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La Retaguardia

Juicio Intento de Magnicidio CFK -día 13- Tensiones y agresión

Por LR oficial en Intento de magnicidio CFK, Otras

Tensión por el pedido del agravante por violencia de género contra los contra los acusados: el enojo de la fiscala y la agresión de Brenda Uriarte a un abogado.

La audiencia 13 del juicio tuvo un inédito nivel de tensión y controversia. Presentaron un pedido para que se agrave la acusación contra los tres imputados  por “violencia de género”, en la forma que la ley define como “violencia política contra la mujer”. 

La defensora de Fernando Sabag Montiel y el defensor de Nicolás Gabriel Carrizo se opusieron en forma tajante a que se agrave la imputación por “violencia de género”. Gastón Marano, defensor de este último, tuvo conceptos muy duros en contra de la postura de la fiscala Baigún, quien dijo sentirse “ofendida y agraviada” por las palabras del abogado. El enojo de Baigún fue mayor, porque la presidenta del Tribunal, Sabrina Namer, le negó el uso de la palabra por considerar que no era el momento. 

A su vez, las palabras de Marano generaron una reacción violenta e imprevista por parte de la imputada Brenda Uliarte, quien se abalanzó sobre él a los gritos e insultos, con intenciones de golpearlo. Uliarte interpretó que Marano apoyaba la posibilidad de que le agraven la acusación por “violencia de género”. En realidad, Marano había manifestado su oposición a que una mujer fuera condenada por “violencia de género”, ya que si eso ocurre sería “novedoso y triste”. 

Por otro lado, la defensa de Uliarte solicitó que un testigo, exnovio de su representada, sea investigado por el delito de “extorsión” en perjuicio de la imputada. 

El ojo de la tormenta

Luego se retomó lo que fue el hecho más importante de la jornada: la querella se sumó al pedido realizado por la fiscalía para agregar el agravante de violencia a la acusación. 

La ronda comenzó con el querellante Marcos Aldazabal, quien adhirió al pedido de la Fiscalía. Recordó que el artículo 381 del Código Procesal dice que si en el debate surgen “circunstancias nuevas”, se abre la posibilidad de ampliar la acusación. Aldazabal sostuvo que la posibilidad de agravar la acusación está contemplada en el artículo 80, inciso 11. Se trata de “el femicidio, que en este caso es el intento de femicidio, por parte de un hombre hacia una mujer, si mediare violencia de género”. Asimismo, citó la Ley 26.485 (Protección Integral de la Violencia contra las Mujeres) que incluye una definición acerca de “la violencia política”. Se define que esa violencia “se dirige a menoscabar, impedir, obstaculizar o restringir la participación política de la mujer vulnerando el derecho a una vida política libre de violencia”. También, se viola el derecho de la mujer “a participar en los asuntos públicos y políticos en condiciones de igualdad”. 

Aldazabal recalcó que las circunstancias agravantes “surgieron durante el debate y no en la instrucción”. En ese sentido, citó los testimonios de Cristina Fernández de Kirchner, de su secretario privado Diego Bermúdez y del custodio Guillermo Gallo, quienes “hicieron referencia a cuestiones concretamente vinculadas” a la violencia política que no habían señalado en la instrucción. Mencionó, además, que de la declaración indagatoria del imputado Fernando Sabag Montiel surgen elementos para fortalecer el pedido de ampliación de la acusación. 

La propia CFK, en su testimonio, recordó y mostró tapas de publicaciones en las cuales aparece claramente la violencia de género contra su persona, por su función como política. Esto se repitió a lo largo de sucesivos mandatos y aumentó “expresiones de odio” contra ella, por ser la figura más relevante de su espacio político, como lo reconocieron en la audiencia dirigentes que se manifestaron en “las antípodas” de su ideología. 

La querella considera que todos esos elementos fueron alimentando el odio y la violencia que se desencadenó en el atentado del 1 de septiembre de 2022 protagonizado por el imputado Sabag Montiel. El querellante citó el testimonio de Bermúdez, quien señaló que las tapas de los medios “fogonearon” un mensaje de odio que “puede determinar que alguien siga esa línea para hacer determinadas acciones”. En sus redes sociales, los otros dos imputados, Uliarte y Carrizo, también dejaron entrever que el objetivo central de sus comentarios violentos tenían como destinataria a CFK. 

Luego de la intervención de Aldazabal, la fiscala expresó su oposición a que el Tribunal, en esta etapa, diera vista a las defensas para que expresaran su opinión. Baigún argumentó que la oposición de las defensas debe ser expresada recién cuando los jueces hagan lugar a la ampliación de la indagatoria. De ocurrir eso, los imputados tienen el derecho de ampliar sus indagatorias para responder a la nueva imputación. 

Los jueces del Tribunal Oral 6 consideraron “extemporáneo” el pedido de la fiscala y dieron lugar a que los defensores expresaran sus opiniones. Con posterioridad, los jueces analizarán las distintas posturas y, recién allí, dirán si aceptan o no la ampliación de las acusaciones. 

No hay mejor defensa que un buen ataque 

La primera en exponer por las defensas fue Fernanda López Puleiro, representante de Sabag Montiel, quien compartió con el Tribunal la calificación de “extemporáneo” para el planteo fiscal, porque podría haber sido presentado antes del comienzo del juicio oral. La defensora cuestionó que el pedido de Baigún se fundamente, entre otras cosas, en un estudio realizado por un comité de expertas en cuestiones de violencia contra las mujeres. La abogada reconoció que a lo largo del debate se han escuchado expresiones en contra de las mujeres “pero no tienen nada que ver con el hecho que estamos juzgando”. 

López Puleiro aseguró que en el debate no ocurrió “nada nuevo” que modifique lo dicho por el fiscal de instrucción, Carlos Rívolo, quien descartó como agravante la violencia de género. Desde las partes acusadoras, la tarea del fiscal Rívolo y de la jueza María Eugenia Capuchetti ha recibido duras críticas por no incorporar en la elevación al juicio oral aspectos centrales como el dejar afuera de la causa a los sospechosos de instigar y financiar el atentado contra CFK. 

La abogada defensora sostuvo que en la indagatoria de su representado “no hubo nada que tuviera un sesgo de género” y, por eso, preguntó al tribunal “cómo podemos pensar que hay siquiera un argumento de ampliación”. 

López Puleiro pidió que no se haga lugar a la ampliación solicitada por la fiscala y los querellantes, porque “no hay elementos que justifiquen” tal solicitud. 

Alejandro Cipolla, defensor de Brenda Uliarte, se opuso también a la ampliación, pero se remitió a lo dicho antes por la abogada de Sabag Montiel.

Luego intervino Gastón Marano, el defensor de Nicolás Gabriel Carrizo, quien apoyó los dichos de López Puleiro y citó el controvertido dictamen del fiscal Rívolo. Lanzó una ironía, ya que estimó que si la fiscala Baigún mantiene su postura es porque “no leyó” los argumentos del fiscal de instrucción. 

Otro momento duro con la fiscala fue cuando Marano recordó que en esta misma audiencia, Baigún, al comentar los dichos de un testigo, dio a entender que “todos los hombres son calentones” en referencia a lo sexual. El comentario de Baigún, en realidad, lejos de despertar críticas de parte de los hombres presentes, sólo cosechó risas. Pero el defensor estimó que fue la única referencia al género que se escuchó en lo que va del debate. 

Marano recordó que la circunstancia agravante de violencia de género es “cuando un hombre ataca a una mujer”. Agregó que en el caso de que Brenda Uliarte fuera condenada por violencia de género, no le quedaría en claro “si fue un avance o un retroceso en la lucha de las mujeres por sus derechos y por las perspectivas de género”. El defensor imaginó, incluso, que hasta Simone de Beauvoir “se revolvería en su tumba” ante la posibilidad de una condena de ese tipo para una mujer. Para completar su dura intervención, señaló que habría una “pérdida de objetividad” en la postura de la fiscala al solicitar tal agravamiento. Marano hasta llegó a decir que la fiscala Baigún quiere lograr un “hecho histórico”, como el de condenar a una mujer por “violencia de género en su modalidad de violencia política”. 

La primera reacción luego de las palabras de Marano fue la de Gabriela Baigún. Pidió la palabra a los jueces, porque se sentía “muy ofendida y muy agraviada”. Pidió “cinco minutos”, dado que se tenía que “defender”. La presidenta del Tribunal, Sabrina Namer, respondió: “No le voy a dar la palabra, no le doy la palabra, listo”. Se pasó a un cuarto intermedio hasta el miércoles 23, se interrumpió la transmisión y la fiscala siguió cuestionando los dichos de los defensores y la decisión del Tribunal, mientras se retiraba del recinto. 

La de Baigún fue la primera reacción luego del fuerte planteo del defensor Marano. Mientras la fiscala se retiraba por una de las puertas de salida de la sala de audiencias, en la otra punta la imputada Breda Uliarte dejó sus sonrisas burlonas para otro momento y se abalanzó a los gritos hacia los lugares que ocupan los otros acusados y sus defensores. 

La Retaguardia, único medio presente en ese momento, se acercó para tratar de entender hacia quién fue el ataque de la imputada. Los gritos fueron acompañados por un insulto: “Viejo de mierda, te voy a matar, no me vas a hacer condenar a perpetua”. Uno de los guardias del Servicio Penitenciario que tuvieron que contener a Uliarte, dijo que el agredido fue Gastón Marano. Esto equivale a decir que Brenda malinterpretó lo que dijo el abogado defensor de Carrizo. Al principio se había pensado que los destinatarios de la furia de Brenda eran sus coimputados, sentado muy cerca de donde estaba Marano. 

El testigo en llamas 

El primer testigo de la audiencia 13 fue Federico Nicolás Lencina, de 29 años, exnovio de la imputada Brenda Uliarte. Sijo que había tenido “la desgracia” de haber conocido a Uliarte, para después dejar en claro que estuvo obsesionado sexualmente con ella. Fue un testimonio tóxico. 

El testigo explicó que la relación fue “hace años”, que terminó porque ella le fue “infiel”, pero igual siguieron viéndose “casualmente”. 

La primera pregunta de la fiscala Gabriela Baigún se refirió a un dinero que Uliarte le transfirió a Lencina. La forma directa de la consulta fue cuestionada por las defensas y la presidenta del Tribunal 6, Sabrina Namer, tuvo que reformularla.  

Lencina aseguró que con Brenda no se conocieron por la red OnlyFans, en la que la imputada vendía “contenido erótico”. La aclaración no tenía sentido, dado que ella fue la que le pagó a él y no al revés.  

El testigo reconoció después que ella le transfirió 20 mil pesos por Mercado Pago, en abril de 2022, cinco meses antes del intento de magnicidio. Terminó por aceptar que Uliarte le pagó para que guardara silencio, para que él no le contara a los padres de ella lo que Brenda hacía a través de OnlyFans. 

Como consecuencia de esa virtual extorsión, Brenda lo había “bloqueado” en su celular, pero él siguió llamándola, con insistencia, por el teléfono móvil de Karen Rocío Villalón. “Ella es mi hermana”, aclaró el testigo. 

Lencina reconoció luego que, el día del atentado, a las 23.05, hizo un llamado a Brenda utilizando el celular de su hermana. Cuando la fiscala le preguntó por qué razón la había llamado, el testigo respondió: “Para preguntarle qué había pasado”, en obvia alusión al intento de magnicidio. Lo extraño es que, el 1 de septiembre de 2022, el nombre de Brenda Uliarte no fue mencionado en las primeras noticias emitidas por los medios de comunicación el día del atentado. Enterado por la fiscala que nadie nombró a Brenda ese día, Lencina cambió el motivo de su llamado. 

“La llamé por los motivos de siempre, (por) las hormonas”, en referencia a sus “encuentros sexuales” con ella. En este punto, surgieron todas las dudas. Lencina dijo primero que el motivo de su llamado fue saber cómo se encontraba Brenda luego del atentado. El 1 de septiembre el único mencionado fue Fernando Sabag Montiel. La duda que quedó flotando fue si existe la posibilidad de que Lencina supiera de antemano que ese día iba a producirse un atentado contra CFK. Lo cierto es que Lencina llamó a Brenda ese día, según su segunda versión, sólo porque estaba “caliente” y quería tener un encuentro sexual con ella. 

La presidenta del Tribunal, Sabrina Namer, intervino para señalar lo endeble de la argumentación, teniendo en cuenta que Brenda lo había bloqueado.

La confusión siguió porque, una tercera vez, sobre el mismo llamado, el testigo volvió a repetir que esa noche “quería saber cómo estaba, si quería hacer algo, porque todo estaba sonando muy groso”. 

Lencina reconoció luego que llamó varias veces a Brenda, el 4 de septiembre, cuando el nombre de ella ya estaba asociado al intento de magnicidio. 

El primero de los mensajes por WhatsApp fue a las 21.24 de ese día y el testigo se mostró arrepentido de haberlo enviado, ya que recordó que le preguntaba “cómo ayudarla” a salir de la grave situación en la que se encontraba. El testigo insistió en que todo lo que le dijo era sólo para recomponer la relación y tener relaciones sexuales, porque estaba “pensando con el miembro” y se “ofrecía como el salvavidas, porque estaba caliente”. 

A Sabrina Namer se le agotó la paciencia y con un tono severo le dijo a Lencina: “Después de haberle pedido 20 mil a la señora Brenda Uliarte para no exponerla ante su familia, después de que ella le bloqueara el teléfono, ¿usted la llamó el 1 de septiembre a las once de la noche, porqué estaba caliente y quería tener relaciones sexuales? “. El testigo admitió que lo suyo era “bastante ridículo”, pero Namer le replicó: “Más que ridículo, increíble”. La fiscala Baigún, aportó lo suyo: “Es inverosímil”. 

Este es el texto de los mensajes del 4 de septiembre: 

21.24: “Hola atendeme soy Nico quiero saber si estás bien. Vi todo ese bondi hoy”. 

21.27: “Quiero saber si nos podemos ver así puedo ayudarte un poco”. 

21.27: “Estas por San Miguel”. 

21.28: “Si bueno yo tengo la solución al menos para vos”. 

Sobre cuál era esa supuesta “solución”, Lencina dijo que solo era “una sanata” para poder verla. 

Otros mensajes del mismo día 4 de septiembre: 

21.28: “El teléfono es poco confiable en esta circunstancia y sería mejor en persona”. 

21.31: “Yo estaba por ir a san…si estabas por ahí nos encontramos y te comento”. 

21.32: “Tengo entendido que mañana tenes que declarar”. 

21.35: “Si me queres contactar me hablas por alguna cuenta de face”. 

Brenda le contestó recién a las 21.37: “No puedo en persona estoy enferma tengo infección urinaria y piedras en la vesícula. No ando por San Miguel”. 

A las 21.43, Lencina envó un nuevo mensaje: “Ese es el problema, yo se más de lo que vos sabes”. 

Sobre este mensaje, el testigo dijo que no sabía nada y que solo era “una excusa” para verla. 

A las 21.43, Lencina le envió otro mensaje: “Y no te notificaron para dejarte pegada”. Según el testigo, sus ofrecimientos eran sólo para que ella “aflojara un poco”. 

El testigo dijo que no tenía una ideología política, pero reconoció que se hizo seguidor de Hernán Carrol, el dirigente de ultraderecha de La Matanza a quien Sabag Montiel, a poco del atentado, le pidió que lo ayudara a encontrar un buen abogado penalista. 

Como cierre de un testimonio cuestionable, el defensor de Brenda Uliarte, por sugerencia de ella, le preguntó si la ruptura entre ambos fue porque él “le sugería prácticas de zoofilia”. El testigo lo negó.  

Como cierre, el defensor de Uliarte pidió a los jueces la extracción del testimonio de Lencina, para que se lo investigue por el delito de “extorsión”, un hecho flagrante a partir de la admisión del testigo de que le pidió a la imputada 20 mil pesos para no contarle a su familia que ella cobraba por “servicios eróticos” virtuales. 

Los otros testigos

Luego, prestó declaración Diego Gastón Arnold, inquilino de la propiedad que Sabag Montiel tiene en la calle Terrada. El testigo dijo que él conserva las llaves, pero que ya no tiene allí su negocio de peluquería y que el lugar “está vacío”. El local era propiedad de la madre de Sabag y él la heredó. Arnold indicó que su relación con Sabag “era cordial”. Sobre Sabag insistió en que para él “era un buen pibe, hasta que ocurrió lo que ocurrió”. Finalmente, el testigo se comprometió a devolverle al imputado Sabag la llave de su propiedad. 

El siguiente testigo fue Sergio Osvaldo Paroldi, de 48 años, quien le alquilaba a Sabag Montiel un departamento en Villa Zagala, partido de San Martín, donde vivió cerca de nueve meses. El domicilio fue allanado y se encontraron una caja con balas, celulares y documentación. Hubo un segundo allanamiento en el que, según el testigo, encontraron “chips, otros celulares rotos y también documentos”. En la casa, durante seis meses, estuvieron guardados otros efectos personales de Sabag, pero por orden de la policía, el propietario puso todo “en una bolsa” y lo sacó a la calle.