Canción actual

Título

Artista


guernica


El dirigente político y gremial Víctor De Gennaro pasó por el programa radial Sueños Posibles. En una extensa charla opinó acerca de la fuerza del Frente de Todos, planteó sus diferencias, y reflexionó sobre la lucha social en las calles como algo esperanzador para lograr cambios. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Alfredo Grande/Irene Antinori ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero Víctor De Gennaro tiene un vasto recorrido político. Es dirigente gremial y social. Fue uno de los fundadores de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). En 1986 fue miembro de la presidencia de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). También se desempeñó como secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y presidió la Confederación Latinoamericana de Trabajadores del Estado.   Comenzó repasando su actual vida política: “Hoy mi actividad fundamental está encarada en lograr la ampliación y la presencia de un Instrumento Electoral por la Unidad Popular (partido conocido como Unidad Popular). Fundado en el 2013, cuando éramos diputados nacionales con Claudio Lozano, Graciela Iturraspe, Liliana Parada, Marta Maffei. Un montón de compañeras y compañeras que hoy tienen presencia y dirigencias nacionales como Hugo ’Cachorro’ Godoy. Dirigentes de todo el país, y que se ha logrado instalar llegando a tener hoy nueve distritos con personería nacional. Vamos a llegar a 12 a fin de año. Prácticamente la mitad de las provincias, y en cuatro de las más importantes con la mayor cantidad de electores y con una distribución nacional muy destacada como Jujuy, Tierra del Fuego, Misiones, Neuquén. Una diversidad interesante. Que surge de los movimientos sociales, desde distintas expresiones, venimos todos de campos partidarios. Yo tuve la posibilidad de llevar la conducción nacional del PJ (Partido Justicialista) y renuncié en 1990 cuando se firmó el indulto y se empezó la traición del PJ a esa cultura peronista, privatizando todo”. De Gennaro continuó historizando y contando su presente militante. “Con el correr del tiempo, la construcción de la Central de los Trabajadores que terminó por abrir una instancia nueva a partir del 2001 de que necesitábamos una construcción distinta. También tengo el orgullo de estar siendo vicepresidente de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) con Adolfo Pérez Esquivel y Dora Barrancos como presidentes. Es un área que tiene que ver con toda una experiencia de un organismo público democratizado en su conducción y que es hoy un ámbito muy importante en la lucha contra la violencia institucional en la Provincia de Buenos Aires con todo lo que está pasando”, expresó. “Vivo en Lanús, donde siempre viví. Y tengo un sueño, que es que lo gobernemos los lanusenses y no el negocio inmobiliario que se extiende desde la capital conducido por (Horacio Rodríguez) Larreta. Pero acá está el señor Néstor Grindetti, cajero de (Mauricio) Macri, que tiene una propuesta muy clara de terminar con la vida comunitaria que dio origen a Lanús para que termine siendo una comunidad de negocios inmobiliarios para ellos”, denunció. El hambre como un crimen Por otro lado, el dirigente analizó algunas medidas del Gobierno nacional durante la pandemia y se refirió a la dificultad para disminuir la pobreza y paliar el hambre en el país. “Nosotros fuimos los que nos sumamos a la conocida frase ‘el hambre es un crimen’. En aquel momento, lanzamos la campaña de shock de distribución del ingreso que tuvo una consulta popular en el 2001, y que cuando terminó más de 3 millones de personas dijeron que sí. A los días estallaba la rebelión popular. Creo que en aquel momento como hoy el hambre es algo planificado, es un genocidio por planificación de la desigualdad. Camino a resolverlo, nosotros desde todas las áreas, tanto de las organizaciones sociales y sindicales afines como la propia Central o mismo la FENAT (Federación Nacional de Trabajadores del Territorio), lo que son organismos de la niñez como los son los compañeros de distintas organizaciones de aquel movimiento como ‘Luca Huenei’, ‘El Che Pibe’, el MAP (Movimiento de Acción Popular) y tantos otros. Conjuntamente con la Unidad Popular sacamos una propuesta camino hacia Argentina libre de hambre, que es nuestra bandera para terminar con ese crimen. Hay que aprobar un Salario Básico Universal o la continuidad del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y reconocer salarialmente a todos los trabajadores esenciales de los barrios. El gran conurbano, para que ustedes se den una idea, estamos hablando de más de 120 mil compañeras y compañeros, que todos los días laburan para terminar con este flagelo. Hay que resolverlo. Es fácil si se dirige parte del presupuesto nacional, de la recaudación, si se cambia toda esta política que concentra y extranjeriza la riqueza, y que evidentemente termine esa circunstancia. ¿Por qué no se hace? Porque si vemos desde (José Alfredo) Martínez de Hoz en toda la Argentina instaló el 24% de pobreza cuando se fue la dictadura, y la cuadriplicó en tres años. Y desde ese momento hasta hoy, ha fluctuado a 40, 32, 25, 28, 29, pero nunca bajó porque es una herramienta de disciplinamiento social. Por eso hay que pelear contra ella. Por eso los movimientos sociales y populares tenemos que unirnos y no abandonar esta consigna que es prioritaria. No hay transformación sin participación masiva. Es más, estoy en Lanús y acá  discutimos mucho sobre el futuro, porque ellos (quienes gobiernan) plantean que hay que hacer la política del negocio y del conocimiento. Y es verdad, el cerebro humano tiene que desarrollarse, el pensamiento, la cultura, es producto del colectivo. Acá en Lanús tenés 75 mil pibes que no acceden al alimento adecuado, estamos hipotecando ese nivel de futuro”, planteó.  Mirada crítica hacia el Frente de Todos Víctor De Gennaro opinó sobre el disciplinamiento social de los últimos tiempos: “Por nuestra parte, denunciamos todo lo que significaron las políticas de represión a las compañeras, compañeros y vecinos que estaban en la toma de Guernica. Fue un punto de inflexión. Un gobierno no puede asumir ese nivel de represión. Tanto las organizaciones sociales como la CPM nos hicimos presentes, y la

El presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza, relató al programa  Hasta que vuelvan los abrazos de Radio La Retaguardia cómo vivió en carne propia la violenta represión y el desalojo en Guernica. Recorrió el predio en el que la policía incendió las casillas de las familias que lo perdieron todo, y responsabilizó a Sergio Berni y a Andrés Larroque por el brutal operativo. También criticó a los medios tradicionales de comunicación por su cobertura amarillista e insensible. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele ✍️ Redacción: Diego Adur/Pedro Tato 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Agustina Salinas Pablo Pimentel ya lo había anticipado en La Retaguardia: lo que se jugaba en Guernica era mucho más que el destino de esa toma en particular; también se ponía en juego según cómo se resolviera el conflicto, la suerte de los distintos asentamientos que hoy se desarrollan tanto en la Provincia de Buenos Aires como en el resto del país. Parece haber acertado el presidente de la APDH de La Matanza en su predicción, porque más que un ruleta, se trataba de un análisis basado en la experiencia. Después de lo que fue el violento desalojo en el partido de Presidente Perón, se registró otro desalojo violento  contra familias que ocupan porciones de tierra y exigen una vivienda digna. En (genocida) Gral. Roca, Río Negro, el escenario de ayer sábado fue de un despliegue policial tan notable que parece buscar, además del desalojo en sí mismo, un intento de generar disciplinamiento social. Otras tomas peligran: en Rafael Castillo y Escobar vecinos y vecinas están en alerta.   Con mucho enojo, tristeza, pero “tratando de ser respetuoso”, Pimentel hizo una descripción detallada de lo que fue su participación en Guernica. Allí acompañó a las familias desalojadas e interpeló a la policía por su salvajismo y violencia: “Llegué a las 5:45, guiándome por el humo. Nunca vi tanta policía junta en mi vida. Ya estaban quemando las casas rancho. Vi un muchacho llorando de unos 25, 30 años, que me contó que le quemaron todo. Había salido con su mujer embarazada de ocho meses y con su nene de dos años y un policía tiró un trapo quemado con alcohol y se prendió fuego todo. Tenía su documento adentro. ‘Tomátelas’, le dijo la policía de Berni. Le dije que me iba a ocupar personalmente. Esto no es demagogia, es empatía por un pibe que está llorando porque le habían quemado su identidad, un documento que te dice quién sos y qué derechos tenés. Llegó un periodista de Canal 13 y me pidió que me apure porque tenía que hacer un reportaje. Te puedo asegurar que salió lo peor de mí ¡Que te venís a hacer el humano ahora para escuchar a este pibe! Te puedo asegurar que la puteada más grande la escuchó un tipo que está a diez cuadras de mi casa porque me ofendió mucho”, narró Pimentel, quien decía estar mucho menos enojado que el día de los hechos. “Después empecé a caminar, entré al predio filmando lo dantesco que me recibió el desalojo. Diez policías se apersonaron y me dijeron retírese, les dije que estaba tomando registro del desastre que están haciendo y me dijo que si no me retiraba me iban a detener. Les grité de todo. Ningún policía tenía la identificación en el pecho. Ni los oficiales de alto rango, ni los perros que mandaron para pegarle a la gente. Cuando digo perro lo digo con el sentido de que los transforman en perro, al personal policial, encerrándolos dos días antes para después salir a matar a las fieras. Esta es una vieja costumbre que la dictadura siempre hizo. Lo hicieron también cuando reprimieron por la reforma previsional”, recordó.  Luego, Pimentel se juntó con la gente del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), de la Cruz Roja y de otras organizaciones que estaban en el lugar. Allí descubrió el desolador escenario de lo que había ocurrido: “Empezamos a caminar, a tratar de entrar y no nos dejaban. Nos fuimos al piquete que estaba a unas veinte cuadras de ahí, en el centro de Guernica. De ahí, fuimos al primer retén pegado al asentamiento. No nos dejaban entrar. Les dije que teníamos que ir con un médico a constatar si había dos personas muertas y una desaparecida. Cuando entramos fue dantesco lo que vimos. Empezamos a recorrer todos los ranchos quemados. Ahí vos te dabas cuenta de que la gente estaba viviendo, no era verso que estaba. Hay que bancarse en esos ranchos que te puedo asegurar que era un colchón en la tierra, alguno tenía algún elástico, había restos de comida, ollas y así todo”, relató. Entre el silencio y el juego para la derecha Pimentel también focalizó en el brutal operativo, que desplegó 4.000 efectivos policiales para ir contra 1.400 familias sin vivienda, y señaló a los responsables: “Acá no hay que callarse la boca, hay que poner blanco sobre negro. Una cosa es hacerle el juego a la derecha y otra es quedar como un pelotudo ante un gobierno peronista que reprimió. La realidad es que en Guernica el Gobierno peronista nacional y popular de Axel Kicillof reprimió. Han sido muy prolijos desde la perversidad, con una tropa de elite de 4.000 hombres y mujeres que marchaban golpeando a los borcegos en el barro. Hay responsables. Berni se tiene que ir. Yo pedí que se vaya hace tres meses cuando le dijo a Cristina Castro (la madre de Facundo Astudillo Castro): ‘su hijo está vivo señora, yo se lo voy a llevar’. Y le llevaron unos huesos. Larroque falló en no haber sido coherente con lo que nos dijo a los organismos de derechos humanos. Lo que se rompió ayer no fue solo la casa de la gente y la ilusión de 1400 familias que necesitaban un lugar para vivir, sino que se rompió la palabra. Porque el Cuervo (Andrés) Larroque nos dijo en reunión

Apenas el cielo alumbró las chapas, carpas y casillas de madera en Guernica, 4000 integrantes de las fuerzas policiales de la Provincia de Buenos Aires al comando del ministro de Seguridad Sergio Berni, ingresaron a desalojar violentamente el asentamiento. Solo habían pasado horas desde la última reunión entre las diferentes partes (intendencia, gobierno provincial, organizaciones sociales y políticas, abogadas/os y delegadas/os) que parecía cerrar un acuerdo. Sin embargo, cuando quienes participaban de la toma anunciaron que aceptaban firmar en las condiciones que les habían propuesto, el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta (quien se sacaría una selfie sonriente en medio de la represión, vaya a saber para compartir su alegría con quien) dijo que ya era tarde para acordar y que desalojaría al día siguiente a través de las fuerzas policiales. Todas las miradas se dirigieron entonces hacia Andrés “Cuervo” Larroque, el Ministro de Desarrollo de la Comunidad del gobierno de Axel Kicillof. Pero Larroque dijo que el tema ya estaba en manos de Berni. Y Berni hizo lo que había anunciado que deseaba hacer. La suerte de las 1450 familias ya estaba echada. En medio de la represión, Radio La Retaguardia realizó una emisión especial del matutino Hasta que vuelvan los abrazos. Por allí pasaron las voces de Nora Cortiñas, Lily Galeano de HIJOS La Matanza, Laura Taffetani de la Gremial de Abogadas/os y la diputada porteña Alejandrina Barry. También dejó sus primeras sensaciones Agustina Salinas, la fotógrafa de La Retaguardia de quien compartimos estas fotos. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevistas: Alfredo Grande/Rodrigo Ferreiro/Julián Bouvier ✍️ Redacción: Nicolás Rosales/Pedro Tato/Fernando Tebele 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Fotos: Agustina Salinas/La Retaguardia Nora Cortiñas “En la Argentina escasea la justicia” La Madre de todas las luchas, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, expresó toda su bronca por la injusticia del desalojo en Guernica que podría haberse resuelto sin represión y con viviendas dignas para el pueblo. El audio 👇 Laura Taffetani: “Quien terminó de definir la situación fue la intendenta, demostrando quien tiene el poder en la provincia de Buenos Aires” Más allá de las miles de familias que resistieron hasta último momento el violento desalojo de la toma de Guernica, hubo, en la medida de lo posible, un cuidado especial hacia los niños y niñas. Algunas organizaciones sociales se encargaron especialmente de resguardarlos, retirándolos del predio. La abogada Laura Taffetani, integrante de La Gremial, suele hablar desde la óptica de los derechos de la niñez y adolescencia. En diálogo con el programa especial de Hasta que vuelvan los abrazos cubriendo el desalojo, la abogada hizo referencia a las decenas de personas detenidas que fueron trasladados  a la Plata, poniendo énfasis en la brutalidad de la represión y el tema de trasfondo: la real necesidad de vivienda en el país.  El audio 👇 Agustina Salinas: “Nunca ví tanta policía junta” La fotógrafa de La Retaguardia suele hacer coberturas en la calle. En el caso de Guernica, también estuvo en el territorio trabajando desde el día 1 hasta el día 100 que duró la toma. Al ser entrevistada por Hasta que Vuelvan los abrazos dejó sus impresiones y sentimientos sobre su vivencia del momento del desalojo. Para Agustina el nivel de represión fue similar a lo que vivió cuando estuvo en la revuelta social en Chile. Describió la metodología  “de encierro” que utilizó la Policía de la Provincia de Buenos Aires y remarcó la cantidad poco habitual de policías para llevar a cabo el desalojo.  El audio 👇 Alejandrina Barry: “La represión fue brutal contra los que no tienen nada” La diputada porteña Alejandrina Barry, del PTS/FIT (Partido de los Trabajadores Socialistas/Frente de Izquierda y los Trabajadores) se sumó a dar su opinión sobre el desalojo. Después de la represión y desde el lugar del hecho junto a otros organismos de derechos humanos relató lo que vio. Dijo que la policía quemó casi todas las casillas, y que las mujeres corrieron con sus hijos mientras la policía disparaba a mansalva. Relató que lo que vivió le hizo recordar a la dictadura, pero que lo que no se puede tapar es que esta gente no tiene donde vivir,  y que la lucha va a seguir. El audio 👇 “La gente empezó a salir con las pocas cosas que pudieron juntar” Lily Galeano, de la agrupación H.I.J.OS de la Matanza, se sumó a reflexionar sobre el desalojo de Guernica en el programa especial de Hasta que vuelvan los abrazos. Coincidió en decir que para ella el desalojo se dio de manera brutal y violenta. Además, describió que los efectivos policiales del lado que ellos y ellas estaban ubicados, comenzaron a quemar las casillas desde las 5:30 de la mañana, gaseando y tirando balas de goma. También dijo que fueron encerrando a las familias, y que allí se produjo el enfrentamiento con los vecinos y vecinas.  El audio 👇

    A contrapelo de las adjetivaciones negativas que algunos medios tradicionales utilizan con las vecinas y vecinos de la toma de tierras de Guernica, visitamos a las personas que están resistiendo al desalojo para conocerles y acompañarles en el reclamo de tierra para vivir. (Por La Retaguardia) 📷 Fotografías: Agustina Salinas  ✏ Redacción: Agustina Salinas 💻 Edición: Fernando Tebele   “No tenemos llave”, dice la señora, y larga una carcajada cuando le pregunto si puedo pasar a su terrenito a conocerla. Graciela y Nicolás son una de las dos mil quinientas familias que habitan la toma de Guernica desde el 20 de julio. Él es un jubilado de 67 años. Ella todavía no se jubiló y no sabe si algún día podrá hacerlo, porque durante toda su vida trabajó sin que los patrones la registren. Por ahora se mantienen con la pensión de Nicolas, que cobra unos pocos pesos para sobrevivir. Llegaron hace tres años desde Formosa para trabajar como caseros en una quinta de Monte Grande. Cuando comenzó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, los patrones decidieron hacer la cuarentena en esa casa, lo que implicaba que ellos salieran a buscar un alquiler. Pudieron alquilar un tiempo en Longchamps, hasta que la plata no alcanzó y apareció la oportunidad de ocupar un terreno en el Barrio San Martin de la Toma, junto con otra familia que tiene 10 hijos. Graciela habla pausado, con tono suave, tranquila, mientras su marido asiente a todo lo que dice y apenas mete bocado. También está Maira, una vecinita de 10 años que cuando te mira te descoloca. Tiene la piel morena y ojos color miel, que miran al cielo seguramente pensando en un mundo más habitable. Caminó en patas los metros que separan su terreno del de Graciela y Nicolás, y les llevó un bidón con agua porque, como dice Graciela: “somos los más viejos y todos se ocupan de nosotros. Nos preguntan si comimos o no, si necesitamos algo, si amanecimos bien”. Historias así hay de sobra. Cientos de personas en la toma trabajaban en casas ajenas, y cuando se decretó la cuarentena se quedaron sin casa. Nicolás y Graciela, hasta marzo, trabajaban en la quinta de Monte Grande, mantenían el lugar, les daban mercadería y ropa y “un poquito de sueldo”, dice Graciela, demasiado amable con esos patrones que piensan que hacen favores “dando trabajo”. Ante el posible desalojo, que se programó para el próximo 1 de octubre, comentan: “Tenemos esperanza, que es lo último que se pierde. Pedimos que se solucione, acá hay mucha gente buena y sobre todo los niños. Si el gobierno nos da el IFE podemos pagar, no queremos robar. Queremos llegar a un arreglo, pero que no nos dejen en la calle. No tienen que tratarnos con violencia. Yo me volvería loca si veo una criatura correr, porque los persiguen con un caballo o a los escopetazos, acá se escuchan ruidos de tiros. Estamos realmente mal, nos sentimos culpables si a los chicos les pasa algo, pero los responsables son los del gobierno. Si hubiera alguna solución real ya la hubieran mostrado.”Comparten el terreno con una señora y sus 10 hijos. El más chiquito tiene dos años y el más grande es el que se queda cuidando el lugar. Algunos de los pibes son asmáticos, por eso vienen de día a jugar al sol, pero no se pueden quedar a la noche porque hace frío. Todas las familias de Guernica se bancan las adversidades que implica una toma. “Hoy Amanecimos con mucho frío, anoche nos congelamos. No te imaginás, era todo blanco, hielo, impresionante. Ahora estoy aprovechando para intentar dormir porque me da el sol y calienta el Nylon.” A veces el frío es el peor enemigo cuando no hay con qué cubrirse.      Empleadas domésticas en la calle Mercedes trabajaba cuidando a un señor de 90 años. Su ex patrona dice que la vio por la tele en la toma. Decidió echarla “por romper la cuarentena” y la dejó en la calle. Ahora vive ahí con su hijo de 7 años, que sufre de asma. Daniela hacía changuitas, de todo. Trabajaba limpiando, haciendo alambrados, contrapisos, columnas para tanques, pozos ciegos. Desde que empezó la cuarentena no tiene nada de trabajo. Vive en la toma con su hijo y su hermana y  sus hijas mellizas de 9 años, que llegaron desde el país que le dio la tonada guaraní cuatro días antes de la cuarentena. Desde marzo solamente hizo una columna de tanque como changa. Pudo cobrar el IFE pero no la tarjeta alimentaria y, entre tantos gastos del día a día, como a la mayoría de las personas, no le alcanza la plata. Comenta que invierte el dinero en asegurarse que su hijo pueda estudiar por internet.Rosalía tiene 20 años, trabajaba como empleada doméstica sin estar registrada, cuidando a una señora de 90 años, en Capital. “No me llamaron más, me dieron una liquidación pero ya me quedé sin nada.” Vive en el barrio 20 de Julio con su compañero. Comparten el terreno con otra vecina. La echaron de la casa que alquilaba. Tiene pocas cosas, porque estos últimos años estuvo viviendo “de alquiler en alquiler, de prestado”, y fue dejando sus cosas en distintos lugares. Su pareja está haciendo changuitas y pasan el día a día con la plata que junta, porque no cobran el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) ni ningún subsidio.         Comida para el barrio Gabi, Brandon, Ale, Tomi y  El Polaco están de sobremesa. El humo de la leña donde prepararon el guiso de fideos codito se va apagando con el viento de la siesta. El Polaco encandila con sus ojos, que se destacan aunque se tape con la sombra de su gorrita.  Los pibes son jóvenes, tienen entre 17 y 23 años. Por la tarde arman copa de leche para los pibes y pibas de la cuadra; en realidad, “para los que alcance”, dice… y muchas veces no alcanza. Sacan plata de su bolsillo

Este mediodía se realizó el festival “Tierra para vivir”, en solidaridad con la toma que sostienen más de 2500 familias en Guernica, que se da en un contexto de profundización de la pobreza donde miles de familias, a pesar del Decreto de Necesidad y Urgencia que lo prohíbe, fueron desalojadas de las casas que alquilaban. También, cientos de mujeres que padecían violencia de género decidieron irse de la casa compartida con su perpetrador para frenar con la violencia, que el contexto de cuarentena obligatoria acentuó. Desde el primer momento los y las vecinas realizaron movilizaciones al municipio de Presidente Perón y exigieron una mesa de diálogo con la intendenta Blanca Cantero, para que el poder político intervenga y encaminen así una solución en conjunto, pero las dos veces fueron atendidos por el comisario de la zona. Además, presentaron un plan de urbanización pensado con Arquitectos y urbanistas de ONGs para intentar resolver la problemática habitacional que padecen. La Gremial de Abogados y Abogadas acompaña las denuncias por el derecho a la vivienda y advierten que las tierras no tienen dueño ni documentación que respalde a algún propietarios; sin embargo, el Juez de Garantías N° 8 de Cañuelas, Martín Rizzo, definió las fechas de desalojo para el 23, 24 y 25 de septiembre. (Por La Retaguardia) 📷 Fotoinforme: Agustina Salinas