repetida de cada jornada: cuando los genocidas entran y salen de la sala, el poco tiempo que permanecen en ella,son acompañados por las fotos en alto de las personas desaparecidas o asesinadas durante la Contraofensiva de Montoneros.(Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Haydeé Mabel Quiroga es la hermana de Jorge Quiroga, una de las víctimas de la represión a la Contraofensiva en 1979 y 1980.Fue el primer testimonio de la jornada, y también el más corto del juicio hasta aquí. En 15 minutos, contó lo querecordaba sobre la militancia de su hermano. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) El segundo turno fue para Marcela Susana Hedman. Fue la única habitante de la casa de San Antonio de Padua que pudosobrevivir. Lo hizo trepando un muro del fondo de la vivienda con la ayuda de un vecino. Los dos niños de Hedmansecuestrados allí, Mariano y Valeria, fueron luego devueltos a la familia. Susana se exilió y desde allí denunció el genocidio.(Foto: Gustavo Molfino/DDJ) El tercer turno lo ocupó Mauricio Amarilla. El hijo de Guillermo Amarilla y Marcela Molfino (ambos desaparecidos), era uno de los cinco niños/as que fueron secuestrados el 17/10/80 en la casa de San Antonio de Padua. Su padre fue secuestrado  ese mismo día, pero en la calle, tras haberse despedido de él con la promesa de traerle sus obleas favoritas. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Amarilla realizó un croquis de la casa a la que fue llevado. Por la descripción que realizó, podría tratarse de la Brigrada femenina de la Policía bonaeranse en San Martín, a la que fueron conducidos, por lo menos, Martín Mendizábal y Mariana González. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Al finalizar la testimonial de Mauricio, su hermano Guillermo se acercó para darle el primer abraza. Minutos después,  Guillermo estaría ocupando el lugar del testigo, bajo la atenta mirada de Mauricio. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) El cierre fue para el nieto recuperado Guillermo Amarilla Molfino. Casi siempre con una sonrisa en su rostro, relató su apropación tras el nacimiento en la maternidad clandestina de Campo de Mayo. (Foto: Gustavo Molfino) En la primera fila asoma Diego, un amigo que permanece al lado de Guillermo desde aquella infancia robada. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Amarilla Molfino aportó fotos, papeles y agendas de su apropiador. Sobre la foto que seve debajo de su mano, en la que está, pequeño, junto a sus apropiadores, dijo que despuésde mostrarla al tribunal, la rompería, cosa que finalmente hizo.(Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Su testimonio, como el del resto, fueron seguidos con especial atención. Aquí Adriana Taboada, de la Comisión por la Memoria de Zona Norte. Más allá, Pablo Verna, hijo del genocida Julio Verna y que ya declaró en esta causa. En el centro su compañera, la cantautora Mariela Milstein. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Amarilla Molfino mostró fotos de sus apropiadores: “las fotos de nuestros compañeros son conocidas y ya están en la historia. Es hora de ponerles rostro a los malos”, dijo. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Tatiana Sfiligoy (Ruarte Britos), nieta recuperada y Gabriel Eduardo Corvalán Delgado, que busca a su hermandoapropiado, junto a los hijos de Amarilla y Molfino. (Foto: Gustavo Molfino/DDJ) Quienes dieron testimonio ayer junto al abogado Pablo Llonto, al cierre de la jornada. Con mochila al frente y celular enmano, Gustavo Molfino, el autor de todas estas fotos, salvo esta, registrada por su compañera.Molfino es el tío de Mauricio y Guillermo. (Foto: Florencia Tajes Albani/DDJ) *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguimos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com