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daniel humberto tejeda


Se desarrolló otra impactante audiencia en el juicio por los Vuelos de la Muerte en Campo de Mayo. El testigo Daniel Humberto Tejeda declaró que fue obligado a limpiar helicópteros llenos de sangre Además, contó que vio a detenidos y detenidas en el Ingenio Santa Lucía, cuando estuvo destinado en Tucumán y describió a una de ellas: “Era una señora bastante gorda, encapuchada, y había dos o tres personas más”, dijo. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  ✍️ Redacción y cobertura del juicio: Diego Adur ✍️ Textuales: Mónica Mexicano  💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Fotos: Capturas de pantalla transmisión de La Retaguardia El juicio que se está desarrollando los lunes a la mañana e investiga los Vuelos de la Muerte realizados desde Campo de Mayo nos ayuda a entender y comprobar cómo se llevaba a cabo esa siniestra operatoria para desaparecer personas. En la audiencia 23 prestaron declaración testimonial Daniel Alberto Ramírez, Mario Armando Ávila y Daniel Humberto Tejeda, todos ellos ex conscriptos destinados al Batallón de Aviación 601 del Ejército en Campo de Mayo. Desde el momento en que el juez Walter Venditti le toma juramento, el testigo Tejeda demostraba que la suya va a ser, sin dudas, una declaración importante. El presidente del TOF N°2 de San Martín nombra a los imputados de la causa, y el ex conscripto los recuerda: “Conditi recuerdo que estaba en el Batallón. Y si mal no recuerdo Omar Riveros era jefe, pero de todo Campo de Mayo, estaba en Comando de Institutos Militares, era General. Luis del Valle Arce era el jefe de Batallón, era Teniente coronel. Malacalza era Mayor, era el segundo jefe del Batallón. Lance creo que era Capitán y Conditi no me acuerdo si era Teniente primero o Capitán, eso no recuerdo bien”, define el testigo, irónicamente recordando bastante bien.  A medida que va narrando su historia, Tejeda se prende un cigarrillo. Lo seguirá haciendo a lo largo de su declaración testimonial. “No tengo inconveniente en decir la verdad, el único —inconveniente— es que después quedo bastante traumado, paso varios meses con algunas cosas que usted me va a preguntar que vuelven otra vez a mi cabeza. Pero en cuanto a lo que yo sé voy a declarar la verdad”, asegura. Venditti toma nota y ofrece al testigo asistencia psicológica para después de la declaración. La sangre En el Batallón, Tejeda cumplía funciones de artillero y debía preparar los helicópteros para el combate. También había ocasiones en las que le ordenaban retirar los asientos para que el helicóptero realizara tareas sanitarias, de auxilio de tropas. O al menos eso le decían: —Fiscal Marcelo García Berro: Usted manifestó que el hecho de recordar algunos episodios o situaciones le generaban algún tipo de trauma o alguna carga pesada, lamentablemente yo le tengo que pedir que los mencione. —Daniel Humberto Tejeda: Bien. Esto no fue siempre. Me tocó, si mal no recuerdo, dos o tres veces y no el mismo día. Con otro compañero me tocó preparar un helicóptero para que se hiciera un sanitario —larga el aire, Tejeda. Toma fuerza para lo que va a decir—. Bueno, se preparaba el helicóptero de un día para otro y tipo entre las 5 y las 6 de la mañana ese helicóptero se ponía en marcha y por ahí uno escuchaba detonaciones, o sea tiros. El helicóptero salía del playón y llegaba casi hasta el final de la pista. Ahí había un tipo de monte y de ahí salía un Carrier y el helicóptero se ponía de costado. Lo que no puedo asegurar, porque no lo vi, es qué es lo que se cargaba. Vuelta del helicóptero después de un tiempo, había que limpiarlo porque… —vuelve a exhalar y respira profundo— había sangre en el piso. Había sangre en el piso —repite abrumado.   —MGB: ¿Usted cómo lo supo esto?  —DHT: No es que lo supe, eso lo viví yo, porque yo lo preparé con otros compañeros soldados, y a la vuelta lo limpiamos con otros compañeros soldados.  —MGB: ¿Recuerda quiénes eran esos compañeros? —DHT: No. —MGB: Le hago una pregunta, en el lugar que usted describió, ¿de ese lugar salía el Carrier?  —DHT: Sí, de una especie de monte, muchos árboles, y de ahí atrás salía el Carrier. —MGB: Y el Carrier se acercaba a donde estaba el helicóptero, ¿es así? —DHTT: Exactamente. —MGB: ¿Puede recordar aproximadamente cuánto tiempo estaban en vuelo los helicópteros? —DHT: Tres o cuatro horas aproximadamente. —MGB: ¿Tiene idea por algún comentario que haya escuchado, o por algún registro que usted haya podido tener u observar alguna documentación, el destino a donde iban? —DHT: Documentación, no. Hay una sala de vuelo que llevaba toda la hoja de ruta. Ahora, por comentarios de haber escuchado, pero esto no lo puedo asegurar, iban hasta la Bahía de Samborombón. Luego, el fiscal quiso conocer si Tejeda sabía qué llevaba el Carrier que salía de la zona arbolada e iba al encuentro del helicóptero: “Personas detenidas”, fue tajante el testigo y explicó que lo supo a través del comentario de suboficiales. Los escuchó hablando al respecto y “después me tuve que retirar”. Esos comentarios que escuchó hablaban sobre “que en esa parte del monte, una zona de muchos árboles a la que uno no podía ir, había gente detenida”. “Era bastante sangre” De anteojos grandes, nariz prominente, casi calvo y barba desprolija, Tejeda continua su relato sobre el aspecto más escalofriante que había mencionado hasta ahora. Cuando ese helicóptero regresó, después de aquellas tres o cuatro horas de vuelo, le indicaron que lo limpiara. Muy acongojado, el testigo describe: “la sangre estaba en el piso del helicóptero y no era una mancha, eran poco más que manchas. No se había secado y era bastante sangre”. Durante esa tarea, se acercó a los soldados una persona de civil que les preguntó qué era lo que estaban haciendo, a lo que Tejeda respondió que lo estaban limpiando. “¿Y qué es?”, quiso saber el civil. Tejeda se dio cuenta que lo mejor era hacerse el desentendido