Santiago del Estero, siglo XXI sin acceso al agua
Por LR oficial en Economía, Medio Ambiente, Nacionales, Pueblos Originarios, Trabajadores
Paola Escobar, de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) de Santiago del Estero, describió en diálogo con Luis Angió y Rosaura Barletta en Otras Voces, Otras Propuestas las problemáticas de las familias campesinas de la zona del Salado Norte en Santiago del Estero. Caminos que ya no son tales, agua no potabilizada, avance de la soja, la ganadería extensiva y el agronegocio son algunos de los factores de crisis que se agravan con el paso del tiempo y con la gestión de Cambiemos. Pedro Tato, integrante de La Retaguardia, acompañó a la UTT que realizó, hoy por la mañana, una movilización sobre la ruta provincial que conecta varias poblaciones de la zona, se trató de una marcha de casi 10 kilómetros hasta la localidad de Bandera Bajada donde hubo una asamblea y se entregó un petitorio en la Municipalidad. (Por La Retaguardia)
Foto: Hernán Vitenberg
“Estamos en la región del Salado Norte, donde las familias campesinas viven de la agricultura del monte con la recolección de las frutas y la cría de animales como la cabra, ganado vacuno y también hay una zona muy importante de apicultores que cosechan la miel de la floración del monte del Chaco Santiagueño. Es una región muy amplia que atraviesa varias provincias de la Argentina con una importante reserva de monte virgen. En esa zona nos toca salir mañana una movilización y asamblea pública porque hay problemas estructurales de hace más de treinta años que no son solucionados. Además, en el contexto nacional de un gobierno que está quitando derechos a la agricultura familiar campesina”, denunció Escobar. “Se está retrocediendo en muchos de los derechos conquistados, hay un plan de exterminio al sector que produce la comida. Los problemas estructurales se sienten cada vez más agudizando nuestra situación, nuestra calidad de vida. Salimos a visibilizar la situación de emergencia social y productiva que venimos atravesando: la falta de agua para consumo y para riego, la falta de caminos adecuados para transitar, comunicarnos y sacar la producción y una serie de agravantes como el avance brutal que han tenido las fronteras agropecuarias, el agronegocio, los sojeros, la ganadería extensiva desmontando y desalojando a comunidades. Todos los días las familias campesinas se organizan para hacer resistencia en los lugares donde hace más de 300 años viven y producen”, destacó. “La frontera del agronegocio y la ganadería extensiva está permanentemente violentando y usurpando territorios campesinos. Aparecen conflictos de tierras todos los días y es una cosa de nunca acabar. Los compañeros de la Unión de Trabajadores de la Tierra salimos a visibilizar este tipo de problemas y también a exigir soluciones para que tanto el gobierno local de Bandera Bajada como el Estado de la Provincia -por el arreglo del camino y por el acceso al agua-. Buscamos establecer algún plan de trabajo para solucionar ese tipo de problemas que afectan seriamente a la vida de las familias campesinas”, aseguró.
Santiago del Estero para principiantes
“La provincia tiene dos zonas importantes. Una zona de Regadío bajo el riego del Río Dulce. Ahí se producen frutas y verduras de estación, toda la variedad de hortalizas que llegan a los mercados locales, lechuga, acelga, tomate, perejil, cebolla, zanahoria, sandía, melón y un sinfín de variedad de zapallos que las familias campesinas siembran. Mañana salimos de la zona denominada Salado Norte, toda una región de secanos. Algunos lugares no tienen posibilidad de riego y otros sí pero muy escasa. El Salado Norte es habitado por familias campesinas descendientes de tonokotés, lules-vilela, de comunidades originarias. Ahí está la producción de carne con la cría de cabras y ganado menor, la apicultura, pero no tanto la producción hortícola, más que nada la producción de pastura para la alimentación del ganado menor. Cada familia tiene majada de ochenta vientres e infinidad de cabritos”, calculó y especificó: “En total, entre 300 y 400 cabezas por familia. Es una zona muy productiva de cabras y cabritos alimentados con los frutos del monte. En esta zona han ejecutado obras de infraestructura, del Dique Figueroa, que es bastante controversial y no se han llegado a completar las obras de acompañamiento y llegada de cañerías que son complementarias a la obra grande para que las familias puedan acceder al agua. Hay una sola planta potabilizadora que no funciona”. “Las familias tienen reservorio de agua, aljibe y hace seis o siete meses que el gobierno local de Bandera Bajada está negando la distribución por una falta de compromiso político, de gestión, por desidia y abandono. Las familias acuden a acarrear el agua como en el siglo XVIII con carros, tachos y la saca de donde sea, de la acequia, de lugares donde está estancada antes de llegar al dique -es agua marrón y barrosa-. En algunos sectores tienen una gran incidencia con el arsénico y desechos. Esa es la situación de la zona del Salado Norte de Santiago del Estero, siglo XXI sin acceso al agua. Ni hablar de los caminos rurales que ya no son caminos, han pasado a ser huellas”, planteó Escobar.
“Hemos empezado a gestionar varias cuestiones, exigir respuestas y el gobierno local ha llegado con un camión de agua para las comunidades donde reservan agua de lluvia y la distribuyó de una acequia, pero es imbebible. Una de las exigencias nuestras es eso, que comiencen a planificar obras complementarias, lo que fuese. Estrategias que tienen que ver con el saber local, hay comunidades que acopian agua de lluvia en aljibes comunitarios pero ese apoyo estatal para construir un aljibe comunitario de 30 mil litros tampoco aparece. Es una situación de mucha crisis de derechos, de no tener acceso a los derechos básicos”, insistió. “Las familias campesinas vienen soportando esto de mucho tiempo. Esta vez, con organización, hemos tenido asambleas a lo largo del Salado Norte y las familias han decidido salir a la calle a visibilizar esta situación y a poner en evidencia al Estado porque no se pude más vivir así. Hay soluciones y las estamos proponiendo, la cuestión es que el Estado asuma su responsabilidad. Necesitamos una respuesta a corto plazo y una a largo plazo: obras de infraestructura para mejorar la calidad de vida de las familias campesinas y la posibilidad de seguir fortaleciendo la producción de la agricultura campesina indígena”, planteó.