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Basterra

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Una vez más, Víctor Basterra se presentó a declarar ante un tribunal. En esta oportunidad, fue en el Juzgado Nº2 que funciona en el tercer piso del edificio de Comodoro Py. Allí amplió su testimonio en la causa Ruiz Dameri. Mientras estuvo secuestrado en la ESMA, Basterra no solo vio a los dos hijos de Silvia Dameri y Orlando Ruiz, secuestrados junto a sus padres, jugando por los pasillos del centro clandestino, sino que tuvo en brazos a Laura, la bebé del matrimonio que nació allí y luego fue apropiada por el torturador Juan Antonio Azic, quien también apropió a la actual diputada Victoria Donda Pérez.. (Por La Retaguardia) Basterra ya había declarado en esta causa en 2003 y en 2005, y en este nuevo llamado del Juzgado Nº 2 de los Tribunales de Comodoro Py debió agregar algunas referencias y elementos a lo ya declarado anteriormente: “incluso había dos defensoras oficiales de represores, jóvenes, que no sé cómo es el mecanismo de los defensores oficiales, a veces uno se sorprende, pero la cuestión es que les contaba cosas y veía que ponían unas expresiones medio como de no creer o de mirarse entre ellas. Eran las defensoras oficiales de Carlos Capdevilla, que es el médico que asistió a Silvia Dameri cuando dio a luz. Al final de la declaración les dije ‘chicas, que tengan éxito menos en el tratamiento de sus patrocinados’. Ellas medio que se sonrieron. Evidentemente, quienes están involucrados (los abogados defensores) tienen alguna afinidad con el pensamiento, ya sea a través de la teoría de los dos demonios, la visión de perdón y toda la historia de mierda que ellos tratan de llevar adelante, la reconciliación y toda la vaina… pero ese es un problema de ellos, nosotros tenemos otra misión que es hacer cumplir la justicia con las pruebas que nosotros aportamos, nuestros testimonios, nuestros relatos, que forman parte de la realidad, de lo sucedido. Así que… que se sigan sorprendiendo”, expresó Víctor Basterra en diálogo con Oral y Público.“Yo vi a los chicos que estaban secuestrados en ese lugar (pasillos de la ESMA), y la tuve en brazos a la bebé a los pocos instantes después de su nacimiento, la trajo Capdevilla. Se la pasó primero al jefe de inteligencia y después a (Jorge) Díaz Smith que era el jefe del sector 4, y después estábamos en una fila tres o cuatro compañeros, y nos pasó a la bebé a cada uno de nosotros; el primero era yo, no sé… porque estaba más cerca de la puerta. A mí me entró toda una sensación extraña, en ese lugar de muerte, de espanto, porque hacía muy pocos días el padre de esa criatura había sido torturado en esa misma habitación donde había nacido su hija. Todas esas cosas me pasaban por la cabeza, y tener esa criatura en brazos pensando también en mi hija que hacía poco tiempo había estado secuestrada ahí. Todo me vino a la cabeza en ese momento. Y todavía me queda esa sensación de azoramiento y de indignación”, detalló Basterra.Silvia Dameri y Orlando Ruiz continúan desaparecidos. A los hermanos los separaron. La nena, Victoria, fue abandonada en un sanatorio de niños de Rosario con un cartel que decía “Me llamo Victoria. Mi mamá no me puede criar. Que Dios los ayude”. El nene, Marcelo, fue abandonado en la Casa Cuna de Córdoba con una nota similar. Ambos fueron adoptados de buena fe por familias que luego los acompañaron en su posterior reencuentro y en la búsqueda de su hermana Laura.En tanto, la bebé fue apropiada por Juan Antonio Azic, quien también fue el apropiador de Victoria Donda Pérez. “A esa bebita la dejaron en manos de uno de los principales torturadores de ahí, que era El Piraña, Juan Antonio Azic”, agregó Basterra. Laura conoció su identidad en 2008 luego de un extenso proceso judicial. El análisis genético no se hizo por muestra de sangre sino a través de vías alternativas como un cepillo de dientes. María Eva y Bety“Tener esa criatura en brazos pensando también en mi hija que hacía poco tiempo había estado secuestrada ahí…”, afirmó Basterra en diálogo con Oral y Público. La relación le resulta inevitable y refiere a que su hija María Eva estuvo secuestrada durante una semana en la ESMA cuando tenía dos meses y diez días de vida. Aquí aparece también la imprescindible figura de Blanca Firpo, la Bety, también secuestrada en ese centro clandestino. El propio Basterra relató la reacción de Firpo cuando se encontraba en una habitación de la ESMA, con la beba durmiendo, y fueron a buscarla para torturarla junto a su papá: “fueron a agarrar a la nena que estaba durmiendo en el moisés, ella se adelantó, la agarró y la apretó contra el pecho, hubo un tironeo. Ahí yo sentí que gritaba la nena y me agarró la desesperación. Pero ella consiguió evitar que la torturaran”. La reacción de La Bety fue tan firme que consiguió que el torturador cediera en su intención de colocar a la beba en el pecho de su padre mientras le aplicaban descargas eléctricas. Otros detenidos no corrieron la misma suerte. Bety y sus hijosBlanca Firpo sobrevivió a la ESMA y se exilió en Suecia, donde continúa viviendo. En el mismo día de la charla con Víctor Basterra, la Bety había publicado en su cuenta de facebook comentarios orgullosos ya que sus hijos Alejandro, Lucio, Gabriel y Julian, viajarán a Grecia para colaborar con una ONG que rescata en las playas a personas refugiadas en balsas que desbordan de gente expulsada por la crisis humanitaria que afecta a los sirios. En este marco, manifestó su orgullo por ellos. Basterra también los recordó y expresó: “Dunga-dunga, ja, era uno de sus hijos, un negrito grandote para ser un pibe, tenía 5 años, parecía que tuviera 12, yo lo vi en una quinta que nos llevaron un día en el año ’80, y me sorprendía lo grandote que era ese pibe, y ahora está rescatando gente. ¡Qué

Raúl Scheller, genocida, uno que nomurió impune. (Por La Retaguardia) El miércoles 12 de agosto falleció a los 70 años el represor Raúl Enrique Scheller, capitán de navío (RE). “Mariano”, “El Pingüino” o “Miranda” fue integrante del grupo de tareas 3.3 de la ESMA y luego formó parte del Centro de Documentación de la Armada. Murió en la cárcel de Marcos Paz, con una condena a perpetua de 2011 y mientras era juzgado en el tercer tramo de la Megacausa ESMA, que ya está en etapa de alegatos. En el programa Oral y Público, que se emite por Radio La Retaguardia, Víctor Basterra, sobreviviente de aquel centro clandestino de detención y parte del equipo del programa, trazó un perfil de Scheller. “En el momento de nuestro secuestro en agosto de 1979, Scheller era el segundo jefe de inteligencia, el primero era (Luis) D’Imperio. Scheller era hombre del riñón propio de la armada dura, era un torturador; yo no lo vi a él directamente, vi a algunos cuando se me levantaba la capucha, pero seguramente estaba ahí. Sí participó en algunos momentos de las pausas que hacían, en las preguntas era él, él estaba ahí, es decir que al menos era interrogador en las sesiones de tortura, y seguramente era torturador también porque los tipos estaban dedicados a la inteligencia. Él era hombre de la armada, del grupo de tareas, mientras D’Imperio era hombre del SIN (Servicio de Inteligencia Naval). En ese momento la jefatura de Inteligencia estaba en manos del SIN, pero quienes estaban contrabalanceando el poder eran los del grupo de tareas y justamente el segundo jefe de inteligencia pertenecía al grupo de tareas, o sea que era un hombre de confianza”, relató Víctor Basterra.Raúl Enrique Scheller estaba detenido en la cárcel de Marcos Paz cumpliendo la condena a perpetua que había recibido en 2011 por los delitos de lesa humanidad cometidos contra 86 personas, en el marco del juicio por el primer tramo de la Megacausa ESMA. A Scheller en particular, el tribunal lo había hallado culpable de 19 casos de privación ilegal de la libertad e imposición de tormentos, y por 12 de ellos también se lo responsabilizó de sus homicidios calificados. Actualmente se encontraba entre los imputados del juicio por el tercer tramo, en el que junto a otros 67 represores estaba siendo juzgado por delitos contra 150 víctimas. MicrofilmacionesEn otro segmento de Oral y Público, Víctor Basterra relató que alrededor de junio de 1983, Scheller fue al centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionaba en el predio de la ESMA junto al capitán Jorge “Tigre” Acosta, Alberto “El Gato” González Menotti y otros colaboradores que eran antiguos oficiales de inteligencia en el grupo de tareas: “aparecen a recopilar toda una serie de datos y microfilmaron todo el material, todo lo que consideraban importante. Microfilmaron miles y miles de hojas durante mucho tiempo, durante tres meses todos los días, hasta la noche, trabajaban con sus colaboradores. El material que ya había sido microfilmado fue quemado, esa había sido un poco la orden de Bignone (Reynaldo, último presidente de la dictadura), que más o menos la dio a conocer en octubre, creo que fue, pero ya había sido microfilmado todo. Sobre ese material se decía que lo tenía Acosta, se decían muchas cosas, en época ya del Estado de Derecho se habló de que había sido llevado a distintas partes del mundo y depositado ahí, todo manejado por la Armada. Eran elementos de inteligencia que se manejaron ahí, seguramente habrá habido algo en la SIDE”.Sobre la importancia de hallar estas microfilmaciones, Basterra explicó: “sería un gran ordenador porque se sabría perfectamente, si se lograra desclasificar todo eso, en qué área estaban, en qué centro clandestino estuvieron los compañeros… no nos olvidemos que ellos nunca hablaron porque si lo comenzaban a hacer se mandaban al frente entre ellos, por eso silenciaron a todos los que fueron silenciando desde (Horacio) Estrada hasta (Héctor) Febres y ahora se están muriendo estos. En algún momento hubo uno al que la muerte lo alcanzó antes de que terminara sus registros escritos, que fue Juan  Antonio del Cerro, ‘Colores’. Él empezó a hablar en la cárcel y así yo por ejemplo conocí los nombres de algunos ñatos que uno se preguntaba quién era, como el caso de ‘Rodilla’ por ejemplo, y este tipo los daba a conocer. Pero Del Cerro empezó a hablar y lo alcanzó la muerte antes”. Colores perversosEn relación a Juan Antonio del Cerro, Basterra recordó: “yo siempre era un espectador de los diálogos entre ellos, no participaba; en un momento determinado estaban jugando al ajedrez o a las cartas, Colores mira el reloj y dice ‘uh, se me está haciendo tarde, tengo que ir a la psicóloga’, y los compañeros le dijeron cómo iba a la psicóloga si él era muy fuerte. ‘No, boludo, ¿te crees que es fácil chuparse a un tipo y darle máquina?’, respondió. Ese tipo, en su momento, empezó a hablar algo, era un maestro de torturadores, terrible hijo de puta, fue el primero que me dijo ‘Sacate la capucha y mirame, la próxima vez que me veas en la calle, yo te voy a pegar un tiro en la cabeza’. Según decían, entre El Gato y Colores habían creado la Carolina, que era la máquina que por ejemplo me dieron a mí, que no deja marcas, produce el mismo efecto que la antigua pero sin dejar marcas, evitaban así el olor de carne quemada y las lastimaduras en el cuerpo”.Según relata Mario Villani en su libro “Desaparecido. Memorias de un cautiverio”, Del Cerro, conociendo las habilidades de Villani para reparar elementos eléctricos, le entregó una picana que había dejado de funcionar para que la reparara. Villani, que estuvo secuestrado en cinco centros de tortura de la dictadura (Atlético, Banco, Olimpo, Pozo de Quilmes y ESMA), dudó pero a la vez sabía que no podía negarse. Entonces inventó un acto de resistencia: la reparó, efectivamente, pero le dio un voltaje menor que

(Por La Retaguardia) La última emisión del programa radial Oral y Público fue especial. Dedicamos el programa a un juicio que no está vinculado al genocidio ocurrido durante la última dictadura cívico-militar: el juicio contra el policía de la Bonaerense Julio Diego Torales por torturas a Luciano Arruga, cometidas en el destacamento de Lomas del Mirador el 22 de setiembre de 2008. Dialogamos con Víctor Basterra y José Schulman, ambos sobrevivientes de la dictadura, quienes nos dieron sus impresiones sobre este proceso y nos ayudaron a entender por qué vincular una época con la otra en cuanto a violencia institucional, puede no ser un despropósito. “¿Estamos muy desubicados por pensar que en un programa sobre juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante el Terrorismo de Estado, tenemos que tratar el juicio por las torturas recibidas por Luciano Arruga?”, le preguntamos desde Oral y Público a nuestro compañero Víctor Basterra, sobreviviente de la ESMA.“Las torturas forman parte de una metodología que acompañó a las fuerzas de seguridad policiales y que evidentemente sigue presente, lo sucedido con Luciano Arruga fue hace apenas 6 años; pero además siempre hay algún tipo de mención a las torturas que se producen, no solamente en las cárceles sino también en las comisarías, como una cosa naturalizada de la policía, así que es bueno que se ponga sobre el tapete este tema. Lo que pasa es que todo esto queda un poco rengo frente a que no fue solamente tortura, esto también está acompañado de la desaparición de Luciano Arruga pocos meses después, que además durante mucho tiempo el cuerpo de este chico estuvo oculto, y gracias a una serie de circunstancias muy motorizadas por su hermana, que es una chica muy lúcida, se pudo acceder al descubrimiento de que estaba enterrado como NN, y después todas las circunstancias que comenzaron a aparecer y que dan lugar al entramado que hay, porque pasó por un hospital, que se callaron la boca…, hay toda una serie de circunstancias que dieron lugar a que este joven quedara como desaparecido. Esa metodología está presente, hay que denunciarla, hay que desnudarla, y hay que pelear contra eso, y una de las formas es el juicio”, respondió seguro Basterra. Modus operandi José Schulman, integrante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, asistió a las dos primeras audiencias del juicio, en las que declararon, entre otros, Mónica Alegre, mamá de Luciano, y Vanesa Orieta, la hermana. En diálogo con Oral y Público, detalló sus impresiones y sensaciones: “escuché a Mónica y a Vanesa, vi actuar al defensor de Torales, vi actuar a la jueza que preside el tribunal, y para mí fue un aprendizaje enorme, porque el último año me he pasado estudiando y escribiendo, tratando de entender estas causas armadas contra los muchachos, los casos de gatillo fácil, las muertes en democracia, las desapariciones, y creo que el juicio fue un traer en colores, ver todo mucho más claro. A mí me parece que la aparición sin vida del cuerpo de Luciano Arruga lo que demuestra es que hay una tecnología, un modus operandi del Estado, que actúa sobre los adolescentes y los jóvenes pobres de las barriadas populares. Esa metodología en el juicio aparece clarísima y consiste en convocarlos para ser mano de obra de la policía como ladrones en zonas liberadas; en la medida en que se resisten pasan a ser hostilizados, torturados, se les arman causas falsas para incriminarlos y doblegarlos. Una de las cosas que aprendí en el juicio es que no solo se trata de una técnica o una tecnología preventiva para atemorizar a un sujeto que probable, posible, potencialmente pudiera revelarse, sino que es una técnica de castigo contra los que resisten. En ese sentido me parece que incluso es bueno pensar en lo que tienen en común y en lo que tienen de diferente estos juicios con los de lesa humanidad. No es exactamente lo mismo pero tienen mucho de común, incluso a mí me suena mucho pensar a Luciano Arruga, de 16 años, y Floreal Avellaneda, de 15 (el “Negrito” militaba en la Federación Juvenil Comunista, fue asesinado y su cuerpo mutilado apareció en la costa uruguaya en 1976), los dos asesinados de una manera cruel y vil. Y cuando escuchaba a la mamá de Luciano contar que el sueño de su hijo era estudiar, tener un trabajo bien pago, cuidar a la abuela, poder escuchar música que es lo que más le gustaba, ahí me di cuenta de que esos sueños son incompatibles con el Estado, con el sistema que existe en la Argentina”.En relación al accionar de los defensores del policía Diego Torales, Schulman expresó: “me impresionó escuchar el mismo discurso que los defensores de los genocidas: un discurso falso, hipócrita, provocador, que digan que no hay ninguna causa, que no hay ninguna prueba, que pretendan presentar a Torales, un pobre hombre transformado por decisión propia en un torturador, ladrón, miserable, como un prisionero preso político, realmente es un agravio, pero es lo mismo que dicen los defensores de Benjamín Menéndez, como si todo fuera un invento tramado entre los organismos de derechos humanos, las víctimas y el gobierno nacional para involucrar a personas que no tienen nada que ver. Entonces ahí hay un punto muy fuerte, ellos son los que están diciendo que es lo mismo, no nosotros”. Crimen de Estado Otra instancia que José Schulman remarcó de las audiencias fue el maltrato de los abogados defensores para con los testigos, las víctimas, y la falta de reacción de los integrantes del tribunal: “creo que ni siquiera se dan cuenta de lo que hacen porque están tan lejos… Vanesa varias veces le dijo al Tribunal que les quería explicar, y yo después le decía que es inútil pretender explicarles porque no pueden ni quieren entender, están tan lejos del mundo que habitaba Luciano, Vanesa, Mónica, que es absolutamente incomprensible para ellos lo que se está hablando. Una de las discusiones que hubo el día que habló Vanesa