Masacre de Pergamino -día 5- El turno de las amenazas
Por LR oficial en Masacre de Pergamino
Sigue nublado en Pergamino. En las inmediaciones del Tribunal, poco a poco, comienzan a llegar los familiares de los 7 pibes junto a compañeros del colectivo Justicia X los 7. Aunque no debería suceder, familiares de los seis ex policías imputados también ingresan por la puerta principal.
Apenas pasadas las diez de la mañana inicia la quinta jornada del juicio oral y público, en la que siguen declarando quienes pudieron escapar del fuego.
El siguiente testigo ingresa pocos minutos después. Se sienta frente al tribunal, custodiado por un oficial de la Policía bonaerense. Viste campera clara y pantalones oscuros. Enumera que ingresó a la Comisaría 1 de Pergamino por robo agravado, tres meses antes del incendio, y que la versión que él escuchó respecto al comienzo de todo fue por una pelea que no vio: “Yo estaba parando en el pasillo porque el día anterior había tenido una pelea con un interno de mi misma celda, la celda 3. Ahí, en el pasillo, yo veía todo, tenía visión de toda la comisaría”. Acerca de lo que vio, el testigo especifica: “Cuando se originó, el fuego era mínimo. Yo podía ver que estaban todos los oficiales, que se asomaban, pero no entraban. Los imaginarias, que ese día eran dos, cuando nos engomaron, estaban presentes. Cuando comienza el fuego también, porque uno les dice a los de la celda 1 que se podía prender fuego la cortina; pero al rato desaparecieron. Uno era Matías –Exequiel Giuletti-, el otro era al que le dicen ‘Rojitas’ porque es de Rojas”. La defensa comienza a intercambiar susurros y lecturas del cuaderno que circula entre los imputados mientras sigue el relato del joven: “En un momento de mucho humo, me sacaron del pasillo y ya no se veía nada. Me llevó una oficial mujer por el pasillo de contraventores a la celda 6, donde había dos chicos más. Fue Guevara, si mal no recuerdo. Tenía rulitos. Cuando me mueven, veo a los bomberos afuera. No habían entrado”. Acerca de si reconoció a quienes los encerraron previo al incendio, el sobreviviente expresa que “el oficial Eva nos encerró a todos y fue quien cerró los calabozos”.
El tribunal mira y escucha; la defensa susurra; un agente del Servicio Penitenciario Bonaerense ríe; la querella indaga:
-¿Conocías al comisario Donza? -quiere saber Margarita Jarque.
-Sí.
-¿Recordás ese día haberlo visto, fundamentalmente durante el momento del incendio?
-Sí, lo vi después del incendio, cuando yo estaba en el pasillo. Los vi a todos juntos hablando con los jefes, con jerarquía y le decían lo que él tenía que decir de lo sucedido en la comisaría y nosotros con los otros chicos empezamos a los gritos diciendo que no era así.
-¿En qué lugar sucedió eso? -consulta la abogada de la querella.
-Eso ocurrió en el pasillo, cuando nos juntaron a todos después de estar en el patio. Ya era de noche. Nos juntan a todos en el pasillo de contraventores y ahí lo veo a Donza con varios jefes que le decían lo que había sucedido, lo que tenía que haber dicho. Eran varios jefes, se ve por la vestimenta.
-¿Recordás qué le decía que dijera?
-No, no recuerdo. Pero nosotros le gritábamos que no era así.
La defensa solicita que el testigo quede a disposición del tribunal y el sobreviviente insiste, nervioso, con que no recuerda la versión de lo sucedido expresada a Donza. “Después del hecho, estuvimos en la comisaría con los cuerpos durante dos horas. No sabíamos quiénes eran los pibes muertos: mirábamos las zapatillas para distinguirlos. El fuego era mínimo, se podría haber evitado. Yo no sé si soy víctima, pero tuvimos suerte”, finaliza.
Cuarto intermedio.
La querella indica al tribunal que hay dos testigos que piden declarar sin público y sin imputados, ya que así se sentirán más cómodos. El juez Guillermo Burrone indica que “los imputados van a estar sí o sí”, haciendo caso omiso a la solicitud. El siguiente testigo se hace presente. “Entré a la comisaría el mismo día del incidente. Entré a la celda 1 y me recibió Federico Perrotta para tomar unos mates, pero por un conocido del barrio me terminé yendo a la celda 6 a eso de las 17.30, después de comer. Antes de irnos a la celda, jugamos a las cartas con uno que dormía en el pasillo”. Sobre la tarde del incendio, recuerda que “empezó a haber humo y había gritos de desesperación. Gritaban ‘auxilio, nos quemamos’. Yo me tiré al piso y el humo fue bajando hasta asfixiarnos”.
El testigo, como marca recurrente entre quienes declararon hoy, está nervioso, no se mueve mucho, mantiene los ojos fijos en Burrone. “Yo gritaba más por los pibes que por mí. A mí el fuego no me llegaba. Nunca nadie se asomó, no había nadie”. La querella pregunta sobre alguna secuela y responde: “después del hecho quedé mal. Cuando hablo de eso, porque muchos que no conozco me preguntan, parece como si hubiese sido ayer. Sueño con los gritos de los pibes, son imágenes que no se me van a borrar más”. El silencio de la sala aturde. El tribunal autoriza al testigo a retirarse.
La querella informa que los dos testigos restantes están en la misma posición: no quieren declarar. El juez llama al jefe de los integrantes del Servicio Penitenciario Bonaerense, que ofician de custodia, y le solicita que traiga a los testigos “sin utilizar la fuerza” para que expliquen su negativa. El policía vuelve acompañado por el primero de los dos: es más adulto que los que ya declararon. Se sienta y también manifiesta que no desea declarar: “para mí esto es nada… la fiscalía nos dejó re tirados en la unidad penitenciaria”.
-¿Fuiste amenazado? -pregunta la querella
-No -responde. Ni la fiscalía ni la defensa volverán a convocar a este testigo.
Turno del último testigo. Guillermo Burrone, incansable, indaga para saber por qué tampoco quiere declarar. “Recibí amenazas de muerte. Yo y mi familia. Nos llegaron mensajes de texto. Tengo miedo por mi integridad física y la de mi familia”. El tribunal permite que se retire, anotando que la fiscalía no desistirá del testigo para otro momento del juicio. Ante el público atónito, finaliza el quinto día de audiencias en el Tribunal de Pergamino.
Texto y fotos: Andres Masotto y Martín Parolari (Radio Presente)
Edición: Giselle Ribaloff (Radio Presente) y Fernando Tebele (La Retaguardia)