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Silvia Canal


Silvia Canal dio testimonio acerca de Carlos Marcón, un militante de las Ligas Agrarias de quien fue pareja durante el exilio. Marcón desapareció al regresar al país para salvar a dos militantes. Susana Machi y Nora Patrich trajeron a la sala la historia de Alcira Machi, hermana de Susana y cuñada de Nora. Desde sus sensibilidades de mujeres, consiguieron que una jornada corta tuviera alta calidad emocional. (Por  Fernando Tebele para El Diario del Juicio*)  Colaboración especial: Valentina MaccaroneEdición: Martina NoaillesFoto de portada: Susana Machi y Nora Patrich al final de una jornada en la que Alcira Machi estuvo presente. (Julieta Colomer/DDJ)“Quiero que se haga justicia por los compañeros muertos o desaparecidos”, dice Silvia Alicia Guadalupe Canal apenas después de prometer decir la verdad. De su cuello se sostiene una foto que cae y se amarra fuerte en su piel. Es el rostro de Carlos Marcón, uno de los militantes que fueron víctimas de la represión a la Contraofensiva.“Yo a Carlos lo conocí a principios del año `80 en España donde circunstancialmente había viajado dos meses antes con mi papá. Yo vivía en México y estaba exiliada desde el año `76. Había estado presa y fui opcionada a México”. Canal cuenta que luego se quedó sola en Madrid y allí conoció a un grupo de compañeros/as, entre ellos algunos que formaban parte de las Ligas Agrarias. “A principio del ‘80, en un partido de fútbol, una mateada, conozco a muchos compañeros que eran de las Ligas Agrarias. Yo militaba en la JUP de Ciencias Económicas de Santa Fe. Lo conocí a Carlos y a dos compañeros más que estaban siempre con él, con los sobrenombres de Pato y Ernesto. Después de muchos años, por otra causa, me enteré porque me hicieron reconocer sus rostros, de que eran Hugo Vocouber y Luis Fleitas. Carlos no tenía pareja en ese momento, Pato y Ernesto sí tenían, pero en ese momento no estaban en España con ellos. Entonces hicimos un grupo donde salíamos siempre juntos. Ellos venían al departamento donde yo vivía”.Marcón es uno de los integrantes de las Ligas que pudieron salir del país luego de estar ocultos por años en el monte. Canal y Marcón se engancharon. “Al poco tiempo yo inicio una relación de pareja con Carlos y él se viene a vivir al departamento donde yo vivía, que estaba cerca de la Puerta del Sol. Estuvimos unos meses viviendo ahí y alrededor del mes de abril él me comenta que tiene que viajar a la Argentina para tratar de darles dinero y documentos a dos compañeras que estaban en una situación muy vulnerable de seguridad, para que pudieran salir del país. Nunca le pregunté quiénes eran”, relata. Silvia tiene el pelo blanco prolijamente recortado. Algunos mechones negros resisten todavía. Un tapado rojo y larguísimo invade sus piernas. Desde atrás, se adivina un cuello de polera negro. No tarda demasiado en ir al punto dramático, el del regreso al país de Carlos, el de su secuestro y desaparición. “Tenía que venir a traer eso sólo, era una cuestión puntual, no iba a tardar más de un mes, un mes y medio. De hecho yo lo ayudé a esconder en una agenda de cuero unos documentos y plata que él traía. Con eso vino para estas dos mujeres que tenían que salir”. Cuenta que Marcón pasó por San Pablo. Puede precisar las fechas. Las cartas, otra vez las cartas como testimonio certero e inalterable. “El 1 de mayo (estaba en San Pablo), porque tengo acá algo que les quiero mostrar, él me manda un telegrama. Él me iba a avisar qué día iba a entrar al país. Ese mismo día mandó una carta aparte de esto, diciendo que mandaba un telegrama. Me la mandó a mí. Entonces yo sabía que el 4 de mayo, este telegrama yo se los había mostrado a Pato y Ernesto, y era como que las noticias que yo tenía de él se las contaba. Luego él me escribió dos cartas más. Una fue el día 12 de mayo. Me contaba cómo había sido el ingreso al país, pero no me decía por dónde había entrado, yo nunca supe. Me contó que en la frontera no le habían revisado ningún bolso, había pasado tranquilo y que había tomado un micro. Y que todo el viaje se había desarrollado normalmente hasta que llegó a la altura de Campana, como a las 6 am decía, y que había un operativo policial con gente de civil, tres Falcon que estaban deteniendo a los micros que vienen del exterior. Hacían bajar a los de entre 15 y 40 años, los hacían formar en fila, y con las luces de los autos los alumbraban y les revisaban los documentos hoja por hoja. Dijo que se habían presentado como si fueran de migraciones. Gente de civil y policías. No sé si dije que decía que había una fila como con cinco micros”, revisa Canal, con miedo de olvidarse de algo, con la responsabilidad que siente cada testigo de no olvidar ningún dato, mucho menos algún nombre. Silvia Canal frente al tribunal (Foto: Luz Deñisoff/DDJ) La caída Silvia advierte que Carlos siempre trató de darle tranquilidad, pero un día llegó la noticia posible, la más temida. “Él siempre me tranquilizó diciéndome que no iba a pasar nada porque iba a poder volver. El 3 de junio mandó la última carta. Esta carta yo la recibí después de enterarme que a él lo habían detenido y que estaba desaparecido porque él mandó esa carta que también decía Argentina el 3 de junio”. Antes de recibir la carta, Canal supo de su secuestro a través de Vocouber y Fleitas. “Pato y Ernesto me vinieron a decir que él había hecho una cita en Río de Janeiro con las dos compañeras que venía a buscar y que las compañeras estaban a salvo en Río, que habían ido a la cita dos días seguidos (no sé qué días eran) y que Carlos no se había presentado y temían lo