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La Retaguardia

Pibas del viento: el arte y el club social como contención

Por LR oficial en Arte y Cultura, Atlanta, CABA, Club Atlanta, cultura

“Vamos los pibes” es una orquesta infantil que funciona en el Club Atlanta, ubicado en el barrio porteño de Villa Crespo. El proyecto surgió a partir de la recuperación del club por parte de vecinos y vecinas, luego de la quiebra en los años 90. Gastón Gelblung, psicólogo y cofundador del proyecto, dialogó con el programa radial La Retaguardia. Allí contó la historia de la orquesta y se refirió al documental de Liv Zaretzky “Pibas del Viento”, que retrata el proceso y el día a día de tres de sus integrantes. (Por La Retaguardia)
🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero
✍️ Redacción: Pedro Tato
💻 Edición: Pedro Ramírez Otero
📷 Foto de portada: Orquesta Vamos Los Pibes

“La orquesta nace hace siete años en el centro cultural de un club que está renaciendo de las cenizas porque en los ’90 quebró y hubo que vender la sede. En la década siguiente con marchas y juntadas de firmas, los socios recuperan la sede y vuelven a darle vida. El barrio vuelve a habitar el club:. aparecen muchas actividades y gente que empezó a colaborar, a militar y a participar”, comenzó Gastón Gelblung, socio de Atlanta, sostén principal del medio Sentimiento Bohemio y uno de los fundadores de “Vamos los Pibes”.
En ese contexto de recuperación del club barrial, a Gastón y a otros socios les surgió la idea de crear una orquesta infantil. Gelblung destaca el rol de un socio que estuvo a cargo del Centro Cultural Los Bohemios: “De la cabeza de Julio Winnicki, que era un compañero muy importante que ya no está más, se suma el músico Hugo Lobo, trompetista de Dancing Mood y Mimi Maura, y aparezco también yo. Un día en una mesa dijimos ‘hagamos una orquesta’. Cada uno más o menos tenía alguna idea, yo traía la experiencia de un trabajo parecido en Bariloche y un día soñando dijimos: ‘que la meta sea que los chicos toquen la marcha del club en la cancha’, y eso lo hicimos a los tres años y fuimos por más”, recordó.
Ir por más no tenía que ver con aspirar a un teatro más grande, sino a ocupar un lugar en la vida de quienes pasan por la orquesta. Se transformó en un proyecto colectivo, apropiado por voluntarios, voluntarias, docentes y familias, pero sobre todo por la juventud. “Fueron llegando, no son todos del club, no son todos de Atlanta, hay gente que viene de González Catán, de San Miguel. Que terminan haciéndose de Atlanta, yendo a la cancha, pero que además terminan haciendo deporte y a medida que van creciendo y avanzando en la orquesta terminan ellos dando clases”, explicó Gelblung.
En el documental “Pibas del viento”, de Liv Zaretzky, se destaca la importancia que tiene la voz de las pibas, quienes participan y toman decisiones acerca de qué y cómo tocar. El psicólogo planteó que una de las cosas que son transversales en el proyecto es la participación protagónica: “Los chicos son tan protagonistas como los adultos. Porque el proyecto es compartido y ellos además de ser protagonistas tienen los mismos derechos que cualquiera a opinar qué se hace y qué no se hace. Entonces, así como el repertorio musical lo votamos entre todos y se decide que se toca y que no, otras situaciones que surgían se resolvían siempre de una manera horizontal. Muchas cosas en referencia a la peli fueron así también, más allá que había un guión”.
En el documental se muestra principalmente la historia de Guada, Maite y Sofi, tres chicas que transitan la preadolescencia en medio de la crisis social y encuentran en la orquesta un lugar propio, para ser y constituir su identidad. Gastón . trabajó en El Alto en Bariloche, donde se ubican los barrios populares y el rol social en la comunidad era fundamental. Trazando un paralelo entre ambos lugares, remarcó el valor que tienen estos proyectos para los pibes y las pibas. “Alojar en términos subjetivos es fundamental, porque si no hay otro que te resignifica estas al horno. Si uno no puede generar algo más y que sea propio, en términos subjetivos, saber lo que quiero y lo que no quiero se hace difícil”, expresó.
La realización del documental significó abrir las puertas a la intimidad del grupo.  Pero el resultado es contundente, decanta la importancia social que tienen los clubes barriales, que parecen ir a contracorriente de la dinámica de la Ciudad. “Todo este proceso es la importancia de estos proyectos, de los clubes sociales, de evitar que sean sociedades anónimas y el rol fundamental de estas instancias en clubes de barrios, en instituciones sociales y comunitarias. Por supuesto nunca saldrán en la tapa de ningún lado porque no vende, pero le cambian la vida a muchas personas. Hay gente que estaba en el margen de todo, y que encontró un lugar ahí, y no un lugar para comer en términos asistencialistas, sino para ser. Para sentirse orgullosos, crear, dar todo lo que pueden dar, para que los viejos los miren con orgullo cuando toca en vivo, para hacer cosas que no pudieron hacer en el colegio o en otros ámbitos de la vida. Salir de la calle o de situaciones de vulnerabilidad total y saber que ahí hay un grupo de personas que lo aloja», manifestó.
Al cierre de la entrevista sonó  la orquesta, con una presencia fundamental de las trompetas y trombones. Al escucharlas, Gastón enfatizó: “Para mí es magia. Porque esos vientos, ese sonido empieza siendo un ruido, y uno va los primeros días, las primeras semanas a la clase y se vuelve con dolor de cabeza porque es una cosa que no se puede creer, porque es ruido. Pero termina confluyendo en una canción,  hay una conexión que va más allá de las notas, entonces esos vientos salen del alma: es magia”.
El documental «Pibas del viento» que captura la experiencia de la orquesta suspendió su estreno en el BAFICI por la pandemia de Covid-19. La directora Liv Zaretzky y Florencia Franco, productora del film, decidieron hacer un preestreno online. La película puede verse en Vimeo, con el pago de un aporte solidario de 200 pesos para la orquesta, escribiendo al mail [email protected].