Canción actual

Título

Artista


Justicia por los 7


Declaran Ricardo Alberto Espinoza, Arsenio Ricardo Fernández, Fernando Omar Gutiérrez y Claudia Cecilia Forestano.

En el marco del cuarto aniversario de la Masacre de Pergamino, Andrea Filiberto, hermana de Sergio, uno de los jóvenes asesinados en la Comisaría Primera de aquella ciudad bonaerense, hizo públicas unas palabras donde reflexionó acerca de la importancia de prevenir los consumos problemáticos, eje común entre los 7 pibes, y un enclave en las situaciones de encierro. En diálogo con el programa radial La Retaguardia, Filiberto profundizó sobre la cuestión de las adicciones, la estigmatización y la ausencia del Estado para acompañar en estos casos a las y los pibes y a las familias. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Julián Bouvier 💻 Edición: Diego Adur/Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Diario del Juicio El 2 de marzo es una fecha que quedó marcada a fuego en Pergamino, y no solo para las familias que tuvieron que salir a la calle a emprender una lucha para intentar torcer el destino de impunidad que muchas veces tienen las causas como esta. Se recuerda a 7 pibes: Federico Perrota, Franco Pizarro, Jhon Claros, Alan Córdoba, Juan José Cabrera, Fernando Latorre y Sergio Filiberto, que en marzo de 2017 estaban privados de su libertad en la Comisaría 1ª de Pergamino, Provincia de Buenos Aires, cuando por el hacer y por el no hacer de los policías que luego llegaron a juicio y que estaban en la comisaría en ese momento -y algunos otros que por ahora consiguieron eludir la acción de la justicia-, fueron asesinados.  En redes sociales, Andrea Filiberto, la hermana de Sergio Filiberto, publicó una suerte de carta pública en la que además de expresar el dolor, aborda cuestiones sobre las que hay mucha estigmatización  que las familias deben soportar, además de cargar con la ausencia de la persona que el Estado les arrebató. Uno de los temas que trata su texto tiene que ver con las adicciones que muchos de los pibes de los barrios suelen tener antes de caer presos: “Me pareció necesario hablar de este tema porque justamente es lo que lo llevó a estar ahí. Es lo que nosotros creemos y sabemos. Mi hermano era la primera vez que estaba detenido en una comisaría. Estuvo 28 días y no pudo salir. Al estar en la comisaría, él mismo se dio cuenta de que había tocado fondo. Desde ahí las cartas que escribió, que nos dejó, donde nos decía que quería salir del problema de las adicciones. Lo intentamos durante muchos años, porque él murió en la Masacre de la Comisaría con 27 años, pero desde su adolescencia tuvo un consumo problemático. En la familia lo hemos abordado. Somos una familia de trabajadores, dos hermanos mayores. Yo le llevo 10 años y mi hermano varón, 12. Así que tenía de donde agarrarse. Así y todo, es muy difícil salir y el Estado pocas herramientas te da”, comenzó a contar Andrea.  —La Retaguardia: En esa lucha previa que vos contas, ¿golpearon puertas o desconocían las herramientas? —Andrea Filiberto: Uno sale a golpear puertas igual, que no las van a abrir, que están cerradas y que son muy pocas. Acá en la ciudad de Pergamino no hay mucho. Está el CPA (Centro de Prevención de Adicciones) que es el primer lugar al que fuimos cuando él era adolescente. Íbamos a las reuniones familiares. La familia entera con la psicóloga, pero son todos tratamientos ambulatorios y  tienen un horario de 8 a 14. Los problemas se solucionan en ese horario. Si hay alguna otra situación después de esa hora, no hay nada. No hay un centro de día o una comunidad, que sea acorde a la problemática.  Después también está algo que es mitad municipal, mitad provincial, un centro de adicciones que se llama Padre Galli, con la misma problemática: horarios acotados y algunos talleres que tratan de abordar el tema, pero siempre apelando a la voluntad de la persona enferma. Justamente, cuando está enferma, esa voluntad no la tienen, por más que la familia lo intente. El consumo va avanzando y cada día es más problemático, porque ya no podés sostener a lo mejor un trabajo, o estás al borde de un accidente. Mi hermano manejaba moto. Nosotros siempre teníamos ese miedo. Y así vas sorteando, y te vas metiendo cada vez más en el ambiente. O como se dice, en las “juntas”. Es un viaje de ida que si no tenés cómo frenarlo, no podés apelar a la voluntad. Después hemos ido a la parte judicial, ya pidiendo una internación. Que ahora viéndolo a distancia y sabiendo que no hay lugares acordes a eso y sabiendo que los meten en cualquier lado, tampoco era la solución. Así y todo, no nos daban respuesta. Porque tenés que pasar por entrevistas de psicólogas y psiquiatras, y la psiquiatra tiene que determinar si él es peligroso para sí y para terceros. Para que una psiquiatra diga eso, es dificilísimo, casi imposible. Mi hermano era buenazo, super amiguero, trabajaba y todo. La psiquiatra cuando lo veía, no lo veía peligroso. Pero el momento en el que está bajo los efectos de alguna sustancia, no sabes cómo puede estar. Se puede hacer daño así mismo, como con la moto. Él no se ponía agresivo, pero nosotros temíamos que iba por mal camino y queríamos frenar eso. Pero sin la aprobación de la psiquiatra era imposible, por el tema de la ley de salud mental. Ellos como que se oponen a las internaciones.  —LR: Y cuando el Estado apareció, lo metió preso. —AF: Lo metieron preso y no hubo ni siquiera una historia clínica que lo ayudara a salir de ese lugar y que cumpliera su condena, su pena. No tuvo ni derecho a un juicio. Estuvo 28 días y terminó ahí. Viendo el horror donde estaba, que era espantoso, como todo lugar de encierro, no era un lugar acorde. Y más que él tenía muchas enfermedades de base, que el mismo consumo aceleraba. Problemas de riñones, por ejemplo. Entonces, aunque sea, salir y hacer un tratamiento ambulatorio, con arresto domiciliario. Pedíamos,

Mauricio Macri, Maria Eugenia Vidal, Elisa Carrió y el intendente de la ciudad, Javier Martínez, encabezaron el acto de campaña en la localidad bonaerense. Dos mensajes se colaron entre las banderas celestes y blancas: Paren de Fumigar y Justicia por los 7. Les siguieron los pasos por la Plaza Merced. Las asediaron para que se marcharan. El diálogo entre Cristian Ritondo y Cristina Gramajo, una de las madres de los 7 de Pergamino. (Por La Retaguardia) 📷 Fotos: Andrés Muglia 📝 Texto: Fernando Tebele Ellos, los reyes de la democracia y el republicanismo, sonreían felices en pleno corazón de la patria sojera. En el escenario, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Elisa Carrió y el intendente  local, Javier Martínez, estaban exultantes, jugando de local, al grito de ¡Sí, se puede!, Entre banderas celestes y blancas. Pero algo rompió el colorido. Un cartel amarillo (sí, amarillo), rompió la fiesta. Se alzó bien alto Paren de Fumigar. Tan simple como incómodo. Les surgió la estirpe democrática. La seguridad de Vidal, que miraba de reojo sin dejar nunca de sonreír, les impidió acercarse más. Sabrina Ortiz, fundadora de Madres de Barrios Fumigados de Pergamino fue agredida. Fueron insultadas y forzadas a retirarse. También estaban por allí algunas de las madres pidiendo justicia por los 7 de Pergamino, ya cerca del cierre del juicio que seguramente condenará a los policías culpables de la Masacre. Cristina Gramajo, la madre de Sergio Filiberto, uno de los pibes masacrados en la Comisaría 1ª de la ciudad, consiguió plantarse con su pañuelo negro delante del Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo. No le dijo nada, sólo levantó su pañuelo.  “Ya están presos”, le reconoció Ritondo, como si fuera una derrota. “¿Qué más querés?”, pareció decirle aunque calló a tiempo. Pero Cristina sí le respondió: “Quiero que vayan a una cárcel común”. Ni más ni menos. El ministro siguió su camino, mientras los custodios se preocupaban por Gramajo, como si levantar un pañuelo y pedir cárcel común fuera demasiado. Voces disonantes, en el pequeño mundo del sisepuedismo. Justicia por los 7 de Pergamino. Paren de Fumigar. Dos mensajes simples e incómodos. Justicia por los 7. Paren de Fumigar. Gane quien gane.