Santiago Maldonado: 5 años de impunidad

A distancia de aquel 1 de agosto de 2017, algunas cuestiones pueden verse quizá más nítidas cuanto más se alejen en el tiempo ¿Por qué impactó tan masivamente la desaparición forzada de Santiago? Si no fue el primero y penosamente tampoco el último. Serán múltiples los factores; pero tres, tal vez, sobresalgan un poco más.
Que la desaparición haya tenido que ver con su militancia política sigue golpeando fuerte: si bien todas las desapariciones forzadas son políticas, porque las motivaciones de los perpetradores siempre lo son, a los pibes y pibas de hoy no los desaparecen por su militancia política; lejos de quitarle peso, esas nuevas problemáticas sociales agravan el asunto, y por eso la familia se preocupa por colmar el escenario con otras familias que tienen en común al Estado como verdugo; pero a Santiago lo desaparecieron por su militancia, y eso nos acerca a los peores momentos de nuestra historia reciente.
Que haya ocurrido durante el macrismo puede haber sido un segundo motivo, porque le obvió incomodidades a mucha gente de indignación selectiva. Es imposible ignorar en aquella emoción y conmoción que todavía perdura, cierto ángel de Santiago y también de su hermano Sergio. La historia del pibe de clase media que terminó en medio de la ruta, el frío y la desolación apoyando a una docena de jóvenes mapuche, impacta en un sector importante de población sensible, que se vio muy cercana la muerte por razones políticas, otra vez. La polenta de Sergio, como en otro momento fue la de Vanesa, la hermana de Luciano Arruga, también generó empatía masiva. Más allá de las posibles razones, Santiago desapareció para quedarse eternamente en el inconsciente colectivo de un país que sigue gritando Nunca Más, mientras continúa contando los muertos siempre del mismo lado.

Fotos: Natalia Bernades-Bárbara Barros/La Retaguardia
Texto: Fernando Tebele