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«Perdimos y seguimos perdiendo, pero como dice Nora Cortiñas: Venceremos»

Por LR oficial en Arte y Cultura, Derechos Humanos, Justicia, Nacionales

Lo dijo Eduardo Nachman, que declaró en el juicio conocido como “Cuatrerismo-Brigada Güemes”. Hijo del actor Gregorio Nachman, secuestrado el 19 de junio de 1976 en Mar del Plata. En este juicio se juzgan los delitos de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención Puente 12, Protobanco y en la Comisaría de Monte Grande. Eduardo dialogó con Fernando Tebele y María Eugenia Otero en el programa Oral y Público que se emite por Radio La Retaguardia y contó las sensaciones después de dar su testimonio por primera vez. Edu invita al teatro en Mar del Plata para ver Gregorio por Nachman. (Por La Retaguardia)

Foto: Gregorio y Eduardo

En este nuevo juicio, que comenzó el 12 de octubre de este año, se investigan los crímenes contra la humanidad de 125 víctimas cometidos en Puente 12, Cuatrerismo-Brigada Güemes, durante noviembre del ’74 y febrero del ’77, y en la Comisaría de Monte Grande entre julio del ’76 y octubre del ’78. Están imputados nueve genocidas, entre los que se encuentra Miguel Etchecolatz, ya que otros cinco fallecieron antes del inicio del juicio y uno fue apartado por incapacidad. El proceso está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°6 y se desarrolla en la Sala AMIA de Comodoro Py. Allí declaró Eduardo Nachman el secuestro de su padre, un testimonio muy completo que contó con la reconstrucción de sobrevivientes que compartieron cautiverio con Gregorio: “Estoy bien, conmovido. Por una parte contento por haber dado el testimonio y honrado la memoria de mi viejo, pero me sigue conmoviendo y emocionando ese recuerdo. El testimonio fue fuerte y contundente a pesar de las muecas de los abogados de los genocidas y torturadores. Fui con pruebas muy relevantes de los testimonios de los que estuvieron detenidos con mi viejo. Él estuvo en Brigada Güemes, ahí en Puente 12, Cuatrerismo y Protobanco, toda una serie de casas de tortura, muy cerca de Ezeiza. Lo secuestraron el 19 de junio del ’76 en Mar del Plata. Fue trasladado rápidamente a Banfield, Provincia de Buenos Aires, junto a un grupo grande de marplatenses secuestrado el mismo día. Ahí fueron distribuidos a distintos centros clandestinos de detención”, expresó Nachman en el programa de los juicios a los genocidas que conducen Tebele y Otero por Radio La Retaguardia.
El testimonio de Eduardo fue muy completo y contó con documentación muy concreta. El trabajo de reconstrucción de los hechos que comenzó su madre fue continuado y plasmado en este juicio por Nachman hijo, que más allá de la emoción, se fue contento por la contundencia del relato: “La reconstrucción tuvo que ver con el orden de los testimonios que fueron llegando a partir de los años. Fue cuestión de leerlos nuevamente y ordenarlos. Eso golpeó bastante a los abogados de los genocidas porque no esperaban que yo lleve incluso los habeas corpus y las notas de rechazo de la Brigada de Investigaciones de Mar de Plata, de la Base Naval, de la Policía, que yo guardaba. Yo ordené los papeles que dejó mi mamá. Felizmente, esos testimonios se acomodaron bastante. Tal es así que no hicieron ninguna pregunta en el juicio y los jueces estaban contentos de tener esa documentación. Yo tenía los papeles de la Comisión Internacional de Derechos Humanos que vino en el ’77. También eso ayudó a mi testimonio sobre la detención de mi viejo”, contó.
Para Nachman, la razón del traslado de la ciudad costera donde fue secuestrado su papá hacia los centros clandestinos de detención del Conurbano tuvo que ver exclusivamente con el deseo y la necesidad de control del Jefe de la Policía Bonaerense durante la dictadura militar: “(Miguel) Etchecolatz manejaba todo. Evidentemente los quería más cerca. En Mar del Plata hubo varios centros clandestinos de detención, pero fueron de traslado, salvo El Faro y la Base de Submarinos, que era base de tortura y de traslado. Mar del Plata tuvo más de 200 secuestrados, en una población bastante chica, y casi todos fueron trasladados”, agregó.

El testimonio

Nachman pudo reconstruir no solo por qué centros de detención pasó su padre sino que también conoció algunas de sus sensaciones y comportamientos dentro del horror, gracias a los valientes relatos de sobrevivientes que compartieron cautiverio junto a Gregorio: “Me significó una emoción bastante profunda de nuevamente recordar a mi viejo, pero en la peor circunstancia y dando testimonio de un sobreviviente que dijo que mi viejo era muy amable adentro; que se enfermó y lo mandaron a operar. Después, otro testimonio decía que era muy amable y muy macanudo y que en determinados momentos lo vio demente producto de las torturas. Eso duele. Duele la deshumanización que sufrieron mi viejo y los demás compañeros. Pero bueno, honrando la memoria. Cuando nosotros decimos Juicio y Castigo como consigna es una tarea. A pesar de la desconfianza que uno supone en esta justicia, tampoco hay que abandonar esta trinchera. No digo que sea la única, no digo que sea la mejor, de ninguna manera. La mejor sabemos que es en la calle, pero no vamos a abandonar esta trinchera”, aseguró Nachman, valorando la continuidad de los juicios a los genocidas y asegurando que la lucha para conseguirla está en la calle. La investigación que realizó fue exhaustiva y contó con detalles de precisión para lograr la condena de los represores: “Hubo datos que conocí a partir de leer bien los testimonios que tenía viejos. Uno, anónimo, que había llegado apenas se creó la Conadep. Otro, en 2007, de un sobreviviente. Son datos que tenía y que los volví a leer y ordenar. Por otra parte, en el juicio por la verdad en Mar del Plata me enteré que el secuestro, en un Peugeot 504 verde claro, lo ejerció José Francisco Bujedo, suboficial de inteligencia en la Marina. Era un árbitro de fútbol afamadísimo en Mar de Plata y en distintos lugares. Ya fue condenado y goza de prisión domiciliaria que burla con frecuencia”, dijo Eduardo con la indignación a cuestas.
El hijo de Gregorio Nachman confesó en la Retaguardia que la emoción no le permitió decir todo lo que hubiese querido durante su declaración. De todos modos, compartió el cierre de su de testimonio y la referencia a una de las máximas exponentes en la defensa de los derechos humanos en el mundo: “Nosotros perdimos. Yo perdí a mi papá. Perdimos un director de teatro, perdimos al papá de mis hermanos, perdimos a los compañeros, perdimos a los 30 mil. Perdimos y seguimos perdiendo. Pero hay que aprender de una frase que dice Nora Cortiñas cada jueves en la Plaza de Mayo: Venceremos. Es un desafío y esperanza. Tiene que ser una lucha, no de esperar sino de trabajar en función de ello. Esa es la tarea, vencer”, reprodujo Eduardo.

‘Gregorio por Nachman’

Por último, Eduardo invitó a ver la obra teatral galardonada con diferentes premios (entre ellos el Estrella de Mar el verano pasado) que se presenta en Mar del Plata y homenajea a su padre, Gregorio: “Los espero en el Séptimo Juego, un centro cultural y teatro muy bueno en la calle Bolívar, Mar del Plata. Vamos a dar ‘Gregorio por Nachman’, una obra que hicimos y seguimos recibiendo premios. No solamente rompimos con el Estrella de Mar, sino que seguimos rompiéndola. Rompemos la paciencia de muchos también, pero ganamos el premio Vilches y nos acaban de premiar con el premio Teatro del Mundo. Seguimos cosechando premios que son mimos y vale la pena recordar; Hacer un biograma recordando a mi viejo todos los domingos. Próximamente estrenaremos la película. Estamos juntando testimonios muy valiosos de gente que estudió o hizo teatro con mi viejo y de muchos artistas que laburaron con él”, contó Eduardo Nachman.

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