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Sri Lanka, un pueblo que se levantó

Escrito por el marzo 10, 2023


El país asiático vivió en 2022 una rebelión popular que se organizó contra las políticas de ajuste y empobrecimiento del gobierno y el Fondo Monetario Internacional. La organización popular alcanzó tal punto que el 9 de julio de ese año, Gotabaya Rajapaksa, huyó del Palacio Presidencial y renunció a la presidencia. La Retaguardia estuvo en los meses posteriores.

Sri Lanka,antiguamente Ceilán, es una isla ubicada en Asia, al sur de la India, bordeando el Océano Índico. Tiene más de 24 millones de habitantes.

Su sistema político es un semipresidencialismo. El presidente de la República es también jefe de Estado, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y es elegido, popularmente, por cinco años. En cuanto a su economía,Sri Lanka se dedica principalmente a la exportación de productos primarios, como té, grafito, productos textiles, coco y caucho. Además, desde el comienzo de los 90, es el mayor exportador mundial de Té Ceilán. 

En 2010, el país asiático aumentó su deuda externa y superó el 42% del PBI del país en 2019. Con el inicio de la recesión global por la pandemia de Covid-19, se aceleró la crisis. Para 2021, la deuda externa aumentó al 101% del PBI de la Nación y causó un colapso económico, escasez de productos básicos, aumentos generalizados de precios, devaluación de la moneda nacional y protestas contra el gobierno.

Es marzo de 2023 y a dos cuadras del Palacio Presidencial, la costa del Océano Índico guarda una delicada paz. Familias y parejas toman helado sobre la costanera. Aquí mismo, meses atrás, ocurrió la mayor revuelta política del país desde 1948, cuando lograron independizarse del imperio británico. Con una extraordinaria deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía de la isla no hizo pie y el pueblo salió a la calle. Así como en aquel diciembre argentino de 2001 , la gente copó las calles y el presidente, Gotabaya Rajapaksa, quien había asumido en 2019, tuvo que renunciar.

Alrededor del enorme edificio presidencial pasan cientos de tuk tuks, ese medio de transporte tan popular en la India, que en Sri Lanka también es habitual. En esas motos de tres ruedas caben hasta tres personas sentadas atrás y dos adelante, aunque hemos visto tuk tuks con más de ocho o nueve. Tomamos uno, que tenía imágenes del Che Guevara y banderas de Cuba. A partir de esto, empezamos una charla con Anant, el conductor. 

Anant tiene 33 años. Vive en las afueras de Colombo, la capital comercial del país y donde está la sede de gobierno. Maneja su tuk tuk ocho horas al día. El 9 de abril de 2022, llegaba al centro de la ciudad por la Costanera con una pareja de turistas suizos cuando, a siete u ocho cuadras del Palacio Presidencial, se toparon con la multitud que reclamaba contra el gobierno.

El conductor del tuk tuk cuenta que la gente ya estaba muy enojada con el gobierno, porque la situación económica era extrema: “Toda la gente de Sri Lanka estaba empobrecida. Muchos teníamos dos o hasta tres trabajos para poder comer y alimentar a nuestras familias. Con nuestros salarios era imposible sobrevivir”. En esa manifestación, Anant recibió un disparo de bala de goma en la pierna por parte de la policía. Ese disparo, dice, fue el incentivo para formar parte de las manifestaciones.

El presidente Gotabaya Rajapaksa advertía en los medios de comunicación que ante las demandas del FMI, no había otra opción que el ajuste económico. Las ayudas sociales que históricamente brindaba el Estado a la población más empobrecida (de la que Anant esparte) fueron reduciéndose hasta que en 2022 eran prácticamente inexistentes, sobre todo ante la creciente inflación y la suba de precios de comida y combustible. “Los conductores de tuk tuks sufrimos mucho la suba del precio de los combustibles. Muchos somos jóvenes que tenemos varios trabajos. Entonces, todos estábamos muy enojados con el gobierno. Y la mayoría de nosotros, ese día, estacionamos nuestros carros y nos sumamos a la movilización. Éramos miles. Recuerdo que también había muchos maestros y profesores, porque la educación también estaba sufriendo las rebajas de salarios, y muchos trabajadores del Estado, de los municipios”, cuenta Anant, emocionado y un tanto entristecido. Ese abril fue fuertemente represivo. El pueblo reclamaba al gobierno que tome soluciones urgentes. La respuesta del gobierno fue dejar de pagarle al FMI, sin embargo, dice Anant, eso no fue suficiente y no hubo ningún cambio para la población en esos meses. 

Conocimos a otro conductor de tuk tuk que también fue parte de las revueltas: Rahmiri. Es militante en su universidad y ya venía resistiendo activamente a las medidas de ajuste gubernamentales desde 2020: “Todas las semanas salíamos a las calles, luego de trabajar. Los conductores de tuk tuks nos encontrábamos en el Viharamahadevi Park, a unas cuadras del Palacio, estacionabamos nuestros carros y marchabamos juntos cada miércoles”, comenta el joven. 

El 9 de julio la movilización fue inmensa. Cuadras y cuadras de personas exigían que el gobierno renuncie. “Era un mar de gente. Todos salimos a la calle. Maestros, trabajadores de los bancos, de las estaciones de servicio, supermercadistas, estudiantes. Había mucha bronca”, dice Rahmiri. La primera línea de la movilización comenzó a insistir en entrar al Palacio Presidencial. La policía reprimió, pero la gente no paró. Finalmente, lograron entrar al Palacio. El presidente Gotabaya había huido y ese fue su último día de gobierno. Al día siguiente, Sri Lanka amaneció con su renuncia. El pueblo festejó. Pero, por supuesto, esto no solucionó las problemáticas que atraviesan al pueblo. En los días posteriores, varios de los ministros del gobierno también renunciaron a sus cargos. 

El “Aragalaya” (lucha del pueblo) fue un fenómeno histórico en el país insular asiático. Lograron, con organización y lucha, doblegar las políticas del gobierno. Hubo dos paros generales que frenaron la producción del país y demostraron unidad ante el ajuste. Sin embargo, el presidente que reemplazó a Gotabaya, Ranil Wickremesinghe, ex primer ministro, logró renegociar con el Fondo Monetario Internacional. Además, si bien hubo un aumento de salarios, también suprimió las pocas ayudas sociales que el Estado seguía entregando. 

Mientras el FMI asegura que se está restableciendo la economía de Sri Lanka, el pueblo no lo ve de igual manera. “Pensamos que la situación iba a ser mucho mejor, porque el pueblo se había organizado y había logrado que el mal gobierno se vaya. Hoy no estamos mejor. La crisis económica continúa. Aunque nos digan que las empresas han mejorado su situación económica, la población común no lo siente así. Y lo más triste es que esas luchas se han desgastado y hoy no hay movilizaciones contra el ajuste. Ojalá en los próximos meses la situación mejore para todos. Sino, tendremos que volver a organizarnos y luchar como hicimos el año pasado, que lo que logramos fue mucho”, dice Rahmiri.


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