Detuvieron al genocida Mario Guillermo Ocampo, condenado en Contraofensiva II
Por LR oficial en Contraofensiva II, Derechos Humanos
El exmilitar de inteligencia, quien es parte además de un juicio en Mendoza también por delitos de lesa humanidad, fue detenido esta mañana en su casa del barrio privado Bermudas, donde estuvo prófugo de la Justicia durante 7 años. Ahora estará en cárcel común en la U-34 de Campo de Mayo. ¿Lo liberará Casación?
Redacción: Fernando Tebele
Edición: Paulo Giacobbe
Foto de portada: Captura de pantalla de transmisión de La Retaguardia
Este parece ser el argumento más sólido que sostiene la orden de detención de Mario Guillermo Ocampo, oficial del Batallón de Inteligencia 201 de Campo de Mayo. Su defensor público oficial, Lisandro Sevillano, había sostenido durante el alegato del juicio Contraofensiva II, que su defendido no estaba prófugo y que prueba de ello era que se lo había detenido en la casa. El Tribunal Oral Federal N°4 de San Martín, conformado por los jueces Esteban Rodríguez Eggers, Matías Mancini y la jueza María Claudia Morgese Martín también le responde en ese punto: “Pero lo realmente cierto es lo que surge de las constancias de la causa, que permiten afirmar que el riesgo procesal en el presente caso resulta real y concreto, verificado y fundado en circunstancias objetivas y ciertas frente a quien, sí se mantuvo prófugo de la justicia a lo largo de más de 6 años al cambiar su domicilio de la calle Vidal 2375, 9° piso, departamento “G” de la Ciudad de Buenos Aires al del “Country Bermudas” sito en la Panamericana ramal Pilar Km. 41.5, Lote n° 23 de la provincia de Buenos Aires sin informarlo a las autoridades judiciales ni estatales”, señala el oficio judicial.
El anticipo liberador de Casación
Esto decía la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal, con el voto mayoritario de Carlos Mahiques y Guillermo Jacobucci y la disidencia de Ángela Ledesma en marzo pasado. De esa manera había expresado que se oponía a que Ocampo fuera preso a una cárcel común sin revisión previa, pero el problema mayor de ese fallo es que de alguna manera parecía profético, ya que el TOF 4 no había librado la orden de detención, justamente porque le estaban realizando las pericias médicas que determinaran si las dolencias de Ocampo, quien tiene 73 años, podían ser tratadas en la Unidad Penal 34. Eso pedía Casación en marzo: que le practicaran los estudios médicos; eso hizo el tribunal. Y al corroborar que puede ser atendido en la cárcel, ordenó esta mañana su detención. Ocampo había sido detenido en 2019 luego de su fuga y en el 2020 le dieron el beneficio de la domiciliaria en la causa de Mendoza en la que está siendo juzgado. Ya había comenzado la pandemia y su edad lo ameritaba. Pero el TOF toma en cuenta los informes del Ministerio de Salud para sostener que estará bien cuidado dentro del Penal.
La diarrea y el bronceado
En su respuesta a la defensa antes de revocar la domiciliaria, Eggers, Mancini y Morgese tuvieron que desmontar la idea de que mientras están en la cárcel de Campo de Mayo, los genocidas no tienen atención médica adecuada. Todo lo contrario. La Unidad 34 parece ser lo que todas las cárceles deberían ser. Se la puede considerar una cárcel VIP en el contexto del sistema penitenciario general. Lejos de acostumbrarnos a llamarles de ese modo, sin desconocer que es de privilegio, nunca está de más reclamar que todas las cárceles sean así. Si pueden allí, pueden en todas las demás. Lo cierto es que una ambulancia tarda en llegar al Hospital Militar que está dentro del predio, apenas 5 minutos.
La defensa había puesto como ejemplo de la mala calidad de atención una diarrea que sufrió hace algunos meses Luis Ángel Firpo, condenado a perpetua en Contraofensiva I y en cárcel común desde que violó la domiciliaria durante el juicio. El episodio gastrointestinal fue denunciado por los internos genocidas como si fuera abandono de persona. El TOF respondió que no fue así: “En dicha nota, los internos -compañeros de Firpo- relatan que la fuerte descompostura acompañada de diarrea fue anoticiada por personal de la unidad a las 08:20 horas, que a las 9:15 horas fue asistido por un enfermero que le realizó controles básicos y le administró un medicamento y que fue atendido por el médico de guardia a las 10:50 horas”. Quien tenga una obra social prepaga, además de abonar una fortuna por un servicio público, seguramente tendrá más demora en su casa.
La otra cuestión llamativa es la del bronceado casi caribeño de Ocampo, señalado en el informe de la pericia oficial: “De los informes elaborados por el Cuerpo Médico Forense, incorporados digitalmente a la causa en fecha 4 de marzo del corriente año, surge en relación al examen físico practicado que Mario Guillermo Ocampo se encuentra en regular estado de nutrición y normohidratado; hemodinámicamente compensado y con la piel bronceada, asentando que el imputado refirió que esto último se debe a que toma sol por presentar bajos valores de vitamina D”. El panorama de la domiciliaria surge encantador si le sumamos a este punto lo que dice el TOF acerca de la inseguridad que presenta el dispositivo electrónico de vigilancia: “El dispositivo en cuestión no solo no impide, por su naturaleza, el egreso del imputado del domicilio, sino que tampoco resulta fiable en torno al aviso que de ello da, presentando varias debilidades que impiden asegurar que en tal caso el mismo pueda ser aprehendido”. En todo caso, consideran que de todas sus dolencias típicas de la edad, la única que podría tornarse grave es la depresión, pero según el tribunal Ocampo no se atiende por una decisión propia, y le pone a disposición que lo haga si quiere.
No hay nada mejor que casa
De casa en casa, podría decirse que Ocampo va. Además de la mudanza que impidió que la Justicia lo encontrara, más allá de la impericia que pudo haber colaborado para que no lo hallaran durante 7 años, al ingresar esta tarde en Campo de Mayo, Ocampo estará de regreso también a un lugar que fue su casa, ya que los delitos por los que fue condenado en octubre del año pasado tuvieron como epicentro justamente Campo de Mayo. En Contraofensiva II fue el único acusado. En realidad debió haber sido parte del histórico Contraofensiva I, pero como quedó dicho por los jueces y la jueza, estaba en el country. Ahora volverá a ingresar al predio en el que supo ser uno de los perpetradores del último genocidio, pero esta vez en condición de preso.