Otra condena para el Nabo Barreiro: “A mí me hizo bien olvidar, pero este fallo era lo que tenía que ser”
Por LaRetaguardia en Derechos Humanos, Lesa Humanidad - publicado el 4 junio 2025
El tucumano Carlos Civili encontró justicia a casi 47 años de su secuestro y desaparición. El represor condenado Ernesto Barreiro sumó otros 18 años de prisión, aunque seguirá con domiciliaria.
Redacción: Adrián Camerano
Edición: Pedro Ramírez Otero
Foto de portada: Captura transmisión de La Retaguardia
El daño extensivo del terrorismo de Estado surcó las tres audiencias en las que consistió el 16° juicio por delitos de lesa humanidad en Córdoba. Carlos Civili, la única víctima viva, se conmovió una y otra vez en el relato de su secuestro, desaparición y torturas. Poco ayudó el defensor oficial del único imputado, que puso en duda su relato, cuestionó por qué no había denunciado antes y se permitió considerar que el secuestro y cautiverio había sido “mala suerte”. De algún modo todo ello quedó atrás este lunes 2 de junio, cuando de manera unánime los jueces del Tribunal Oral Federal 3 condenaron al represor Ernesto Barreiro por su responsabilidad funcional en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio en el que mantuvieron cautivos a Civili y su hermano Luis, fallecido.
“A mí me hizo bien olvidar, pero este fallo era lo que tenía que ser”, evaluó este sobreviviente tucumano apenas culminó la última audiencia, en la que se leyó la sentencia de 18 años de prisión para el múltiple condenado. Civili se declaró “emocionado y conforme”, y tuvo un momento para recordar a su hermano, secuestrado junto a él y compañero de denuncia en 2014.
“Realmente emocionado y conforme, este fallo es lo que tenía que ser. Vine el sábado para visitar La Ribera y me encontré que está todo cambiado, no es la misma Ribera en la que estuve. La celda o habitación no está ya, no la encontré, pero sí hay una habitación que se parece. Y las ventanas por las que yo pude ver el patio, las mujeres y el paredón donde caminaba el guardia no está, sí está el paredón, y los lavabos no están donde estaban cuando yo estuv. Es el mismo, pero los otros estaban a la salida de la celda y al lado estaba el baño”, precisó.
Los hermanos Civili fueron secuestrados por el Ejército en agosto de 1978 y liberados en los primeros días de septiembre del mismo año. Apenas pudo regresar a Tucumán, Carlos relató lo vivido a unos pocos familiares y calló durante décadas, hasta que en 2014 hizo la denuncia junto a su hermano, en el marco de la solicitud de un beneficio reparatorio. Con el miedo circundando todos esos años previos a la denuncia, Civili consideró este lunes que en realidad le “hizo bien olvidar”, porque “no tenía sentido seguir con una herida abierta”. Y relató que con Luis Roberto hablaban del tema muy esporádicamente. “Él se acordaba más que yo: él se acordaba y yo escribía”, dijo.
El otrora temible Barreiro sumó una nueva condena a las anteriores, dos de ellas firmes, que le valieron la pena de prisión perpetua. Una perpetua que cumple en su coqueto domicilio de la Ciudad de Buenos Aires, y así seguirá siendo pese a este nuevo fallo. “Una nueva condena no debería cambiar la domiciliaria, sí siempre es necesario supervisar la ejecución de la pena, para saber si las personas están en condiciones de volver o no a la cárcel”, evaluó el fiscal Facundo Trotta, conforme porque los jueces se ciñeron a la pena pedida desde la fiscalía.
El testimonio de Civili ratificado por la sentencia del tribunal amplía más de dos meses la ventana temporal en la que funcionó La Ribera; siempre se pensó que el centro clandestino había sido cerrado en junio de 1978, para el Mundial. El dato abre una nueva perspectiva de trabajo para el actual sitio de memoria dependiente del Estado provincial.


