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Juicio Intento de Magnicidio CFK -día 4- El show de Uliarte

Por LR oficial en Intento de magnicidio CFK, Otras

La semana pasada, el principal testigo de la audiencia fue Diego Emiliano Bermúdez Bringue, secretario de CFK, quien aportó información sobre los días previos al atentado en relación con el grupo de extrema derecha Revolución Federal. Además, la imputada Brenda Uliarte estuvo presente por Zoom desde la Cárcel de Ezeiza, y apareció en pantalla haciendo gestos inapropiados, cantando y riendo durante la declaración del testigo. 

Las sospechas sobre la participación de sectores políticos en la planificación del atentado contra Cristina Fernández de Kirchner se fortalecieron en la cuarta audiencia del juicio oral contra los responsables materiales del hecho. En un listado de personas que ingresaron al edificio donde vive la exmandataria después del atentado, figura Gastón Guerra, referente del grupo de extrema derecha Revolución Federal. 

Al ingresar al edificio días siguientes al atentado, Gastón Guerra dio un nombre falso. Fue identificado por su DNI, según explicó en el juicio oral la fiscala Gabriela Baigún. El mismo Guerra fue procesado en otra causa por el ataque que sufrió el automóvil oficial en el que viajaba el excandidato presidencial Sergio Massa, cuando asumió como ministro de Economía. Esto pasó un mes antes del intento de magnicidio. 

Hay información que indica que Guerra, antes y después del atentado, era un visitante frecuente del departamento de Ximena Tezanos Pinto, la vecina de CFK que organizaba movilizaciones para “juzgar y condenar” a la exvicepresidenta. 

El miércoles 14 de agosto, Cristina Fernández de Kirchner dará su testimonio en el juicio oral y público que se realiza en la sala AMIA de los Tribunales Federales de Comodoro Py. 

La audiencia

En la cuarta audiencia, sólo estuvieron presentes en la sala los imputados Fernando Sabag Montiel y Gabriel Carrizo, mientras que Brenda Uliarte siguió el debate desde su lugar de detención en la cárcel de Ezeiza. La imputada, a través de Zoom, se las ingenió para interrumpir la audiencia con gestos irónicos, frases remedando a un testigo, cantando y riéndose a carcajadas. 

El testigo principal de la cuarta jornada fue Diego Emiliano Bermúdez Bringue, quien desde 2014 es secretario de Cristina Fernández de Kirchner. Para definir su tarea, sostuvo que acompaña “todo el tiempo” a la exvicepresidenta de la Nación. La primera pregunta de la fiscala Gabriela Baigún fue para establecer cuál es la coordinación entre CFK y su custodia, cada vez que ella participa de un acto público. Bermúdez explicó que “si ella lo permite”, la gente puede “acercarse, besarla, abrazarla, pedirle que les firme un libro”, tal como ocurrió el 1 de septiembre de 2022, cuando el imputado Sabag Montiel estuvo a punto de pegarle un tiro a centímetros de su cara. 

El testigo recordó que el jefe de la custodia es desde hace años el oficial de la Policía Federal Diego Carbone, quien no estaba presente el día del intento de magnicidio. Los que sí estaban eran los policías Guillermo Gallo, Matías Fernández y Gastón Arias, entre otros. Ese día, el “jefe del servicio” de custodia era Gallo. Para el secretario de la exvicepresidenta, el contacto de ella con la gente “era normal porque la quieren”, hasta que ese 1 de septiembre alguien quiso asesinarla. Los militantes de distintas organizaciones el día del atentado habían armado “un corralito”, un vallado humano, para rodear a Cristina a su llegada y facilitar el acceso a su casa del barrio de Recoleta. 

Bermúdez dijo que ese día había mucha militancia movilizada, porque “el clima era raro” después del alegato del fiscal Diego Luciani, quien había pedido la condena a prisión para CFK en la causa “Vialidad”. Así como hubo “expresiones de odio” contra Cristina, los militantes fueron “a expresar amor”. Las manifestaciones contrarias a CFK fueron las realizadas por Revolución Federal en la esquina de Juncal y Uruguay, además del caso del exmilitar que trabajaba para la empresa Rappi y que intentó agredir con una llave francesa en la mano a un grupo de militantes kirchneristas. 

En otra ocasión, en los días previos al atentado, arrojaron huevos contra los militantes desde el balcón de un edificio no identificado, cercano al lugar donde vive CFK. Luego de ese hecho, cuando ella ingresaba a su domicilio, la custodia desplegó por precaución una manta antibalas, un recurso extremo contra posibles huevazos, lo que dio lugar a que un medio periodístico especulara sobre una posible amenaza que pesaba sobre la entonces vicepresidenta. El testigo aclaró que no había “ningún temor”, porque nadie esperaba algo como lo que pasó ese día.

Ante una pregunta de la fiscala, Bermúdez habló sobre Ximena de Tezanos Pinto, la vecina del sexto piso del edificio donde vive CFK. Baigún le preguntó si sabía que esa vecina se reunía en su departamento con gente del grupo de ultraderecha Revolución Federal. El testigo dijo que Tezanos Pinto “si no pertenecía a ese grupo, al menos tenía afinidad, porque nosotros sabíamos que a su casa subía mucha gente que no nos quería”. 

En la esquina solían reunirse seis o siete mujeres vestidas con togas, como si fueran las juezas que condenaban a CristinaKirchner. Sobre las posibles reuniones de Revolución Federal en ese departamento, el testigo dijo que sólo sabe “lo que salió en las redes sociales”. 

Las visitas al edificio

La fiscala pidió que le mostraran al testigo una lista de personas que ingresaron, después del atentado, al edificio donde vive CFK, para reunirse supuestamente con Tezanos Pinto. Esa lista, confeccionada por la seguridad de CFK luego del intento de magnicidio, está en una causa conexa y Baigún pidió que fuera incorporada a la prueba del juicio oral. Luego de una breve deliberación, la presidenta del Tribunal, Sabrina Namer, aceptó la solicitud. 

Se mostró en pantalla una parte del listado, que permitía ver varios de los nombres y Baigún preguntó sobre una de las personas de la lista, “que figura como Gastón Ezequiel Angel, pero por el número del DNI que figura en la lista, se sabe que se trata de Gastón Guerra, quien es el jefe de Revolución Federal”.  

La fiscala le preguntó al testigo si conoce a Guerra como integrante de esa organización. Bermúdez dijo que no tenía información al respecto. “Tal vez lo conozco (a Guerra) por haberlo visto”, pero no lo identifica por ese nombre. 

De todas maneras, Baigún le consultó si tenía conocimiento de que Guerra u otras personas que pertenecen a Revolución Federal estuvieron sacando fotografías en los alrededores del edificio donde vive CFK. 

En este caso respondió en forma afirmativa: “Sí, sacaron fotos (en los días previos al atentado), incluso hay una de Cristina” que habría sido tomada desde el balcón del sexto piso del edificio de Juncal y Uruguay, donde vive Tezanos Pinto. 

En otras investigaciones paralelas, surge que por los alrededores del edificio rondaron otros personajes bajo sospecha, como Leonardo Sosa y Jonathan Morel, el dueño de la carpintería de Boulogne que recibió pagos millonarios por parte de Caputo Hermanos. Los dos son fundadores del grupo Revolución Federal. 

Sosa participó de un escrache violento contra CFK en el Instituto Patria y protagonizó incidentes en el Congreso Nacional, durante una sesión a la que había concurrido a la barra, invitado por la diputada de la Libertad Avanza Lilia Lemoine, la misma que en estos días reivindicó la reunión que referentes de su partido mantuvieron con exrepresores condenados, como Alfredo Astiz. 

En el juicio oral por el intento de magnicidio, siguen apareciendo pistas reunidas en otras causas sobre los posibles autores ideológicos del atentado y los que podrían haber financiado el frustrado intento de Sabag Montiel. 

El testigo Bermúnez criticó también el accionar de la Policía de la Ciudad, durante uno de los incidentes entre partidarios de Revolución Federal y militantes kirchneristas. “Los policías dejaban que se acercaran los que venían a putear a Cristina y a los nuestros les pegaron un par de palazos”. Uno de esos días “vallaron la zona, a Máximo (Kirchner) le fueron a pegar y uno le dijo: ‘Máximo hijo de puta’”. A su vez, habían civiles, supuestos empleados del Gobierno porteño, que sacaban fotografías a los partidarios de la entonces vicepresidenta. “Fue raro que estuvieran ahí, porque no había ninguna obra” que justificara su presencia. 

Todo está apareciendo en el juicio oral, pero se avanza poco en otras cuestiones, como la sospecha sobre el rol que podría haber jugado en el atentado el diputado Gerardo Milman, excolaborador de la actual ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. 

La actitud de la imputada

La coimputada Brenda Uliarte, alegando problemas de salud, siguió la cuarta audiencia desde la Cárcel de Ezeiza donde cumple prisión preventiva. Cuando estaba declarando el primer testigo, Diego Emiliano Bermúdez Bringue, el rostro de Uliarte apareció de pronto en una de las pantallas de la sala AMIA de los Tribunales de Comodoro Py. Se la veía jocosa, riéndose e, inclusive,  parecía estar cantando aunque su voz no se escuchaba.

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La jueza Namer había informado que Uliarte tenía que hacerse unos estudios médicos y justificó su ausencia física en la sala. Después, como la imputada persistía en su actitud y hasta se escuchó su voz, Namer la llamó a la reflexión y le pidió que tuviera un comportamiento acorde “al momento procesal que estamos atravesando”, sobre todo teniendo en cuenta que ella es una de las imputadas.

Uliarte, muy divertida, había repetido una parte del testimonio de Bermúdez, precisamente el momento en que vio el arma de Sabag Montiel tirada en el piso. No sólo se burló de lo que decía el testigo, sino que coronó todo con una carcajada. 

Namer llamó a un breve cuarto intermedio y luego solicitaron al Servicio Penitenciario Federal que se llevaran a la detenida a otro lugar, desde donde no pudiera seguir conspirando contra la seriedad del proceso judicial. 

Con posterioridad, se supo que los estudios que debía realizarse eran una evaluación psicológica y psiquiátrica. El 25 de junio, Uliarte se había provocado a sí misma heridas en el brazo derecho. Aparentemente, utilizó un alicate, elemento que no es habitual que esté en manos de personas detenidas. La joven dijo que había intentado quitarse un tatuaje. En la audiencia, en más de una ocasión, la fiscala Gabriela Baigún expresó su interés por saber el significado de esos tatuajes. 

Según se sabe, hasta hoy los estudios psicológicos y psiquiátricos de Uliarte indican que es consciente de sus acciones. Se dijo, incluso, que ella no representa peligro alguno ni para sí misma ni para terceras personas. El Tribunal, de todas maneras, solicitó que se realice una nueva evaluación. 

Alejandro Cipolla, abogado defensor de Uliarte, pidió hasta ahora sin éxito que se declare inimputable a su representada, cuyas actitudes en las audiencias nunca dejan de llamar la atención. Hay quienes piensan, entre las partes acusadoras, que podría tratarse de una estrategia defensiva para lograr que dicten la inimputabilidad de la acusada.

Los demás testimonios

El segundo testigo fue Walter Oscar Ruales, otro de los militantes presentes el día del atentado. Participó del “corralito” que se armó para facilitar el paso de CFK entre las personas que la esperaban para saludarla. Ratificó lo dicho por el resto de los testigos presenciales acerca del intento fallido de Sabag Montiel de disparar contra la vicepresidenta y recordó, como hicieron otros, que tomó dimensión de la gravedad de lo ocurrido cuando escuchó a otro de los militantes gritar: “Tiene un fierro, tiene un fierro”, en referencia a la pistola que tenía en sus manos el principal imputado. Ruales vio el arma tirada en el suelo y la pisó, casi al unísono con otra persona de cabello cano. Al testigo le mostraron el arma y la reconoció. 

Luego, declaró Marcelo Fernández, apodado “Jirafa”, —porque mide cerca de dos metros—. Él vio lo sucedido desde una distancia que estimó en cinco metros. Fue uno de los que sujetó a Sabag Montiel, cuando el arma estaba tirada en el piso. Supo en detalle lo que había sucedido recién cuando lo vio y escuchó a través de los medios periodísticos, minutos después del hecho. Fernández concluyó su intervención con el pedido de que en el juicio “se llegue a la verdad”. 

En el cierre de la jornada declararon, en forma sucesiva, Sofía Manusovich y Martina Cángaro, quienes relataron una vez más lo sucedido con el video que había sido grabado por Cristóbal Elgueta, en el cual se muestra el preciso instante en que Sabag Montiel intenta dispararle a CFK. Reiteraron que uno de los custodios de Cristina les pidió que lo borraran, aunque finalmente eso no ocurrió y pudo ser aportado al juicio.