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“Klaukol no es una fuente de trabajo, ellos destruyen la vida”

Escrito por el octubre 24, 2023


Lo dijo Susana Aranda, una de las referentas de la lucha contra la contaminación de la empresa Sika-Klaukol en Virrey del Pino, en el partido bonaerense de La Matanza. Después de más de 12 años de reclamo, la Justicia Federal dictó un fallo que suspende la actividad de la planta. En diálogo con el programa radial La Retaguardia, Aranda habló acerca de esta victoria y contó cómo contamina esta empresa multinacional al barrio y las consecuencias que genera en la salud de sus habitantes.

Entrevista: Pedro Ramirez Otero / Fernando Tebele
Redacción: Julián Bouvier
Edición: Valentina Maccarone / Pedro Ramírez Otero

Jorge Rodríguez, el juez de la Cuenca Matanza Riachuelo dictó la sentencia que le prohíbe a la multinacional Sika-Klaukol trabajar con arena y procesar material particulado de emisiones gaseosas. Esta es la planta madre en Latinoamérica, ubicada en Virrey del Pino, Provincia de Buenos Aires, y fue habilitada en 2003 por el entonces director de Industrias y Medio Ambiente de la Municipalidad de La Matanza, Raúl Magario.

“No creo que la planta cierre. De hecho, en estos días fuimos y los encontramos infraganti: estaba la chimenea andando. Debería cambiar el proceso de fraguado de los materiales. Pero es imposible, porque Klaukol está en la tercera categoría, la de mayor complejidad y contaminación que puede causar al medioambiente y a las personas. Entonces, por la Ley Provincial 11.459, que regula esta clase de industrias, no podría nunca haber sido habilitado en un barrio, menos en un casco urbano como acá. La chimenea de la fábrica apunta al barrio. Lo habilitaron como si fuera un maxikiosko y es una fábrica con contaminación de categoría tres”, dijo Susana Aranda, integrante del grupo de vecinas y vecinos autoconvocados contra la contaminación de Sika-Klaukol. La referenta de esta lucha que lleva más de 12 años explicó que esa planta de la empresa produce para Europa. “Lo que no pueden hacer en Suiza lo hacen acá, a costa de la vida de los obreros, que fallecieron casi todos antes de jubilarse. Cuando les detectan las cicatrices pulmonares, los echan o les ofrecen un poco de dinero. Y después, las personas no  pueden insertarse en el mundo laboral, no pasan ningún examen médico, porque la capacidad respiratoria que nosotros tenemos acá es muy mala. Me hice la espirometria hace poquito y no pude levantar dos tubitos, nada. Te saca la capacidad de respirar y de moverte.  Vivís asfixiado. Vivimos con broncodilatadores”, contó.

El inicio de la lucha

En el 2009, explotó la tolva de la fábrica y un humo brilloso y grisáceo tapó el cielo de Virrey del Pino. Después, contó Aranda, cuando llovía se ponía fosforescente. La empresa comenzó a darles un resarcimiento económico a los vecinos y vecinas, a cambio de que aceptaran que después no podrían reclamar a Sika-Klaukol si el material particulado respirable dañaba su salud. “Tres mamás empezamos a averiguar de qué se trataba. No aceptamos, no firmamos. Y descubrimos que el 99 por ciento de los vecinos usábamos los mismos remedios, teníamos la misma patología, sufríamos de las mismas cosas y todo se debía a respirar vidrio molido de 2,5 micrones para abajo. Eso es lo que respiramos, vidrio molido”, dijo la vecina..

―¿Cómo fue el proceso judicial?

―Nosotros teníamos que generar las pruebas, porque si usted va y mata con un revólver, el Estado te asiste y te pone un perito gratis. Ahora, cuando uno dice ‘una multinacional me está matando’, vos tenés que proveer toda la información de prueba para que la Justicia actúe. Gastamos hasta lo que no teníamos.Somos gente trabajadora y tuvimos que probar nosotros que había sílice en el aire. Después, fuimos llevados ante la Justicia. Y, a cuentagotas, empezó a investigar, pero siempre le faltaba una pata. Que el laboratorio de la Policía Federal no andaba, o que no tenían para medir las emisiones gaseosas. Y en ese entonces, los organismos provinciales eran OPDS (Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable) y ACUMAR (Autoridad de Cuenca Matanza  Riachuelo). Los dos organismos que tenían que controlar esta clase de industria siempre nos patearon la pelota para adelante. Silvina Ambrosolio, la actual jefa de laboratorio del OPDS, ahora Ministerio de Ambiente de la Provincia, siempre les dio luz verde para que nos envenenen. Y están atados con la pata política que es todo el aparataje de acá de La Matanza. Si Klaukol trabaja como tiene que ser, como dice el fundador de la empresa en Estados Unidos, es muy costoso, entonces no es rentable. Se vienen a Latinoamérica porque trabajan a cielo abierto, sin ningún filtro, sin ningún miramiento. Los obreros no trabajan como tienen que trabajar, no tienen los equipos especiales. Les sale todo gratis y por eso vienen y se instalan acá. Pero dejan un tendal de muertos y de destrucción para el barrio y la gente que trabaja en la empresa. No es una fuente de trabajo, ellos destruyen la vida. Por eso documenté casa por casa a los obreros de planta permanente de Klaukol. Ya no creo que hayan quedado vivos, murieron casi todos por la misma razón. Muchos casos de asfixia, cáncer pulmonar o de garganta. Mi barrio es de diez manzanas y el problema es que ahora es tan grande la contaminación y está muy avanzada. El bioquímico del CONICET, el doctor (Andrés) Porta, fue quien dio el puntapié inicial para que el juzgado federal tome cartas en el asunto, fue claro y dijo que a simple vista se veía que ese material particulado estaba por todos lados, que la fábrica trabajaba a destajo sin ningún control y que hubo ausencia del Estado. Ahora, tenemos este fallo donde dice que por cinco días Klaukol no puede trabajar y que en cinco días tiene que presentar una alternativa. Yo no creo que presenten nada, porque no vivimos en una burbuja, esto es un parche. No sabemos qué va a pasar con nosotros. Mi casa está antes que Klaukol acá, eso era un tambo de leche. Mi casa tiene título de propiedad. Cada ladrillo lo compré y lo edificamos para toda la vida y es lo único que uno le puede dejar a la familia. Pero hoy por hoy no es habitable y no sé qué va a pasar con nosotros. No tenemos salud, no tenemos hospitales a donde hacernos atender, los remedios los tenemos que costear nosotros, nos enfermaron a todos y estamos a la deriva. 

Ya van 12 años desde que los vecinos y vecinas pelean contra la planta de Sika-Klaukol. En Argentina hay otra planta en Rosario, y tienen fábricas en casi toda Latinoamérica. “Acá de Virrey del Pino no sé si se van a ir. El poderío económico de ellos es infinito y acá parece que todo tiene un precio. Ahora, el juez Rodríguez les puso un stop. Estoy contenta, porque vienen días de calor y nosotros no podíamos ni abrir la puerta. No podemos salir ni estar al aire libre. Tenemos problemas oftalmológicos, problemas en la piel, respiratorios y renales en el barrio. Hoy, hay más o menos seis personas esperando sus desenlaces. Una de esas personas es obrero de Klaukol y tiene  un cáncer terminal. Esa historia se repite año tras año. Queda la casa vacía. No es que muere uno, muere mamá, papá y todos los habitantes de la casa y queda literalmente la casa vacía”, relató Susana Aranda.  

―¿Cómo viviste la noticia del fallo?

―La viví con mucha alegría y también con un poco de desazón porque hay mucha gente que estaba luchando conmigo y que ya no están. Son todos sentimientos encontrados. Para nosotros es muy importante, porque somos personas de a pie, somos personas normales, comunes, sin poder adquisitivo. Nosotros no  peleamos solamente contra la contaminación de Klaukol, peleamos contra todo el aparataje política, contra una multinacional y también contra los jueces  provinciales. Queremos que la Justicia actúe con más seriedad y con más celeridad, que no demore casi 13 años para dictaminar.


Opiniones
  1. Martha Ardiles   /   octubre 24, 2023, (2:19 pm)

    Gracias por estar siempre La Retaguardia, gracias a ustedes los periodistas por sus publicaciones, soy Martha vecina y seguimos en la lucha con los vecinos junto a Susana.

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