Perpetua en cárcel común para genocidas por los Vuelos de la Muerte
Por LR oficial en Derechos Humanos, vuelos de la muerte
En el primer juicio por los Vuelos desde Campo de Mayo, el TOF N°2 de San Martín condenó a Santiago Riveros, Delsis Malacalza, Eduardo Lance y Luis del Valle Arce a prisión perpetua. Serán sometidos a pericias y si están en condiciones irán a cárcel común, a excepción de Riveros, por su estado de salud. Si bien fue un juicio por 4 casos, es histórico porque abre la puerta a nuevos procesos que juzguen la metodología de exterminio más utilizada en el campo de concentración más grande de la dictadura.
Redacción: Paulo Giacobbe/Camila Cataneo
Cobertura en juicio: Fernando Tebele/Lucrecia Raimondi/Diego Adur/Valentina Maccarone/Noelia Laudisi de Sá/Agustina Sandoval/Paulo Giacobbe/Camila Cataneo
Edición: María Eugenia Otero
El Tribunal Oral Federal N°2 de San Martín, conformado por los jueces Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Matías Mancini, condenó a prisión perpetua a cuatro militares en el juicio por los vuelos de la muerte de Campo de Mayo. Después de una revisión médica, se evaluará si pueden ir a cárcel común del Valle Arce, Malacalza y Lance. En el caso de Riveros, por sus complicaciones de salud, permanecerá con arresto domiciliario.
Se trata del multicondenado por crímenes de Lesa Humanidad, Santiago Omar Riveros, ex jefe de Institutos Militares; Luis del Valle Arce, ex comandante del Batallón de Aviación 601; Delsis Ángel Malacalza, ex segundo comandante y piloto de aviones Twin Otter y Fiat, utilizados en los vuelos de la muerte; y el ex oficial de operaciones de esa dependencia, Eduardo María Lance.
Horacio Alberto Conditi, ex oficial de personal fue apartado por incapacidad durante el debate. De ese modo siguió los pasos de Alberto Luis Devoto, integrante de la Plana Mayor en Campo de Mayo, funcionario y asesor del fallecido gobernador cordobés José Manuel de la Sota, apartado por incapacidad antes de comenzar el juicio. Otros de los hoy condenados realizaron la misma intentona, pero los estudios médicos demostraron que podían continuar siendo juzgados.
Las víctimas
Las víctimas de este juicio fueron: Rosa Eugenia Novillo Corvalán, Roberto Ramón Arancibia, Juan Carlos Rosace y Adrián Enrique Accrescimbeni. Durante el juicio se demostró que las 4 personas estuvieron secuestradas en el centro clandestino de detención tortura y exterminio montado en Campo de Mayo por el Ejército Argentino. Sus cuerpos aparecieron en la costa argentina entre los años 1976 y 1977, fueron enterrados como NN e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que certificó que fueron arrojados desde gran altura al agua.
Son 4 víctimas y 4 condenados. Esos números están muy alejados de la cantidad total de víctimas y de la cantidad de eslabones que fueron necesarios para activar la maquinaria de exterminio que funcionó en Campo de Mayo.
Fueron los exconscriptos que cumplieron el Servicio Militar Obligatorio en esa guarnición militar quienes aportaron más datos sobre el funcionamiento y dinámica de los Vuelos de la muerte. El ingreso de una caravana de autos con personas fuertemente armadas, custodiando un camión frigorífico cerrado, con personas secuestradas y en muchos casos en mal estado físico; la apertura de barreras y controles para que el camión entre hasta la pista de aterrizaje, donde en algunas oportunidades ya estaba el avión esperando; la iluminación de la pista por parte del camión de bomberos; la droga que utilizaban para adormecer a los y las secuestradas que eran subidas a los aviones. Minutos después despegaban. También dieron cuenta de las torturas que sufrían ellos mismos durante la instrucción militar y el miedo que tenían de estar en ese lugar, donde en ocasiones, durante las guardias, escuchaban gritos de dolor. Uno de los datos más interesantes que aportaron fue la existencia de un oceanógrafo que estudiaba las mareas y actuaba en la torre de control. Hasta este juicio la creencia generalizada era que los Vuelos de la Muerte partían solo de la ESMA, pero ahora se puede tener otra dimensión de lo que fue el plan de exterminio durante el genocidio.
Otro dato interesante lo presentó la propia defensa de los acusados. Fue cuando convocó como testigos a militares que fueron pilotos de aviones en Campo de Mayo y podrían quedar imputados en un segundo tramo de esta causa por los Vuelos de la Muerte. El Coronel retirado Juan Carlos De Marco, el Teniente Coronel Juan José Capella y Carlos Martínez Junor. Capella fue condenado en 2021 por crímenes de lesa humanidad en el juicio Escuelita VII, de Neuquén. De Marco, Martínez Junor y el condenado en esta causa Delsis Malacalza, fueron tres de los pilotos que integraron la comisión que viajó a Italia para realizar un curso teórico de vuelo y retirar los primeros aviones Aeritalia Fiat G-222. Con ellos viajó un grupo de mecánicos.
Por la mañana se realizó la ultima audiencia antes del veredicto. Los imputados tuvieron la posibilidad de dar las ultimas palabras antes de conocer la decisión de los jueces.
Comenzó Eduardo Lance quien afirmó: «Yo solo comunicaba las órdenes que imponía la cadena de mando» y que «fueron obedecidas y respetadas, solo cuando fuere el bien del servicio». También manifestó que «dos o tres declarantes han tratado de contaminar la causa» y que «siempre he dicho la verdad porque la verdad solo triunfa sobre sí misma».
Luego de una hora de declaración llena de repeticiones y sin aportes concretos, Walter Venditti le consultó cuánto tiempo más le quedaba de declaración. «Me queda una hora más», aseguró Lance. Realizaron un cuarto intermedio para seguir con sus últimas palabras antes de veredicto. Tal como prometió, se extendió casi una hora más.
Continuaron Luis del Valle Arce y Santiago Omar Riveros, quienes prefirieron no hacer uso del derecho a las últimas palabras, solo agradecieron. El último de los imputados en tomar la palabra fue Angel Delsis Malacalza, muy enojado por algunos problemas técnicos que demoraron su cierre. Negó haber participado de los Vuelos de la Muerte, pero su suerte, como la de los demás imputados, ya estaba echada.