El eje de la Doctrina de la Seguridad Nacional: “Preservar los valores de la civilización occidental y cristiana”
Por LR oficial en Otras, represion - publicado el 25 junio 2025
Esta es la tercera y última parte de una trilogía de artículos escritos por Carlos Rodríguez para La Retaguardia, en las que analiza el “parentesco” ideológico entre la política represiva de Javier Milei-Patricia Bullrich con la Doctrina de Seguridad Nacional. Esa doctrina, acuñada en Estados Unidos, fue implantada en el país en junio de 1966 por la dictadura encabezada por el general Juan Carlos Onganía.
Hace 59 años, el 28 de junio de 1966, el general Juan Carlos Onganía encabezó el golpe militar que derrocó al presidente Arturo Illia. De la mano del dictador se aplicó en el país la llamada Doctrina de Seguridad Nacional, un engendro nacido en la Academia Militar de West Point, en Estados Unidos. Ese fue el germen que, en marzo de 1976, se terminó de desarrollar con el golpe cívico-militar de José Alfredo Martínez de Hoz y Jorge Rafael Videla, dando comienzo al genocidio que arrasó la Argentina.
El 8 de junio de 1970, el dictador Juan Carlos Onganía fue destituido por una Junta de Comandantes integrada por el teniente general Alejandro Agustín Lanusse, el almirante Pedro Alberto José Gnavi y el brigadier general Carlos Alberto Rey.
Onganía fue reemplazado por el general Roberto Marcelo Levingston y la dictadura siguió, con Alejandro Agustín Lanusse, hasta 1973.
La caída de Onganía se produjo como consecuencia de la creciente resistencia al régimen militar por parte de los trabajadores, las organizaciones sociales, gremiales y el movimiento estudiantil. El estallido, el salto cualitativo de la resistencia popular fue el Cordobazo, en 1969, que provocó la renuncia en pleno del gabinete que acompañaba a Onganía.
El franquismo como musa inspiradora
El modelo elegido por los militares en 1966 estuvo inspirado en la dictadura de Francisco Franco en España.
Hoy, uno de los principales referentes de Javier Milei, a nivel mundial, es el español Santiago Abascal, líder del partido ultraderechista VOX. En España, Abascal propicia reflotar la guerra civil para “terminar con los zurdos” que todavía existen en su país. Quiere reflotar el franquismo.
En un acto público que compartió con su amigo Abascal, cuando todavía no era presidente, Javier Milei llamó a “no abandonar nunca la batalla” contra “el zurdaje”. Sostuvo que esa “batalla” tiene que ser “sin cuartel, aunque nos cueste la vida”. Puntualizó que a esa “batalla” hay que darla “tirando con el mismo fuego que tiran ellos”. Aclaró que hay que actuar “no prendiendo velas, ni pidiendo perdón, ni permiso, porque ya vimos hacia donde lleva el camino de los tibios” (el video del discurso de Milei, registrado por el diario El País de Madrid, está disponible en Google, junto con otros del mismo tenor).
Onganía y la Doctrina de Seguridad Nacional
El ascenso al poder de facto de Ongania comenzó el 6 de agosto de 1964, con el discurso que pronunció en la Academia Militar de West Point, en Estados Unidos. Ese día expuso su adhesión y la del Ejército argentino, a la llamada Doctrina de Seguridad Nacional. Ese mensaje fundacional se produjo en el marco de la IV Conferencia de Ejércitos Americanos. Onganía, según sus propias palabras, había viajado un año y medio antes a Estados Unidos con la intención de «buscar orientación» para una «reorganización de nuestro propio ejército», lo mismo que propone Milei.
Esa primera visita de Onganía había sido tan provechosa, que el entonces secretario de Defensa norteamericano, Robert McNamara, declaró en Washington, el 26 de febrero de 1963, su admiración por «la labor sobresaliente desempeñada por el general Onganía». Según McNamara, esto fue «motivo de gran crédito hacia el ejército argentino». Horas antes, Onganía había sido condecorado con la Legión al Mérito por el general norteamericano Earle Wheeler.
La gira de Onganía fue tema para los diarios argentinos. «No puede ser un hecho inseparable del gran problema hemisférico que se concentra en Cuba (…) Es un problema para la comunidad de naciones americanas que ahora se plantea en términos políticos y militares, y la Argentina es parte de esa comunidad», sostuvo un editorial publicado por Clarín el 27 de febrero de 1963.
En un mensaje ante la Junta Interamericana de Defensa, el 28 de febrero de 1963, Onganía hizo referencia a un «enemigo común, el comunismo internacional, que con su técnica de penetración y su acción solapada hace pie en el continente para subvertir el orden, provocar el caos y llegar hasta adueñarse del poder». Llamó a todas las naciones del continente a «cooperar para enfrentarlo en todos los campos que hacen a la preservación del patrimonio republicano democrático, esencia de la concepción occidental y profundamente cristiana».
Recalcó que era imprescindible «eliminar en forma inmediata toda causa de conflicto, venciendo los obstáculos, por pequeños que parezcan, antes que puedan constituirse en amargas realidades».
El fundamento ideológico abierto por Onganía en 1963/64 terminó de cerrarse en octubre de 1975, cuando el general Jorge Rafael Videla, en otra reunión de Ejércitos Americanos, declaró en Montevideo: “Si es preciso, en Argentina deberán morir todas las personas necesarias para lograr la seguridad del país”.
Como un símbolo trágico de lo que ocurriría una década más tarde, Juan Ramón Camps, fue el encargado de leer, en 1966, en la Casa Rosada, la proclama de esa dictadura militar. Diez años después, con el grado de general, Camps fue el más feroz de los jefes de policía de la Provincia de Buenos Aires.
Al exponer la Doctrina de la Seguridad Nacional, Onganía sostuvo que las fuerzas armadas “existen en función de la necesidad de garantizar la soberanía e integridad de los estados; preservar los valores morales y espirituales de la civilización occidental y cristiana; asegurar el orden público y la paz interior».