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Negro Soares


María del Carmen Verdú, integrante de CORREPI; Pablo Pimentel, presidente de APDH La Matanza; el Negro Eduardo Soares, integrante de La Gremial de Abogados; y Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora, participaron de una emisión especial del programa radial Sueños Posibles, conducido por Alfredo Grande e Irene Antinori. En su emisión 300 convocaron al estudio a estos cuatro referentes sociales de derechos humanos. En una charla con ambiente de bar y mucho debate político, ntercambiaron opiniones acerca de la Marcha de la Resistencia, las responsabilidades de la llegada de Macri, la proclamada unidad que no para todos es igual y las estrategias para sortear la crisis. (Por La Retaguardia)Foto: de izq a der. Soares, Cortiñas, Pimentel, Grande y Verdú. Hoy, ¿a qué resistimos? Esa fue la pregunta que Grande utilizó como disparador para iniciar el intercambio. En este sentido, Verdú señaló: “Quedó muy claro en la marcha de aquellas Madres que no suspendieron la actividad en estos últimos años -Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Elia Espen, entre otras línea fundadora-, cómo caminaban a la par las imágenes de los 30.000 con las fotos de los pibes asesinados en los barrios por el gatillo fácil, las mujeres víctimas de femicidio, las pibas y pibes desaparecidos en las redes de trata, el reclamo contra la criminalización de la protesta, el pedido por la libertad de los presos políticos. En determinado momento, alguien dijo ‘qué vacío, no está Cachito’, y en realidad, esa conjunción de la pelea contra la represión e impunidad de ayer y de hoy es el gran legado de Cachito Fukman”, declaró. La abogada de CORREPI profundizó en términos emocionales: “Esta fue la primera marcha de la Resistencia que no estuvo, y así van pasando las fechas importantes sin él y la tenemos que pilotear. En esas columnas en la marcha se cruzaban las generaciones. Había una brecha que iba de pibitos, adolescentes, a las viejas imbatibles y todos los que estamos en el medio. Una de las cosas que más se cantó en esa conjunción fue ‘yo no marcho con Milani / yo no marcho con Monsanto / marcho con las Madres que resistieron tanto’. Agrego que son las que resisten, porque siguen bancando cada situación de represión, de injusticia en lo cotidiano”, destacó.En el mismo sentido, Soares agregó a la intervención de Verdú: “La parte triste que es que nos encontramos con una Plaza con un sector de Madres que claramente vino a politizar esa marcha y a retrotraer esto a tiempos inmemoriales. Ver la consigna ‘Cristina Conducción’ con Madres de Plaza de Mayo nos daba muchísima bronca. Levantamos las consignas históricas de Madres y las reivindicaciones de ayer y de hoy, pero ninguna de las agrupaciones que marchamos con Nora, con Elia y con Mirta intentamos ni por asomo politizar partidariamente esa marcha como intentó Hebe, La Cámpora, Kolina y el resto de las organizaciones kirchneristas”, denunció y arremetió: “No tienen vergüenza y se los dijimos a muchos ahí. El kirchnerismo en retroceso, lo que está haciendo con la consigna ‘Cristina Conducción’ en una marcha de la Resistencia, de Madres, con semejante aparato. No es para enfrentarlo, es para reírse, es para llorar”, expresó.Pablo Pimentel relató cómo se vivió la hegemonía del FpV en la marcha realizada por organismos kirchneristas: “Nos enteramos de esta campaña cuando volvíamos con Norita de la misa en la Iglesia Santa Cruz. Allí Norita le puso el pañuelo a la virgen, una virgen autóctona, embarazada, muy linda. Llegando, vimos los pasacalles. Yo lo había visto y le había avisado a Norita, porque iba a estar recaliente. Nosotros habíamos pasado antes precisamente para ver cómo venía el panorama. A la mañana estaban poniendo el escenario al lado de la pirámide. Fuimos a hablar con la gente del escenario, entonces se acercó el responsable de seguridad de Hebe, un tal Luis. Le dije ‘mirá, somos un grupo de organizaciones que estamos por hacer la marcha de la resistencia a partir de las 12, ¿cómo van a poner el escenario a la pirámide, si saben que las Madres dan la vuelta ahí?’. Nos pusimos de acuerdo y lo corrieron”, aclaró. Por otra parte, Pimentel explicó que la misma persona con la que dialogó le aseguró que la decisión de colocar los carteles de ‘Cristina conducción’ fue de Hebe. “La realidad, es que eran muy pocos. En un momento, Norita dijo ‘ahora va a llegar la tropa de Hebe’ y éramos muchos más nosotros. Esto, creo, responde a que la gente leyó bien que los grupos somos autogestivos e independientes y que no dependemos de ningún gobierno para sostener nuestras organizaciones, y empezó a acompañar. Desde La Matanza, a nosotros nos gustó que por primera vez vinieran seis villas a las que estamos acompañando en el proceso de urbanización y a las que las Madres habían visitado”, contó.Pimentel, entonces, aportó su respuesta a la pregunta de Grande: “Me resisto a bajar la bandera de los 30.000. Resistimos para que todos los casos de impunidad que hay en la Argentina queden resueltos, por eso resistimos para que el genocidio del año 1947, el pergamino negro del peronismo, sea resuelto también. Que se vaya a juicio por esa masacre. Por suerte tenemos a un genocida que tiene 97 años y fue copiloto del avión del bautismo de fuego del 10 de octubre de 1947. Acompañamos a las Madres históricas que siempre acompañaron todos los casos que hay en Argentina, en Latinoamérica y el mundo. Resistimos a todo tipo de injusticia en cualquier parte del mundo”, sentenció en alusión a la Masacre de Rincón Bomba. De la cooptación y la hegemonía partidaria “Cuando otros organismos decidieron parar la marcha de la Resistencia, nosotras, Mirta, Elia y yo, nos pusimos muy fuertes insistiendo en que no se podía hacer eso. Decían que no había que perturbar a la señora presidenta. Como si supiéramos dónde están nuestros hijos o todos los nietos hubieran recuperado su identidad. Como si estuviera todo bien. Eso hace el partidismo, anula

“Hoy no hay izquierda en el peronismo”, dijo Eduardo “Negro” Soares al analizar la experiencia peronista dentro del amplio abanico de derecha e izquierda. Fue durante el programa radial de Radio La Retaguardia, Sueños Posibles, conducido por Alfredo Grande e Irene Antinori que tuvo como presentación el título de esta nota.  (Por La Retaguardia) “Dejemos de lado la discusión con Markus, personaje recalcitrante, porque ya basta con mi respuesta -dijo, en el marco de recientes acusaciones por parte del economista-. Sobre tu pregunta (Viva Perón, ¿cuál de ellos?), empezaré por el final: hoy no hay izquierda en el peronismo, no hay un peronismo revolucionario ni grupos de izquierda en el peronismo. Lo digo tajante y contundentemente, ¿por qué pasa esto?, porque aunque sí hubo durante un tiempo organización de izquierda dentro de sus filas, lo mismo que hubo un claro enfrentamiento, primero objetivo, de clase social, entre patrones peronistas y obreros peronistas, allá por la década del ’40 y la del ’50, sobre todo a partir del proceso que se inicia en el ’45, esto fracasa. Incluso dentro del propio gobierno, donde Evita fue expresión de todo eso. Momentos en los que un sector de la dirigencia sindical de la CGT fue corrida por Perón”, apuntó.Esta situación explica, según Soares, que “la resistencia peronista fuer encabezada sólo por uno de los sectores del peronismo: la clase obrera; y no la burguesía. Esos patrones peronistas, originados por el propio Estado peronista, se aliaron con el imperialismo yanqui ni bien cayó Perón. A partir de allí, se da un proceso que dura casi 20 años, al que podemos situar entre el ’55 y el setenta y algo, donde el sector del peronismo objetivamente obrero, empieza a  dar nacimiento a distintos factores subjetivos”, continuó Soares, mientras aclaró la aplicación de determinados conceptos para analizar la realidad, empleados desde su organización Convocatoria Segunda Independencia: “Estoy hablando en términos marxistas, materialismo histórico y materialismo dialéctico. Esto ofende a muchos, y lamento que ello ocurra con quien no aplique esta metodología de análisis”.Conciencia de clase y transformación social Soares remarcó que “una cosa es el obrero peronista del ’45 al ’55, con conciencia de clase, y otra cosa es aquel obrero del ’57, ’58, ’60, organizándose con otros obreros, no ya para pelear aumento de sueldo o bienestar salarial, sino para tomar el poder y construir el socialismo en la Argentina. Estos intentos hechos por nuestros abuelos y padres -desde el punto de vista generacional- desemboca hacia fin del ’60, comienzos del ’70, en las organizaciones armadas tal como las conocimos, aún en los momentos de la derrota. Ese largo período hace posible que la lucha de clases que se daba en términos objetivos: un obrero peronista con un patrón peronista, en la década del ’40 y principios del ’50  se ve ya en términos subjetivos, ideológicos y políticos, organizaciones que pretendíamos tomar el poder y construir el socialismo en la Argentina, y que por más que tuviéramos del peronismo la identidad política, éramos independientes de sus estructuras oficiales, incluyendo a Perón, a quien enfrentamos con todo lo que teníamos. Sobre todo a partir de cuando el ex presidente empezó a definir un proyecto completamente distinto a aquel que esbozó cuando lo trajeron al país. Fue uno de los primeros en decretar la ley antiterrorista -recordó Soares-; fue también quien volvió a plantear el Pacto Social. Claro, una cosa fue en el ’47-’48, y otra cosa fue plantearlo cuando estábamos los Montoneros; no se lo íbamos a permitir de ninguna manera, ni siquiera al propio Perón que intentaba llevar adelante un proceso de reconciliación de clase”, enfatizó el abogado militante. “Porque, además, lograr ese fifty-fifty ni siquiera tiene que ver con la esencia del peronismo. Y menos le íbamos a permitir la sanción de leyes antiterroristas para que nos persiguiera; por eso lo criticamos, por eso nuestros 8 diputados renunciaron”, dijo en relación a la ruptura que encabezó Rodolfo Ortega Peña, poco tiempo después asesinado por la Triple A.“A partir de allí -continuó-. se inició una lucha en todos los frentes, incluso en términos militares. Esa lucha, preludio del golpe de Estado, iba de a poquito escorando a favor nuestro, de los sectores populares y revolucionarios del peronismo. Aun al haber tenido muchas pérdidas, muchas bajas, con las AAA y López Rega, el nivel de desarrollo de fuerza que habíamos logrado las organizaciones de izquierda peronista fue muy grande, y no fue fácil”.Soares explicó que esa lucha de clases fue resuelta “por el imperialismo mediante el golpe militar. Entonces, triunfante el proyecto capitalista dentro del peronismo, es decir, el de la burguesía, el de la burocracia peronista, y derrotado nuestro sector, el sector de la izquierda peronista que petendía -y aún pretendemos, al menos desde nuestra organización- construir el socialismo, aquel proyecto fascinante en el que el peronismo sería el vehículo para la construcción de una sociedad sin clase, de una sociedad sin explotadores ni explotados, se producen dos situaciones. Por un lado, no tiene más sentido la identidad peronista. ¿Por qué voy a tener la misma identidad que tienen hoy Gioja, Boudou, Scioli, la misma Cristina Kirchner?”, quienes representan distintas variantes del capitalismo, explicó el abogado. “Por el otro, justamente ocurrió que triunfó la expresión del capitalismo, llámese Menem o llámese Kirchner, no porque sean iguales, sino porque son luchas por el poder dentro del capitalismo  en cualquiera de sus variantes; como ocurre con la supuesta renovación de intendentes y gobernadores dentro del peronismo. Ninguno se plantea la construcción de una fuerza autónoma de las estructuras oficiales que toma el poder en la Argentina, y construye una sociedad sin clases; por eso empecé por el final”. Viva Perón, ¿cuál de ellos? En respuesta al interrogante que titula esta columna, Soares dijo: “No tengo idea, pero el Perón que vino a la Argentina no fue el mismo Perón que nos enfrentó, y no sólo a nosotros, enfrentó a la clase obrera y al pueblo; intentó producir un pacto social que retrotraía conquistas importantes. Nombró al comisario Villar