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Virrey Ceballos


El 1 de noviembre fue el homenaje a la histórica secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo, quien falleció en 2022. Participaron integrantes de su familia, personas allegadas y militantes de derechos humanos. Desde un video, las palabras de Lanzillotto no perdieron vigencia. Redacción: Julieta GaleraEdición: Pedro Ramírez OteroFotos: Julieta Galera “La memoria es algo que tiene que defenderse de todas maneras porque sin memoria es como si anduviéramos en el aire volando como hojas sueltas”, nos recuerda en un video la Abuela Alba Lanzillotto, con firmeza y tonada riojada, en tiempos en que desde los medios tradicionales y en las redes se promueven  discursos negacionistas. Y luego reflexiona y advierte: “¿Por qué no hay derecho a que uno piense distinto? Eso no es una democracia, no es algo bueno para el país, porque justamente lo que hace grande a un país es la posibilidad que haya muchos pensamientos que se enriquezcan mutuamente. La diferencia enriquece y ayuda a corregir errores. Una de las cosas más importantes de la democracia es esa. Más importante que votar es respetar el pensamiento de todos, eso es la democracia”. En tiempos en que parte de la ciudadanía cree que la democracia es algo que sucede cada cuatro años, que se ejerce sólo en el cuarto oscuro y que se puede rifar con el voto en las urnas, con estas palabras tan actuales y contundentes de Alba Rosa “Nena” Lanzillotto dieron inicio al homenaje a esta inmensa mujer que dedicó la mitad de su vida a la construcción de memoria colectiva, a buscar la verdad y a luchar por justicia para las víctimas del terrorismo de Estado. Y que en ese camino se comprometió desde el primer momento con la lucha por la expropiación del edificio del Ex Centro Clandestino de Detención (CCD) Virrey Cevallos hasta que lograron que sea convertido en Espacio para la Memoria.  Históricamente, el Espacio para la Memoria Ex CCD Virrey Cevallos, ubicado en el barrio de Monserrat, ha homenajeado a las mujeres que tuvieron una participación decisiva en la recuperación del lugar, reconocidas por su trabajo en organismos de derechos humanos vinculados a los procesos de Memoria, Verdad y Justicia. Por ese motivo, la biblioteca del Espacio para la Memoria lleva el nombre de Esther Potash de Pastorino y uno de los salones, el de Lylian Santochi de Paoletti. En esta oportunidad, realizaron un acto para la señalización y colocación de la placa que rebautiza a su espacio cultural con el nombre de Alba Lanzillotto.   No puede haber mejor homenaje y agradecimiento a esta Abuela de  Plaza de Mayo, porque Alba Lanzillotto, quien además de haber sido durante alrededor de 20 años secretaria del organismo y profesora de Literatura, trabajó para concientizar, comunicar, construir memoria y dejar un legado a las generaciones presentes y futuras. Desde que llegó a Abuelas de Plaza de Mayo en 1986 buscando al bebé que su hermana “Ani” había tenido en cautiverio, cuando Mirta Baravalle le encargó que recopilara todo recorte que hablara de las Abuelas y su búsqueda, comenzó a crear el archivo hemerográfico de la institución. Luego se hizo cargo de la edición del boletín de la organización, fundó la biblioteca, fue editora responsable de numerosas publicaciones que promovió el organismo, impulsó y acompañó muchos de los programas educativos vinculados con la literatura, la narración oral y la memoria de Abuelas y otros organismos de derechos humanos de entidades estatales y no gubernamentales. También fue de las personas que puso el cuerpo y peleó para que el Parque de la Memoria, en Costanera Norte, sea realidad. Absolutamente dominado por la emoción y el orgullo de esa madre ejemplar, su hijo Ariel Pereyra Lanzillotto la recordó con un emotivo texto que sintetiza quién fue “Alba, `la Nena´ transformadora y transformada”, una mujer  de formación católica, apostólica y romana, atravesada e interpelada por el Concilio Vaticano Segundo y por monseñor Enrique Angelelli con su interpretación del Evangelio por los pobres y oprimidos. La vida de Alba Lanzillotto, como la recuerdan todos los que dieron testimonio en el homenaje, estuvo marcada a fuego por su fe religiosa y por monseñor Angelelli, con quién trabajó como parroquiana de su comunidad en su La Rioja natal. A partir de esa experiencia, puso esa potencia transformadora de torbellino que la caracterizaba al servicio de la lucha para que el mundo sea un lugar más justo y solidario. Y en ese camino de lucha fue transformada por las circunstancias que le impuso la vida. “Alba: extranjera, exiliada en Madrid. Pudo ser , adaptada y aburguesada ama de casa. Pero entonces… Vallecas y la comunidad cristiana del barrio, la solidaridad latinoamericana y la denuncia de la dictadura. La Nena: de regreso a la Patria. Pudo ser una ciudadana más, ignota y hogareña, atravesando la adultez y al espera de los nietos. Pero entonces… Abuelas, el hijo apropiado de Ani, los desaparecidos, la lucha por la verdad y la justicia”, recordaba Ariel Pereyra Lanzillotto. En el evento participaron Buscarita Roa y Abel Madariaga, vicepresidenta y secretario de Abuelas de Plaza de Mayo;  María Adela Gard de Antokoletz , hija de una de las 14 fundadoras y miembro de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora y de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas;  referentes del Programa  “Abuelas Narradoras por la Identidad, la Memoria y la Inclusión Social” de PAMI; Miguel “el Tano” Santucho y Victoria Motenegro, de la agrupación HIJOS; sus hijos Ariel y Alba Pereyra Lanzillotto, y su nieta Clara. También estuvieron presentes otros y otras militantes de distintos organismos de Derechos Humanos, compañeros y compañeras de vida en el exilio y en la lucha que dedicaron honrosas palabras a Lanzillotto con enorme admiración, emoción, amor y nostalgia.  Como marcó el paso desde ese video y como lo hizo cada día de su vida con su integridad, tenacidad e inclaudicable fe que movía montañas a todas las personas que la conocieron y a las nuevas generaciones de niñeces y adolescencias a las que les compartía su testimonio

Algunos permanecen prácticamente intactos y son Sitios de Memoria, otros no existen más o no están señalizados. Entrevistas a Osvaldo López del Sitio de Memoria Virrey Cevallos y a Emilio y Gabriel, del sitio de Memoria Automotores Orletti. (Por Paulo Giacobbe para La Retaguardia)Foto: Virrey Cevallos “En realidad los tipos ya tuvieron impunidad, pasaron 40 años. Los tipos hicieron su vida, se casaron, tuvieron hijos, los hijos estudiaron, se recibieron. La vivieron. Estamos discutiendo que jubilación van a pasar”, reflexionó Osvaldo López sobre los represores que actuaron en el ex Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio (ex CCDTyE) Virrey Cevallos. Osvaldo estuvo secuestrado en ese lugar y actualmente es coordinador del Sitio de memoria. A fines del año pasado se realizó el juicio por los crímenes de Lesa Humanidad cometidos en ese centro clandestino. Solo tres acusados. Dos condenas y una absolución fue el resultado. “Estamos discutiendo qué jubilación van a pasar. Van a ser procesados, van a estar con arresto domiciliario, van a estar presos, no van a estar presos. Eso se está discutiendo hoy. Cuando la justicia llega tan tarde deja de ser justicia y aparte el poder judicial se mueve en función del poder político. El macrismo hizo varios intentos de frenar los juicios, no pudo por la presión social, el 2×1 es un ejemplo de eso. Buscó otros caminos de impunidad, la entró por la vía judicial, entonces ahora hay fallos con absoluciones y hay más arrestos domiciliarios que antes. Es un camino de impunidad con el compromiso que tiene el macrismo, esa clase social, con los militares que hicieron el trabajo sucio para ellos. El  fallo de Cevallos está atado a eso. Hay una absolución, una condena y un arresto domiciliario”.Osvaldo López rescató otras connotaciones que van más allá de la sentencia: “lo que se conoce durante ese proceso en cuanto a la verdad, la difusión que tiene el espacio, la difusión social y con los chicos de la escuela sobre lo que fue el Terrorismo de estado, la reparación de muchos de los secuestrados que pasaron por acá y dejan de ser los demonizados, los condenados, un montón de efectos que suman, pero estamos a cuarenta años, es una pincelada de manteca”.La vida engaña dos veces Virrey Cevallos tiene la particularidad de haber sido un centro clandestino de la Fuerza Aérea que funcionó en una casa, en el barrio de Monserrat. Durante el juicio se mencionó otro centro clandestino de la Fuerza Aérea que también funcionó en una casa, pero en el barrio de Caballito. “Fuerza Aérea actuó en zona oeste fundamentalmente, fuera de eso aparecen Virrey Cevallos y Franklin (en Caballito, a la altura del 900 de esa calle), sospechamos que hay más. Sabemos que hubo gente secuestrada en SIFA (Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea) en Riobamba y Viamonte, yo fui a hacer un reconocimiento del lugar y hay celdas en el sótano. Sabemos que RIBA (Regional de Inteligencia de Buenos Aires) y la patota de acá tenían un lugar de tortura en la ESMA, incluso estaban un tiempo secuestrados en la ESMA y después se los llevaba Fuerza Aérea de nuevo”, relató Osvaldo, marcando las conexiones operativas entre las distintas fuerzas represivas y la diferencia con otros centros clandestinos: “son casas, están enclavadas urbanamente. No son como las unidades militares”.La historia de Cevallos es intrincada. Andrés Visca la había donado al Estado, junto con otras propiedades, para construir una maternidad. Se crea la“Comisión Legado Andrés Visca” de la Policía Federal y el inmueble es rematado. Los hermanos Río compran la propiedad y se la alquilan a alguien de la Fuerza Área que lo utiliza como centro clandestino. La agrupación barrial independiente Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad será clave para denunciar el lugar y recuperarlo como Sitio de Memoria. Organizando escraches y marchas al lugar, que estaba en venta y seguramente sería demolido, es que en 2004 se logra su recuperación.Osvaldo razonó que los vecinos linderos sabían lo que pasaba: “Los vecinos sabían, imposible que los vecinos pared de por medio no supieran. Si los que estaban secuestrados acá escuchaban las voces de los vecinos. Cuando vinimos nosotros también había miedo. Con el tiempo recién empezaron a hablar los vecinos, ellos vieron los vehículos que usaban, vieron las patentes.”Hasta que un día, uno de esos vecinos le dijo a Osvaldo: “si quiere saber más de esto, vaya a la casa de Viamonte y Riobamba”.Y así llegan a SIFA. Que “fue el archivo, la misma función del 601 del ejército que está en la otra cuadra, pero de Fuerza Aérea. Tenían celdas abajo, sospechamos que tenían gente de paso, y que llevaban a ver los archivos. Estos hechos hacen que el Terrorismo de estado no sea un hecho del pasado, todavía tiene consecuencias que llegan hasta hoy, no hablemos de las económicas, sociales y demás. Consecuencias en particular que están ahí. En la piel de hoy”, analizó Osvaldo López.Algunos de los vecinos, entonces, tenían bastantes datos. No todos declararon en sede judicial, aunque se acercaron al espacio y dieron información importante. Para muchos vecinos, los más cercanos, todavía sigue siendo La Casa del terror.“Entonces tiene una distancia por el significado que ellos le dieron a esto, les cuesta venir. Pero es imposible que no supieran el funcionamiento, el movimiento. A medida que te alejas, la otra cuadra ya se sabe menos, se sospecha. Después se va diluyendo en la distancia el conocimiento sobre esta casa”.Osvaldo calculó que el centro clandestino de la calle Franklin funcionó poco tiempo: “Calculamos que seis meses, porque la pareja que secuestran y el que se escapa fue al poco tiempo que alquilaron la casa. La abandonaron por esa fuga y fue seis meses después que alquilaron la casa y funcionó al mismo tiempo que Cevallos. Yo creo que eran casas operativas, ellos necesitaban una distribución de lugares, si vos hacías un secuestro en la Ciudad no podías ir a Morón, torturarlo allá y sacarle información para después hacer de nuevo un secuestro en la