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“La muerte de Lautaro es un crimen de odio”

Escrito por el noviembre 20, 2023


Lo dijo Laura, amiga de Lautaro Castillo Retamales. El estudiante de la Universidad Nacional de las Artes fue asesinado en su domicilio a finales de septiembre y su familia y amistades aseguran que fue por su orientación sexual. Laura pasó por el programa radial Estás Muteadx y habló del pedido de cambio de carátula y el reclamo de Justicia.

Lautaro Castillo Retamales era estudiante de Artes Multimediales de la Universidad Nacional de las Artes (UNA). A fines de septiembre fue asesinado en su domicilio por dos hombres. Uno de ellos lo había contactado a través de una aplicación de citas. Luego de dos días sin señales de Lautaro, su madre se acercó a la casa y lo encontró sin vida. Laura, amiga del joven, es una de las personas que lleva adelante el reclamo  por el cambio de carátula. “Lautaro fue brutalmente asesinado a golpes por dos hombres a los que él deja entrar a su casa en Florencio Varela el martes 26 de septiembre de este año. Uno de ellos escribe una carta de puño y letra contando que efectivamente fue así y que lo conoció a Lautaro previamente a partir de una aplicación, que se conocían y que por eso que Lautaro lo deja entrar”, explicó.

La causa se encuentra en manos de la Fiscalía Descentralizada Nº 1 de Florencio Varela, con intervención del Juzgado de Garantías Nº 5. “Es la UFIJ (Unidad Fiscal de Instrucción y Juicio) Nº 1 como órgano de investigación la que realizó un excelente trabajo inicial, efectivo y rápido para identificar a las dos personas que consumaron este hecho: Lucas Bellomo y Fernando Pereyra. Estas dos personas se encuentran procesadas, con una efectiva prisión preventiva”, dijo Laura. El pedido de los amigos, amigas y familiares es por el cambio de carátula por parte de la fiscalía que, según como esté clasificado el crimen, habilita distintos protocolos de investigación. “La fiscalía casi por reflejo, caratula la causa como un homicidio criminis causa, detalló. Esto significaría que mataron a Lautaro para evitar un reconocimiento a futuro por el robo, ya que se llevaron algunas de sus pertenencias. “Esto quiere decir que han sumado un robo, es por eso que la recepción de las pruebas apunta a eso. Comprobar el robo por el hecho de que Lauti conocía a sus asesinos.  En este proceso se omiten pruebas integrales que permiten mostrar que en realidad la muerte de Lautaro es un crimen de odio. La escena del crimen y el cuerpo de Lautaro hablan por sí mismos. A Lautaro se lo encuentra desnudo, amordazado, atado de manos y de pies, torturado, desfigurado. Un auxiliar de la fiscalía manifestó que en los 16 años de trabajo nunca había visto un hecho tan violento y con tanta saña. No somos nosotros los que creemos, es el cuerpo de Lautaro el que muestra odio”, dijo la amiga del joven.

El crimen de odio se encuentra tipificado en el artículo 80 inciso 4 del Código Penal: “Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52, al que matare: …4º Por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión”. Los familiares, amigos y amigas de Lautaro sostienen: “Es evidente que a Lautaro lo matan, en la forma en que lo hicieron por ser quien era, por su forma de ser, de vivir y de amar. Eso es su identidad, su expresión y su orientación. Existen estándares que ofrece la Corte Interamericana que propone que cualquier crimen doloso contra cualquier integrante de la comunidad (LGTBIQ+) debe investigarse en principio como un crimen de odio”. 

Además de los signos del cuerpo, la escena y las pruebas que han reunido, también importa el contexto: “Lautaro conoció a Bellomo por medio de una aplicación. Para la doctrina estadounidense estos casos son conocidos como crímenes de levante. Muchas veces es más fácil demostrar el delito autónomo, o sea, robo, lesiones, que adentrarse a analizar el delito de crimen de odio”, explicó Laura, y agregó que el expediente de la causa apunta a contar la historia del robo y no menciona su orientación sexual. “A pesar de que su propia mamá dijo en la declaración que Lautaro vivía con miedo, a pesar de que su hermano en medio de la confusión declaró que él creía que era un crimen de odio, a pesar de haberlo encontrado desnudo y brutalmente maltratado. Demostrar odio requiere más esfuerzo, un cambio de enfoque en los procedimientos que siempre se usaron. O sea, adoptar una perspectiva de género. Por eso necesita de cierta formación específica de los operadores judiciales que en general es exigua”, dijo. 

En estos tiempos, el odio se está expandiendo, se cuela en las narrativas sociales que circulan y se reproducen en los medios de comunicación y las redes sociales. Vemos como los derechos que supimos conseguir se encuentran amenazados permanentemente. Creemos que ciertos derechos fundamentales y cuestiones básicas sobre los que se construye la base para la convivencia social son un faro para seguir consiguiendo más derechos. Hoy somos testigos del corrimiento de los parámetros y ejes de discusión, estamos debatiendo temas que estaban saldados y vuelven viejos sesgos sobre los distintos colectivos. Muchas veces estas discusiones se desarrollan sin comprender que todos somos parte de este entramado social, sin entender la potencia de lo colectivo que puede transformar el mundo todos los días.

El caso de Lautaro Castillo Retamales, es un caso entre muchos que la comunidad gay viene denunciando, y por eso la lucha por el cambio de carátula. Al respecto, Laura explicó: “Tal vez la condena puede ser la misma en ambos tipos penales, pero la importancia del cambio de carátula es simbólica, así como lo son los crímenes. Este accionar automático de la fiscalía no permite realizar avances en materia de los derechos de la comunidad, cuando internacionalmente se apunta a un movimiento progresivo de los derechos humanos con procesos que tienden a reconocer y a incorporar cada vez más derechos de las minorías. Si se llamaran a las cosas como son, permitiría demostrar que estas violencias contra la comunidad es un fenómeno estructural y no son hechos aislados”.

¿Quién era Lautaro Castillo Retamales?

Lautaro y Laura eran íntimos amigos y se conocían desde 2009 cuando ingresaron a estudiar Multimediales en la UNA. “Lautaro era un fenómeno, un pibe excepcional, intenso. Una persona que vivía soñando, que vivía armando proyectos, planes. Siempre tenía una idea para alguna movida artística o para algún proyecto que quería desarrollar y exponer. Presentamos proyectos universitarios juntos, proyectos de voluntariado, armamos un grupo, un colectivo multimedial con los que también realizamos obras que nos permitieron viajar a provincias. En el 2013, Lauti estaba trabajando en el Centro Cultural San Martín y decidimos compartir departamento con otra compañera, otra amiga, para optimizar los tiempos, los viajes. Lautaro era una persona excepcionalmente social, tenía amigos por todos lados. Así que fueron dos años de muchísimas historias y anécdotas”, contó su amiga. 

Foto: Vico Alfonso

Además, recordó que él siempre se sintió más libre en la Ciudad de Buenos Aires, que siempre supo quién era, pero que cuando se mudó a la Ciudad sintió más libertad para vivir su vida: “Vivía con miedo en las periferias la Ciudad”.

Después de dos años, cada uno hizo su camino por separado y Lautaro sostuvo el alquiler hasta la pandemia y después volvió a Florencio Varela. “Ahí armó su casita con sus colores, sus gatos,  su huerta y sus cosas. Yo le pregunté si él quería volver ahora que hacía un año que había empezado a trabajar de nuevo. Y me dijo que económicamente era muy costoso y que además quería aprender a vivir su vida en donde sea que esté”, contó Laura.

Carta abierta por Lautaro

La amiga del joven dijo que tardaron casi una semana en reaccionar. Pero que cuando pudieron entender lo que había pasado la primera iniciativa fue crear una carta abierta que logró encontrar y reunir a estos amigos y amigas que instantáneamente se propusieron para colaborar. “En un principio las charlas se centraban en movidas artísticas que nos ayudarían a representar a Lautaro y cambiar la imagen cosificada que habían mostrados algunos portales de algunos medios. A medida que se fueron acercando amigos suyos pertenecientes a la comunidad fue que empezamos a abrir los oídos y a escuchar, a darnos cuenta que esto es moneda cotidiana para ellos. Ahí hubo un primer aprendizaje y empezamos a querer mostrar esto que viene sucediendo históricamente y que se oculta sistemáticamente”, recordó. Comenzaron a difundir entre sus contactos y boca a boca, llegó la primera nota y comprendieron que debían salir de la virtualidad: “Había una marcha del orgullo en tan solo cuatro días y había que estar ahí. El grupo inicialmente estaba compuesto por amigos y amigas de todos lados, cada una con una historia de vida distinta y con las mismas ganas de hacer algo y sobre todo escucharnos y aprender. Y así fue como cada uno aportó su granito de arena para armar folletos, material gráfico, difusión para el encuentro y una bandera hecha a mano la madrugada anterior. El día de la marcha fue un torbellino de emociones. Llegamos a la cabecera y la comisión organizadora nos dio un lugar privilegiado, nos permitió subir la bandera al escenario, difundió nuestro problema en sus redes, nos ofreció su apoyo y estamos muy agradecidos. De todas maneras, seguimos siendo un grupo de amigos autoconvocados”,  contó Laura.“Nuestro principal objetivo es conseguir el cambio de carátula. Por un lado a través de la vía judicial con la solicitud que vamos a hacer; y en paralelo en la calle, con la visibilización, la concientización y el apoyo de la sociedad para empezar a comprender que este tipo de violencias se tienen que ver, investigar y tratarse como corresponde”, cerró.


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