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¿Quién mató a mi hermano?


En un nuevo aniversario de la desaparición seguida de muerte del joven de 16 años de Lomas del Mirador, se realizaron este fin de semana varias actividades para recordarlo, denunciar la impunidad y exigir verdad y justicia. El sábado por la noche La Colectiva Radio proyecto la película “¿Quién mató a mi hermano?” en una plaza. Este domingo, se llevó adelante la habitual marcha en el barrio de La Matanza donde todavía vive parte de la familia de Luciano. Las voces de Vanesa Orieta, su hermana, y Mónica Alegre, su mamá, protagonizaron la intensa jornada transmitida en vivo por medios populares. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Fernando Tebele 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero/Agustina Sandoval Lerner 📷 Foto de portada: Bárbara Barros/La Retaguardia 📺 Cobertura en la marcha: María Eugenia Otero/Fernando Tebele (La Retaguardia junto a Radio Zona Libre/Antena Negra TV/FM La Tribu/Posdata/Radio Sur) La luz todavía cae desde el cielo. La Plazoleta Raymundo Gleyzer del barrio de la Paternal se ha convertido en un pequeño cine. Una pantalla cuadrada irradia su propia luz. Son las primeras imágenes de ¿Quién mató a mi hermano?, la película con la que Ana Fraile y Lucas Scavino dieron cuenta de la vida y muerte de Luciano Arruga, historia tan tenebrosa como real, tan amarga y triste como la penosa costumbre social que tenemos que asumir socialmente de una buena vez: cada tanto, en el país del genocidio reciente, de la dictadura desaparecedora, las fuerzas de seguridad continúan utilizando esa metodología para desaparecer personas. Es el mismo país. Aunque sea en escala menor a la de aquellos años, la desaparición forzada sigue ahí, no se va. Una vecina camina en rol paseando al perro. Se sorprende por lo que ve: gente parada formando un semicírculo. Personas sentadas en el banco de la plaza que mejor se ubica ante la pantalla. Otras en las sillas apilables dispuestas para la ocasión. Mientras su mascota juguetea con otro animal, la señora mira. Difícil saber qué piensa. Amaga irse. Vuelve. Finalmente se va. Después de los 89 minutos de cine, las compañeras y compañeros de La Colectiva, que organizaron la jornada, mezclan alguna lágrima por lo que acaban de ver, con sonrisas satisfechas por la actividad. La radio comunitaria, que sale al aire desde un local a la calle en San Martín y Donato Álvarez, apenas a una cuadra de allí, es una de las que ha acompañado sostenidamente a la familia de Luciano. Faltan apenas horas para la marcha del domingo. Son 13 años sin Luciano Arruga. Se puede esperar una noche más por la verdad, que tampoco llegará mañana, pero nos quedará más cerca de tanto grito. *** Los bombos golpean recuperando en muchos oídos un sonido que había permanecido durante la pandemia encerrado entre los recuerdos. Estamos en la esquina de General Paz y Mosconi, en Lomas del Mirador. “La Matanza Avanza”, dice un cartel por allí. Atrapa la cana, podría ser una buena respuesta tan cacofónica como real. Esa esquina se transforma, por unos instantes, en un gran encuentro de personas perdidas. Abrazos cuidados, duraderos, con barbijos en general, reflejan la necesidad de verse en algunos casos después de casi dos años. El calor agobiante de otros eneros se tornó piadoso esta vez. Minutos después de las 18 estamos arrancando. Se sabe que es el comienzo porque Vanesa Orieta, la hermana de Luciano, toma el micrófono para anunciarlo. Puede suponerse que solo hará ese anuncio, pero no. Comenzamos a caminar por Mosconi hacia la Villa 12 de octubre, donde creció Luciano hasta cuando lo dejaron; todavía vive allí parte de su familia. Detrás, cada vez más lejos, va quedando el otro lado de la General Paz. Es Mataderos, pero una zona tan cheta que ya merece ser llamada Mataderos Hollywood. Se aleja en la medida que se acerca el barrio popular.  Vanesa tiene una remera de Tehuel de la Torre, el joven trans de San Vicente desaparecido desde el año pasado en Alejandro Korn, todo en la Provincia de Buenos Aires. Le ha impactado mucho a Vane la desaparición de Tehuel. Como la de Facundo Astudillo Castro. Como cada una. Aunque las ocurridas en la Provincia le pegan peor, porque tienen el mismo sello que la de Luciano. ¡Hola maldita Bonaerense! Pide por Tehuel, grita. Pedirá, gritará varias veces más. “Lo queremos con vida”, dirá en el cierre desde el escenario. Vanesa va caminando a la par del camión/escenario. A veces mira hacia la manifestación que la sigue, de más de seis cuadras. También mira para el barrio, camina para adelante y para atrás. Cada tanto mira a vecinos y vecinas que se asoman en sus balcones o ventanas. Siempre le habla al vecindario. Interpela a ese barrio que dio pie a que se abriera el destacamento policial desde el que hostigaron hasta el final a Luciano. Lo pusieron en funcionamiento después de dos asesinatos semifaranduleros: el florista de Susana Giménez y el entrenador de Guillermo Cóppola fueron asesinados en intentos de robos. El destacamento de la calle Indart 106 se constituyó en un delineador de límites para los pibes de las villas de la zona. Sobre todo de la 12 de Octubre y la Santos Vega. Ya sabemos cómo terminó, aunque no sepamos aún exactamente cómo. Pero el 31 de enero de 2009 Luciano desapareció. De eso no hay dudas. Y tuvieron que pasar 5 años y 8 meses para que su familia lo hallara enterrado como NN en el Cementerio municipal porteño en Chacarita, después de haber pasado por el Hospital Santojanni —tras haber sido atropellado involuntariamente por un automovilista en la Gral Paz— y por la morgue judicial. Todo como NN, en una maniobra de ocultamiento que extiende las responsabilidades ya no solo a La Bonaerense, sino también a la Policía Federal y a una gruesa trama administrativa de la Ciudad de Buenos Aires.  Todo eso vuelve a contar Vanesa a cada paso. Hasta que se acerca su mamá, Mónica Alegre. La abraza. Caminan juntas. Es probablemente la imagen de la jornada. Ambas entrando al

Este 31 de enero se cumple un nuevo aniversario de la ausencia siempre presente de Luciano Nahuel Arruga, el joven de Lomas del Mirador que fue desaparecido y asesinado en 2009. Hablar de Luciano es hablar de una problemática latente; de hace 13 años, de la dictadura y de hoy. Vanesa Orieta, su hermana, recorrió la lucha, desde la impunidad hasta los logros. Como cada vez, interpeló a la justicia, al poder político y a los medios de comunicación tradicionales. Diferenció la violencia institucional que se sufre todos los días en los sectores empobrecidos, de la represión estatal que tiene como protagonista a las fuerzas de seguridad y a los y las jóvenes como sujetos de persecución. El domingo habrá una marcha. Hoy se proyectará la peli ¿Quién mató a mi hermano? en una plaza de Paternal. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner/Marly Contreras/Fernando Tebele 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia —Venimos charlando en las previas de los 31 de enero desde hace muchos años y pensábamos: ¿cómo no repetirnos? Y la primera pregunta que se nos ocurre todos los años al comenzar es ¿qué sensaciones tenés hoy acerca de la cercanía de un nuevo aniversario de Luciano? Y tu respuesta no necesariamente es siempre la misma, porque obviamente con el transcurrir del tiempo te van pasando diferentes cosas.  —Sí, y en esta oportunidad, y habiendo tenido muchos años para poder pensar y analizar todo lo que fue sucediendo, hay mucha historia en 13 años. Hay muchas vivencias. Por un lado, creo que la conclusión sigue siendo la misma: que la impunidad nos va deteriorando no solamente a los familiares de Luciano, sino también a todos los miembros de las familias que son tocadas por esta problemática. Nuestro físico, nuestra psiquis, nuestras emociones van atravesando por lugares diferentes que terminan generando un daño con el correr del tiempo. Y esto tiene que ver con la impunidad, con la falta de justicia y al mismo tiempo, en mi caso y en el caso de este grupo de familiares y amigues, también pensar la justicia a 13 años es algo muy difícil de pensar y de exigir. ¿A quién le exigimos justicia? Si, en definitiva, a quienes estamos denunciando por el largo proceso de impunidad es a la justicia. Estamos llevando a un jury de enjuiciamiento a tres funcionarios del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires por haber delegado la investigación en la Policía denunciada (La Bonaerense) y por haber investigado a la familia durante un año y seis meses. Entonces, ¿qué justicia pedimos, a quién le exigimos esa justicia, qué tenemos para pelear en el ámbito del Poder Judicial? Y bueno, eso también genera un montón de sentimientos y contradicciones. Sí, nos lleva a hacer mucho balance, creo que a todas las personas que nos organizamos y luchamos. Y también la conclusión más feliz que se puede hacer es que la organización, la lucha y poder salir del estado de aislamiento y de silenciamiento que nos quieren imponer, es la forma más saludable de poder resignificar tanto dolor.  —En este sentido, de esta justicia y de esta constante impunidad de hace tantos años recordamos que la única justicia parcial que tuvieron, que tuvo Luciano, fue por la condena por torturas a Diego Torales, y por un hecho ocurrido unos meses antes del episodio de la desaparición. Y en este caso no es solamente la familia, amigos, amigas de Luciano quienes esperan justicia, sino que hay tantísimos casos que se repiten y que todos los días se asesinan pibes.  —Sí, antes mencionaba lo que nos generaban 13 años, el proceso de impunidad y una de las principales situaciones que los familiares nos empeñamos en visibilizar, es que se entienda que en la medida en que las causas no llegan a la verdad y por lo tanto no se puede condenar a los responsables materiales, políticos y judiciales de estos hechos, lo que se va generando es un proceso de repetición de estos crímenes horrorosos. En ese sentido, el rol de la justicia es criminal. También pensar que no se da esa independencia que se necesitaría en el ámbito del Poder Judicial para poder llegar a estos procesos de verdad y de justicia, y que cuando se trata de crímenes que comprometen las responsabilidades del Estado, ahí se presenta una asociación bien clara entre el Poder Judicial, el poder político y el poder mediático. Y la verdad que las familias tenemos que enfrentar a todo el aparato estatal que quiere todo lo contrario a lo que nosotros venimos insistiendo a través de la organización y la lucha, que es visibilizar estas cuestiones, sensibilizar, y por lo tanto poder cambiar la “normalidad” de lo que sucede, que es que tantos casos queden en la impunidad, sino todo lo contrario, que se empiecen a generar casos que puedan dar cuenta de esto, de que se llega al meollo del asunto, de que se condena tanto a las responsabilidades materiales como políticas y judiciales y que es un claro indicador de que realmente se está empezando a generar condenas que intenten torcer el rumbo de lo que hasta ahora vemos como resultado, que son muchos años de organización y de lucha en medio de procesos de impunidad, pero que aparte da lugar a que la familia la pasemos muy mal. Porque no es que en esos largos años que sucede nada, suceden un montón de cosas. Familias que se ven amenazadas. Nosotros mismos hemos sido amenazados, perseguidos, hemos pasado por situaciones muy dolorosas, muy violentas. Bueno, esto pasa con el resto de las familias también. Es esta justicia a cuentagotas de la que estás hablando. ¿Cómo puede ser que en una situación clara de tortura sufrida por un joven de 16 años, solamente haya un solo responsable condenado? Cuando todos los que testificaron y estuvieron presentes ese día pudieron dar cuenta de que estaban ubicados en ese tiempo,

A propósito de cumplirse 11 años de la desaparición forzada de Luciano Arruga, su hermana, visitó el programa La Retaguardia. Orieta se refirió, por primera vez, al informe de la perito Virginia Creimer, que se conoció en la película sobre el caso estrenada en 2019, y que dan cuenta de que el niño de 16 años pudo haber sido sometido a delitos sexuales, según revelan las prendas con las que estaba vestido y algunas lesiones que se encontraron en su autopsia y que no serían producto del arrollamiento en la Gral. Paz.  Hoy viernes, a partir de las 18, Familiares y amigos de Luciano convocaron a una radio abierta frente al Municipio de La Matanza y mañana sábado, como cada año, se hará una marcha desde General Paz y Mosconi (donde Luciano fue atropellado por un auto cuando escapaba de la Policía) hasta la plaza Luciano Arruga. En la plaza, a las 20, será la proyección de la película ¿Quién mató a mi hermano? (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista 👇Fernando Tebele y Pedro Ramírez Otero📝 Redacción 👇Rosaura Barletta y Diego Adur💻 Edición 👇Rosaura Barletta📷 Fotos 👇Archivo La Retaguardia/Natalia Bernades📷 Fotos de portada ☝ Vanesa Orieta en una actividad, con una remera con la foto de su amigo Alejandro Cabrera Britos, que falleció el año pasado en un accidente automovilístico 👇Archivo La Retaguardia/Natalia Bernades A partir del estreno del documental dirigido por Ana Fraile y Lucas Scavino, trascendieron detalles sobre el hallazgo del cuerpo de Luciano que no se habían dado a conocer antes. Más allá de la información que se precisará a lo largo de esta nota, lo que estos detalles denotan es que las últimas horas de Luciano fueron, indefectiblemente, horas de sufrimiento, de dolor, de tortura. Que, como alguna vez explicó su mamá, Mónica Alegre, para alivianar la carga del joven que lo atropelló -sin intenciones ni haber cometido falta alguna-, ese impacto fue, paradójicamente, el final del padecimiento. La magnitud de la violencia descargada sobre ese niño es, aunque apliquemos la mayor creatividad, imposible de prefigurar. “Inimaginable todo lo que pasó después de la desaparición de Luciano. Inimaginable pensar que lo íbamos a encontrar después de cinco años y ocho meses en esa situación”, define Vanesa en algún momento de esta charla.“Todo lo que pasó después de la desaparición de Luciano fue inimaginable. Que lo íbamos a encontrar en la situación en la que se lo encontró. Hay pequeñas cuestiones que tenía claro, y tengo claro, que mi hermano sufrió mucho. En esas 3 horas en las que él estuvo dando vueltas en esa patrulla, con esos policías, entiendo que Luciano sufrió mucho. En las primeras horas en las que desapareció Luciano, no tenía esperanzas de encontrarlo con vida. Eso me surge de haber transitado un camino previo con Luciano y que tuvo que ver con el hostigamiento. Yo tenía charlas con mi hermano, le veía los ojos, le sentía el temor, lo iba a buscar a las comisarías a donde lo llevaban después de hostigarlo en la vía pública y llevárselo por cualquier cuestión como averiguación de antecedentes. Luciano era golpeado y maltratado. Cuando salía teníamos charlas sobre eso. Entendía lo que estaba pasando con Luciano”, aseguró con contundencia. “No podía imaginarme que lo iban a desaparecer. Ya había vivenciado como lo golpeaban estando presente en una comisaría. Ya venía experimentando la violencia de la policía con mi mamá, conmigo. Ya empezábamos a tener miedo entre nosotras, entre nosotros. Habíamos intentado activar algunos mecanismos de defensa con Lu, diciéndole que si lo volvían a parar no hiciera ciertas cosas viendo de qué forma poder ir zafando de eso. Al mismo tiempo teníamos claro que denunciar iba a ser peor, se la iban a agarrar peor con Luciano, iban a terminar molestando a mi vieja y a mis hermanos. En ese momento, la realidad de mi familia era muy triste. Estamos hablando de una familia que vivía hacinada en un cuartito muy pequeño, con sus tres hijos, haciendo lo que se podía, sin un acompañamiento del padre de sus hijos”, recordó Vanesa sobre el contexto vulnerable de Luciano, contexto que la policía consideró favorable para comenzar el hostigamiento. “Todo a pulmón y con mucha desesperación. Una familia que está sufriendo la falta de derechos, sin un mango, faltaba la plata para comprar comida y encima está sufriendo la persecución y el hostigamiento de la cana. Cuando Luciano no aparecía y mi vieja me llamó al laburo diciéndome lo que estaba pasando, en ese momento entendí. Entendí que lo que había que hacer había que hacerlo rápido. Entendía que iba a tener que ir todos los días a la Fiscalía. Todos los días a presionar e hinchar los ovarios para que nos escucharan porque cada minuto que se perdía era alejarnos más de Luciano”, recordó.Aunque, como expresó, supo desde el primer momento que no lo volvería a ver, Vanesa plantea: “En ese momento no podía poner en palabras lo que pasaba, pero lo demostraba con mi insistencia. Yo no descansaba. Era levantarme todos los días pensando a quién ir a ver, con qué medio comunicarme. Tenía que ver con esto, saber que las cosas estaban mal. A los pocos días de empezar a mover la información y denunciar empecé a sentir la presión de la policía. La empecé a sentir en carne propia. Estábamos en un buen camino de denuncia, pero también estábamos corriendo riesgo. Eso era también algo que tenía claro. Yo tenía una mamá que estaba sufriendo mucho, que estaba esperando a su hijo, sentada, afuera de su casa y que pensaba que su hijo iba a llegar caminando a su casa”, recordó sobre la situación en la que se encontraba Mónica Alegre en las primeras semanas. “Tenía dos hermanos muy chicos. Siempre fui una hermana y una hija muy presente. Fue un momento de mi vida en el que tuve que desapegarme de todo lo que venía haciendo y acompañar el proceso de mi familia. Sabía que había que buscar acompañamiento porque estábamos corriendo riesgo”, aseguró Vanesa. No alcanza con imaginar Si, antes del hallazgo

Para conocer detalles de la causa judicial ante un nuevo aniversario del secuestro, asesinato y posterior desaparición de Luciano Arruga, los medios comunitarios, alternativos y populares* que acompañamos a la familia, dialogamos con Paula Litvachky, directora del área de Justicia y Seguridad del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Durante la charla destacó el rol activo del grupo de Familiares y Amigos, y resaltó que la impunidad se construyó desde la justicia. Este viernes a las 18 se realizará una radio abierta frente a la Municipalidad de San Justo. El sábado, desde las 17, será la marcha desde Gral. Paz y Mosconi (Lomas del Mirador), hasta la Plaza Luciano Arruga en el Barrio 12 de octubre, donde a las 20:30 se proyectará la película ¿Quién mató a mi hermano? (Por Medios comunitarios, alternativos y populares) 🎤 Entrevista 👇Natacha Bianchi (La Retaguardia/Radio Zona Libre)Daniel Giovannini y Graciela Gurvitz (La Colectiva)Paulo Giacobbe (La Retaguardia)Paula Lorenzo (La Tribu)Nicolás Carral 💻 Edición 👇Daniel GiovanniniFernando Tebele (La Retaguardia)Giselle RibaloffNicolás Carral 📷 Fotos y 📹 Videos 👇Daniel Calabrese La trama de la represión estatal, deja golpes, pérdidas y también preguntas. La causa judicial de Luciano, a 11 años de su desaparición, secuestro y muerte, sigue teniendo en vilo a la familia con una respuesta en deuda. La verdad no cuenta como moneda corriente en los pasillos de la justicia. Quien acompaña la causa judicialmente hace más de 6 años es el CELS. Es una tarde de mucho calor, típica de enero, y acordamos encontrarnos con Paula Litvachky, directora del área de Justicia y Seguridad del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en el edificio de la calle Piedras, en los bordes del centro porteño. Somos siete periodistas en total. Nos consultan si todos y todas preguntaríamos; respondimos que sí.  En el segundo piso del Centro de Estudios legales y Sociales, a salvo del sol y de las calles angostas de San Telmo,  prendimos los grabadores, acomodamos la cámara, y luego de casi una hora de entrevista colectiva, salió un relato con la información necesaria para dejar en claro que la lucha por verdad y justicia por Luciano no va a cesar. La primera pregunta aparecía como obvia, ¿qué pasa con la causa judicial? Paula Litvachky, a cargo del área de Justicia y seguridad del CELS, respondió: “se están haciendo algunas medidas de prueba que estaban pendientes y en un marco de grandes dificultades para conseguir líneas de investigación que tengan alguna perspectiva de encontrar verdad y justicia. Estamos tratando de impulsar que se tomen medidas de prueba, hay que revisar lo que se hizo para encontrar líneas. Es una situación difícil y es una causa judicial difícil y muy trabada. Sobre todo por la pésima investigación, para ponerle un título que no hable del juez y las fiscales. Lo que pasó con la investigación en los primeros momentos de la desaparición de Luciano construyó las condiciones para la impunidad y para que todos estos años sea muy difícil”, indica, responsabilizando por primera vez en la charla al juez Gustavo Banco y a las fiscales Roxana Cejas y Celia Castelli. “Lo que uno puede plantear en el marco de una causa judicial siempre está muy condicionado por cómo se hicieron las cosas en su momento y cómo uno puede lograr timonear y mover las cosas dentro de la causa judicial como para que se abra un escenario que despliegue alguna posibilidad de darle respuesta a las familias y construir verdad y algún tipo de justicia y reparación”, refuerza. “Lamentablemente no tengo para decir ahora que la causa tiene una perspectiva súper optimista”. El jury, una historia de nunca empezar En el último tiempo, Vanesa Orieta, la hermana de Luciano, mostró su preocupación por el estado de los pedidos de enjuiciamiento contra Banco, Cejas y Castelli. Litvachky detalla cómo está esa parte de la batalla contra la justicia, un trámite que comenzó en 2012. “En paralelo a eso hay otro proceso, que no es una causa judicial sino que es el Jury de enjuiciamiento a quienes estuvieron a cargo de la investigación en los primeros momentos, en la Provincia de Buenos Aires. Eso también se viene promoviendo y es muy dificultoso. Ahí lo que tenemos es algún avance por el esfuerzo, básicamente, de la familia, de la red de amigos y colaboradores de la familia de Luciano. Y la expectativa es que durante este año podamos hacer que se abra el Jury para poder llevar a la discusión pública cómo fue la investigación de Banco, de Castelli y de Cejas. En eso sí tenemos alguna expectativa de que avance porque, con mucha dificultad y después de muchos años, logramos llegar al punto que podemos llegar a tener lo que sería un juicio, no es un juicio criminal sino que es un juicio disciplinario”. Sin embargo da cuenta también de las dificultades que se presentan: “viene un poco trabado también por otro tipo de dificultades. Por un lado, que el sistema político de la provincia de Buenos Aires en su totalidad no acompañó nunca la promoción de ese juicio político y evaluar las responsabilidades de quienes estuvieron a cargo de una investigación que llevaron directamente al fracaso. Por distintas razones, por impericia, por connivencia, por clasismo. Me parece que eso es lo que podría definir más que nada la razón por la que en su momento hicieron lo que hicieron. Y por vínculos y, bueno, relaciones con la propia policía que era el objetivo principal de la investigación”. La referente del CELS subraya responsabilidades políticas en el encubrimiento, aunque las limita a la órbita provincial. “El sistema político de la provincia de Buenos Aires puso muchos obstáculos y muchas trabas a que ese Jury avance. Con mucho esfuerzo se logró llegar hasta este momento. Y sólo acusamos nosotros: la familia con el acompañamiento del CELS. No hubo acusación ni de la Procuración ni de la Comisión de acusación de la Legislatura provincial. Eso me parece que es todo un dato del sistema político provincial. Y además no

Luis Baraldini, jefe de la Policía de La Pampa durante la dictadura, condenado a 25 años de prisión en esa provincia, fue encontrado paseando por el barrio porteño de Flores. Después de un paso por el Hospital Naval, el juzgado revocó su domiciliaria y ahora está en el Penal de Ezeiza. En diálogo con Fernando Tebele en Oral Y Público, Raquel Barabaschi, querellante en la causa y compañera de quien lo fotografió, se refirió a la situación. (Por La Retaguardia)Una secuencia demasiado larga llevó a la prisión al ex jefe de la Policía pampeana durante la dictadura. El genocida condenado hace apenas meses a 25 años de prisión, contaba con el beneficio de la prisión domiciliaria, como más del 60% de los condenados e imputados en causas de lesa humanidad. Pero como ya sucedió en otros casos, no es el Estado quién controla el cumplimiento, sino las propias víctimas. En este hecho puntual, Luis Barotto, unas de las víctimas de Baraldini, lo cruzó por las calles del barrio porteño de Flores. Su compañera Raquel Barabaschi, querellante en la causa, aseguró qué hicieron después de la conmoción. “Luego de que hiciéramos la denuncia, el Tribunal le ordenó a Baraldini que estuviera el 30 de septiembre en Santa Rosa (La Pampa) compareciendo y haciendo el descargo de por qué violó su arresto domiciliario. Al día siguiente, a la tarde, su defensa informó que había tenido un ACV y estaba internado en el hospital Naval, nosotros desconfiamos. El Tribunal, entonces, envió a dos penitenciarios a hacer guardia al hospital y revocó la domiciliaria. La defensa presentó una apelación invocando la falta de humanidad”, afirmó Barabaschi con una risa irónica. “Hacen un planteo ridículo, infantil, diciendo que es una puesta en escena de la querella, o sea, nosotros, una opereta. Además, la defensa se justificó diciendo que Baraldini bajó porque en el segundo piso de su edificio hay un médico que tiene un consultorio y que muchas veces tocan timbre en su departamento equivocadamente. Dice que tocaron insistentemente timbre en su casa, que su esposa estaba en el baño y que nadie respondía al portero, entonces tomó la decisión de bajar y, oh casualidad, la llave quedó adentro. Entonces, se supone que en el momento en que lo vieron, Baraldini estaba sentado tratando de comunicarse con la esposa para que bajara a abrirle la puerta”, explicó acerca de las explicaciones que dio el condenado, y agregó: “Además, la defensa dice que el que tocaba timbre y no se daba a conocer era Luis, quien lo vio. No es la primera vez que Baraldini viola su arresto domiciliario, ya lo vio otra víctima subir en Buenos Aires a un micro a Santa Rosa, iba con su hija. Los compañeros del movimiento de Derechos Humanos en Santa Rosa lo esperaron para hacerle un escrache y fueron denunciados como violentos. Hicieron una presentación en la justicia diciendo que habían empujado o insultado a la hija, cosa que no era verdad. Todo quedó en la nada. Funcionan así para justificar sus tropelías”, aseguró. Experto en escapar de la justicia Barabaschi contó una tercera vez en la que el genocida violó la domiciliaria: “En otra oportunidad, un periodista lo vio en la calle, en Santa Rosa, solo, y adujeron que el yerno tenía que buscarlo para ir al médico pero como no había donde estacionar fue caminando hasta donde estaba el auto de él”. Al momento de la charla con Barabaschi, Baraldini seguía en el Hospital Naval, pero el último jueves le dieron el alta y eso derivó en que marchara preso al Penal de Ezeiza. ·Baraldini fue el jefe de la Policía y de la patota que operó en La Pampa. Además, se alzó como carapintada durante el gobierno de Alfonsín, después se profugó a Bolivia y ahí también tenemos noticias de que pergeñó un ataque contra Evo Morales”, recordó Barabaschi.“En el primer juicio en 2010, no estuvo porque estaba prófugo. Cuando se lo trajo a Argentina se le concedió el arresto domiciliario por su edad, tiene 82 años. En La Pampa fueron 240 víctimas y él tiene responsabilidad sobre 188. No es cualquiera. Tuvo la impunidad de fugarse cuando teníamos gobiernos menos permisivos con los milicos; con la política de este gobierno de negacionismo, no le sería difícil fugarse otra vez. Además, él tiene la tobillera y aducen que el monitoreo no acusó ninguna anormalidad, por lo tanto no se había alejado de determinado radio. Nosotros no somos responsables de ver si cumplen o no, lo que no queremos es ir caminando por la calle y cruzarnos a estos tipos”, planteó sobre la situación legal de los genocidas condenados. Una historia que parece del pasado, pero no Barabaschi se refirió al caso de Luciano Arruga, luego de haber visto la película de Ana Fraile y Lucas Scavino de reciente estreno: “Fui al cine a ver ¿Quién mató a mi hermano? Reconocimos lo que nos pasó a nosotros en las vivencias de lo que pasó Luciano. La lucha y la potencia de Vanesa (Orieta, la hermana de Luciano), que chocó con tantas paredes, nos pasó a nosotros en este proceso de búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia. Es una película que debiera darse en los colegios. Entre los chicos es donde más hay que construir y donde más se puede sembrar. Nosotros ya hablamos con la responsable de la sala INCAA en Santa Rosa para pedir traerla a La Pampa”, contó para finalizar, dando cuenta de las gestiones que están realizando en varias provincias ante las salas del circuito INCAA para que se proyecte la película. Entre las vinculaciones entre la causa de Luciano y las vinculadas al genocidio, también aparece claramente la impunidad. Aunque esta vez, después de muchas vueltas, Baraldini está donde tiene que estar: en una cárcel común.

Desde el cartel rojo asoma un gran signo de pregunta ¿Quién mató a mi hermano?, dice dentro de él. Pero a la vez está tachado un ¿Dónde está mi hermano? Esa gráfica es el símbolo perfecto de un proceso de años, que ahora termina con la película que ronda la historia de Luciano Arruga y la lucha del grupo de Familiares y Amigos, en el cine, abierta al público mayor de 13 años. La película va por su segunda semana en cartel. En esta crónica colectiva, compartimos lo que se vivió en la función estreno del 26 de septiembre en el cine Gaumont. (Por La Retaguardia*)Foto: cines en los que podés ver la película entre el 3/10 y el 10/10 Si bien la peli ya tuvo un paso arrollador por varios festivales, el estreno es algo así como el momento cumbre. La función comienza a las 20. Hay invitaciones especiales, pero también venta en boleterías. Más de una hora antes, el cartel esperado de No hay más localidades aparece en la ventanilla. Mientras Lucas Scavino, uno de sus directores, parece un espectador más por su tranquilidad, Ana Fraile, la otra directora, no puede disimular sus nervios. Estas dos personas tan diferentes entre sí se complementaron perfectamente para la realización de la película. Mientras Fraile estuvo más en la calle, en contacto con la familia y el resto del equipo (que incluye a integrantes de La Retaguardia), Scavino fue esencial en la tarea de estudio, montaje y postproducción. Del otro lado de un mostrador, en el medio del hall de la planta baja, asoma una cabellera blanca. Es Daniel Botti, uno de los productores junto a Pulpo Films. Está entregando las entradas para las personas invitadas. No hay allí un empleado, alguien contratado para la ocasión. El que tacha los nombres de la lista mientras entrega los boletos, es la misma persona que puso su convicción en que la película debía trascender el circuito de cines INCAA y ganar pantalla en salas de cadenas comerciales.Ante ese mostrador, el desfile es el de un verdadero seleccionado de la lucha por los derechos humanos en el país. Pasan sobrevivientes del genocidio (Espacio Militante Cachito Fukman, Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, querellantes del juicio por la represión a la Contraofensiva de Montoneros). Integrantes de Hijos que se vinieron desde La Plata. La fiscal en causas de Lesa Humanidad Mercedes Soiza Reilly. El diputado provincial Miguel Funes, siempre con su perfil bajo como norma para acompañar a las familias en estas causas. Referentes de la CORREPI, integrantes de La Poderosa y muchas otras que no alcanzamos a ver en el tumulto.Un grupo numeroso de integrantes de la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, espacio de lucha colectiva donde también participan Mónica, Vanesa y amigxs de Luciano, tienen cita en la puerta del cine y se reúnen desde temprano, anticipándose a ver la historia, que conocen, pero no deja de movilizarlas. Ocuparán más tarde, al entrar a la sala, una fila completa de butacas. Y harán notar su presencia comprometida iniciando aplausos en momentos claves del film, ante palabras de Mónica o de Vanesa, en testimonios y escenas del juicio. Emilia Vasallo, mamá de Paly Alcorta, se va a sentar al lado de un compañero, a quien le transmite a lo largo de la función breves referencias de contexto para entender el caso en su integralidad. Delia Fucci, mamá de Cromañón, espera desde temprano en la puerta, con un amigo que la acompaña.Afuera, una larga cola dobla por Rivadavia hacia la izquierda, con toda lógica. Manija, es la palabra que se repite en las últimas semanas entre quienes andamos cerca de la peli. Sin distinción de edades, jóvenes y no tan jóvenes, estamos manija.La difusión por las redes, por los circuitos de contactos, dio cuenta de ese entusiasmo, de esas ganas de compartir la película, de que muchas más personas conozcan ese relato distinto, como un pedacito de una lucha enorme y que no termina.La previa y la entrada, dieron cuenta de esa ansiedad inquieta. La sala también, primero con la presentación de parte de Lucas y Ana y de las palabras siempre acertadas de Vanesa, remarcando la importancia de una lucha construida y sostenida colectivamente frente a la falsa imagen de heroínas solitarias.Las emociones siguieron al iniciarse la proyección, con los gritos y aplausos -poco acordes a las normas de conducta cinéfila pero muy adecuados para la ocasión-, reflejadas en las miradas, en los silencios, los movimientos…. o la inmovilidad pétrea frente a ciertas escenas que no por sabidas o supuestas dejan de impactar.No menos emotiva fue la salida, demorada por la larga fila de quienes esperaban un abrazo con Vanesa, o alguien del equipo. Y después de la experiencia adentro, el hall y la vereda quedaron varios minutos repletos de quienes nos resistíamos a la idea de tener que irnos, necesitando esos abrazos, esas miradas, ese calorcito del encuentro pese a la tristeza, esas ganas de saber que tenemos con quien seguir luchando. *María Eugenia Otero, Daniela Cormick, Fernando Tebele y Rosaura Barletta

El film se estrenó anoche en las salas comerciales con una función de entradas agotadas el Cine Gaumont. Además de en este cine porteño y en una sala de Belgrano, está en cartel en Haedo, Quilmes, Córdoba, Rosario y Mendoza. La película recorre tanto las distintas intervenciones estatales a partir de la desaparición de Luciano Arrugao, como el derrotero que atravesaron sus familiares y amigos exigiendo justicia. (Por La Retaguardia) Un accidente en General Paz se presenta como la escena central por la que sobrevuela todo el desarrollo del film. Si bien desde el sentido común la versión oficial es rápidamente desmontada, la película recorre una a una las inconsistencias e irregularidades que dan por tierra la afirmación de que Luciano murió en un simple accidente. Una hora antes de comenzar la función, en la boletaría colgaron el carte de No hay más localidades (📷 Federico Williams) Además, ¿Quién mató a mi hermano? va más allá, al proponer una mirada respecto de la violencia sexual patriarcal que ejercen las fuerzas represivas del Estado sobre jóvenes varones en situación de vulnerabilidad, como Luciano. ¿Quién mató a mi hermano? está en cines a partir de ayer y hasta, en principio y con estos horarios, el jueves próximo: 🎬 Cine Gaumont (CABA): 13:20 – 20:00 🎬 Cinema City Gral Paz (CABA): 15:30 🎬 Showcase Haedo: 12:25 – 14:35 – 21:45 – Trasnoche sáb: 00:30 🎬 Hoyts Quilmes: 13:20 – 18:00 – 23:00 – Trasnoche sáb: 01:10 🎬 Showcase Córdoba: 13:00 – 15:00 – 22:05 – Trasnoche sáb: 00:20 🎬 Village Rosario: 16:00 – 20:30 – 22:30 🎬 Hoyts Rosario: 12:50 – 18:10 – 23:00 – Trasnoche sáb: 01:05 🎬 Cinemark Mendoza: 13:40 – 18:10 – 23:00

Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga, visitó el estudio Víctor Basterra para compartir la última emisión en vivo del Enredando Las Mañanas en el piso de Radio La Retaguardia. En una entrevista que se extendió por poco más de una hora, habló de la Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil que se aproxima, y opinó -entre muchos temas- del rol de los medios tradicionales de comunicación, de las elecciones 2019, de Patricia Bullrich y del documental ¿Quién mató a mi hermano?, sobre su hijo Luciano. (Por RNMA)“Parece que está lejos pero no, es el 27 de agosto, y la fecha se viene encima y hay muchas cosas por preparar, por afinar. Lamentablemente hay nombres, fotos para sumar, y cada vez son más los pibes, las pibas. Ya no son solo pibes de 14 o 15 años, ahora la policía arremete su furia contra cualquier persona, padre de familia, madre. Ya no hay un estándar de edad. Arremete contra la sociedad más vulnerable que somos, como ellos dicen,  los marginados”. Así comenzó la charla Mónica Alegre, la mamá de Luciano Arruga, entre mates dulces (así los toma ella) en el estudio de La Retaguardia.Mónica también hizo referencia a las últimas reacciones espontáneas traducidas en movilizaciones por parte de quienes integran la organización de la Marcha contra el Gatillo Fácil: “Con lo de Monte (La masacre de San Miguel del Monte, provincia de Buenos Aires) se visibilizó demasiado rápido, los grandes medios lo han tomado porque era un tema amarillista. Mediante un documento que mandó un compañero, que pensé que con un documento en las redes iba a morir todo, yo dije como siempre boca suelta que teníamos que salir a la calle. Nos estaban metiendo el dedo y cada vez más hondo, y que esto se tenía que terminar. Teníamos que salir a repudiar. No teníamos que dejar pasar como dejamos pasar lo de Maldonado. Y tengo una leona al lado mío, que como siempre lo digo es mi par, mi compañera de lucha, Emilia Vasallo. Junto a ella movilizamos a una marcha en 30 horas, que gracias a tu ayuda también (en referencia al periodista Fernando Tebele) se llevó a cabo y fue multitudinaria. Lamentablemente, tengo que decirlo, la gente fue y activó porque era una marcha visible. No paso lo mismo con lo de Silvia Maldonado (una joven asesinada víctima del gatillo fácil en Santiago del Estero). Eso me dolió mucho, de mis mismas compañeras, no tuvimos la adhesión que teníamos que haber tenido, todos nuestros pibes merecen el respeto y el mismo apoyo”. Los medios y las fuerzasEn relación a las fuerzas de seguridad y el rol de los medios hegemónicos expresó: “Hoy le tenemos miedo a quienes deberían preservar nuestro bienestar, nuestra vida. Gendarmería, Prefectura, la Federal, la fuerzas de seguridad en sí. Están arremetiendo contra nosotros. Ahora se está instalando el gatillo fácil en los medios hegemónicos, les tiembla el labio cuando dicen: ‘otro caso de gatillo fácil’. Pero lo dicen, porque le está pasando no solo a la sociedad baja, a la media también”.“Los medios hegemónicos también son culpables”, en particular se refirió al espacio y tiempos televisivos que tuvo Patricia Bullrich al referirse al accionar de la policía en el caso de Monte y a otros casos como el caso de Santiago Maldonado.Mónica, un poco más suelta en sus opiniones respecto a la política dijo: “al lado de la lucha de Luciano no estuvo nadie. Hace muchos años que no voto porque no voy a ser cómplice de la destrucción de un país. No creo en nadie, creo en mí, en Emilia Vasallo, no creo en los políticos. Tengo miedo por el futuro de nuestros nietos, lo tenemos hipotecado, con una deuda de por vida. Lo que me pasó me abrió los ojos.  Hoy por hoy mi lucha es más amplia”. También destacó la importancia de la educación por los pibes y las pibas. Un viaje de aprendizajesMónica y Emilia compartieron un viaje hacia el norte del país para hablar con familiares víctimas de gatillo fácil en representación de la marcha que se aproxima. “Al principio me dio temor pero Emilia tiene una amplia experiencia. Fuimos a Jujuy, allá nos encontramos con Amalia Ortega, madre de Luz y Diego, víctimas de una causa armada”. Mencionó el trabajo que vienen haciendo algunas organizaciones sociales para contener a los y las jóvenes para que no estén en la calle o no caigan en las drogas. Remarcó la participación de la gente en las convocatorias  de las actividades que hicieron por esos lados. “La idea es concentrar en Buenos Aires y que las familias de las víctimas también concentren en sus provincias”.Puso en palabras las sensaciones que se viven con los diferentes casos a diferencia de cómo se relatan en los medios y de cómo es escucharlos cara a cara.  De la impunidad que se vive en el norte con la complicidad policial y el poder.  Y agregó: “Es triste ver como las ‘orgas’ políticas usan los casos, como se ponen las fotos (en carteles) y no acompañan a las familias. Estuvimos en Tucumán también, con la abuela del nene de 11 años, Facundo Ferreyra. Dolor tras dolor. Este año se suman tres provincias más.  Hay que visibilizar las problemáticas de cada provincia y que los que gobiernan se hacen cargo. Tenemos que ser muchísimos en la calles para decir ni un pibe menos ni una bala más”Hacia el cierre de la entrevista, Mónica también dejó su opinión acerca del documental ¿Quién mató a mi hermano?: “Felicito a Ana (Fraile) y Lucas (Scavino) han hecho un trabajo magnífico, han sabido respetar a la familia. Han sido cuidadosos en los detalles. Agradezco porque en la lucha del negro (Luciano) hay más de 2000 luchas, más de 2000 familias. En la lucha de Vane (Vanesa Orieta, hermana de Luciano) hay un montón de luchas, de hermanas. Se refleja el dolor de muchísimas madres. Es la película que refleja la problemática de más de 2000 pibes. No quiero hablar de mi hijo,

¿Quién mató a mi hermano?, la película de Ana Fraile y Lucas Scavino sobre la desaparición forzada y asesinato de Luciano Arruga y la construcción de Familiares y Amigos, ganó el primer premio en el Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos de Buenos Aires. En el programa Enredando las Mañanas dialogamos con Ana Fraile desde Alemania, donde vive temporalmente. (Por RNMA)La co-directora de ¿Quién mató a mi hermano? explicó que el Festival Internacional de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires es “el más importante que tenemos en Argentina y para nosotros era como el lugar natural para mostrar la película, es muy emocionante” y aseguró que “las películas que se mostraron fueron muy buenas”.Fraile contó que Scavino, el co-director, le expresó: “Julio Santucho, que es el creador de este festival que ya tiene 18 años, le dijo que estaban a disposición, porque ellos tienen una muestra ambulante durante el año, así que espero que podamos coordinar bien para que cada vez que la película se mueva, tanto en el circuito comercial como en eventos que nosotros creemos, pueda ser acompañada por este festival también, así que hay como mucho recorrido para adelante”.Ana Fraile no estuvo en la entrega de premios, porque vive temporalmente en Nüremberg, pero relató lo que Scavino le contó: “se empiezan a entregar los premios, primero fue el del público, las menciones y demás, y el último fue el de ¿Quién mató a mi hermano?. Lo que me dijo, que a mí me pareció que es parte de lo que nos pasó a nosotros dos como equipo, es: ‘mirá, yo siempre escuché a Vanesa, escuché a Mónica, la vimos en el archivo a Norita diciendo <<Luciano Arruga presente>> y sabés que esta vez me salió decirlo’, entonces por primera vez lo dijo, le salió, y todo el cine o la gente que estaba ahí en la ceremonia gritó con él, entonces para mí fue como la frutilla del postre porque es parte de lo que sentimos con Lucas en todo este proceso”. En ese punto, destacó que La Retaguardia, desde donde se hizo ese día el Enredando las Mañanas, participó: “no es que participó, en una parte. Nosotros empezamos a hacer un recorrido tímido, lento y con cierta distancia, y habernos encontrado con ustedes hizo que se hiciera como un puente y que pudiéramos unir las experiencias de cada uno y crear un equipo que creo que a este documental le hizo muy bien, y parte de lo que tiene es eso. Entonces para mí es muy importante y fundamental que quienes hacemos documentales podamos acercarnos a investigadores periodísticos, sobre todo de medios alternativos, para poder trabajar en conjunto. Creo que este proyecto muestra la fuerza que tiene cuando los documentalistas nos unimos a periodistas investigadores de medios alternativos, no de medios masivos y oficiales”.Desde el Enredando, le pedimos a Fraile que simulara el discurso que hubiera dado en la premiación, entonces dijo: “dedicaría el premio a Luciano, a Vanesa, a Mónica y a todo el grupo de Familiares y Amigos. Y a ustedes, y diría lo que le dije a Lucas desde el inicio: que me parece que hacen falta 30.000 más, que esta película y la forma que tuvimos de hacerla solamente fue una corroboración de la importancia de contar la vida, no solo de quienes fueron víctimas de desaparición forzada, sino de la lucha de las familias, de los amigos y del entorno por descubrir qué sucedió, entonces este sería como nuestro aporte a la memoria de Luciano”.Acerca de futuras proyecciones, aclaró: “Lo que estamos planeando es poder estrenar a fines de septiembre, principios de octubre, y lo que nos gustaría es poder trabajar en conjunto el estreno en los cines con las organizaciones y los barrios, porque estaría buenísimo que podamos llenar las salas y que todos puedan ir a ver la película al cine, y para eso vamos a tener que juntar recursos para poder hacerlo, entonces estamos trabajando en ese sentido. Después de que sea ese recorrido en los cines vamos a poder llevar el documental a todos los lugares que queramos”. Y contó que: “nos seleccionaron en una escuela de cine y DDHH en Venecia, y esa selección es justamente para desarrollar ese proyecto, para poder encontrar financiamiento y fondos para poder bancar una movida así de poder mostrar la película en todos los lugares que nosotros queramos y no solo en los que podamos”.Consultada acerca de por qué no aparece mencionado Daniel Scioli, gobernador de la Provincia de Buenos Aires cuando desapareció Luciano Arruga, Ana Fraile respondió que “no lo nombramos, como no nombramos a ninguno de ellos, porque en realidad decidimos nombrar a quienes llevaron adelante una lucha, una búsqueda y una pelea que nos parece que es lo que hay que poner en relieve. Todo lo demás no mencionamos a ninguno, decidimos hacer el camino de poder sensibilizar a partir de la búsqueda de verdad. Tenemos claro quiénes son esas personas y lo único que tienen que hacer es ir presos por ser responsables de crímenes, y no solo de uno, lo tuvimos claro desde el inicio”.Si hay algo que está latente en la película todo el tiempo es que el caso de Luciano Arruga no es un caso aislado, sino que es parte de una problemática. Es notorio que tampoco es cuestión de un gobierno en particular y es evidente es que las fuerzas de seguridad del Estado tienen estas prácticas.“Era tanta la cantidad de gente involucrada a lo largo de todos estos años que la decisión justamente fue mostrar la lucha que lleva adelante Familiares y Amigos en contra del Estado, de la forma que sea, nos pareció que ahí estaba el corazón de la historia”, finalizó la directora. DESCARGAR