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Jorge Garaventa


Lo dijo el psicólogo Jorge Garaventa en diálogo con el programa La Retaguardia, a propósito de las soluciones que brinda el estado a quienes denuncian violencias. En esta entrevista, de hace dos semanas, el profesional advierte sobre lo insuficiente de algunos métodos contra las violencias en el marco de la cuarentena obligatoria. De ese momento a hoy, se sumaron los femicidios dentro del ámbito familiar. Camila Tarocco, quien estuvo más de diez días  desaparecida, fue encontrada asesinada.  Su ex pareja, Ariel Alberto González está detenido y confesó el femicidio. Camila ya había denunciado a González por amenazas y lesiones. (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista: Fernando Tebele ✏ Redacción: Agustina Salinas 💻 Edición: Rosaura Barletta —La Retaguardia: Hay una necesidad de buscar información no contaminada que te permita reflexionar de alguna manera y así se llega a los medios alternativos.—Jorge Garaventa: Una cuestión que tenemos que plantear tiene que ver con la información y las noticias que no están, que desaparecieron de los medios, la cuestión de las violencias contras las mujeres. Se habían ganado esos espacios y ahora no están. Una lectura facilista diría que si las mujeres que están encerradas en sus casas con sus agresores y los niños y niñas comparten la casa con sus abusadores, la están pasando peor ¿Es así?No solo es así, sino que lamentablemente, es lo que nos devuelven los números duros y las informaciones que nos llegan una vez que ya todo el proceso que podía haber sido prevenido llegó al clima de las violencias. Me refiero específicamente a esto que ocurre, que paradójicamente, independientemente de lo que el pensamiento ingenuo podría haber supuesto, la tasa de femicidios no sólo se mantuvo, sino que creció, por lo menos en la primera quincena de la cuarentena, lo que es una muestra de que lamentablemente el Estado no está haciendo lo que tiene que hacer. Hay una cosa básica, absolutamente elemental, cuando hablamos de las violencias contra las mujeres, y de las violencias contra la niñez hay algo que ya hace muchos años que está claro que el hogar no es lo más seguro para las víctimas de las violencias. Hay algunas teorías facilistas que dicen que el encierro exacerba.  No, lo que hace el encierro es facilitar y dejar sin salida a las víctimas, por eso crecen las tasas de estos delitos. —LR: Hay propuestas como la del “barbijo rojo” que sostienen que las mujeres pueden acercarse a las farmacias para pedir ayuda ¿Son situaciones que sirven? Por lo pronto creemos que es saludable que se hayan puesto a pensar desde el ministerio de la Mujer y Disidencias en cómo denunciar las violencias.—JG: Son herramientas que suman pero lamentablemente, no resuelven. Suman con algunas dificultades. La cuestión de llamar por teléfono con que solo digas el nombre ya sería suficiente. Ahí se abre un mecanismo y se ha publicitado tanto que el agresor sabe que si está diciendo esto, lo está denunciando. Como herramienta suma, no resuelve. Creo que algunas medidas no se tomaron antes, por ejemplo, cuando se empezó a pensar en una posible cuarentena, el Ministerio de las Mujeres tendría que haber intervenido de  alguna manera para lograr protección por lo menos en situaciones que están denunciadas de riesgo, con antecedentes de violencia. De las cosas malas de la cuarentena, algunas cosas nos han dado la razón felizmente. Cuando decimos que no se trata sobre una cuestión de presupuesto, cuando pedimos una serie de medidas para tratar de combatir el abuso contra la niñez, la violencia contra la mujeres, se nos suele decir que no hay presupuesto. Lo que yo planteo siempre es que creo que es mentira, lo que no hay son decisiones de poner o no poner el dinero. Hay que pensar en intervenir de manera sumaria (valga lo horrible de esta palabra) ante el más mínimo vestigio de violencia. El Estado tiene que intervenir sin cuidar tanto las garantías de los agresores porque se supone que son supuestos agresores, recién se puede intervenir una vez que intervenga el juez pero estamos en emergencia donde se han suspendido una serie de garantías en función del bien común entonces creo que también esto hay que repensarlo en la temática de las violencias contra las mujeres y niños. Esto exponencialmente sigue creciendo y no hay señales que nos hagan pensar que esto se va a detener si no se toman otro tipo de medidas. —LR: Como psicólogo, ¿cómo estás trabajando a la distancia? Porque es un momento en el que mucha gente necesita no quedarse sola y la terapia suele ser una contención en este país. ¿Cómo se trabajan en las cuestiones del miedo, la angustia, el miedo a la muerte que ahora se hace más evidente, a la muerte cercanas y propia?—JG: Agrego la cuestión del temor a la proximidad de la muerte,  que puede generar conducta de negación y cuando uno tiene conducta de negación acerca de un peligro real, abandona los cuidados imprescindibles. Hay que ser absolutamente cuidadoso en eso. Algo importantísimo que me parece bastante inédito, es el grueso de colectivo de psicólogas y psicólogos que  espontáneamente decidió ponerse a disposición de la población, independientemente de que hubiera o no aranceles. Abundaron en las redes sociales los ofrecimientos individuales para aquellas personas que necesitaran algún proceso terapéutico, una charla, una palabra, una oreja. Ese primer paso fue muy importante, y a partir de ahí  tanto desde la Federación de Psicólogos como la Dirección Nacional de Salud Mental y los distintos colegios y asociaciones, se pensó en canalizar eso para no generar una demanda de difícil resolución. Entonces se centralizó en los distintos organismos de psicólogos. El trabajo es fuerte, es intenso, apunta a compartir con quienes consultan que están angustiados, compartir que la angustia no es de ellos, que no es personal, es normal y tiene que ver con esta problemática y sobre todo, tratar de ver de qué manera se puede crear rutinas que permitan que no haya desorganización mayor y que esto puede durar muchos días más

El Tribunal en lo Criminal N°1 dictó sentencia el martes y absolvió en Mar del Plata a Analía Shwatz. La figura penal que se aplicaba era “corrupción de menores agravada por ser cometida por persona encargada de la educación y abuso sexual gravemente ultrajante agravado por ser cometido por persona encargada de la educación”. La psicóloga Patricia Gordon fue perito de parte de una querella integrada por 11 familias y dialogó con Luis Angió y Rosaura Barletta en el programa Otras Voces, Otras Propuestas. También por La Retaguardia, Fernando Tebele y María Eugenia Otero dialogaron con Sergio Zelaya, padre de uno de los niños damnificados, que habló por primera vez con un medio. (Por La Retaguardia) “Nos sentimos defraudados. Estuvimos en un juicio al que se ha llegado con pruebas contundentes. Gustavo Vera vino y dijo que eran pruebas abrumadoras. Del otro lado, no se ha presentado nada que demuestre lo contrario, sino una defensa totalmente corporativa, donde nos han desbaratado las pruebas sin argumentos”, lamentó Zelaya, papá de un niño abusado. Para la psicóloga Patricia Gordon, los argumentos del Tribunal, “son los argumentos que utilizó la defensa de la acusada. El tema del abuso sexual infantil es complejo para la justicia, no es la primera vez que ocurre algo así con los mismos argumentos para invalidar el relato de los niños. Hay algo mucho más profundo que tenemos que analizar, porque no tenemos una justicia que esté preparada para profundizar, ser sensible a estas cuestiones y tener un conocimiento a cerca de cómo se expresan los niños. Esto evitaría terminar diciendo que es posible instalarle una idea a un niño, sugestionarlo con eso y de tanto repetirlo y creerlo y trasladárselo. Estas cosas son las que no pueden pasar”, planteó.El fallo pone en juego cuatro variables de las que desprende la decisión Así fue recibida la perito quellegó para tomar declaracionesen cámara gesell. Plantea que los hechos relatados por los niños son ‘materialmente imposibles’ por las condiciones físicas de los colegios en los que se denuncia que transcurrieron (el instituto Gianelli y el instituto Fleming);Pone en duda lo afirmado por los niños bajo la idea de contaminación y co-construcción del relato; cuestiona el protocolo puesto en práctica por la psicóloga perito Silvina Catera, contra quien hubo una campaña pública acusatoria que incluyó afiches en las calles y proclamas en su contra en las redes sociales; y valida la trayectoria de la docente y su desempeño ‘brillante’ de acuerdo a los testimonios de sus pares.El comienzo“La denuncia se hizo en septiembre de 2013, un sábado se hicieron 24 denuncias, se desencadenaron porque los chicos empezaron a hablar. Los padres fueron actuando en base a lo que sus hijos les iban diciendo. En la medida en que transcurrió el tiempo, los días, se empiezan a incrementar los testimonios. No era casual que todos dijeran lo mismo, con concordancia entre tiempo, lugar y espacio”, aseguró Zelaya. Para demostrar la imparcialidad en la causa, agregó: “Lo que relataban los chicos era muy grave. Había chicos de sala de tres, de cuatro y de cinco. En total se sumaron más de cuarenta denuncias. Muchos padres nos hemos conocido recién en un juicio. Los casos eran de dos escuelas”.Por su parte, Gordon relató sus primeros pasos de acompañamiento: “Esta historia comenzó hace cuatro años. Yo fui perito de parte de un grupo de niños y niñas cuyos padres habían realizado las denuncias. Fueron aproximadamente 44 casos. También declararon terapeutas, una perito oficial. Todos estos años estuvimos acompañando, presenciando los testimonios de los niños en Cámara Gesell, elevando nuestros informes. Finalmente se llegó a esta situación. Hubo un fiscal que previamente encontró motivos para validar el relato de los niños, hacer una imputación y elevar a juicio oral que igualmente no contempló todos los casos. Hubo muchos testigos, declaraciones de madres y padres, de personal de las escuelas. Se conoce como el caso Gianelli, pero son dos colegios”. Zelaya fue firme: “Nunca dudamos si ir a la justicia porque cuando escuchamos las barbaridades que contó nuestro hijo, no lo podíamos creer. Es el colegio que elegimos para la formación de nuestros chicos, se nos estaba derrumbando el mundo. Lo que nuestro hijo decía no era algo normal. No era una simple maestra limpiándole la cola al nene que se hizo caca. Le metían el dedo en la cola, que era distinto”, aseveró. “Entendemos eso. Sabemos qué es un delito y qué no. Recurrimos automáticamente a la justicia, obviamente sin saber qué hacer porque somos personas totalmente alejadas de los planos judiciales”, recordó.Balances “Nos damos cuenta por el fallo que es un tribunal parcial porque argumentan que la cámara Gesell ha sido tomada por una perito que no tiene experiencia. Se llama Silvina Catera, ha ganado este caso por concurso, no creo que sea una persona que no tenga capacidad para hacer la cámara en el marco de la ley, en la que estuvieron presentes la querella y la defensa, abogados y peritos. El tribunal tenía la potestad de decirle a la psicóloga que preguntara o repreguntara al niño, las cámaras han sido positivas porque los niños hablaron de tiempo y forma, de lugar y espacio en cuando a las mismas personas. Inclusive algunos no han podido hablar porque los niños se retraen por miedo”, consideró Zelaya. Además, cuestionó al Tribunal: “No han tenido en cuenta los dibujos que hicieron, el lenguaje corporal de los chicos. Eso podría explicarlo más técnicamente un psicólogo. No fue la única psicóloga que los vio, hay otras psicólogas que presentaron informes porque los chicos han sido tratados”.Sobre cómo se reponen, explicó: “Hoy nos levantamos con más fuerza para seguir luchando porque esto no termina acá. Somos los que tenemos las pruebas, los que decimos la verdad. Entonces vamos a apelar, por supuesto. Nunca se dudó eso. Ya el fiscal está trabajando en eso porque pidió la apelación desde el primer instante”, informó. Zeyala contó sobre la querella: “Con nuestros abogados estamos terminando de leer la resolución de los jueces donde ya