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Balas en APDH: Un mensaje mafioso para el organismo

Por LR oficial en Derechos Humanos, Nacionales, Pablo Pimentel, Violencia institucional


Fue en la delegación de la filial de La Matanza, aparecieron en una bolsa. La munición pertenecía a armas FAL, las utilizadas por la policía y las fuerzas de seguridad. Pablo Pimentel, referente de ese espacio, fue quien encontró los más de 70 proyectiles. Hay varias hipótesis al respecto, una de ellas en relación a la intención de evitar que salga a la luz la posible existencia de un ex centro clandestino aún no reconocido. Pimentel fue entrevistado por Néstor Elías en el programa Trazos y Rostros. (Por La Retaguardia)


“Por suerte todavía no balearon. Por lo menos dejaron las balas, en todo caso para venir con algún FAL y utilizarlas”, comenzó bromeando Pimentel, quien enseguida contó cómo se desarrolló el episodio: “El tema fue así. Los sábados, cada sábado por medio o dos sábados, nos juntamos para seguir construyendo nuestro espacio. Es un espacio recuperado de un basural. Como todavía el basural persiste, chiquito, pero persiste, vuela mucha basura. Entonces tenemos que hacer limpieza y construcción a la vez. Estábamos limpiando con Pablito Pérez Ledesma, un compañero abogado que se incorporó el año pasado a la APDH. En dirección al portón, aclaro que el portón es un pallet y todo lo que rodea a la APDH son pallets, calle de por medio veo una bolsa. Quedó esa bolsa y había que juntarla. Era una bolsa que decía Tacuara, algo que me llamó la atención mientras iba caminando (a buscarla). Me hizo acordar a los grupos del peronismo reaccionario, de derecha. Quienes militaban en esa fracción dieron origen a la AAA. Nada, es una lectura muy ideologizada. Cuando voy a levantar (la bolsa) veo varias balas desparramadas afuera de la bolsa y me pregunté qué era eso. Ingenuamente pensé que a alguien se le cayó o se las olvidó. Y no, se le habrán caído muchos porque adentro estaba lleno de balas de FAL y de 22. Me enteré que eran de esos calibres porque cuando dimos intervención a la Fiscalía pedimos que no venga la policía sola sino que tenía que venir alguien de la Fiscalía. Por suerte, la doctora (Andrea) Palín cumplió. A las 3 horas vino la policía científica y ahí empezó: Como en los procedimientos de piratas del asfalto, narcotraficantes o bandas delictivas, pusieron todas las balas una al lado de la otra para contarlas y separarlas por calibre. Eran setenta y pico de balas de FAL. El FAL es un fusil automático liviano que lo usan las fuerzas armadas de la Argentina”, aclaró.
El referente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza dio a conocer una anécdota para explicar de qué manera reconoció que eran balas sin usar y expresó su asombro, y hasta el de la propia policía, por la cantidad de munición encontrada: “Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue cuando era chico e íbamos al polígono de Gendarmería, muy cerca de mi casa en Ciudad Evita, en el medio del monte. Cuando terminaban de practicar los milicos, íbamos a buscar los casquillos como diversión. El que levantaba más casquillos era Gardel. Cuando vi todo esto, supe que no eran casquillos sino balas servidas. Balas que están habilitadas para ser utilizadas. Cuando la cana científica armó todo eso, me pareció impresionante. Le pregunté al policía si alguna vez había tenido un procedimiento similar y me dijo que era la primera vez que se encontraban tantas balas utilizables de las fuerzas armadas. Aclaremos que las balas de FAL no se consiguen en armerías”, confirmó Pimentel en el programa Trazos y Rostros, por La Retaguardia.
La denuncia fue hecha en la Fiscalía N° 9 de San Justo, donde los integrantes de la APDH realizaron “una extensa exposición testimonial en la cual contamos cómo fueron los hechos”. Ante la consulta de la fiscal de si habían recibido algún tipo de amenaza previa, Pimentel dijo que “por suerte no la hubo”.
En su extensa lucha por los derechos humanos y el firme compromiso de proteger a los sectores más invisivilizados de la sociedad, la APDH parece haberse ganado algunos enemigos que buscan amedrentar el continuo trabajo de la organización. Pimentel nombró algunos de los casos por los que se le ocurre a quién adjudicar este hecho mafioso: “Tenemos muchos frentes abiertos hace muchos años. Lo dividí por territorio. En lo local, tenemos tres causas paradigmáticas que están todavía impunes: Luciano Arruga, Gabriel Blanco y Fernando Leguizamón. Todas tienen que ver con policías de la Policía Bonaerense. Dos de las causas están en Primera Instancia absueltos y están apelados por nosotros en Casación, cosa que puede alterar a algunos muchachos. Lo de Luciano Arruga, el único que está condenado es el policía que lo torturó, (Julio Diego) Torales. Nos enteramos hace muy poquito que la mujer de Torales inició un juicio político al tribunal y al fiscal. Después, causas que tienen que ver con acompañamiento a presentación de amicus curiae por hermanos originarios presos. Por ejemplo, Facundo Jones Huala, el último que hemos presentado. Es un hecho gravísimo, que nos hace recordar la puesta en práctica del Plan Cóndor, cuando había colaboración entre los países de Latinoamérica. Hoy no se llama Plan Cóndor, se llama ley antiterrorista. También lo impuso el mismo imperio. No sé si viene por ahí. Después, la causa que hemos aceptado llevar adelante con bastante éxito los últimos meses: la búsqueda de los responsables políticos que dieron la orden de la masacre de Puente Pueyrredón”, señaló.
El costo y la posibilidad para acceder a esas balas en específico demuestran que el responsable actuó en forma deliberada para amenazar a la gente de la APDH: “Hablémoslo en términos de lo que sale todo eso. La policía me dijo que ahí había aproximadamente cerca de 10 mil u 11 mil pesos. Es lo que puede llegar a salir en el mercado una cosa así, si es que tenés acceso a comprarlo. Si alguno se quería liberar de algo que le molestaba, le pesaba o le jodía, hacía 80 metros más, lo revoleaba al medio del basural y nadie se enteraba. Para hilar finito, estas balas de FAL fueron fabricadas en 1978…”, agregó Pimentel.

La última hipótesis: ¿buscan tapar el descubrimiento de un centro clandestino de detención?

Finalmente, mucho más que un mensaje mafioso dejó a la luz este hecho. Otra de las hipótesis que manejan los integrantes de la APDH de La Matanza acerca del responsable tiene que ver con una obra que se está llevando a cabo en Villa Jardín. En medio de la excavación se encontró la calavera de una persona. Junto a los vecinos, el organismo de derechos humanos pidió a la justicia una medida para frenar la obra e investigar lo que podría haber sido un centro clandestino de detención en la época del terrorismo de estado o hasta un lugar de traslado de personas desaparecidas: “Ayer acompañamos a un grupo de vecinos y docentes de Villa Jardín, Lanus Oeste. Villa Jardín queda en la vera del Riachuelo y al costado de una fábrica que fue de fabricaciones militares donde fabricaban justamente balas, municiones y proyectiles. En esa fábrica, por testimonios de los vecinos sobre todo, durante la dictadura escuchaban a gente gritar. Veían entrar coches con gente tabicada, tapada la cabeza. Hasta han visto, y esto está declarado, cuerpos flotando en el Riachuelo. En el marco de una construcción que mandó a hacer (Néstor) Grindetti, actual intendente (de Lanús) y que reviste en las filas del presidente (Mauricio) Macri, empezó a hacer un puente para cruzar de provincia a capital. En las excavaciones, un joven de la Villa le pidió al chofer de la topadora si podía profundizar la excavación. Él sabía que lo militares habían encerrado ahí metales. Los enterraban y a él le servían para vender. El tipo accedió. Excavó más, profundizo la pala y cuando iba a sacarla aparecieron restos óseos de una persona. Concretamente, los huesos de la cabeza de una persona. Ese día la obra se paró. Fue Gendarmería, levantó los restos que el obrero había encontrado y se los llevaron. Al otro día, automática y llamativamente siguieron las obras. Ante un caso así debería haberse parado la obra para ver qué pasó. A los vecinos (los restos) les llamaron la atención. Fueron al colegio y por suerte se toparon con docentes responsables. Nos buscaron, nos llamaron y vinieron. Nos contaron todo y los acompañamos a hacer la denuncia al Juzgado Federal de Lomas de Zamora. Esta es la última hipótesis. Le hemos pedido al juez que decrete una medida de no innovar, para que convoque al equipo de antropología forense y se haga una buena investigación para ver si hay más restos. Por las declaraciones estaría cerrando que estaríamos a la puerta de un nuevo centro clandestino de detención. Con esto se estaría frenando una obra que no digo que no sea importante, pero primero lo primero. Aparecieron restos humanos. Con la historia que tenemos hay que parar todo, revisar y después seguir. Las balas pican cerca”, cerró Pablo Pimentel.

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