Juicio Intento de Magnicidio CFK -día 7- “Por ser vicepresidenta y por ser mujer”
Por LaRetaguardia en Intento de magnicidio CFK, Otras, Uncategorized
Redacción: Carlos Rodríguez
Edición: Valentina Maccarone
En 2016, Patricia Bullrich solicitó a la Policía Federal un informe detallado sobre cómo se organizaba la custodia de la entonces expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Ese interés por la seguridad de CFK es coincidente con lo expresado, en forma brutal, por el diputado Gerardo Milman en agosto de 2022. En un proyecto de ley referido a la custodia de la entonces vicepresidenta, Milman advirtió: “No sea cosa que alguien intente matarla y después presentarla como una víctima”. Durante la séptima audiencia, uno de los custodios aseguró que los ataques sufridos por ella fueron “por ser vicepresidenta y por ser mujer”.
Los pedidos de Bullrich y Milman podrían ser una mera coincidencia, de no ser porque ambos están bajo sospecha de haber tenido alguna vinculación con el atentado contra CFK, ocurrido 6 años después de la preocupación de Bullrich y pocos días antes de la brutal advertencia de Milman.
El dato sobre el pedido de informes de Bullrich, cuando era ministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri, fue aportado por el oficial de la Policía Federal Diego Martín Carbone, en el juicio oral donde se investiga el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner.
Carbone está vinculado desde hace años con la familia de la exvicepresidenta, porque fue custodio de Néstor Kirchner mientras fue presidente. Sobre el pedido de informes de Bullrich, el oficial señaló que era “muy preciso”, porque daba información confidencial, no sólo sobre los integrantes de la custodia, sino también acerca de cómo estaba organizada y cuáles eran los lugares donde debían cumplir su misión de cuidar a CFK.
Por otra parte, en su declaración, Carbone confirmó que él y una de sus hijas fueron “investigados” en forma ilegal por un expolicía vinculado con los servicios de inteligencia. Se trata de Ariel Zanchetta, quien se encuentra detenido en una causa en la que se lo acusa de espionaje ilegal de jueces, fiscales y dirigentes políticos. En su momento, el fiscal Carlos Rívolo, instructor de la causa por el atentado a Cristina Kirchner, había solicitado informes para saber si Zanchetta había “espiado” a los tres imputados del juicio oral: Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Nicolás Carrizo.
Lo que dijo Carbone
El capítulo de la custodia comenzó con el testimonio de Diego Martín Carbone, oficial superior de la Policía Federal. En septiembre de 2022, era jefe del Departamento Seguridad Vicepresidencial. Durante 28 años, realizó tareas de custodia y acompañó, entre otros, al expresidente Néstor Kirchner. También fue custodio de CFK cuando ella fue presidenta y aclaró que nunca cumplió esa función con Mauricio Macri. “Cada presidente trae su custodia”, aclaró ante una pregunta de la fiscala Gabriela Baigún.
El día del intento de magnicidio, la custodia estaba integrada por un jefe, un segundo jefe, tres oficiales de enlace, más la supervisión de la estructura orgánica. El testigo señaló, además, que la tarea de custodia incluye a “todo el grupo familiar” del funcionario. En tal sentido, dicho día había unas diez personas abocadas a esa tarea de protección.
Carbone dijo que, por razones de seguridad, no podía mencionar el número exacto de policías destinados a cumplir ese objetivo. Aclaró que él no estuvo presente ese 1 de septiembre de 2022, porque sus funciones son de “contralor y fiscalización”. Estar presente no está dentro de sus obligaciones. Ante una serie de preguntas de la fiscala, el testigo sostuvo que CFK “nunca pidió que se cambiara a ningún oficial integrante de su custodia”. Explicó que el día del atentado, no existía alerta de amenaza o de riesgo latente contra la entonces vicepresidenta de la Nación.
En medio de una serie de explicaciones complejas sobre las normas que deben cumplir los custodios, Carbone confirmó lo que han dicho otros testigos: “En algunas manifestaciones, la Policía de la Ciudad hacía subir a la vereda a los manifestantes a favor de la vicepresidenta, mientras que dejaba que ocuparan la calle los que venían a putearla”. Sostuvo que en los días previos al intento de magnicidio “no había hipótesis de conflicto, pero sí había un clima enrarecido”. Precisó que en esos días, la Policía de la Ciudad “garroteaba a los manifestantes no hostiles (los seguidores de CFK) y amparaba a los hostiles”. Agregó que en una ocasión, luego de hablar en forma personal con el jefe del operativo de la Policía de la Ciudad, lo “gasearon”. Y aclaró: “Me tiraron gases lacrimógenos”. Estimó que “debe haber algún registro fílmico” de ese suceso. Carbone dijo que le pasó algo parecido con la Gendarmería Nacional.
Con posterioridad, ante preguntas del querellante José Manuel Ubeira, recordó que policías porteños insultaron a Máximo Kirchner cuando cruzó un vallado con el propósito de ingresar a la casa de su madre.
En otro momento de su testimonio, Carbone advirtió que “la seguridad de una custodia no es absoluta cuando hay una traición”. Explicó que dentro del público amigo puede haber “un infiltrado o un traidor”. El “infiltrado” fue el imputado Fernando Sabag Montiel, mezclado entre los manifestantes que apoyaban a Cristina Kirchner.
Como ejemplo de la vulnerabilidad que pueden tener las custodias, el policía recalcó casos ocurridos con las “mejores custodias del mundo”, entre las que mencionó a la del Papa en el Vaticano y a la de países como Estados Unidos e Israel. A pesar de ser “las mejores”, en su opinión, no pudieron impedir atentados gravísimos.
Afirmó que el caso de Sabag Montiel es el del “lobo solitario”, que se disfraza de amigo, pero no lo es de ningún modo. Opinó que no hubo “ningún estímulo visual o auditivo”, es decir, que todo fue tan rápido que nadie pudo advertir, ni siquiera la vicepresidenta, que el imputado tenía un arma y que la sacó para tratar de asesinarla. De esta forma, descartó que los custodios hayan tenido la posibilidad de intervenir antes de que Sabag Montiel pusiera el arma a centímetros de la cabeza de CFK.
La actuación de los custodios fue analizada en un sumario administrativo de Asuntos Internos. “Todos salieron sobreseídos” en forma provisoria por medio de una resolución que se firmó tras la asunción “de la gestión (Javier) Milei, (Patricia) Bullrich”.
El nombre de la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue mencionado por Carbone en otra oportunidad. Recordó que en 2016, cuando Bullrich cumplía la misma función durante el gobierno de Mauricio Macri, había solicitado a la Policía Federal un informe completo sobre la custodia de la entonces expresidenta Cristina Kirchner. También reiteró, en el marco del juicio oral, que algo similar ocurrió poco antes del atentado con el pedido de informes que presentó el diputado Gerardo Milman, de Juntos por el Cambio, quien expuso su “preocupación” ante la posibilidad de que alguien atentara contra la vicepresidenta. Cuando declaró en el juicio, CFK definió a Milman como un “Nostradamus contemporáneo”, porque antes del intento de magnicidio ya lo estaba pronosticando. Lo mismo podría caberle a la ministra Bullrich. Como se sabe, en causas paralelas al juicio oral, se investiga la hipótesis de que Milman y Bullrich hayan tenido algún tipo de participación en la planificación del atentado contra Cristina Fernández de Kirchner.
Un espía multiuso
El expolicía Ariel Zanchetta, quien dijo ser “periodista” para intentar justificar sus investigaciones ilegales, está con prisión preventiva en el marco de una investigación a cargo del juez Marcelo Martínez De Giorgi. Zanchetta es una de las tantas piezas que han quedado fuera, sin explicación alguna, del entramado profundo del intento de magnicidio de CFK.
En su momento, el fiscal Carlos Rívolo, a cargo de la instrucción de la causa por el atentado, lo tuvo en la mira. El interés se fundó en que el expolicía habría reunido información sobre Carbone y presuntamente sobre el imputado Sabag Montiel, antes del intento de magnicidio.
Rívolo le requirió al juez Martínez de Giorgi que solicitara a la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos (DAJuDeCO) que verifique si entre los archivos secuestrados a Zanchetta “existen conversaciones, material digital y/o cualquier mención o texto que pueda vincularse al intento de homicidio de la vicepresidenta de la Nación”. Esto se fundaba en el espionaje verificado y confirmado sobre Carbone, quien está vinculado con la familia Kirchner desde 2003. El pedido de Rívolo estuvo dirigido, también, a saber si el espía había reunido datos referidos a Sabag Montiel y a los otros dos imputados, Brenda Uliarte y Gabriel Nicolás Carrizo. Asimismo, el interés se extendía a toda información de importancia relacionada con el diputado Gerardo Milman y sus secretarias Carolina Gómez Mónaco e Ivana Bohdziewicz.
Los otros testigos
El segundo testigo fue Guillermo Federico Gallo, subcomisario de la Policía Federal, integrante de la custodia vicepresidencial. El testigo señaló que había “hostigamientos” hacia Cristina Fernández de Kirchner “como funcionaria y como mujer”, pero consideró que no había “amenazas” que permitieran prever el intento de magnicidio. Aclaró que el hostigamiento por razones de género era constante, porque “muchas personas no la consideraban” como funcionaria “por su condición de mujer”. Por esa razón, “la insultaban siempre señalándo que era por ser mujer”.
El día del atentado, Gallo estaba al frente de la custodia, junto con el comisario Jorge Vicente Pellegrino. Todo indicaba que a CFK la esperaba “un público no hostil, que la aplaudía y la saludaba”. Gallo dijo que se enteró del intento de asesinato luego de entrar, junto con CFK, al edificio donde ella vive. Tanto la vicepresidenta como él se enteraron recién allí sobre la presencia del arma. Luego supieron de la existencia de los videos que habían registrado el momento exacto del intento de magnicidio. Explicó que él pidió a los militantes que borraran el video para que “no se viralizara”, pero luego se enteró, al comunicarse telefónicamente con el inspector Carbone, que las imágenes ya habían tomado conocimiento público. Después, hizo mención a la vecina del sexto piso, Ximena de Tezanos Pinto, quien profería “insultos y colgaba banderas” con leyendas de repudio a la vicepresidenta.
A continuación, prestó declaración testimonial Jorge Vicente Pellegrino, comisario inspector de la Policía Federal. El día del atentado era el oficial de mayor jerarquía presente en el lugar como integrante de la custodia. Pellegrino, como los otros testigos, dijo que se enteró del fallido atentado cuando vio los videos. De todas maneras, un militante de La Cámpora, minutos antes, le había comentado sobre la existencia del arma que había empuñado Sabag Montiel, quien ya había sido detenido. Detalló que Sabag tenía “tatuajes en las manos y un corte” cerca de uno de sus ojos.
El siguiente testigo fue Santiago Guiglielmoni, oficial de servicio integrante de la custodia. Guiglielmoni estuvo en el lugar de los hechos desde las 16 de ese 1 de septiembre. Cada hora iba informando al comisario Gallo sobre la situación existente y la cantidad de militantes que aguardaban la llegada de la vicepresidenta, que se produjo cerca de las 20.45.
El último testigo fue el sargento primero Alberto Oscar Juárez, quien cumplía tareas como chofer. Cuando se bajó del móvil, junto con otros dos choferes, fueron los encargados de resguardar el arma que había empuñado Sabag Montiel y que estaba tirada en el piso. El testigo confirmó que el detenido presentaba “algunas escoriaciones” en el rostro.