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“Me emociona cuando alguien tiene una convicción”

Escrito por el diciembre 27, 2023


Lo dijo Rocío Quintana, directora de la obra Laura, vida y pasión de Laura Carlotto. En diálogo con el programa radial Escuchame una cosita, Quintana habló acerca de este proyecto sobre la historia de la hija de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, para el que trabajó tres años solo en la investigación histórica. También contó cómo vivieron el estreno, en el que estuvo presente Estela.

―¿Cómo fue el comienzo de esta experiencia?

―Lo de Laura fue una locura que nace después de otra experiencia muy linda y muy fuerte, con obras sobre derechos humanos, que es a lo que me aboco ahora.  Empecé desde muy chica con la locura de querer hacer mi versión de La Noche de los Lápices, que está actualmente en cartelera. Se llama 16 de septiembre. La Noche de los Lápices. Obviamente, con todo el arrebato de una piba de esa edad. Porque hoy lo pienso dos veces, pero en ese momento dije ¿Por qué no podría pasar esto? Comenzamos con un grupo de adolescentes que hacía varios años venían trabajando conmigo. A través de esta obra, tuvimos un montón de experiencias, como conocer mucha gente vinculada con los  derechos humanos, de HIJOS, de Madres, al mismo Pablo Díaz (uno de los sobrevivientes) que finalmente vino a ver la obra. Siempre contamos con él. Le gustó mucho nuestro trabajo.

―¿Qué consecuencias trajo este proyecto? 

―Entendimos con todo el grupo que hacer teatro por los derechos humanos es algo que va mucho más allá del hecho artístico. Deja huella en quienes lo hacemos y quienes ven la obra. Tuvimos muchos chicos en el público que vieron nuestra obra antes que la película. Hoy por hoy hay muchos pibes que están en la Dirección de Juventud de Lomas de Zamora que son esos mismos pibes que vieron nuestra obra cuando iban al secundario. Entonces, ahí me di cuenta de lo que significa hacer teatro sobre los  derechos humanos, lo trascendental que era para todes. En esa obra de la Noche de los Lápices, puse a Laura Carlotto por curiosidad si se quiere. También, para contar un poco la historia de las apropiaciones durante la dictadura. Te juro que si ves la obra no queda tan loco, tiene un sentido. Pero en ese momento era una locura. Lucía Pérez, la actriz que hoy hace de Laura, hacía ese personaje en aquella obra, y se destacaba un montonazo. La escena de ella era súper fuerte. Siempre me mencionaba lo buena que estaba esa escena. Un día en chiste la gente de derechos humanos de Lomas me dice: “Tenés que hacer la obra de Laura”. Dije que sí. Una inconsciente total. 

―Algo que se critica de la película sobre la Noche de los Lápices es que no se muestra la militancia revolucionaria de la  juventud. ¿Cómo aparece esto en tu versión teatral?

―Me basé en el libro más que en la película. La peli no me había gustado tanto. Es cierto que con el correr del tiempo mucha gente me decía qué bien que está tratado el tema de la militancia. En la película se prioriza el amor o la amistad, más allá de lo que estaban haciendo los chicos. Nuestra obra de teatro se va actualizando. Modificamos una escena, que es la del secuestro. Es performática. Cuando me enteré, a partir de testimonios, de que Claudia y María Clara tenían armas, porque obviamente estaban entrenadas para defenderse por si había una secuencia de estas, lo agregué a la obra. Originalmente no aparecía en esa escena. Obviamente que tenían que defenderse, porque las estaban matando. Hay algo de eso que está bueno también ver, situarse y empatizar. Lo que más me conmueve de la militancia de esa época es la convicción ante todo. Hay una escena de la obra “Laura…”, donde Estela le dice “mirá que tenemos todo. Vos te podés ir…”. “Mamá yo me puedo ir cuando quiera pero yo no me voy a ir, yo me voy a quedar acá porque queremos vivir. Y si morimos, miles de nosotros vamos a morir y no va a ser en vano”. Esto me lo dice Estela cuando me encuentro con ella. Es tremendo. Y cómo vivían, eran pibes y pibas como nosotros y nosotras. En el caso de Laura, eso es lo que se trata de mostrar: que se enamoraba, se peleaba, tenía amigos, salía. Y al mismo tiempo, tenía una convicción tan fuerte. A mí me emociona cuando alguien tiene una convicción.  Les preguntaría a los pibes y las pibas, ¿cuáles son sus  convicciones? ¿Qué es lo que te mueve? Y nos encontramos con que los chicos muchas veces no tienen algo que los mueva. Es un tema que está lindo para charlar con los chicos. Muchos no saben qué van a hacer en el futuro y todo eso necesita una contención, que hoy a veces no están teniendo. Y si esta obra invita a algo de eso está bueno también. 

―Viendo la realidad de hoy, ¿cuál será tu próximo guión? ¿Cómo contarás lo que hoy es presente?

―Veo que faltan un montón de obras. Me dan ganas de contar un montón de cosas todo el tiempo. Tengo un montón de proyectos en mi cabeza. A veces llegás con todo, a veces no. A la vez, me gusta disfrutar de los procesos. Ahora estoy muy metida en el tema de Malvinas. En este momento, la obra sobre la vida de Laura Carlotto se encuentra de gira con el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. Estuvimos en Carmen de Areco, San Vicente, Lomas de Zamora, Berisso y, próximamente, en La Plata. Estamos dando a conocer esta historia, que es lo que un poco pidió Estela.  

― ¿Cómo fue mostrarle la obra a Estela de Carlotto?

―¡Fue tremendo! Cuando empecé con toda esta aventura, en un momento me detengo y digo: “Pará. Tenés que preguntarle a Estela. No da que no le cuente. No me conoce, no sabe quién soy”. Entonces, la onda era llegar a ella de la manera más políticamente correcta posible. Hablé con mi querido amigo Daniel Prassel de Derechos Humanos Lomas, quien  me da una mano para contactarme primero con Victoria Montenegro y, luego, conseguimos la cita con Estela.  A todo esto,  había empezado a ensayar la obra en febrero, y en agosto tenía esta cita. Tenía unos nervios. Vamos con Lucía, la actriz que hace de Laura. 

Entonces, llevamos toda la carpetita, la veo, la conozco por primera vez, se me caen las medias. Pero es re loco, porque la sensación que teníamos con Luli es que la conocíamos como si fuera parte de nuestra familia. Tanto investigué, que hasta sabía lo que le gustaba comer a Laura los domingos. Sabía cosas familiares, de los amigos, todo sabía. Y le cuento por qué quería hacer la obra. Ella me miró muy seria y me empezó a preguntar cosas: “¿Y aparece esta parte?”, “¿Y aparece este personaje?”. En un momento, veo que se aflojó y ahí me empezó a contar ella anécdotas de Laura y de cosas que vivieron. Ahí le mostré las fotos de los actores, y las cosas. Me agradeció. Y me dijo que ella se quería encargar del estreno, de dónde iba a ser. Me morí. 

― ¿Y cómo fue cuando ella finalmente la vio?

―Vino a ver la obra el día del estreno,  el 22 de octubre de 2019 en la sala Caras y Caretas de la Ciudad de Buenos Aires. Obviamente, todo gestionado por ella. Fue el día que estuve más nerviosa de toda mi vida. Entró y todos la aplaudieron. Había muchos invitados, gente de Derechos Humanos, de Nación, de Provincia. Ese día fue tremendo. Estaban todos los Carlotto. Venía preparando a los actores. Les decía: “A ustedes los va a ver gente que probablemente se vea en su adolescencia. O gente que conoció a Laura”. Vinieron sus amigas. Fue muy fuerte todo. Cuando terminó la obra, estábamos todos muy emocionados, Estela se paró y nos empezó a agradecer, y ahí me volvió el alma al cuerpo. Ella ni siquiera había visto el guión. Confió. Para mí estas obras tienen algo mágico. Hay un poder que está más allá de nosotros que nos permite poder avanzar sobre estos temas. Siempre digo que Laura elige a dónde vamos, porque no es casualidad haber ido a la Quinta de Perón a hacer esta obra. Vamos a lugares muy específicos. Fuimos a Berisso y Laura iba mucho allí. A Estela le gustó y nos pidió que por favor la llevásemos a La Plata y que se vea en la mayor cantidad de lugares posible. Esa entonces fue mi misión. Para eso necesitamos de las políticas públicas. Ahí golpeé puertas de Provincia, lugares que tengan que ver con algún tipo de poder político que nos permitan mostrar esto, porque es una necesidad me parece. Estela me dijo: “De mi ya hablaron mucho, ahora quiero que la gente conozca a Laura, porque no se sabe mucho de ella”. Dentro de lo que se puede, estamos tratando de hacer ese puente para cumplir ese deseo.

―¿Cómo te tomás tu trabajo?

―Estoy haciendo algo que me divierte en el sentido lúdico, me entusiasma y me gusta. Creo que tiene que haber algo de eso cuando uno hace un trabajo artístico. Me tengo que enamorar de Laura, me tengo que poner triste con Laura, tiene que interpelar a toda la gente que la vea. El teatro te hace humano. El poder del teatro radica ahí: en tocar tu fibra humana. Parece que todo ya está inventado. Pero el tema es cómo vos juntás todos esos elementos que ya se inventaron. Cuando empecé a contar que hacía esta obra, algunos me decían que no me metiera con esto. Como si estuviera buscándome problemas. A mí me generó un motor mucho más grande para querer hacerla. Había un dejo de “no se habla de esto” o “es muy delicado para hablarlo”. Y me parece que tiene que haber cierta irreverencia artística, obviamente, con respeto y con amor. Guille Cacacho, un gran maestro mío, dice siempre que no están buenas las obras que toman temas como la identidad y son tratadas con liviandad. Tiene que haber un compromiso de quien las hace o las dirige. Me parece que está faltando que haya más cantidad de gente que haga esto. Si ver una obra inspira a pibis a seguir haciendo más de estas cosas me parece maravilloso, porque de eso se trata. Bienvenida la proliferación de este tipo de obras. 


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