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Morgese Martìn


El genocida demoró este momento todo lo que pudo pero el tiempo es hoy. El TOF N°4 de San Martín, dará a conocer la parte final del veredicto por la represión a la Contraofensiva montonera esta tarde a las 14 horas. Por la mañana, el acusado podrá decir sus últimas palabras. Ambas instancias serán trasmitidas en directo por el canal de YouTube de La Retaguardia. (Por El Diario del Juicio*)  ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe 💻 Edición: Fernando Tebele El 10 de junio pasado, este mismo Tribunal, conformado por Esteban Carlos Rodríguez Eggers, Matías Alejandro Mancini y María Claudia Morgese Martín, condenó a prisión perpetua por los crímenes de Lesa Humanidad cometidos durante la represión a la Contraofensiva Montonera, a 5 genocidas, todos integrantes de la estructura de  Inteligencia del Batallón 601 del Ejército. A 2 de los 3 que gozaban del beneficio de la prisión domiciliaria, se las revocó y  ordenó su traslado a cárceles del Servicio Penitenciario Federal. El 13 de julio, dos de esos tres condenados fueron trasladados a la Unidad Penal Federal N°34 de Campo de Mayo y familiares de los represores agredieron al equipo periodístico de La Retaguardia que fue a retratar la partida.   De este modo, los genocidas Luis Firpo, Marcelo Cinto Courtaux, Eduardo Ascheri y Jorge Bano se encuentran cumpliendo su condena en la cárcel; en cambio Roberto Dambrosi pudo conservar el beneficio de la prisión domiciliaria por haber tenido un ACV.  Jorge Norberto Apa había logrado quedar momentáneamente afuera de ese grupo reducido de genocidas el mismo día del veredicto mediante una presentación realizada por su abogado defensor, Hernán Corigliano. El letrado interpuso un certificado médico y dijo que su cliente no comprendía los hechos por estar atravesando un proceso demencial. Desde el sitio de noticias del Ministerio Público Fiscal, informaron que una junta médica integrada por profesionales del Cuerpo Médico Forense indicó que Apa “responde de forma parca, con evasivas, expresando desconocimiento ante las preguntas simples que esta junta le formula. Se interpreta tal actitud como de reticencia, oposición y refractariedad activa a nuestras intervenciones de evaluación psicosemiológica”. El Cuerpo Médico Forense agregó en su informe que “se observó a todo lo largo de la evaluación psicosemiológica una discordancia e inconsistencia en la actitud del examinado que activamente simula y sobresimula un cuadro psicopatológico sin consistencia clínico semiológica enmascarando su realidad psíquica, que impide a esta junta estimar correctamente el estado mental del causante conforme a las prácticas habituales de las evaluaciones que rutinariamente realizamos sin estos inconvenientes”. Y concluye: “dado el vigor psíquico necesario para mantener la actitud descripta ‘ut supra’ inferimos que la oposición del examinado refleja su aptitud psíquica para ajustarse al proceso penal en curso”. Jorge Norberto Apa, quien fuera Jefe de la División Inteligencia “Subversiva Terrorista”, dependiente del Departamento Interior de la Jefatura II de Inteligencia del Estado Mayor General del Ejército Argentino, entre el 15 de enero de 1979 y el 14 de noviembre de 1980, ya tiene otra condena por crímenes de Lesa Humanidad, y deberá ahora escuchar la sentencia que, seguramente, será condenatoria. Restará saber si conserva el beneficio de la prisión domiciliaria o si será enviado a las manos del Servicio Penitenciario Federal, examen médico mediante.  El 15 de noviembre de 2020,  Apa amplió su indagatoria y aceptó preguntas. Reconoció que en Campo de Mayo ocurrieron cosas “que no eran legales”, pero también discutió la cifra de 30 mil y, de manual de inteligencia, se ubicó ajeno a la represión. “En esta división el último lugar donde está la situación subversiva, en el último escalón estaba yo, acá, en la situación subversiva. Todo esto tenía como misión asesorar y asistir al Comandante por medio del Estado Mayor, en este caso también por medio del J II,” fue su intento, al tiempo que aseguró que su legajo era incorrecto. Luego de esa declaración fue operado por un tumor en la zona abdominal y no se volvió a presentar ante el TOF 4. Hernán Corigliano continuó el debate sin mencionar los problemas mentales, pero aportó fotos de la zona suturada y del tumor en lo que fue un acto innecesario. Apa, que además se repuso de Covid-19, desde las 9:30 de la mañana del 15 de julio de 2021, sin más dilaciones, podrá tener nuevamente la palabra en este tramo de la represión a la Contraofensiva Montonera.  Será el sexto represor juzgado, pero hay un séptimo. El ex integrante del Destacamento de Inteligencia 201 del Ejército de Campo de Mayo, Mario Guillermo Ocampo, quien estuvo prófugo más de seis años y goza del privilegio de la prisión domiciliaria, es el único protagonista de otro juicio que se desarrolla en paralelo ante este mismo tribunal.  *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

El testimonio del General Julio Alberto Conrado Hang era una gran apuesta de las defensas. Sin embargo, terminó en un cruce con la jueza Morgese Martín, quién lo interrogó para saber cuánto conocía de las torturas, las desapariciones y los centros clandestinos de detención. (Por El Diario del Juicio*)  ✍️ Texto 👉 Paulo Giacobbe💻 Edición  👉 Martina Noailles/Fernando Tebele 💻 Colaboración en textos 👉 Valentina Maccarone/Braulio Domínguez📷 Fotos 👉  Capturas de pantalla Frente a una teleconferencia hay quienes no saben en qué lugar de la casa sentarse, descuidan el fondo que la imagen captará y salen con ropa de entrecasa. En cambio, hay otras personas muy cuidadosas con esos detalles. El General de división retirado Julio Hang integra este último grupo. De saco e impecable nudo de corbata, combinando el rojo y el azul, se presenta como testigo de las defensas en el juicio que investiga los crímenes de la represión a la Contraofensiva de Montoneros. A la espalda de Hang, se puede ver una prolija biblioteca nutrida, donde se adivina algún premio o condecoración, motivo de orgullo del testigo experto en la reglamentación castrense. Pese a su esmero, Hang olvida tener su documento a mano para que el tribunal pueda constatar su identidad. Ese pequeño descuido, de haber ocurrido durante los años de Terrorismo de Estado, le podría haber costado la vida.  “Pasé a retiro en diciembre de 2003. Realicé durante la carrera todos los cursos que son obligatorios, en particular soy Oficial del Estado Mayor del Ejército argentino. Soy también Oficial del Estado Mayor del Estado Mayor Conjunto argentino”, explica Julio Hang sobre su vasta formación, que incluye haber realizado cursos de la OEA y en Estados Unidos. Según sus palabras, durante la guerra de Malvinas estuvo en Planeamiento y operaciones del Teatro de Operaciones Sur, en Comodoro Rivadavia. Entre otros destinos, fue  a Bolivia como profesor del Colegio Militar. Fue edecán del presidente Raúl Alfonsín y jefe de la Casa Militar del presidente De La Rúa. En el medio fue heredero militar en Estados Unidos. “Mi último cargo fue Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército en Córdoba”, dice Hang, quien actualmente es profesor de Posgrado de la UBA y en la Universidad del Salvador. Su declaración fue bastante técnica, pero existieron algunos pasajes por fuera de esa línea.  En Bolivia, entre los años ‘83 y ‘84, conoció a Jorge Apa, el único imputado de este juicio que ya fue condenado a prisión perpetua por el crimen de Ana María Martínez, militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Trabajaron juntos. En cambio, a Cinto Courtaux lo conocía desde la Escuela Militar pero nunca hablaron de la lucha contra la subversión porque hablaban de otras cosas. De la Contraofensiva de Montoneros escucho hablar más en los medios de comunicación de los últimos tiempos que en esa época. Sobre los centros clandestinos de tortura y exterminio, mencionados por el Ejército como lugar de reunión para detenidos subversivos, apenas escuchó que existían.  —¿Nos podría contar, contarle al tribunal, qué escuchó, dónde estaban ubicados? —pregunta el abogado querellante Pablo Llonto. —No, dónde estaban ubicados no tengo idea. Pero sí que escuché que aquellos que eran detenidos en acciones subversivas, iban dete… —titubea unos segundos Hang hasta que remonta— iban reunidos, iban a lugares de reunión de detenidos —contesta sin poder precisar quién se lo contó por no recordarlo. “Pero era vox populi, digamos, no era una cosa oculta. Era conocido en el Ejército que en los lugares donde se llevaba al personal que era detenido en operaciones de lucha contra la subversión era un lugar de reunión”, sostiene el militar retirado que no pudo brindar ninguna información de la ubicación de ninguno de esos lugares: “Supongo que la ubicación estaría más bien bajo control de los comandantes de zona, y consecuentemente ellos podrían haber sabido esa información”. Sin siquiera “tener idea” si esa información llegaba a la jefatura 2 de Inteligencia.  Mejor no saber “Era lugar de detención. Es decir allí eran enviados para ser, estar, permanecer detenidos”, amplía el testigo de la defensa sobre el significado de “lugares de reunión”.    ¿Sabe si había algún registro sobre hora, día en que eran detenidos? —le pregunta la jueza María Claudia Morgese Martín.  —Si había registro, alguien lo debía hacer. Yo no tengo idea. Nunca estuve en un lugar, no sé cómo era el funcionamiento… —se defiende Hang, y aclara que tampoco nunca, ningún compañero, le habló de eso. Ignorando además si existía un límite de tiempo para las detenciones o si la justicia era informada.  —¿Sabe qué cargo, o en cabeza de qué personas estaba a cargo la detención específicamente, y en medio de qué circunstancias se realizaban las detenciones? —quiere saber la jueza. —Entiendo que eran múltiples y diversas —contesta Hang —Eso sí, ¿pero modos? —No.  —¿No sabe modos ni cuántas personas iban? —No. —¿Nunca se enteró a posteriori ya con los libros de hoy? —A posteriori supe que hubo operaciones que se realizaron en diversos lugares y que el resultado de eso fue la detención de determinadas personas… pero no… no… —Eso es genérico, y es un esquema y lo conoce cualquiera. Usted, con su cargo, su profesión y su experiencia, ¿Sabe por algún comentario cómo eran las detenciones, en qué circunstancias se hacían y cómo eran trasladados los detenidos? ¿En qué condiciones físicas eran trasladados los detenidos? ¿Si esposados, encapuchados, atados o alguna otra situación, si es que lo sabe y si es que esto fue así? —No lo sé… Hang afirma que eran temas reservados: “Era cuestión reservada a aquellos que tenían responsabilidades ejecutivas. Es decir yo nunca lo hice, ni lo vi hacer, ni lo ordené hacer. Con lo cual no tengo idea exacta de cómo podía ser”. Finalmente admite que con algún compañero había hablado de manera coloquial sobre el tema: “Alguna vez escuché a alguien que decía que habían hecho una operación y alguno de los resultados de la operación era que había gente que había ido a parar a un lugar de detención, pero no sé ni quiénes eran, ni