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La topadora de Mauricio

Escrito por el marzo 6, 2012


El jueves de la semana pasada, las máquinas que trabajan en la parte de atrás del Hospital Borda, en la construcción de un nuevo centro cívico en la Ciudad de Buenos Aires, comenzaron a demoler una de las paredes donde funciona el Taller Pan del Borda. Rocío es una estudiante de psicología que colabora allí y se refirió a lo sucedido en el programa de Alfredo Grande, “Sueños Posibles”.


Los temblores en las paredes de la panadería pusieron muy nerviosos a los internos que no querían salir del taller, no querían abandonar su espacio de trabajo. Tras varias reuniones con el subdirector del Borda (porque el director estaba de vacaciones) y con los gremios, además de asambleas con otros trabajadores e integrantes de distintos dispositivos de rehabilitación, los miembros del Taller obtuvieron la promesa de un nuevo espacio.
Eso es lo que hoy están esperando: “La verdad que el espacio donde estuvimos trabajando, desde hace once años, ya no está en condiciones porque nos cortaron la luz, más todas estas obras que están llevando adelante por el plan de (Mauricio) Macri de hacer un centro cívico, mudar las oficinas del gobierno al hospital, esto no nos permite seguir trabajando y que el taller siga en funcionamiento”, explica Rocío.
Hoy, quienes sostienen el taller son estudiantes de Psicología: “En la facultad no tenemos muchas prácticas y hace un tiempo que nos sumamos a este proyecto y hacemos todo lo que es el trabajo de rehabilitación, que consideramos de suma importancia para los internos que están en el hospital porque muchas veces cuando llegamos los vemos en una situación de abandono total y vemos que no hay un plan real de rehabilitación. Lo que nosotros tratamos de darles es un espacio donde ellos puedan recuperar un poco esa subjetividad que les hace ir perdiendo las instituciones de encierro”. Parte de la recuperación de esa subjetividad se logra justamente a través del trabajo en la panadería, pero no siempre es una tarea sencilla. Hace más un año que se cortó el servicio de gas y tuvieron que ir reemplazando algunas materias primas. Muchos de los alimentos que se producen en el taller se venden en la facultad de psicología, en los espacios del centro de estudiantes, y es así como se consigue pagarles un sueldo semanal a los compañeros, y a su vez comprar los insumos.
“Algo que le transmitimos a los que están internos en el hospital es esto de la solidaridad y el compañerismo, esto lo tenemos encarnado por eso empezamos a acompañar esta lucha con los demás dispositivos porque realmente consideramos que entre todos podemos lograr más cosas que si estamos por separado, y la rehabilitación hoy en día es de suma importancia en el hospital y la verdad que con esto de que se está cerrando el Borda y demás lo que vemos es que muchos de los internos al no tener una contención familiar y por cuestiones sociales terminan muchas veces en la calle y eso realmente a nosotros nos afecta un montón (…). Hoy en día se están dando muchas altas masivas y por ahí no tienen una familia que los pueda contener por la situación económica, y terminan viviendo en la calle, entonces van constantemente al hospital porque para ellos es su casa. Nosotros hablamos con los compañeros que están participando del taller y realmente muchos de ellos no tienen adónde ir. (Muchos externados) van a la panadería porque justamente no tienen un lugar donde realmente los contengan”, refiere Rocío en relación a la actual situación en el Hospital.

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