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Cristian Aldana


Se trata de dos denuncias por abusos sexuales ocurridos en 2013 y 2015. El periodista, en su declaración durante el debate oral, dijo que pudo haber sido irrespetuoso o tratado mal a alguien pero que no cometió ningún delito. Una de las denunciantes decidió no revelar su identidad y declarar sin público. Por este caso, Carrasco fue absuelto. La otra es Sofía Otero, una joven que lo conoció a los 21 años, y por su denuncia fue condenado a 9 años. Ambas relataron un encuentro sexual que comenzó consensuado y se tornó violento y forzado. (Por Rosaura Barletta para La Retaguardia) La querella, integrada por Sofía Otero, había pedido nueve años de pena para el periodista, la fiscalía a cargo de Ariel Yapur, siete, y había planteado que el caso de la denunciante cuya identidad se reserva no se enmarca en un tipo penal. Su defensa, Guillermo Vartorelli, pidió la absolución. La jueza Ana Dieta de Herrero es quien condenó a Carrasco y también integra el tribunal que sentenció a 22 años de prisión a Cristian Aldana. Dieta de Herrero había votado en disidencia pidiendo 35 años para el músico por abuso sexual y corrupción de menores.En diálogo con el programa Otras Voces, Otras Propuestas, Sofía Otero había planteado que lo más importante era que la sentencia fuera condenatoria, más allá de la cantidad específica de años, por su importancia histórica y para otras mujeres. Se esperaba que declararan como testigos a favor de Carrasco su hermana y su psicóloga, pero ambas evitaron presentarse esgrimiendo razones de salud. Carrasco declaró en la primera audiencia solamente diez minutos y no respondió preguntas. Dijo que no es un violador, que se trata de una persecución política, pero no se refirió a ninguno de los dos hechos por los que llegó a juicio. “Mientras yo declaraba, él escuchaba todo en una sala contigua, pero quiso entrar, intervino la policía, la jueza tuvo que parar la audiencia. Es bastante maleducado, no para de hacer gestos”, planteó Sofía sobre lo ocurrido en esa primera audiencia.“Estuve en varias de las audiencias del juicio contra Cristian Aldana y también soy estudiante de derecho -explicó Sofía sobre su conocimiento del mundo judicial-, pero nunca lo viví como denunciante. Es muy movilizante”. La primera denuncia que se difundió contra Carrasco en redes sociales fue en mayo de 2016. Cuando Otero la leyó, vio lo mismo que había vivido. “Cuando vi que el agresor era Lucas Carrasco, me contacté con ella inmediatamente. En aquel momento, junio de 2016, entendíamos que para hablar teníamos que hacer una denuncia penal, ni siquiera pensamos en llegar a un juicio oral sino para legitimar lo que decíamos. Hoy tal vez tenemos más libertad para poder hablar”.Otero se refirió también a las repercusiones que tuvo este juicio para otras mujeres: “Me escribieron muchas chicas contando los abusos de Lucas Carrasco, me llovieron los mensajes. De a poco fui contestando. Más allá de que la cobertura no en todos los casos fue de mi agrado, sirve para llegar a las pibas”. El primer organismo al que Otero se dirigió para denunciar fue la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) donde, a ella y otras chicas, les mal informaron que el delito estaba prescripto. Sin embargo, con el acercamiento a las denunciantes de Cristian Aldana, obtuvo el dato de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia Contra las Mujeres (UFEM). Desde entonces, el camino fue hermanadas: “Hubo audiencias en el juicio a Aldana a las que ellas no iban y fui yo para contarles qué pasaba. Y ahora están todo el día pendientes de mí, preguntando cómo estoy, que coma fruta, que tome agua. Siempre estoy acompañada, no sólo por las denunciantes de Aldana sino por un montón de otras pibas, si no sería imposible llegar entera a enfrentar un juicio”.En su alegato, la defensa de Carrasco habló de “imputabilidad disminuida” en el abuso sexual a Sofía Otero porque el acusado estaba bajo los efectos de un consumo excesivo de alcohol. La denunciante había planteado sobre la sentencia que “no estamos tan enfocados en el monto de la pena pero sí en que haya condena porque no puede quedar impune y lo que salga de ahí tiene que servir para el resto de las pibas”. La querella en el alegato hizo eje en una circunstancia puntual: se trató de una relación sexual que empezó siendo consentida y se convirtió en una violación. Otero reivindica, al denunciar, su derecho a ejercer el deseo, el placer y el goce, y desnuda la realidad de mujeres que, por haber accedido a tener relaciones sexuales, luego no son escuchadas y son estigmatizadas si denuncian una violación ocurrida en ese contexto. Sofía definió el después del juicio como “adueñarme de mi vida otra vez, pase lo que pase, poder darle cierre a esto”.

Ante una sala colmada de prensa y de gente que asistió para bancar a las pibas, se conoció hoy el veredicto que condenó al músico Cristian Aldana de la banda El Otro yo a 22 años de prisión. Las denunciantes demostraron luego su alegría por el fallo histórico, ya que las denuncias dieron espacio a que muchas otras mujeres alzaran su voz contra referentes del rock y de otros espacios en los que la violencia y los abusos eran amparados y silenciados. Ya no nos callamos más fue el grito que se oyó luego de la sentencia. (Por Natalia Bernades para La Retaguardia) Foto de portada: de izq. a der. Ariell Carolina Luján, Felicitas Marafioti y Charlie Di Palma, tres de las querellantes, apenas escucharon la condena.

Es una de las denunciantes de Cristian Aldana, explicó cómo pudo pasar de esa mirada de los hechos a la denuncia pública y cómo atraviesan hoy las cuatro querellantes el debate oral. Fue en un diálogo con Rosaura Barletta en el programa Otras Voces, Otras Propuestas. Gracias a una sucesión de estrategias dilatorias por parte de la defensa, el juicio que debía durar apenas unos meses ya lleva un año y, a pesar de estar en su tramo final, aún no tiene fecha de cierre. (Por La Retaguardia)Foto: Constanza Niscovolos (en orden: Ariell Luján, Felicitas Marafioti, Charlie Di Palma – tres de las cuatro querellantes) Cristian Aldana cambió de abogado, interrumpió audiencias a los gritos, pidió “una semana de descanso”, entre otras estrategias dilatorias. Busca extender lo más posible los plazos de su prisión preventiva sin condena ante la inminencia de una sentencia condenatoria. Su defensa volvió a cambiar hace días y faltan, además de la finalización de su declaración indagatoria, sus alegatos. Aún no se sabe cuánto tiempo le otorgará el Tribunal Oral en lo Criminal 25 de la Ciudad, integrado por Ana Dieta de Herrero, Rodolfo Goerner y Rodolfo Bustos Lambert, a la nueva defensora para preparar la última exposición.No fue sólo una banda, fue un dispositivo de sometimiento inserto en la cultura que venera la violación, y que lo hace, también, apoyada en los productos culturales. Productos que circulan, influencian y escarmientan. “Cuando no haya aire para respirar / Te estaré asfixiando / Encadenada con mi foto / Condenada a pensar en mi / El pasado desaparece / Y eres mí­a / Y estás bajo mi control / Solo yo puedo tocarte / Y puedo ahogarte / En el vértigo del sadismo”. Por letras como esa, la fiscalía, que pidió 35 años de cárcel para Aldana, afirmó que “sus canciones son una confesión”. Una confesión a cielo abierto.Sebastián Da Vita, abogado de Felicitas Marafioti y otras dos denunciantes, perteneciente al Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delitos del Ministerio Público de la Defensa, pidió 40 años de prisión para el cantante acusado de abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores ocurridos entre 1999 y 2010. Gabriela Conder, abogada de Ariell Luján, otra de las denunciantes, pidió 20 años de prisión por su caso. Las denunciantes son siete. Las querellantes, cuatro. Las víctimas, muchísimas más.Alegatos: “Se entendió todo lo que pasó” “El juicio empezó en mayo del año pasado. No fui a todas las audiencias, fui a la primera, cuando tuve que declarar y a los alegatos. Hace dos meses se venía diciendo que se iban a dar los alegatos pero siempre, por el lado de Aldana, se atrasaban. No estaba el abogado, estaba enfermo, siempre había una excusa. Eso desgasta para nosotras y para todos, también la gente del Tribunal. Estuvimos yendo y recién se pudieron empezar la semana pasada. Fueron los de nuestro abogado, Sebastián Da Vita, después de Gabriela Conder, abogada de Ariell (Luján), y el fiscal. Hoy y el jueves, Aldana iba a terminar su declaración indagatoria y, después, su defensa tiene que hacer los alegatos. Estirar es una estrategia. Él dice que no, que quiere que termine lo antes posible pero en realidad no es lo mismo para él estar en la cárcel y condenado que continuar con prisión preventiva. Por ahí piensa que esto nos va a desgastar y vamos a bajar los brazos, pero la verdad que no”, aseguró Marafioti. “Si te ponen piedras en el camino, más fuerte te hace. Nada nos va a parar en este momento. Estamos muy tranquilas, los alegatos estuvieron tremendos. Muy bien. Se entendió todo perfectamente. Es escuchar nuestra historia de las voces de gente que sabe de derecho ¿Sabés cuántas veces estuvimos nosotras pensando que eso había estado mal? Que nosotras teníamos la culpa, nos culpamos muchos años. Escucharlo de nuestros abogades y el fiscal nos confirma que se pudo entender el punto al que íbamos nosotras cuando empezamos a denunciar”, consideró. “El día que empezamos, empezamos con mucho miedo y sin entender un montón de cosas. Las querellas fueron increíbles. Se entendió todo, todo lo que pasó. En tiempo y espacio, incluso, quedó clarísimo. Son tantas historias que una puede pensar que por ahí se confundía el nombre de una con otra, pero no pasó. Te revuelve, todavía sigue revolviendo la historia. Hay que darle un cierre con una sentencia. Empezar una nueva página. Eso es lo único que nos genera ansiedad”, reconoció.Psicopateos 2.0 Cristian Aldana ejerció, durante el desarrollo del juicio, distintos tipos de violencia contra sus denunciantes. “En el caso de los alegatos, fue abierto al público. Durante un lapso previo no lo fue porque la parte de Aldana pidió videos de la audiencia para ver lo que se había dicho, pero subieron videos a youtube. Lo que hizo el Tribunal, entonces, fue ponerlo privado hasta alegatos y sentencia. Eso fue una consecuencia del accionar de ellos (la defensa). Ni nosotras, que es nuestro juicio, podíamos entrar”, explicó Marafioti. Sobre el accionar judicial, si bien reconoce que es atípico, Felicitas aclaró que “el juicio se alargó por Aldana, no por la Justicia. Quiere seguir psicopateando, no solamente a niñas de 13 o 14 años, que lo hizo, sino a todo un tribunal y los abogados extendiendo los tiempos con excusas. Eso hizo que tarde un año un juicio que tendría que haber tomado tres o cuatro meses. Fue un juicio con agonía. Se decía ‘la próxima audiencia va a pasar esto’ y el tipo te salía con un martes 13. En ese sentido, la Justicia nos escuchó. Sentí que nos escucharon. El día que fui a declarar me dijeron que todo el tiempo era para mí, que si quería podía parar. En un momento paré porque tenía ganas de vomitar y me levanté y me fui al baño mientras estaba declarando y me dejaron hacerlo. Nadie me juzgó ni dijo nada. En ese sentido fuimos cuidadas. Cuando había preguntas desubicadas del abogado de Aldana, el tribunal lo