“No podemos seguir con este sistema hambreador”
Por LR oficial en movimientos sociales, Nacionales, trabajadoras, Trabajadores
Lo dijo Lito Borello, referente de la Organización Los Pibes y secretario de Derechos Humanos de la Unión de Trabajadores de La Economía Popular (UTEP). En dialogó con el programa La Retaguardia, Borello habló acerca de la estigmatización y persecución contra las organizaciones sociales. “Hay un nivel de asimetría en el mundo que es insoportable”, dijo. Además se refirió a las críticas de Cristina Fernández de Kirchner hacia este sector y subió la vara a la hora de discutir de fondo el mundo del trabajo.
Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero
Redacción: Nicolás Rosales
Edición: Pedro Ramírez Otero
—¿Cómo vive una organización social como la de ustedes, que está en el territorio, la crisis social y el cambio que se produjo en el Ministerio de Economía?
—La crisis está concentrada en los sectores populares, es solo el 1% la que la junta en pala. Es una crisis que en el marco de la reconfiguración mundial hace que cada vez más las asimetrías sean más difíciles de vivir y que ese 1% esté empujando hacia la aplicación de un nuevo sistema de dominación mundial. Queda a las claras que con estos niveles de injusticia haya paz y democracia. Se vive tremendamente. Con preocupación, angustia, y cada vez generando una distancia mayor de un Estado que no termina de resolver y de una política profesional que está cada vez más lejos de las problemáticas de los sectores populares y también de la construcción de la condición para qué haya un verdadero ejercicio de la soberanía de nuestra patria.
—¿Y cuál es la situación de los movimientos sociales en general?
—Los movimientos populares vienen siendo un actor concreto. La pandemia lo ha demostrado en un momento inédito y extremadamente complejo, donde los movimientos han servido de contención y que, al calor de esa frase famosa del Papa de que “nadie se salva solo” ha inventado y reinventado organización comunitaria en cada rincón haciendo posible transitar un momento que podría haber sido mucho pero si no hubieran existido las organizaciones. Todo esto, en una articulación con trabajadores, sindicatos con una voluntad activa, iglesias y parroquias que también se han ido convirtiendo en un fuerte entramado en los barrios, va haciendo imaginar para muchos de nosotros ese otro mundo mejor posible. Un mundo donde quepan todos los mundos necesarios de construir, cuando un sistema claramente no da más. Y con una ausencia del Estado, o que no está evidentemente dispuesto políticamente o preparado para crear la condición de ir generando trabajo, que es el único vertebrador posible en una sociedad.
—¿Las organizaciones socialess son solo repartidoras de planes?
—No. Hay una construcción comunicacional sobre esto muy fuerte. Es la construcción de un enemigo que ha hecho además de la construcción de un sentido uno de los instrumentos de los modelos de dominación que pone arriba de la mesa ese tema como si fuera el único y central. Desde ya que no, porque hay organizaciones en un inmenso universo de cooperativas de trabajo de todo tipo: recicladores, agricultores, pesca artesanal, herrerías. Han ido generando una economía que es otra, que no es una economía de la pobreza sino que es algo que para muchos de nosotros significa la semilla de una sociedad distinta. Que sea alternativa al capitalismo, esa economía popular es el eje central de las aspiraciones de muchas de las organizaciones. Que hay algunas que no son así, sin dudas. Pero me pregunto, si hiciéramos la pregunta a los políticos, si esto podría ser contestado de una solo manera.
—Ante esta idea de estigmatización de los movimientos sociales se agregó una actriz inesperada que fue Cristina Kirchner, ¿qué opinás?
—Es complejo. Han sido declaraciones profundamente desafortunadas y las repudiamos en su contenido de lo que dice. Pero me parece que es poco solo hablar de las declaraciones de ella, sino que en realidad hay un andamiaje de la derecha, de los sectores dominantes. Esto aleja al debate sobre la economía popular, de los emergentes, del cambio del trabajo en el mundo. Cristina habla en un momento donde la unidad es fundamental, en contra de un enemigo que avanza y que es modelo hambreador, que excluye y aparta a mayores parte de la sociedad. Tampoco quiero hacer un debate sobre sus dichos. Es más una pirotecnia ante determinadas facciones del Frente de Todos.
No podemos seguir con este sistema hambreador, y hoy los niveles de asimetrías son insoportables. Las democracias parecen estar de rehén de un poder fáctico que actúa de hecho por encima de las institucionalidades vigentes. Si no construimos otra asimetría del poder, el poder popular, y otra sociedad que nos permita vivir con armonía entre nosotros, con el planeta, no hay futuro ni para nuestras generaciones ni para las que vienen detrás de nosotros.
Para cerrar, Lito Borello planteó: “Las organizaciones no pedimos planes, pedimos trabajo que podría ser llevado a adelante por la economía popular y su infraestructura. Pero no hay voluntad política. Porque no es un problema de falta de dinero del Estado, sino de cómo se utilizan los recursos, algo que hemos dicho una y mil veces. Porque no queremos seguir teniendo polenta en diciembre”.