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Ronda de las Madres


Pasó un nuevo aniversario de La Noche del Apagón, la serie de secuestros que se llevaron adelante en varias localidades de Jujuy durante una semana en la que se interrumpía el servicio eléctico por las noches. Este año impidieron la realización del festival organizado por CAPOMA. Paradójicamente, no les dieron luz para realizarlo. La voz de Ricardo Aredez, testigo de una de las noches nefastas, en la Ronda de las Madres de Plaza de Mayo. Entrevista: Julián Bouvier / Camila CataneoRedacción: Eugenia OteroEdición: Fernando Tebele Ricardo Aredez es hijo de Luis Aredez y Olga Márquez de Aredez. Como cada julio desde hace muchos años, se acercó a la Ronda de las Madres de Plaza de Mayo línea fundadora para sostener el reclamo de verdad y justicia por las víctimas del Terrorismo de Estado en Jujuy, en los hechos conocidos como “La Noche del Apagón”.  La Noche del Apagón en realidad fueron siete noches. En una acción perfectamente planificada y sincronizada, entre el 20 y el 27 de julio de 1976, se produjo un apagón total en las localidades de Calilegua, Libertador General San Martín y El Talar, la zona de influencia de la empresa Ledesma, y casi 400 personas fueron secuestradas; 55 personas aún continúan desaparecidas. Este 20 de Julio se cumplieron 48 años del terror que duró siete noches “porque el general Videla tenía que llegar a Tucumán junto con su mujer y a Jujuy. Entonces decidieron apagar las luces del pueblo y hacer lo que hicieron”, explica el luchador jujeño en el encuentro posterior a la ronda de las Madres.  En primera persona Bajo el gazebo que resguarda a quienes cada jueves rondan la plaza, Aredez agradece: “Gracias por el espacio que siempre me dan acá. Querida Elia, siempre mi recuerdo, con Mirta también, y Nora. Nora Cortiñas fue la primera Madre que fue a Jujuy a fundar Madres y familiares de la provincia de Jujuy, junto con Laura Armendáriz de Rivelli, de La Plata”. Sus palabras hablan de un agradecimiento actual pero también histórico, por el empuje y el acompañamiento desde hace 41 años, en 1983, año en que se realizó la primera marcha desde Calilegua a Libertador General San Martín.”Allí tuvimos bastante actividad, bastantes sueños, bastante formas de resistir en ese feudo” remarca el hijo de Luis y Olga.  “A mí me tocó estar en el segundo apagón en la plaza de Libertador. Ya mi padre estaba detenido. Era un detenido político”, relata Aredez, hijo del médico que fue intendente de la ciudad a la que mal se llama Ledesma. Comparte la escena del recuerdo: “lo que es correr por las calles sin luz… con una oscuridad tremenda. Solo la luz de la luna que alumbraba”, y lo vivido en primera persona que sigue siendo motor de lucha. Detalla cómo en el contexto del ingenio funcionando a full porque era época de cosecha “los móviles de la empresa Ledesma levantaban gente”. Y señala con certeza: “Eso yo lo vi, lo pasé y lo denuncié en los juicios de lesa humanidad”.  Resistir en el feudo Este 18 de julio se conmemoró el inicio de la marcha de los apagones en Ledesma. Aredez recapitula y valora los apoyos que tuvieron. “Empezamos a acordar con las Madres, a invitar a las Madres de Buenos Aires, bajo la protección de Adolfo Pérez Esquivel y Emilio Mignone, que era el presidente del CELS”. Recuerda cómo decidieron salir a la ruta para hacer a pie los 7 kilómetros que unen Calilegua con Libertador. Contaron también “con la protección de la CTA, que era Víctor De Gennaro y muchos políticos más”. Ese corte de ruta, en una ruta nacional que era utilizada sobre todo por los camiones que trasladaban caña de azúcar, fue el comienzo de la visibilización de la represión en esa zona. “Para nosotros ese hecho significa un hito de resistencia al feudo. Cortar la ruta con fotos y denunciar a la empresa Ledesma. Pasaban colectivos de distintos lugares para ir al norte, a Bolivia, y se paraban. Y se quedaban ahí viendo impactados. Y así fue que se fue replicando que en Ledesma había pasado algo”. “Lo hicimos con mucha valentía, muchas amenazas, inclusive en el mismo pueblo. Muchos allanamientos, en casa nuestra también”, afirma Aredez, valorando la lucha que encabezó su madre, Olga Marquez, en reclamo por la desaparición de su esposo.  Luis Aredez Luis Aredez era médico, había trabajado para la Empresa Ledesma, pero su compromiso con la salud y los derechos de las y los trabajadores le costó el despido y la expulsión de la provincia. A su regreso a Libertador General San Martín, militó sindical y socialmente, fue elegido intendente y depuesto violentamente a los pocos meses. El 24 de marzo de 1976 fue detenido por primera vez en una camioneta del Ingenio, sin ninguna acusación en su contra. Después de un año preso fue liberado hasta el 13 de mayo de 1977, cuando fue secuestrado. Continúa desaparecido hasta hoy. Su mujer Olga fue una de las organizadoras, junto a otras madres y a los organismos de derechos humanos, de la tradicional marcha de cada año desde 1983. Hoy, su hijo Ricardo es uno de los referentes de la búsqueda de verdad y justicia en la Provincia, “aunque la justicia es difícil buscarla en Jujuy, que nadie quiere meterse con el poder económico, porque Ledesma es el responsable de la desaparición de nuestra gente”. La responsabilidad empresarial “Muchos me dijeron: ´No se puede con el poder económico´. A veces pienso que realmente no se puede con el poder económico en Ledesma, en Jujuy. Ningún gobierno desde el 83 hasta acá pudo frenar la impunidad y las violaciones a los Derechos Humanos diarias -de los hijos de Blaquier, ahora en el directorio- con la población y los obreros”, afirma el militante popular.  “Blaquier fue uno de los integrantes del Grupo Azcuénaga, el grupo de empresarios que financió el golpe de Estado en 1976. Cuando a mi padre lo detienen, a mi madre la recibe el administrador

Hay mujeres que luchan un día y son buenas. Otras luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenas. Pero las que luchan toda la vida son las imprescindibles. La versión, en femenino, de la cita de Bertolt Brecht, podría haber estado inspirada en la vida y la lucha de Nora Cortiñas. Sería un acto de plena justicia. Este jueves 6 de junio, en la Plaza de Mayo, Norita, como era de esperar, recibió el abrazo del adiós y el hasta siempre que merecen las personas imprescindibles.  Redacción: Carlos RodríguezEdición: Fernando TebeleFotos: Bárbara Barros / La Retaguardia De Norita se dijo, se dice, porque seguirá presente en nosotros, que es la Madre de todas las batallas, pero también es la Madre de todas las ternuras. Los jueves en la plaza por los 30 mil, cualquier día, cualquier mes, cualquier año, en las marchas por el Ni una menos, por Palestina, por la Educación Pública, por los trabajadores/as, por las víctimas del Gatillo Fácil.  “Norita, si vos no estás se suspenden las marchas, los actos, las protestas, los testejos”, solía decirle cada que ve nos encontrábamos en algún lugar donde se necesitara su presencia, su compromiso, su solidaridad, su palabra y su sonrisa. Porque Norita era presencia, reclamo, optimismo y esperanza.  Eso la convirtió en un emblema de amor y de lucha. Esto, dicho en presente, porque las personas como ella viven para siempre y seguirán presentes en la eterna ronda de la Plaza de Mayo.  Fue la primera Madre de la plaza que conocí. Fue en 1980, cuando empecé a trabajar en la agencia Noticias Argentinas (N.A.). Ella era la que llevaba los comunicados reclamando la aparición con vida de los desaparecidos. N.A. era uno de los pocos medios que publicaba información sobre secuestros y desapariciones. Los cables salían por la teletipo, pero algunos pocos medios abonados –y dueños de la agencia– publicaban las notas. Solo, a veces, La Arena de La Pampa o el diario Río Negro. A pesar del silencio y la complicidad de muchos medios, Norita hacía la recorrida buscando alguna mano amiga.  https://www.youtube.com/watch?v=c_YFAR4Fxjw Del brazo de Norita llegué por primera vez a la casa de las Madres, en Uruguay casi esquina Viamonte, y luego en Hipólito Yrigoyen al 1400. Las Madres estaban todavía juntas, a pesar de las diferencias. De la mano de Norita conocí a Hebe, María del Rosario, María Adela, Renée, Tota, Cota, Juanita, Elvira, Taty, Porota, todas.  Ser amigo de Norita fue tarea fácil y muy grata. En diciembre de 1981 se hizo la primera Marcha de la Resistencia, de 24 horas, que comenzó a oscuras en la Plaza de Mayo porque el gobierno militar ordenó un estratégico corte de luz en un par de manzanas aledañas a la Casa de Gobierno. Igual, estábamos bajo el manto de amparo de las Madres. Se reunían militantes políticos, familiares de presos y desaparecidos, trabajadores, gremialistas de base, miembros de las primeras organizaciones sociales que luchaban por la igualdad de género y por el respeto a la diversidad sexual. La Plaza de Mayo era un refugio para quienes padecían el exilio dentro de la Argentina.  En una de las tantas marchas que realizaron las Madres y los organismos de DDHH en los últimos años de la dictadura, caminamos con Nora y miles de personas hasta la plaza del Congreso. En esos días se había conocido el caso de Cecilia Viñas, quien había dado a luz durante su cautiverio en la ESMA. Se dijo entonces que Cecilia estaba viva y que se había comunicado ocho veces con su familia desde el lugar donde estaba secuestrada. La nota publicada en una revista de entonces decía que ella pedía que buscaran a su hijo, quien recuperó su identidad muchos años después, gracias a la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo.  En esos días, Norita estaba muy ilusionada, confiaba en la posibilidad de que su hijo estuviese vivo. Estaba próxima la asunción de Raúl Alfonsín y se reavivaba la esperanza de la aparición con vida. Carlos Gustavo Cortiñas había sido secuestrado el 15 de abril de 1977. Era militante de la J.P. en la Villa 31, acompañando a Carlos Mugica. En esa marcha, al llegar al Congreso, con Norita nos abrazamos, lloramos y ella repetía: “Tiene que estar vivo Carlitos, tiene que aparecer, tienen que aparecer”. A los 94 años, Norita se nos fue sin saber nada sobre el destino final de su hijo mayor. Nunca dejó de buscarlo, nunca dejó de luchar, siempre acompañó otros dolores, siempre acompañó el reclamo por otras desapariciones, por otras luchas contra otras injusticias.  Durante todos estos años, desde aquella lejana década de los 80, con Norita nos vimos centenares, tal vez miles de veces, sobre todo en la calle, acompañando las luchas, como hizo siempre. Sin banderas partidarias, sin alinearse detrás de ningún gobierno, acompañando siempre los reclamos populares. Acompañar la lucha del pueblo era su bandera, su ideología, su política, su compromiso inalienable.  De todo eso se habló este jueves en la plaza. Todos dejaron caer una lágrima por Norita, pero hubo más sonrisas que lágrimas porque, como se dijo también: “Ella era pícara, risueña, comprometida, amorosa, solidaria, luchadora, fiel a sus principios, independiente del poder, lúcida en su pensamiento, en su palabra y en cada una de sus acciones”. Nunca pegada a ningún gobierno, siempre dispuesta a poner el cuerpo por el otro, siempre sonriente, caminando o en silla de ruedas. Por eso forma parte de las imprescindibles, de las que nunca mueren. En todas las marchas, en todas las luchas, vamos a sentir su presencia y vamos a poder verla, siempre, con los ojos del alma. 

Las Madres de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora Cortiñas, Mirta Baravalle y Elia Espen, invitan a participar de una nueva edición de la Marcha de la Resistencia, que realizaron por primera vez en plena dictadura, en el año 1980, permaneciendo 24 horas en la plaza para visibilizar su lucha.

El pasado jueves se realizaron movilizaciones en todo el país a 47 años de La Noche del Apagón de Ledesma. En Plaza de Mayo se llevó adelante la Ronda de las Madres y, en simultáneo, organizaciones sociales y políticas marcharon hacia la sede de la empresa Ledesma en CABA para exigir justicia por las y los desaparecidos. Además, repudiaron al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, precandidato a vicepresidente de la Nación. Redacción: Carlos Rodríguez / Camila CataneoEdición: Pedro Ramírez OteroFotos: Bárbara Barros/La Retaguardia Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, fue la única oradora del acto y se encargó de señalar al empresario impune que fue el principal responsable de los secuestros masivos ocurridos el 20 de julio de 1976, en la localidad jujeña de Libertador General San Martín. Taty le puso voz al mensaje de organizaciones gremiales, sociales, políticas y de derechos humanos que homenajearon a las víctimas, al cumplirse 47 años de La Noche del Apagón, uno de los episodios más terroríficos ocurridos durante la dictadura civil, militar y eclesiástica de 1976.    Taty, en nombre de todos los firmantes, recalcó que en este nuevo aniversario de La Noche del Apagón, el gobernador de Jujuy y precandidato a vicepresidente de la Nación, Gerardo Morales, “descarga una feroz represión sobre el pueblo jujeño que se manifiesta pacíficamente en las calles en defensa de sus derechos lo que nos retrotrae a un pasado de terror que creíamos haber superado tras 40 años de democracia”.  El acto, que había comenzado en la Plaza de Mayo, en la tradicional ronda de los jueves, se trasladó a Corrientes y Reconquista, frente al edificio donde tiene su sede en Buenos Aires la empresa propietaria del Ingenio Ledesma, de la que el fallecido Blaquier fue su cara visible al momento de recibir las dádivas del proceso militar.  El rostro del genocida Blaquier permaneció oculto por la complicidad del Poder Judicial, que en marzo de 2015 dictaminó “la falta de mérito” del empresario y de su gerente en el Ingenio Ledesma, Alberto Lemos, en la causa por la desaparición de 29 trabajadores y trabajadoras de la empresa.    “Hoy homenajeamos y ofrecemos nuestro reconocimiento a las víctimas del horror en Ledesma”, dijo Taty Almeida. Y gritó el “presente, ahora y siempre” por las víctimas de La Noche del Apagón y por las y los 30 mil compañeros detenidos desaparecidos.  Los cánticos de la multitud movilizada, acallaron por unas horas el “ruido del dinero”, que predomina en una zona de la Ciudad de Buenos Aires donde tienen su bunker la Bolsa de Comercio y las sedes centrales de los bancos y entidades del poder financiero que explota al pueblo trabajador.  El documento que leyó Taty fue firmado, entre otras organizaciones, por Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, HIJOS Capital, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre.  La exigencia fue que cese la persecución política y judicial de quienes se manifiestan por sus derechos” y que se disponga “la reparación a las víctimas de la represión policial, la libertad de los presos políticos y la derogación de la ilegítima reforma constitucional” hecha a dedo por Morales. Por esa razón, en el documento se resaltó que Jujuy “fue y es el laboratorio en que la derecha sigue ensayando sus métodos más violentos que, si tienen éxito, intentarán (aplicarlos) en todo el país”. También se reclamó la inmediata libertad de Milagro Sala y de los dirigentes de la organización Tupac Amaru.  La columna que marchó desde el Obelisco hasta Corrientes y Reconquista llevaba una bandera que decía: “NO a la reforma, SI a los derechos”. De la marcha participaron la CTA Autónoma, CTA de los trabajadores, Ctera, Suteba, ATE, Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), Sindicato Argentino de Televisión (Satsaid) y Foetra. También lo hicieron Nuevo Encuentro, Frente Patria Grande, Partido Piquetero, Partido Comunista, Movimiento Popular Liberación, Movimiento de Trabajadores Excluidos,  Unión de Trabajadores de la Economía Popular, Barrios de Pie, Movimiento Popular Nuestramérica y el Frente Popular Darío Santillán. Los testimonios En la Plaza de Mayo estuvo desde temprano Ricardo Arédez, hijo de Olga Arédez, emblema de la lucha por el reclamo de justicia por las desapariciones ocurridas en el área de influencia del Ingenio Ledesma, en Jujuy. El esposo de Olga y padre de Ricardo fue Luis Arédez, exintendente de Libertador General San Martín, quien fue secuestrado y sigue desaparecido.  Ricardo Arédez le dijo a La Retaguardia que sus “paisanos de Jujuy tienen que salir a parar lo que está pasando, porque si no salen no sé qué va a pasar en mi provincia, no sé cómo vamos a salir adelante”. Agregó que “esto no puede ocurrir a 40 años de democracia, porque son muy caros para el Partido Radical (al que pertenece Morales) estos 40 años de democracia”, que comenzaron en diciembre de 1983 con la asunción de Raúl Alfonsín como presidente constitucional.  Ricardo Arédez sostuvo que lo “enoja mucho” porque su padre “era de la Unión Cívica Radical, es el único radical desaparecido” durante los operativos realizados en la noche del 20 de julio de 1976.   Por su parte, Oscar de Isasi, secretario general de la CTA Autónoma, afirmó que “los sectores más recalcitrantes de la derecha argentina, si tuvieran margen político, no repararían en volver a una dictadura militar, pero tienen que pasar por las urnas”. El antídoto para cerrarles el camino es “marchar hoy en la plaza, junto con las Madres, y marchar hasta la sede del Ingenio Ledesma en Capital, porque es jugar con la historia rigurosa y con el presente”.  Precisó que “es jugar con la historia, porque el Apagón de Ledesma significó una clara evidencia del poder económico concentrado con las multinacionales y con el poder militar, las fuerzas policiales y parapoliciales”. Agregó

Este jueves, la reconocida madre de Plaza de Mayo interpeló al presidente de la nación Alberto Fernández. “¿Se entera el presidente de que venimos a la plaza todos los jueves?”, dijo, invitándolo a que escuche lo que tienen para decir en la Ronda de las Madres Línea Fundadora. “Aunque sea podría mandar una persona que escuche y grabe y después leerlo en la casa de gobierno”. Indignada por la muerte de la niña de 3 meses el 31 de marzo a metros de la Casa Rosada se preguntó: “¿Cómo nos gobiernan que se mueren los chicos?”. Redacción: Eugenia OteroEdición: Fernando TebeleFoto: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia Nora Cortiñas alzó su voz en una nueva Ronda de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Mostró su indignación por la muerte de la beba frente a la Casa Rosada. Y lo ligó de alguna manera a la agresión contra Sergio Berni: “Desgraciadamente, la violencia no es solamente pegar con un palo o darle una regia trompada a alguna gente. La violencia es que este país no tenga para dar de comer a tanta gente. Hace pocos días se murió una nenita que los padres habían llevado a la puerta de la Casa de Gobierno para pedir comida, trabajo, atención del Estado. La nenita estaba ya muy delicada de salud y se murió ahí, en la puerta de la Casa de Gobierno, República Argentina, siglo XXI… ¿Dónde vivimos? ¿Cómo nos gobiernan que se mueren los chicos? En las provincias se mueren porque no tienen ni un pan para comer. ¿Qué pasa en la Argentina? ¿Se entera el presidente de que venimos a la plaza todos los jueves? Venimos con todas las cosas para decir, para que el presidente no pueda decir nunca que no está informado. Acá, en la Plaza, 15:30, todos los jueves estamos los que tenemos algo para decir. Muy importante: el gobierno aunque sea podría mandar una persona que escuche y grabe y después leerlo en la casa de Gobierno y qué piensa de lo que se escucha en la calle”, interpeló.

No fue una Ronda más de las Madres de Plaza de Mayo. Tanto para la Asociación que Hebe presidía como para la Línea Fundadora, fue un jueves diferente. La ausencia de Hebe de Bonafini que se hizo presente hasta el infinito en carteles, fotos, aplausos y en miles de personas que fueron a abrazarla. Texto y fotos: Nicolás Rosales El calor agobiante en la Ciudad de Buenos Aires no fue un impedimento para que miles de personas se acercaran a la plaza para despedir los restos de Hebe Pastor de Bonafini. No fue una Ronda más. Fue un día que sin dudas quedará en la historia entre tanta historia que las Madres continúan construyendo. Las Madres que integran la Asociación Madres de Plaza de Mayo, uno de los agrupamientos que las reúne y que presidía Hebe, primero se movilizaron desde el Congreso hacia la Plaza en la combi habitual.  Luego, rodeadas por un cordón humano, entraron al pequeño espacio verde debajo de la pirámide y arrojaron las cenizas de Hebe, tal como había expresado era su deseo.  Luego, en un trayecto de 70 metros que separaban la pirámide del escenario, una vez más la combi las acercó para que pudieran dar un par de vueltas. Esta vez no dentro de la Plaza, sino alrededor de la misma acompañadas por una marea de corazones emocionados. Allí, además estuvieron presentes funcionarios nacionales, organizaciones sociales y sindicales.  Antes, las rejas de la Pirámide de mayo se llenaron de carteles, banderas, fotos de Hebe, flores, y hasta muñecas de una de las Madres que generó mayor referencia. Los mini panópticos voladores en el posmoderno formato dron sobrevolaron gran parte del acto. Por momentos como custodiando. Los abanicos hechos de papel, el agua, o cualquier cosa para refrescarse fueron imágenes repetidas.  Rep miró hacia arriba buscando alguna explicación filosófica de un día tan caluroso como un incendio y que probablemente lo podamos ver expresada en algunas de sus brillantes ilustraciones.Ya en el escenario montado, hacia un costado sobre la Avenida Rivadavia, hablaron los curas de opción por los pobres. Y le siguieron las otras Madres de la Asociación: Visitación de Loyola, Josefa de Fiore, Irene de Chueque, Sara Mrad y Carmen Arias. Recordaron a Hebe y pusieron su lucha como ejemplo. Las emociones le ganaron al calor. Entre rostros adustos por lo sofocante de la jornada, las lágrimas explotaron en centenares de ellos. Las personas filmaron, y sacaron fotos con sus celulares. Como atesorando ese registro que el tiempo luego pondrá en un lugar muy importante de la historia de los derechos humanos. Con el sol justo en el punto exacto de la plaza, una chica sonríe y lleva el pañuelo blanco, como el de las Madres. Más allá, una piba firma una bandera, como las que firmamos cuando terminamos la secundaria. La jornada culminó. El sol no se fue, permanece sobre un cielo tan celeste que abruma. 

Transmisión en vivo de La Retaguardia junto a La Colectiva Radio, FM La Tribu y Canal Abierto. Se cumplen 45 años de la primera vez en que 14 madres se dieron cita en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, Argentina, porque sus hijos e hijas habían desaparecido. Hoy son las Madres de Plaza de Mayo, reconocidas internacionalmente por su lucha en defensa de los derechos humanos.

Este jueves, con la presencia de Nora Cortiñas y Mirta Baravalle,  regresaron las rondas a la Pirámide de Mayo y el posterior acto de cierre. “Me siento llegando tarde al primer día de clase”, dijo Cortiñas al llegar para el momento del acto. Norita habló del No pago de deuda y se indignó por la propuesta de juntar plata de los evasores para pagar la deuda fraudulenta: “Con la cantidad de gente que está pasando hambre es plata tiene que ir al pueblo”, señaló. Estuvieron también Pablo Pimentel, Gabriela Conder, Eduardo Nachman, y el Sueco Lordkipanidse, entre otras personas que las acompañan habitualmente. También participó Higui, recientemente absuelta. Cortiñas se emocionó hablando del juicio por gatillo fácil de Pablo Paly Alcorta, hijo de Emilia Vassallo, que comenzó la semana pasada y al que Nora asistió. El juicio continuará el martes 5/4 con los alegatos y será televisado por La Retaguardia, Radio Zona Libre y Revoluciones, a través del Canal 2 de La Retaguardia en YouTube. (Por La Retaguardia) 📷 Fotos: Natalia Bernades/La Retaguardia

El jueves se realizó  una nueva Marcha de la Resistencia de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Fue la número 41. Hubo una mesa sobre los juicios, y muchas otras luchas reflejadas en la propia voz de quienes acompañaron a las Madres. La Retaguardia participó de la radio abierta con transmisión en vivo junto a FM La Tribu, Canal Abierto, La Colectiva Radio y Radio Sur. Te mostramos algunos de los momentos más destacados en este fotoinforme. (Por La Retaguardia) 📷 Fotos: Nicolás Rosales/La Retaguardia

Desde que nos enteramos de su muerte, como ante cada adiós, las imágenes pasan de lado a lado, de la cabeza al corazón, en un ida y vuelta imparable. Las fotos más incoloras la muestran en Florida y Diagonal con los periódicos del viejo MAS, vendiendo 10 mientras el resto no pasaba los tres o cuatro. Más acá, como laburante del Banco Mayo y parte de la Mutual. Otras, más coloridas, la llevan a La Casona de Colombres, sede de tantos sueños abrigados en aquel 2001, junto al Negro, su compañero de vida. Las últimas fotos ya la tienen en la Ronda de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, con la foto de su hermana Adriana en el pecho. Pensando en todo y todes. Siempre atrás, nunca adelante. El año pasado rechazó ser homenajeada por las Madres en el Centro Cultural IMPA. No se la pudo convencer. La  pandemia nos privó de aquel evento.  Guerrera implacable. Gran referente de la lucha por los derechos humanos. Una pérdida difícil de superar. ¿Tendrá fin la memoria? ¿Alguna vez todo será olvidado?  Tenemos la certeza de que la muerte no iguala;  como la vida, hace siempre diferencia. No todas las vidas se celebran; no todas las muertes se lloran. En Susana Zaldúa celebramos su vida y lloramos su muerte. (Por La Retaguardia) 📷 Foto: Florencia Guzzetti