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Sheraton IV – Tercera parte – Prisión perpetua

Escrito por el octubre 7, 2023


El Tribunal Oral Federal N° 1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, conformado por los jueces Ricardo Ángel Basílico, José Michilini y Adrián Grunberg, condenó a prisión perpetua a Alejandro Salice y Roberto Sifón. Los exmilitares estaban imputados por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio “Sheraton” o “El Embudo”. Las últimas palabras y el veredicto. La opinión de las víctimas. 

Los jueces Ricardo Ángel Basílico, José Michilini y Adrián Grunberg, del Tribunal Oral Federal (TOF) N° 1 de la Ciudad de Buenos Aires, condenaron a prisión perpetua al exoficial de Logística del Grupo de Artillería 1 de Ciudadela, Alejandro Salice; y al exjefe del Servicio de Finanzas y exjefe del Servicio de Administración de la misma unidad militar, Roberto Sifón. Los exmilitares fueron juzgados en esta causa p or los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Comisaria de Villa Insuperable, en La Matanza, Provincia de Buenos Aires, donde funcionó el Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio “Sheraton” o “El Embudo”. Para los jueces Basílico y Michilini los crímenes de lesa humanidad “fueron cometidos en el marco del genocidio perpetrado en la República Argentina entre los años 1976 y 1983”. El 6 de diciembre de 2023 se conocerán los fundamentos. 

Tanto Salice como Sifón escucharon el veredicto desde sus casas, ya que han sido beneficiados con la prisión domiciliaria, situación que será analizada. Desde la sala virtual, cuando Salice escuchó la condena pareció quedarse congelado, apenas unos parpadeos o el movimiento leve de sus ojos de un lado para el otro daban cuenta de que no se trataba de una falla técnica. 

Sifón, en cambio, escuchó su condena con los ojos cerrados y cuando Basilico dijo “prisión perpetua”, los abrió y tragó saliva. También un suspiro para mirar a los costados cada tanto. Sus anteojos reflejaban una luz natural delante suyo, un brillo que podría ser de un ventanal. 

Tanto Salice como Sifón se habían declarado inocentes y, a lo largo del debate, hablaron en varias oportunidades, pero sin aportar ningún dato significativo para sus víctimas o para las y los familiares que buscan a sus seres queridos que están desaparecidos y desaparecidas.

En sus últimas palabras Alejandro Salice dijo que es hipoacúsico y que lo perdonen si levantaba la voz al hablar, pero no la levantó. “Todo lo que he escuchado son conjeturas sin sustento. Se me quiere condenar sin haber comprobado ningún hecho ilícito, solo han sido suposiciones”, señaló. Por su parte, Roberto Horacio Sifón se quejó de su detención en mayo de 2018, “sin saber por qué y llevado esposado a la vista de mi familia y todos mis vecinos”. Se quejó de la cantidad de camionetas que fueron a detenerlo y dijo que le resultó “traumático” el fichaje de sus impresiones digitales y que le tomaran fotografías. Esa vuelta Sifón pudo evadir la justicia ya que la Cámara Federal dispuso su libertad. “Finalmente, el 5 de enero de 2021 me impusieron arresto domiciliario y la causa fue elevada a juicio oral”, repasó. Dijo que su acusación es injusta y que vive una “tremenda pesadilla junto a su familia”, que se siente “humillado y avergonzado” y sostuvo que en cada audiencia su salud se ha ido deteriorando. Quizás advirtiendo lo que ocurriría horas después dio cuenta de una serie de tratamientos médicos que lleva adelante.  

En la sala, al cierre de la audiencia se escuchó el presente por los y las 30 mil compañeros y compañeras detenidas desaparecidas, y un canto popular recorrió el estrado: “Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”. La fiscala, una parte de la querella y las víctimas dialogaron con La Retaguardia.

“Ha costado mucho que este juicio pudiera llegar a realizarse”, dijo la fiscala general Ángeles Ramos. “Es la primera vez que llegamos al juzgamiento de un oficial de plana mayor,  integrante de la jefatura de personal, es un buen antecedente desde el punto de vista técnico”, agregó. Ramos explicó que  “siempre asociamos el plan sistemático (de exterminio) a los grupos de tareas, a la logística y demás, pero hay que verlo de forma integral, los documentos y toda la prueba que se ventiló en este juicio demuestra que el terrorismo de estado no estuvo integrado solamente por un sector”. En la misma línea, Sol Hourcade, integrante de la querella del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), calificó a la sentencia como “muy buena y novedosa”. 

“Nos trajo hasta acá todo lo que hemos podido saber a partir del trabajo de relevamiento documental en las fuerzas armadas, cómo funcionaba el aparato represivo. Acá nos encontramos con dos oficiales, en su momento, del Grupo de Artillería 1 de Ciudadela, que tenían funciones específicas en la lucha contra la subversión y que sus tareas en aquella época se orientaban a implementar ese plan sistemático de represión y exterminio”, dijo Hourcade.

“Estamos en una unidad militar que tenía a su cargo un área militar específica y bajo ese área se encontraban varios centros clandestinos de detención y todos los oficiales de ese grupo de artillería hicieron diferentes aportes para la comisión de los hechos, esto es importante que se reconozca y estaría bueno se traslade a otras investigaciones, donde finalmente los que son procesados son las personas que son identificadas por las víctimas”, explicó la querellante del CELS, al tiempo que resaltó la militancia sostenida de las víctimas: “Hace 40 años vienen denunciando y haciendo todas las declaraciones que pueden, todos los reconocimientos que pueden, es hora de que el Poder Judicial y los operadores de justicia nos tomemos el trabajo de procesar toda la información acumulada en este largo proceso de justicia en Argentina para llegar a estos responsables que están más bien ocultos dentro del aparato represivo”.

Daniela Klosowski, es hija de Héctor Daniel Klosowski y de Norma Mabel Sandoval.

Ambos fueron secuestrados, torturados y su padre permanece desaparecido. Su hermana Norma, de 7, murió producto de las torturas recibidas. Cuando el genocidio destruyó a su familia, Daniela tenía 2 años: “Llegue (al veredicto) con una presión en el pecho, molestia en la garganta, intranquilidad,  sin poder dormir, pero me voy muy contenta con ambas sentencias. La justicia tarda en llegar pero al final llega”. Agradecida por la cobertura de La Retaguardia, dijo que “una no se siente en soledad” cuando está con compañeros y compañeras y puede hablar de las condenas. “Es importante haber llegado a estas condenas”, sostuvo. 

María Dolores Aragón, Lola, en el juicio había contado el secuestro de su madre, María Cristina Ferrario, y el asesinato de su padre, Ricardo Alejandro Aragón.

Estaba muy emocionada por las condenas. El caso de su papá nunca había llegado a juicio. “Por primera vez llegó y hubo condena”, dijo. 

Verónica Castelli había pedido declarar de manera presencial. Es hija de Roberto Castelli y María Teresa Trotta. Su madre estaba embarazada cuando fue secuestrada. Verónica pudo recuperar a su hermana, que había nacido en cautiverio, recién en 2008.  “Para mi este juicio era muy importante porque no se estaba juzgando solo a la mano de obra sino a quienes tomaron decisiones, a la cadena de mando”, dijo Verónica al tiempo que se refirió a los discursos políticos que reivindican el terrorismo de Estado: “En el contexto en el que estamos donde una persona que se postula presidente quiere fingir que tiene un discurso nuevo y en realidad es viejo arcaico y oscuro, viene a decir que acá hubo una guerra, una sentencia como esta demuestra con toda claridad que fueron crímenes de lesa humanidad. Un ataque sistemático desde el Estado a la población civil, no hubo dos grupos enfrentándose”. En el primer debate presidencial, pocos días después de este veredicto, Javier Milei candidato por La Libertad Avanza, afirmó en relación al genocidio que en “los 70 hubo una guerra, donde las fuerzas del Estado cometieron excesos”.

Valeria Taramasco es hija de Enrique Horacio Taramasco, Tato, quien permanece desaparecido. También resaltó el trabajo de La Retaguardia al televisar el juicio: “Para que se difunda y para que las personas que nos quieren estén mirándonos”. Además, opinó sobre la importancia del juicio y el momento actual donde  “se intenta reivindicar el terrorismo de Estado. Es muy importante”. A su lado, su madre,  Ana María Diberto dijo que “se hizo justicia” y que fue reparatorio. “Permite al menos respirar un poco más porque hay justicia. Y no solo por el papá de mis hijos (Valeria y Martin) sino por nuestros 30 mil compañeros desaparecidos, que son 30 mil”, concluyó al cierre de la trasmisión.  

De este modo, como dijo el presidente del Tribunal al finalizar la lectura del veredicto: “El debate ha concluido”.


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