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Andalgalá, 16 años después de La Alumbrera, 200 caminatas por la vida

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La vista del Aconquija desde la
casa de Ruth Vega

(Por La Retaguardia) De paso por Buenos Aires, recibimos la visita de Ruth Vega, docente e integrante de la Asamblea El Algarrobo de Andalgalá, Catamarca. En una extensa charla, repasamos los inicios de la lucha contra la megaminería a cielo abierto a partir de la instalación de la minera La Alumbrera, de la llegada a la región de proyectos como Agua Rica, y sobre cómo continúan su resistencia a que la minería se encarnice en sus vidas.

Andalgalá es un lugar que desde la “gran ciudad” de Buenos Aires suele ser visto, incluso en forma despectiva, como un pueblito perdido en el medio de la montaña, pero para quienes conocen su historia reciente es una de las zonas más reconocidas por la lucha de sus habitantes en contra de la megaminería a cielo abierto. A pesar de que hace años soportan presiones, mentiras y represiones, el pueblo mantiene su defensa del agua y la vida. Sobre parte de este recorrido conversamos con Ruth Vega en el estudio “Víctor Basterra”. Vega es maestra y fue operadora técnica de la Radio El Algarrobo de la Asamblea de vecinos de su ciudad.
-La Retaguardia: ¿Cómo es de la vida en Andalgalá hoy?
-Ruth Vega: Andalgalá tuvo su punto álgido a nivel comunicacional, de televisión, en 2010 y aún seguimos en la lucha, eso no ha cambiado mucho, seguimos resistiéndonos a que nos hagan desaparecer con los proyectos megamineros. Este sábado 21 de setiembre se cumplen 200 caminatas, 200.000 pasos de resistencia, de esta marcha que hacemos todos los sábados, esté nevando o haga 500º de calor, el pueblo se sigue manifestando en contra de la megaminería. -LR: Andalgalá tiene 20.000 habitantes, ¿cuántos salen a la calle los sábados?
-RV: Va variando, pero los que están presentes en la caminata suman en general dos cuadras todos los sábados, a veces hay más, otras menos, pero el promedio es ese. Después están aquellos que por equis razón no quiere la megaminería pero no se manifiesta públicamente. Quizás por la presión que existe, pero igual ayudan y dan una mano. -LR: Es increíble pensar que todavía pueden sostener esta actividad de caminar alrededor de la plaza del pueblo todos los sábados, donde además se borran todas las divisiones que pueda haber por diferentes posiciones acerca de cómo enfrentarse a La Alumbrera.
-RV: Las diferentes opiniones y puntos de vista, las ambiciones políticas, partidarias no están, y somos todos vecinos que defendemos nuestro lugar, y creo que es por eso que perdura en el tiempo, porque es nuestro hogar el que está en peligro, nuestra identidad. Yo no me imagino viviendo en Buenos Aires; y aunque sea de pura casualidad que lo vea, el Cerro Aconquija tiene que estar. Ahora mismo lo estoy extrañando, y quiero volver a mis pagos y ver ese cerro que por lo menos para mí, y para muchos también, es nuestra identidad. No nos imaginamos ningún otro lugar del mundo, es parte de nuestro ADN. Los primeros pasos de la lucha
-LR: La empresa La Alumbrera se instaló allí en 1997, pero ¿cuándo fue la primera vez que escuchaste hablar de la minería a cielo abierto? 
-RV: La primera vez que escuché hablar de La Alumbrera estaba en el secundario. Era por 1993 o 1994. Recuerdo que había mucha expectativa con respecto a la llegada de una empresa multinacional, se decía que íbamos a tener esto, aquello, mejoras en los caminos, que nos íbamos a comunicar más con Santa María que está a 150 kilómetros, pero el camino es bastante problemático, hay que subir una cuesta de casi 3.300 metros, es angostita, y nos decían que íbamos a tener caminos nuevos, un hospital de última generación, y quince años después todavía estamos esperando que pase eso. La expectativa era muy grande y con el tiempo se fue desvaneciendo por supuesto, pero ya con la minera instalada, ya explotando el cerro. -LR: Y con la economía cada vez peor ¿Es ahí es donde se empieza a dar vuelta la cosa?
-RV: Creo que tuvo que pasar bastante tiempo para que se tomara conciencia de lo que significaba La Alumbrera para el pueblo. Había tanta expectativa… y siempre estaba la promesa de que ya iban a llegar las cosas, pero lo cierto es que nunca llegaba nada. Empezamos a tomar conocimiento de la existencia de un proyecto como Pilciao 16, que estábamos cateados y que encima había permiso de parte del gobierno provincial para que exploren y exploten. Pilciao 16 es el proyecto para la ciudad de Andalgalá, para que dejara de ser una ciudad y se transformara en un open pit. Esto afecta muchas cosas, porque no es solamente que vuelan la montaña. La montaña es la que nos da el agua. -LR: Una vez le preguntamos a una asambleísta de La Rioja qué significaba la montaña y nos respondió que cuando se le pregunta a un chiquito en la ciudad de dónde sale el agua te dice `de la canilla´, pero si lo preguntas a un pibe allí te señala la montaña. 
-RV: Sí, la montaña para nosotros es el recurso principal de vida. Pero en aquel momento, además del Pilciao 16, estaban el proyecto de Agua Rica y el de Filo Colorado, que están justamente en las nacientes de los ríos que nos dan el agua a la población de Andalgalá, y que son una fuente de alimentación para el Bolsón del Pipanaco, que es una reserva de agua de la zona. El open fit representa la imagen característica de la minería a cielo abierto. Es ese hoyo gigante, kilométrico que se hace en el medio de la montaña o donde antes había una montaña. Se genera a partir de la utilización de dinamita para buscar los minerales que ya no están más en la superficie. Se sacan los pedazos de roca explotados y se los separa a través de un proceso que mezcla cianuro con agua para separar esos minerales de la roca. -LR: ¿Cómo nace la organización? ¿Recordás cuándo fue el momento en que dijeron ‘armemos una asamblea’?
-RV: Ya había un grupo de vecinos organizado, que había llevado gente para que explicara qué significaba la megaminería, hasta se la invitó a la empresa un montón de veces para que debata públicamente con nuestros técnicos. Veníamos trabajando en la cuestión de la información. Cuando en diciembre de 2009 surge la inmediatez de que Agua Rica se abría si o si, sumado a que tomamos conocimiento del Pilciao 16, que implicaba que en Andalgalá había 272 cateos y habían dividido la ciudad en muchos pocitos grandes, todo esto creo que nos alentó o nos determinó a decir ‘hasta acá llegaron, algo tenemos que hacer’. Así surgió. Además, algunos de nosotros habíamos viajado a Gualeguaychú por el tema de la pastera Botnia y vimos cómo estaban organizados ellos y fueron como una referencia porque no teníamos esa práctica de asamblea. Los que viajamos vimos cómo se organizaban como pueblo, cómo hacían un corte. Nos impresionó la cantidad de gente que iba a defender su territorio, que era algo que nosotros veníamos haciendo pero éramos poquitos en ese momento. Creo que al tomar conocimiento de todos los proyectos que había en Andalgalá mucha gente empezó a darse cuenta de que lo que veníamos hablando no era una cuestión de locos. Algo había que hacer y nos organizamos de esa manera. -LR: ¿Te acordás de la primera asamblea?
-RV: Yo no estuve presente en la primera asamblea que ya fue en El Algarrobo. Dos compañeros, Sergio (Martínez) y Aldo (Flores), decidieron hacer el corte ahí porque era el camino por donde iban a pasar las camionetas y toda la maquinaria de Agua Rica, ese era en principio un camino comunero que une el distrito Chaquiago con El Potrero en donde está instalada Agua Rica. Es el paso obligado, el único directo que hay para el proyecto hasta el día de hoy. El día que se decidió cortar era un 14 de diciembre, estábamos con la temperatura de Catamarca y lo único que nos daba sombra para soportar el calor era justamente un algarrobo que había ahí, a la vera del camino. Y ahí abajo hicimos campamento. Y así surgió la Asamblea El Algarrobo y aún hoy nos seguimos juntamos ahí. La Radio El Algarrobo también está ahí. A unos 4 kilómetros de la ciudad. La minería y la educación
-LR: ¿De qué manera está presente La Alumbrera en la vida cotidiana?
-RV: No sé si es la palabra correcta pero a La Alumbrera la tenemos como encarnizada. Está junto a los nombres de las calles en las esquinas. Está cada vez más metida en las escuelas, aunque no quieren hacerlo público por todo lo que implicó la represión del 15 de febrero de 2010 y todo lo que implica el proyecto Agua Rica y de Filo Colorado. Son todos proyectos que todavía no se implementaron pero que están latentes. La Alumbrera está metida de alguna manera en la vida cotidiana nuestra, aunque antes era más alevosa la presencia de ellos. Por ejemplo, yo trabajaba en una escuela en donde había un enorme cartel de La Alumbrera y su responsabilidad social empresaria, y un cartelito, como si pusieras una nota, que era el nombre de la escuela…, o la medallita para los chicos de 4º que hacen la promesa a la bandera, tenía adelante la bandera argentina y atrás estaba Minera La Alumbrera. A partir de toda nuestra reacción ante esto empezaron a cuidarse un poco más. Ahora está como ese fantasma que está en la vida cotidiana de todos nosotros. Si la escuela necesita algo, por debajo de la mesa o a veces porque es mucho lo que se necesita pedir lo hacen público, pero se piden cosas como si estuviera reemplazando al Estado. Por ejemplo, antes en las escuelas rurales las tizas y todo el material que se necesitaba era todo de La Alumbrera, y el Estado pasó a ser como una oficina de la minera. -LR: En estos ejemplos queda claro que la idea de la empresa es generar dependencia, no mejorarles la calidad de vida.
RV: Sí, y otro ejemplo es en los clubes deportivos, las camisetas de los jugadores es de La Alumbrera. A veces hasta los sueldos de los jugadores son pagados por de La Alumbrera. El 15 de febrero de 2010, alrededor de trescientos asambleístas que participaban del corte en el distrito de Chaquiago fueron reprimidos por la policía local, en un intento de romper el bloqueo de los vecinos y permitir el paso de maquinaria hacia la minera. El objetivo de la represión fue destruir la protesta, asustar, achicar la lucha, pero lo único que generó fue multiplicarla, ya que mucha gente que no venía participando salió a la calle para repudiar la violencia y sumarse a la pelea en contra la megaminería en Catamarca. -LR: Recién mencionabas la influencia de la minera en las escuelas, y teniendo en cuenta que sos docente, ¿cómo es la educación en Andalgalá?
-RV: Depende mucho de la perspectiva que tiene cada docente, de qué es la escuela y qué rol tiene en nuestra sociedad, si es para formar personas, ciudadanos o si es un mero instrumento de absorber conocimiento. Allá hay una sola escuela privada, y hay una gran contradicción porque docentes que trabajan en la escuela pública mandan a sus hijos a la privada, y la excusa es porque tienen más días de clase, como si eso significara que es mejor calidad, algo que es súper erróneo. Quizás tendrán muchos más programas equis pero a la calidad creo que tanto en la pública como en la privada todavía le falta para llegar a algo bueno. En una de mis escuelas hubo una discusión porque habían pintado en las paredes ‘agua rica = muerte’, muchas maestras protestaron, dijeron que era una falta de respeto y cuando les dije mi posición les pregunté si la escuela estaba en una isla y si no se podía hablar de ese tema ¿A qué le llaman falta de respeto: a que te escriban una pared o que se hagan negocios con La Alumbrera por debajo de la mesa y que no se hagan públicos? Está esa discusión, y creo que tiene que ver con el adoctrinamiento sobre algunos docentes de las capacitaciones que da La Alumbrera a través de la universidad, en su momento fue la de San Martín y ahora es la Untref (Universidad Nacional de Tres de Febrero). Esto se hace desde hace rato. -LR: También es cierto que la resistencia nació desde las escuelas. Ustedes como docentes recibieron información y se la empezaron a bajar a los estudiantes, que la llevaron a sus casas para interpelar a sus padres.
-RV: Sí, totalmente, pero en la primera época éramos tratados como locos. Sin embargo, muchos docentes empezamos a analizar la información que nos daba la propia empresa y a preguntarnos qué significaba. Y uno está con la vocación no tan solo de enseñar sino de mostrar otras cosas, tratar de que pensemos entre todos qué es lo que queremos, así que empezamos a plasmar eso en las escuelas, hablamos con nuestros colegas y directivos. La mayoría o todos estaban con el tema de que La Alumbrera les daba lo que ellos pedían. Pero hubo todo un proceso de concientización, empezamos primero con nosotros y después lo volcamos a nuestros alumnos y a la sociedad en general. Radio El Algarrobo
-LR: ¿Te imaginaste alguna vez que ibas a terminar siendo operadora de una radio?
-RV: La familia de mi viejo escuchaba mucha radio en Buenos Aires, siempre fue un medio que me llamó la atención, pero nunca me imaginé que iba a estar produciendo, operando, hasta hablando por un micrófono. Hoy sigo pensando que la radio es una herramienta muy necesaria, porque nos permite llegar, ‘invadir’ las casas de nuestros vecinos más que con mensajes, con preguntas que sí tienen un mensaje por detrás, pero tratando de que reflexionemos, involucrando al vecino, porque hay muchas cosas para pensar. El otro día escuchábamos por otra radio al presidente de la cámara de empresarios mineros de Catamarca diciendo que sin La Alumbrera la provincia no es nada, y cómo es eso, si antes de La Alumbrera ya éramos, ya existíamos, ¿cuándo dejamos de ser?; y entonces, ahora ¿qué somos? Otra reflexión que podemos hacer es que el ex gobernador Brizuela del Moral, que nos mandó a reprimir, ahora se candidatea para diputado nacional, ¿y cómo puede ser que lo voten de vuelta y tenga la posibilidad de estar en el Congreso de la Nación? O que el intendente de Andalgalá, Alejandro Páez, que subió con un discurso antiminero lo apoye. Son las preguntas que nos hacemos, y esas son las cosas que nosotros podemos decir a través de un medio de comunicación como la radio que llega a todo el mundo. Los asambleístas de Andalgalá saben que su enemigo es poderoso, cuenta con el aval político y económico para avanzar en la explotación minera de la zona, atentando contra el Cerro Aconquija, un elemento identitario imprescindible de esta localidad catamarqueña que les provee de algo tan vital como el agua. Sin embargo, los integrantes de la Asamblea El Algarrobo están convencidos de seguir resistiendo y continuar este camino de lucha, y así lo demostró Ruth Vega en su visita a La Retaguardia.

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