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Aixa Bona


El TOF N°4 de San Martín condenó a Roberto Álvarez, excomisario de la Policía Federal, en el tercer tramo del juicio por la represión a la Contraofensiva Montonera. Continuará con prisión domiciliaria. El represor había sido convocado como testigo en el primer tramo del juicio en 2020 y fue reconocido por Aixa Bona, sobreviviente del genocidio, a través de la transmisión de La Retaguardia. Al finalizar el juicio que lo terminaría condenando, Álvarez prefirió no hablar.   Transmisión en vivo: Martina Noailles / Camila Cataneo / Fernando TebeleRedacción: Paulo GiacobbeEdición: Pedro Ramírez OteroPlaca gráfica: Eugenia Otero “No voy a hacer uso” dijo a la mañana Roberto Álvarez en relación a sus últimas palabras y así finalizó el debate. No rompió el pacto de silencio ni aceptó el pedido del abogado querellante, Pablo Llonto, que en audiencias anteriores le había dicho: “En los últimos días de su vida no se lleve solamente la condena por los crímenes que ha cometido, tome conciencia de la gravedad de lo que hicieron y hable, Álvarez, hable”. Llonto fundamentó el pedido basándose en el derecho a la verdad que tienen las víctimas, saber qué hicieron con los cuerpos de las personas desaparecidas, entre otras cosas. Pero el excomisario que cumplió funciones en la Departamental de la Policía Federal de San Martín, Provincia de Buenos Aires, prefirió callar. Era el único condenado por este tramo del juicio. Por la tarde, el TOF N°4 de San Martín, conformado por Matías Alejandro Mancini, Esteban Carlos Rodríguez Eggers y María Claudia Morgese Martín, condenó al excomisario a 10 años de prisión que cumplirá en su casa. El tribunal dispuso que se inicie el proceso de baja por exoneración y de suspensión del goce de todo retiro, pensión o jubilación. Además libró oficio a la Secretaria de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación para que actúe en la “preservación, señalización y difusión” como sitio de memoria del terrorismo de estado de la delegación de la Policía Federal en San Martin. En la audiencia del 6 de agosto de 2020 que La Retaguardia trasmitió en directo por YouTube, Álvarez, quien había sido convocado como testigo, fue reconocido por la sobreviviente del genocidio Aixa Bona. El excomisario fue quien la trasladó desde Campo de Mayo hasta la comisaría de San Martín. En ese lugar Aixa estuvo desaparecida. “Estuve una semana en una comisaría. Como se me salían las esposas de las manos, me engrillaron los pies al catre. No podía moverme de la habitación. A mí no me daban de comer, mi familia no sabía dónde estaba”, testimonió Aixa Bona. Al cierre de la transmisión de La Retaguardia, Bona mostró su satisfacción por el fallo del Tribunal.

El tercer tramo del juicio por la represión a la Contraofensiva Montonera se acerca a su desenlace. Alejandro Elorz, abogado defensor del único imputado, en su alegato negó a las y los 30 mil detenidos desaparecidos y pidió la nulidad del reconocimiento a su pupilo, el excomisario de la Policía Federal, Roberto Álvarez. La sobreviviente del genocidio, Aixa Bona, lo había identificado en una transmisión de La Retaguardia. Para colmo de desaciertos, el defensor dijo que nuestro medio no estaba transmitiendo el juicio en vivo, pero resultaba que sí. Mañana desde las 9 serán las últimas palabras y desde las 13 la lectura del veredicto. Redacción: Paulo GiacobbeEdición: Pedro Ramírez OteroFoto de portada: Captura transmisión de La Retaguardia Cuando el abogado defensor Alejandro Elorz escuchó que podía comenzar con su alegato, se acomodó el saco y casi en el mismo movimiento se llevó la mano a la boca para soltar un tosido corto. Dio los buenos días y se frenó, le acercaron un micrófono y pudo continuar. Casi dos horas y quince minutos duró su exposición en este tercer tramo del juicio Contraofensiva donde el único acusado es el excomisario de la Policía Federal, Roberto Álvarez. El 6 de agosto de 2020, el ahora imputado fue llamado a declarar como testigo en el primer tramo de la causa Contraofensiva. Ese día la testimonial no llegó a finalizar. La sobreviviente del genocidio Aixa Bona seguía el juicio desde su casa a través del canal de YouTube de La Retaguardia. Aixa, quien había declarado en ese mismo juicio, entre otras cosas, contó cómo fue su traslado desde Campo de Mayo hasta la Departamental de la Policía Federal en San Martín, donde Álvarez fue jefe. Apenas comenzada la audiencia Bona reconoció a Álvarez como quien la trasladó, y se comunicó con su abogado, Rafael Flores, quien inmediatamente avisó a los integrantes del Tribunal: “Mi representada, querellante en esta causa, ha seguido esta audiencia y manifiesta que reconoce en la figura del señor Álvarez como la persona que la fue a buscar a Campo de Mayo. Lo pongo en consideración del tribunal”. El 19 de abril de este año comenzó el juicio por los crímenes de lesa humanidad que tiene a Álvarez en el banquillo y al abogado Alejandro Elorz defendiéndolo.En su alegato, Elorz sostuvo que durante el genocidio no hubo 30 mil desaparecidos y desaparecidas, y pidió la nulidad del reconocimiento que realizó Aixa Bona. “Esta defensa se va a basar exclusivamente en datos oficiales, documentos oficiales, y no vamos a entrar en sofismas o en creaciones intelectuales que vayan a forzar o torcer la realidad material y objetiva de los distintos sucesos. La verdad nos puede gustar o no pero es irrefutable”, dijo. Para quien escuchaba la audiencia en vivo y en directo desde el canal de La Retaguardia sabía cómo iba a seguir la cosa. Es común ese arranque en abogados defensores antes de realizar algún tipo de expresión negacionista y Elorz fue por ahí: “Se amparan en ejercer la querella en la voz de 30 mil desaparecidos. No quiero entrar en cuestionamientos, solamente referir que conforme datos oficiales en el informe más característico, indiscutible, y que refleja lo acontecido en esa época, Encontramos las cifras contenidas en el informe de la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) resumidas y sintetizadas en el informe Nunca Más, como también recurriendo a la base de datos de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación y el Registro Unificados de Víctimas de Terrorismo de Estado nos arroja una cifra distinta a la invocada en esta sala”. Serían entonces, para el abogado defensor, entre “8.631” y “8.961” los 30 mil desaparecidos y desaparecidas. Antes de llegar a la hora de volcar palabras, Alejandro Elorz avanzó sobre el pedido de nulidad del reconocimiento que hizo Aixa Bona. “Este reconocimiento ha sido, en teoría, mediante la visualización por un canal de televisación La Retaguardia, que hoy casualmente no lo tenemos, no contamos con la televisación en forma directa. Como quizás en esa oportunidad, casualmente, cuando hablaba el señor Álvarez sí lo estaba, quizás hay un seguimiento particular o la utilización de un medio particular destinado a… no lo sé, no es momento de conjeturar”, sostuvo el abogado defensor. En ese momento exacto la transmisión en vivo de La Retaguardia marcaba 54 minutos 24 segundos. Luego, Elorz aventuró que existían ciertas características que marcaban un “direccionismo” en cuanto a la identificación de su pupilo, que Aixa Bona no podía reconocer la voz y el rostro de quien fuera el conductor del vehículo que la trasladó desde Campo de Mayo hasta la comisaría. “Adelantamos el planteo de nulidad del reconocimiento impropio del señor Álvarez, no solamente por haber sido obtenido de manera indirecta, no en su persona”, en la transmisión de “un canal de YouTube de secuencia o presencia parcial tal como lo vemos en el presente”. Una hora y un minuto marcaba la transmisión en vivo de nuestro medio de comunicación que, para el abogado defensor, no estaba al aire. En el cuarto intermedio, Fernando Tebele y Martina Noailles que habían estado desde el principio de la transmisión de La Retaguardia, hablaron del error del abogado defensor. “De ninguna manera televisaríamos un juicio y dejaríamos sin televisar al abogado defensor, porque queremos que la gente que nos ve y las nuevas generaciones puedan sacar sus propias conclusiones, sin ningún tipo de direccionamiento de nuestra parte, más allá que expresemos nuestra opinión”, dijo Tebele. En la audiencia del 6 de agosto de 2020, Álvarez declaró que de Campo de Mayo no llegaban personas a la Comisaría pero, una vez, se encontró a una persona que le dijo había estado secuestrada en Campo de Mayo y la llevó a la Comisaría: “Una persona femenina. Yo estaba circulando con el auto no identificable y ella estaba caminando por la ruta, con signos de extravío, y le pregunté como policía. La llevé a la delegación. Ella me dijo que debía haber estado en alguna dependencia de Campo de Mayo”.

El 7 de agosto de 2020, Aixa Bona, sobreviviente de la represión a la Contraofensiva de Montoneros, reconoció a través de la transmisión de La Retaguardia a una de las personas que la trasladó secuestrada desde Campo de Mayo hacia la Departamental de la Policía Federal en San Martín. Roberto Álvarez pasó entonces de testigo a imputado. Ayer se volvieron a ver cuando Bona dio testimonio y lo volvió a reconocer, pero ya no a través de la TV, sino apenas separada por un escritorio. Redacción: Camila CataneoEdición: Fernando TebeleFoto de portada: Gustavo Molfino Aquel día que declaró como testigo Roberto Álvarez y Aixa Bona lo reconoció cuando lo vio en la pantalla de TV, ya es parte de la historia de los juicios por crímenes de lesa humanidad. En ese momento, Bona aseguró que había sido una de las personas que la trasladó desde su secuestro en Campo de Mayo hasta la dependencia de la Federal en la que estuvo una semana sin comer y atada a una cama. Pasaron tres años y ese reconocimiento se convirtió en un juicio. Este miércoles Aixa y su hermana Eloisa declararon frente a Roberto Álvarez. Durante una hora y media, Aixa relató cómo fue su secuestro, su cautiverio en Campo de Mayo y cuando fue trasladada a una cárcel. Su relato fue contundente y detallado. “Es la persona que me sacó de Campo de Mayo”, declaró Aixa al comienzo de la segunda audiencia. La historia de Aixa y Gervasio Gervasio Guadix Vigneau y Aixa Bona se conocieron en La Plata y estudiaban juntos. En 1976, un grupo de tareas fue a buscar a Gervasio a su casa y por ese motivo, pasó a la clandestinidad. Formaban parte del área de prensa de Montoneros. En 1977 se fueron a vivir a ciudad de Buenos Aires y trabajaron con la edición y distribución de la revista “Evita montonera”. Los compañeros/as querían que él saliera del país y él “Salió y volvió”, según comentó la sobreviviente. Luego tuvieron que exiliarse un tiempo en México. En 1979 nació su hija Dolores y retornaron al país en el marco de la Contraofensiva. Allí se encargaron de la impresión y distribución del libro “Montoneros, el camino de la liberación”. Aixa recordó que el 25 de agosto de 1980 llegó un mensaje a su casa para que Gervasio se presentara a una cita al día siguiente en Gaona y Nazca, en el porteño barrio de Flores. “Mi compañero fue y no volvió”, aseguró. “Horas más tarde me fui. Cuando caminé a la esquina, sentí que corría gente detrás mío y un grupo bastante grande de personas vestidas de civil me inmovilizó. Muchas personas me quisieron defender pero en ese momento mis secuestradores me apretaron la garganta para que no hable más y me tiraron en el piso del auto. Cuando salimos de la zona pusieron la sirena”, dijo Bona durante la audiencia. Nunca comí “Llegamos a un lugar que después supe que era Campo de Mayo, los mismos captores me llevaron a un lugar encapuchada”, comentó Aixa sobre sus primeras horas en cautiverio. “En el camino me patearon,y me sacaron los objetos de valor que tenía. Nunca comí, esta gente me vigilaba. Para mi eran los mismos que me habían llevado”. La querellante continuó su relato haciendo referencia al momento en que escribió una carta en la que decía que estaba secuestrada y que pedía a su familia que hiciera un habeas corpus. En ese entonces, el represor Eduardo Stigliano la leyó enojado y preguntó gritando quién había escrito esa carta. “A la noche me dijeron que me iba”, contó Aixa y relató lo que sucedió ese día: “Cuando me sacan, me llevan al fondo. Pensé en correr porque creía que me iban a torturar en otros centros clandestinos. Me sentaron en el auto y logré ver que era de noche. Después de un rato de escuchar voces, una persona se subió al asiento de acompañante en el auto. Era Álvarez, me dijo que estaba detenida y que habían sido las Fuerzas Conjuntas. A mitad de camino le voy a sacar la capucha y la vamos a legalizar”, dijo Aixa que le manifestó Álvarez esa noche. La sobreviviente contó que Alvarez estaba interesado en hablar y le había preguntado “qué pensaba sobre la situación política”, y hacía referencia a “ustedes y nosotros”. “No recuerdo de qué más hablamos porque pensaba en mi hija”, manifestó y siguió: “yo seguía pensando que me iba a llevar a otro centro, no conocía a nadie que salga vivo de ahí. Ahí lo vi a Alvarez, miré su cara todo el tiempo y me quedó registrada”. Aixa recordó que le preguntó por su compañero y él le respondió que “estaba colgado” y cambió de tema. Aixa pensó que se refería a algún tipo de tortura, pero tiempo después entendió que se refería a que su destino entre la muerte o la supervivencia no estaba definido por los genocidasHabeas corpus Al enterarse que habían secuestrado a su hermana y a su cuñado, Eloisa, la hermana de Aixa, viajó a Buenos Aires para presentar junto a su padre un habeas corpus. Al comienzo fueron a Tribunales y como era fin de semana no los recibieron y le dijeron que vaya a un juzgado. Entre las instituciones se pasaban la pelota y no les daban respuesta. Al tiempo ese habeas corpus fue aprobado. Luego recibieron un llamado de una comisaría de Lugano para que vayan a buscar a la hija de Aixa y Gervasio. Era de noche y el hermano de Aixa fue a buscar a la pequeña Dolores Guadix. Su traslado Aixa fue trasladada desde Campo de Mayo hacia la Departamental de la Policía Federal en San Martín por el acusado de este juicio. “Estuve una semana en una comisaría. Como se me salían las esposas de las manos, me engrillaron los pies al catre. No podía moverme de la habitación. A mi no me daban de comer, mi familia no sabía dónde estaban”, denunció

Contraofensiva III tendrá como único acusado al excomisario Roberto Álvarez, a quien la sobreviviente Aixa Bona reconoció como quien la llevó desde Campo de Mayo a una comisaría de la Federal en San Martín. Será el miércoles a las 14:30 presencial y se podrá seguir en vivo por La Retaguardia. Redacción: Fernando TebeleEdición: Martina Noailles/Pedro Ramírez OteroFoto de portada: Captura Transmisión de La Retaguardia “Cuando lo vi inmediatamente lo reconocí. No solo lo reconocí físicamente, sino la voz… No tengo ninguna duda, en esa situación uno no se olvida de la cara, pero además está igual, un poco más canoso”, dijo a La Retaguardia Aixa Bona, sobreviviente de la represión a la Contraofensiva de Montoneros. Habían pasado apenas minutos de la sorpresiva suspensión de la audiencia del 6 de agosto de 2020. Parecía una jornada más, todavía con la novedad fresquita de la televisación en vivo de los juicios a través de La Retaguardia, que apenas llevaba dos meses. Pero lejos estuvo de serlo. Desde su casa, daba testimonio el excomisario de la Departamental de San Martín de la Policía Federal. Con un estilo canchero, Roberto Álvarez intentó en vano hacerse el desentendido: “Ignoro de qué se trata la causa, así que mal puedo hablar del interés”, respondió cuando Esteban Rodríguez Eggers, el presidente del Tribunal Oral Federal (TOF) N°4 de San Martín, le preguntó por rutina si tenía algún interés especial por la resolución de la causa que le impidiera decir la verdad. No duró demasiado la declaración de Álvarez como testigo. Rafael Flores, quien por entonces era abogado de Bona, interrumpió la audiencia para anunciar lo ahora conocido: Aixa lo había llamado para decirle que reconocía a Álvarez como la persona que la condujo desde Campo de Mayo, donde estaba secuestrada, hacia una dependencia de la Policía Federal en San Martín. Allí estuvo una semana sin comer, atada a una cama. Era el tránsito de la sobreviviente hacia su “blanqueo”. De secuestrada pasaría a ser una presa política legal en el penal de Villa Devoto. Aixa estaba viendo el juicio por TV y no dudó. ¿Por qué se suspendió la audiencia ante esa situación y luego del análisis de Eggers con el juez Matías Mancini y la jueza María Claudia Morgese Martín? Porque, hasta ese momento, Álvarez era un testigo más del juicio y como tal, estaba bajo juramento de decir verdad. Si lo respetaba, se autoinculpaba. Un imputado, en cambio, no está obligado a declarar contra sí mismo, por lo que en los hechos queda liberado de decir la verdad. Para preservar los derechos de Álvarez, se suspendió su testimonio. Con el audio de la entrevista de La Retaguardia a Bona como prueba del reconocimiento, la jueza Alicia Vence, a cargo de la instrucción de la Megacausa Campo de Mayo, actuó rápidamente. Lo mandó a detener. Lo procesó. Y casi 3 años después llegará a juicio el próximo miércoles desde las 14:30. El proceso judicial será corto. Las audiencias presenciales. Por supuesto habrá transmisión en vivo a través del canal de YouTube de La Retaguardia.

Alegato de la querella por los casos de Gervasio Martín Guadix y Aixa Bona (sobreviviente), a cargo del Dr. Rafael Flores DESCARGAR *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

Con la presencia en la sala de uno de los imputados, Eduardo Eleuterio Ascheri, se realizó la cuarta jornada del alegato del Ministerio Público Fiscal a cargo de Gabriela Sosti. En más de cuatro horas, repasó entre otros casos, los secuestros del grupo de prensa, tres parejas de militantes que tenían que editar libros y fueron secuestradas; solo sobrevivieron Daniel Cabezas, Nora Hilb y Aixa Bona. Fueron asesinadas las otras tres: Alfredo Lires, Gervasio Guadix y Graciela Álvarez. Sosti también repasó el calvario de Silvia Tolchinsky, el secuestro del cura Jorge Adur y Lorenzo Viñas, entre otros. Ascheri derramó una lágrima cuando escuchó una de las historias. (Por El Diario del Juicio*)  ☝ Foto de Portada   Mientras Sosti desarrolla la historia de Selva Varela Istueta, una lágrima recorre la mejilla de Ascheri. Quienes asistieron a la audiencia y detectaron la situación, coincidieron en señalar que es extraño que alguien que en su ampliación indagatoria no se lamentó por lo que les ocurrió a las víctimas, se sensibilice con la historia de una de ellas. Y dijeron casi a coro: “si le genera alguna sensibilidad, que diga lo que sabe”. Ascheri fue sorprendido durante el juicio, en dos ocasiones, violando la prisión domiciliaria. 📷 Fotos 👉 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio📷 Selección de fotos 👉 Martina Noailles/Fernando Tebele ✍️ Textos 👉 Fernando Tebele/Martina Noailles ☝ En la previa de la audiencia, Daniel Cabezas, sobreviviente del genocidio, coloca las pancartas con las fotos de quienes fueron desaparecidas/os en cada silla. Salvo en una, la que sorprendentemente ocupó Eduardo Ascheri, uno de los imputados. Ascheri quedó rodeado de las fotos interpeladoras. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ Ascheri quedó rodeado de rostros. Sus ausencias dicen más que cualquier palabra. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ Selva Varela Istueta tenía apenas un año cuando en 1977 secuestraron y desaparecieron a su padre Mario Aníbal Bardi y a su mamá Claudia Istueta, médicos, militantes montoneros de zona sur. Su madre había pedido que, si algo les pasaba, Selva fuera criada por compañeros, no por la familia. Esos compañeros fueron Carlos Karis y Nora Larrubia. El 13 de septiembre de 1980 dormían la siesta cuando entró la patota. Selva tenía 3 años y su hermanito Juan Carlos (hijo de Karis y Larrubia) era bebé. Se llevaron a Carlos y a Nora. A los chicos los dejaron con unos vecinos. Terminaron adoptados por aquella tía que Claudia Istueta había querido evitar. Selva, o Pajarito como la llamaban en la guardería de Cuba, es una de las tantas víctimas de la última dictadura que asesinó a sus madres y a sus padres, a los biológicos y a los del corazón. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ Desde la pantalla, el “Negro” Juan Carlos Silva parece clavar su mirada en Eduardo Eleuterio Ascheri, quien fuera jefe de la División Planes del Departamento de Inteligencia del Comando de Instituto Militares y ahora espera sentencia en este juicio. De barbijo negro y prisión domiciliaria, Ascheri asistió a la última audiencia y escuchó en vivo el alegato de la fiscal Sosti. Tiene 86 años. Silva tenía 30 cuando lo secuestraron el 26 de junio de 1980, el mismo día que al padre Adur y a Viñas en Paso de los Libres. Por el caso de Silva, entre otros, se escucharon los testimonios de su compañera, Ana Testa y la hija de ambos, Paula Silva Testa. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ Francisco Goya fue secuestrado y desaparecido. Uno de sus hijos, Carlos Goya Martínez Aranda fue apropiado. Recuperó su identidad por el incansable trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo. También declararon Emilio y Juan Manuel, otros de sus hijos, quién relató la cercanía de su padre a las Ligas Agrarias y la relación que lo unía a Quique Lovey, principal referente de esa organización campesina. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ La revista Para Ti tituló “Habla la madre de un subversivo muerto”. Era en realidad una entrevista fraguada que le forzaron hacer a Thelma Jara de Cabezas mientras la tenían cautiva bajo tormentos desde abril de 1979 en la ESMA. Daniel Cabezas, integrante del grupo Prensa de la Contraofensiva, supo así que su madre estaba viva. “Esta es una muestra más de la ‘acción psicológica’ de la dictadura tendiente a construir conceptualmente y adjetivar a ese enemigo a destruir. La función de ese discurso estigmatizante, embustero y artero era paralizar, domesticar a la sociedad, pretendiendo convencerla de la necesidad de ese exterminio. Y de paso instalar el escenario del más ominoso terror”, sostuvo Sosti en su alegato. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ “Lo más determinante es la constancia del interrogatorio bajo tormentos que le hicieron los especialistas de inteligencia que se desplazaron para secuestrarlo”, dijo Sosti cuando tomó el caso de Antonio Tovo, quién tuvo a su cargo la articulación sindical entre Rosario y otros cordones industriales. “El interrogatorio inmediato fue en Rosario. No hace falta aclarar que no había ninguna autoridad judicial ni prevención alguna para evitar las torturas”. Grafica de ese modo, por un lado la tortura como metodología para conseguir información aplicada en todos los casos, sin excepción; por otra parte, la fiscal, al abordar la cuestión de la información obtenida bajo tortura de personas que luego serían desaparecidas, desmitifica en torno de la entrega o no de datos era una de las cuestiones que definía la vida y la muerte de las personas durante el genocidio. La perversión genocida no funcionaba de ese modo.  📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ Desde la foto, Gervasio Martín Guadix, parte del grupo de prensa, junto a Verónica Cabilla, la joven secuestrada al reingresar al país. Sosti repasó las declaraciones de los gendarmes y médicos que participaron del informe oficial que avaló el supuesto suicidio de Guadix en la frontera, sobre todo el de quien lo llevó adelante, Juan Carlos Olari, de quien dijo que esperaba que pronto estuviera imputado por lo que, como se ha visto durante el juicio, fue un secuestro y asesinato.  📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio ☝ Aixa Bona era una de las seis personas que

El ex jefe de la Departamental de San Martín, Roberto Álvarez, fue procesado luego de haber sido reconocido por una sobreviviente como uno de los secuestradores que la trasladó del centro clandestino de Campo de Mayo a una comisaría de la Policía Federal. Aixa Bona lo identificó en plena transmisión televisiva de la audiencia en la que el ex comisario declaró como testigo en el juicio oral que investiga la represión a la Contraofensiva Montonera. La jueza Alicia Vence dictó el procesamiento por considerarlo partícipe necesario del delito de privación ilegal de la libertad e imposición de tormentos. (Por El Diario del Juicio*)  ✍️ Texto 👉 Martina Noailles/Paulo Giacobbe/Fernando Tebele/  📷 Fotos 👉  Gustavo Molfino 💻 Video  👉 Natalia Bernades/La Retaguardia 🎤 Entrevista a Bona 👉 Fernando Tebele/La Retaguardia                                             Roberto Álvarez, de 84 años, declaró de manera virtual ante el Tribunal Oral Federal N° 4 de San Martín el 6 de agosto pasado en la audiencia 44 de este juicio. Lo hizo como testigo, por lo que juró decir la verdad. Cuando el presidente del Tribunal le hizo la pregunta de rigor sobre si tenía algún interés en esta causa, el ex comisario respondió:  “Ignoro de qué se trata la causa, así que mal puedo hablar del interés”. Al poco rato, después de que el abogado de Bona, Rafael Flores, anunció el reconocimiento, la comparecencia fue suspendida para resguardar su derecho a la defensa. Diez días después, la jueza Vence ordenó su detención, su testimonio cambió a indagatoria y Álvarez pasó de testigo a imputado. Ahora la jueza definió procesarlo y que continúe detenido en su domicilio. “Cuando lo vi inmediatamente lo reconocí. No solo lo reconocí físicamente, sino la voz… No tengo ninguna duda, en esa situación uno no se olvida de la cara, pero además está igual, un poco más canoso”, dijo la sobreviviente en el programa de Oral y Público de radio La Retaguardia. Además contó que Álvarez la trasladó desde el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio a una comisaría de la Policía Federal de San Martín. En ese lugar, Aixa dijo que estuvo una semana sin comer, atada a una cama, hasta que fue llevada al Penal de Devoto. Este testimonio periodístico fue tomado en cuenta por la jueza Vence al decidir el procesamiento de Álvarez. Audio de la entrevista de Aixa Bona con Radio La Retaguardia tomada en cuenta por la jueza Vence para procesar a Álvarez En la audiencia, el ex policía e  integrante del aparato de inteligencia de la Federal había dicho bajo juramento no recordar dónde quedaba exactamente la delegación donde prestó servicios en San Martín en los años 1979 y 1980. Esa afirmación fue parte de una serie de olvidos e inventos. Cuando la fiscal Gabriela Sosti le preguntó si en la delegación había personas detenidas provenientes de Campo de Mayo, se dio el siguiente diálogo:  —No… no, no.. yo provenientes de Campo de Mayo, no. Por lo menos enviados por Campo de Mayo, no. En una oportunidad creo recordar que se encontró una persona que decía que había estado en Campo de Mayo. Era una persona femenina. No recuerdo el nombre, no recuerdo nada de eso, pero se encontró. La encontré yo. Estaba circulando con el coche oficial, no individualizado, no identificable, y encontré en la calle a una persona. En la calle, en la ruta, no recuerdo, no preciso bien, son muchos años.  —Yo lo entiendo, pero a ver si lo entiendo… —No enviada, no mandada, no ordenada, no, no. La encontré, la encontré. —Caminando por la ruta – completó Sosti.  —Eso es. La encontré, aparentemente con signos de extravío, y demás. Entonces pregunté, como policía, aunque no era local mi función. Entonces la llevé a la delegación. —¿Y por qué lo vincula con Campo de Mayo? – preguntó la fiscal.  —Porque ella me dijo que debía haber estado en alguna dependencia, yo no sabía nada – se preocupó en aclarar su ignorancia Álvarez.  Días después, la fiscal y la querella solicitaron al Tribunal la “extracción de testimonios respecto de lo declarado por el testigo en atención a la posible comisión de un delito de acción pública”. El 11 de agosto, los jueces Esteban Rodríguez Eggers, Matías Mancini y María Claudia Morgese Martín, por unanimidad, aceptaron la solicitud y remitieron a la jueza federal Alicia Vence la grabación del testimonio de Álvarez como así también de la audiencia del 31 de octubre de 2019 en la que Aixa Bona declaró sobre su secuestro.  La jueza, quien tiene a cargo la instrucción de la Megacausa que investiga los delitos de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo del Ejército en Campo de Mayo, indagó a Álvarez, ordenó su detención en su casa de Villa del Parque y ayer finalmente dictó su procesamiento. Según su resolución, lo consideró “en principio partícipe necesario penalmente responsable de la comisión del delito de privación ilegal de la libertad de Edith Aixa Bona, cometida por un funcionario público, e imposición de tormentos infligidos por un funcionario público, agravados dado que la víctima se trataba de una perseguida política”.  Además, la jueza federal N° 2 de San Martín convirtió la detención de Álvarez en prisión preventiva y le trabó un embargo sobre sus bienes de 650 mil pesos. El ex comisario llegará a juicio oral en lo que ya puede considerarse el juicio Contraofensiva II. *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

El ex jefe de la Departamental de San Martín, Roberto Álvarez, fue detenido este lunes luego de haber sido reconocido por una sobreviviente como uno de los secuestradores que la trasladó del centro clandestino de Campo de Mayo a una comisaría de la Policía Federal. Aixa Bona lo identificó dos semanas atrás, en plena transmisión televisiva de la audiencia en la que el ex comisario declaró como testigo en el juicio oral que investiga la represión a la Contraofensiva Montonera. Álvarez ahora se negó a declarar. (Por El Diario del Juicio*)  📝 Textos 👉  Paulo Giacobbe/Martina Noailles 📷 Fotos 👉 Gustavo MolfinoLa detención de Álvarez, quien fue indagado ayer de manera virtual y se encuentra detenido en su casa de Villa del Parque, fue ordenada por la jueza federal N° 2 de San Martín, Alicia Vence, quien tiene a cargo la instrucción de la Megacausa que investiga los delitos de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo del Ejército en Campo de Mayo. “Escuché lo que decía, no solo lo reconocí físicamente, sino la voz… No tengo ninguna duda, en esa situación uno no se olvida de la cara, pero además está igual, un poco más canoso”, dijo la sobreviviente en el programa de Oral y Público de radio La Retaguardia. Además contó que Álvarez la trasladó desde el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio a una comisaría de la Policía Federal de San Martín. En ese lugar, Aixa dijo que estuvo una semana sin comer, atada a una cama, hasta que fue llevada al Penal de Devoto.    Álvarez declaró ante el Tribunal Oral Federal N° 4 de San Martín el 6 de agosto pasado en la audiencia 44 de este juicio. Lo hizo como testigo, por lo que juró decir la verdad. Cuando el presidente del Tribunal le hizo la pregunta de rigor sobre si tenía algún interés en esta causa, el ex comisario respondió:  “Ignoro de qué se trata la causa, así que mal puedo hablar del interés”. Diez días después, su testimonio cambió a indagatoria y Álvarez pasó de testigo a imputado.  En la audiencia, el ex policía de la Federal dijo bajo juramento no recordar dónde quedaba exactamente la delegación donde prestó servicios en San Martín en los años 1979 y 1980. Esa afirmación fue parte de una serie de olvidos e inventos. Cuando la fiscal Gabriela Sosti le preguntó si en la delegación había personas detenidas provenientes de Campo de Mayo, se dio el siguiente diálogo:  —No… no, no.. yo provenientes de Campo de Mayo, no. Por lo menos enviados por Campo de Mayo, no. En una oportunidad creo recordar que se encontró una persona que decía que había estado en Campo de Mayo. Era una persona femenina. No recuerdo el nombre, no recuerdo nada de eso, pero se encontró. La encontré yo. Estaba circulando con el coche oficial, no individualizado, no identificable, y encontré en la calle a una persona. En la calle, en la ruta, no recuerdo, no preciso bien, son muchos años.  —Yo lo entiendo, pero a ver si lo entiendo… —No enviada, no mandada, no ordenada, no, no. La encontré, la encontré. —Caminando por la ruta – completó Sosti.  —Eso es. La encontré, aparentemente con signos de extravío, y demás. Entonces pregunté, como policía, aunque no era local mi función. Entonces la llevé a la delegación. —¿Y por qué lo vincula con Campo de Mayo? – preguntó la fiscal.  —Porque ella me dijo que debía haber estado en alguna dependencia, yo no sabía nada – se preocupó en aclarar su ignorancia Álvarez.  Durante su testimonio, Álvarez repetirá que andaba en un coche de civil porque para eso lo tenía, reconocerá la existencia de un chofer, aunque le será imposible recordar el nombre. Definirá al traslado como “un acto simple de auxilio a la sociedad o la comunidad” y cuando las preguntas lo incomoden, sacará a relucir la consabida carta comodín enunciada por tantos otros: “No recuerdo, no recuerdo, han pasado muchos años”.  Bona estaba viendo en vivo la audiencia cuando reconoció a su secuestrador. Rápidamente le avisó a su abogado Rafael Flores, quien intervino para informar al Tribunal. Enseguida llegó la reacción del abogado defensor de represores, Hernán Corigliano, quien a pesar de que no era un testigo pedido por la defensa pidió suspender la testimonial por riesgo a una autoincriminación. El Tribunal aceptó el planteo y dio por finalizado su testimonio.  Fue cuando el ex comisario pidió hablar: “¿Puedo decir algo?, escuché que la parte de la querella decía que yo había ido a buscar a Campo de Mayo, me parece que yo nunca dije eso”. Esas fueron las últimas palabras en la videoconferencia del ahora reo Álvarez. “Ya nos queda claro lo que usted dijo” fue la respuesta de Esteban Rodríguez Eggers, el presidente del TOF 4 de San Martín.   Días después, la fiscal y la querella solicitaron al Tribunal la “extracción de testimonios respecto de lo declarado por el testigo en atención a la posible comisión de un delito de acción pública”. El 11 de agosto, los jueces Rodríguez Eggers, Matías Mancini y María Claudia Morgese Martín, por unanimidad, aceptaron la solicitud y remitieron a la jueza federal Alicia Vence la grabación del testimonio de Álvarez como así también de la audiencia del 31 de octubre de 2019 en la que Aixa Bona declaró sobre su secuestro.  El Juzgado de instrucción deberá determinar ahora si procesa a Álvarez, quien durante la indagatoria de ayer se negó a declarar.   *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

Aixa Bona, sobreviviente de la represión a la Contraofensiva de Montoneros, aseguró que el ex comisario Roberto Álvarez, uno de los testigos en la audiencia de hoy, la trasladó secuestrada desde Campo de Mayo hasta una comisaría de la Policía Federal en San Martín. Bona lo reconoció viendo la transmisión del juicio por TV, que se emite por La Retaguardia y El Diario del Juicio. (Por El Diario del Juicio*)  📷 Fotos 👉 Gustavo Molfino📝 Textos 👉  Fernando Tebele/Martina Noailles Una gran conmoción causó esta mañana el reconocimiento que realizó la sobreviviente de la represión a la Contraofensiva de Montoneros de una de las personas que la trasladó secuestrada desde Campo de Mayo hacia la Departamental de la Policía Federal en San Martín. El testimonio transcurrió durante la audiencia 44 de este juicio histórico. El ex Jefe de esa dependencia e integrante del aparato de inteligencia de la Federal, Roberto Álvarez, ante una pregunta de la fiscal Gabriela Sosti acerca de si llegaban a la comisaría personas que venían de Campo de Mayo, respondió: “No. Enviados por Campo de Mayo no. En una oportunidad se encontró una persona que decía que había estado en Campo de Mayo. Una persona femenina. Yo estaba circulando con el auto no identificable y ella estaba caminando por la ruta, con signos de extravío, y le pregunté como policía. La llevé a la delegación. Ella me dijo que debía haber estado en alguna dependencia de Campo de Mayo”. En su testimonio en este mismo juicio, Aixa Bona había relatado con detalles su secuestro.  Allí contó que una de las personas le dio datos sobre su compañero, Gervasio Martín Guadix, luego asesinado, pero que aún estaba con vida en el centro de torturas de esa guarnición militar. Bona vio el testimonio de Álvarez y rápidamente le avisó a su abogado Rafael Flores (que además es su cuñado), que Álvarez era la persona que la llevó clandestinamente desde Campo de Mayo hasta la comisaría de San Martín. Tras esa comunicación, Flores intervino para informar al tribunal: “Mi representada, querellante en esta causa, ha seguido esta audiencia y manifiesta que reconoce en la figura del señor Álvarez como la persona que la fue a buscar a Campo de Mayo. Lo pongo en consideración del tribunal”, dijo Flores. Bona estaba siguiendo la audiencia virtual a través de La Retaguardia y El Diario del Juicio. Uno de los abogados defensores, Hernán Corigliano, planteó la suspensión de la testimonial “porque existe riesgo de autoincriminación”. Una de las diferencias entre ser testigo y ser imputado, es que quienes dan testimonios prestan juramento o promesa de decir verdad; en cambio, alguien con una acusación en su contra puede negarse a declarar contra sí mismo.  El ex comisario Roberto Álvarez muestra su DNI antes de comenzar a declarar, cuando todavía no sabía que Aixa Bona lo reconocería a través de la pantalla.📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio Luego de un cuarto intermedio, el TOF 4 de San Martín, a cargo de los jueces Esteban Rodríguez Eggers, Matias Mancini y María Claudia Morgese Martín, decidió aceptar el pedido de todas las partes y anunciarle a Álvarez que su testimonio quedaba suspendido. A esa altura con un inocultable nerviosismo, mientras los anteojos que colgaban en su frente caían contra la nariz, Álvarez acató la orden del juez de desconectarse de la audiencia virtual, y el debate siguió con otros dos testimonios, entre ellos el de María Cecilia Rodríguez Elizalde, la esposa de uno de los imputados, Marcelo Cinto Courtaux. En diálogo con el programa Oral Y Público de Radio La Retaguardia, apenas terminada la audiencia, Aixa Bona aseguró que: “apenas lo vi, lo reconocí. No solo lo reconocí físicamente si no que le reconocí la voz. Tuve contacto con él la noche en la que me sacan de Campo de Mayo. Yo pensé que era un ‘traslado’. Lo vi cuando me saca la capucha. Quería hablar. Me preguntaba qué pensaba. No tengo ninguna duda, en esa situación uno no se olvida de la cara, pero además está igual, un poco más canoso, y le reconocí la voz”. Cuando Bona le preguntó por su compañero Guadix, Álvarez le dijo: “‘está ahí, está colgado’. Después supe que colgado era que su situación no estaba todavía resuelta. Luego lo llevaron a Paso de los Libres”. Guadix fue asesinado y la dictadura intentó hacer pasar su crimen por un suicidio en el puente fronterizo de esa localidad correntina, como si recién ingresara desde Brasil.  En los próximos días, las querellas solicitarán al juzgado de instrucción a cargo de Amelia Vence, que imputen a Álvarez en la megacausa de Campo de Mayo. Es esperable, también, que soliciten su detención. *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. 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Dolores Guadix, Aixa Bona y el ex gendarme Oscar Alberto Olari se refirieron, durante esta jornada 26 del juicio, al secuestro y desaparición de Gervasio Martín Guadix, que la dictadura publicitó como un suicidio en la frontera de Paso de los Libres, Corrientes. La hija y la esposa de Guadix recuperaron su historia. El ex gendarme Olari, quien firmó el sumario del supuesto suicidio, se metió en un lío con su concierto de “no recuerdo”. (Por El Diario del Juicio*)  📝 Texto 👉 Fernando Tebele📷 Fotos  👉 Gustavo Molfino/Julieta Colomer💻 Colaboración especial  👉 Valentina Maccarone💻 Edición 👉 Martina Noailles👆 Foto de Portada: Dolores Guadix en plena declaración  📷 👉 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio El ex gendarme Oscar Alberto Olari está transpirando. No se le ven las gotas, es cierto, pero está sudando. Su nerviosismo llega a tal punto que, aun cuando le anuncian que su testimonio terminó, se queda sentado en la silla. “Mire que puede retirarse, eh”, tiene que insistirle el presidente del tribunal, Esteban Rodríguez Eggers. Olari se pone de pie. Con su mano grandota le cuesta abrir la puerta baja de madera que lo lleva al pasillo hacia la salida. Pasa entre la poca gente que queda a esa altura de la larga audiencia. Mira al piso, siempre. Desde la primera fila, sale disparada Dolores Guadix, la hija de Gervasio Martín Guadix. Él no la ve, pero ella corre detrás. Lo alcanza justo antes de que salga de la sala. Con la puerta entreabierta, Olari se enfrenta con la foto de Guadix: “Te acordás de él, ¿no?”. Le pone el rostro de su padre delante de sus ojos. No lo toca. Olari se pone más nervioso aún, pero se controla. Le empuja la imagen para quitársela de encima y sale. Llega hasta la puerta del tribunal y, apenas pisa la primera baldosa de la calle, se va corriendo sin que nadie lo persiga; tal vez sus propios fantasmas corrieran detrás. Si la justicia funciona, debería volver pronto. Dolores queda shockeada. Aguantó lo que pudo. Soportó 40 años de dolor. Con todo el aprendizaje de la lucha de los organismos de derechos humanos encima, con un gesto y unas pocas palabras, descargó algo de su enojo contenido. *** Rafael Flores, además de abogado querellantes sólo por el caso Guadix/Bona, es parte de la familia, porque está casado conuna de las hermanas de Aixa Bona, sobreviviente de la Contraofensiva, que declaró después de su hija.📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio “Esta es tu oportunidad para contarle al tribunal las circunstancias que para tu vida sucedieron a partir del secuestro y del asesinato de tu padre. La palabra es tuya”. El que da el pie esta vez es Rafael Flores, abogado querellante sólo por este caso. No es cualquier caso para él. Está casado con una tía de Dolores Guadix, que es quien está ahora sentada y a punto de hablar de sus padres. “Soy la hija de Gervasio Martín Guadix y Aixa Bona. Lo que voy a contar no es que lo recuerde, pero es lo que pude reconstruir en estos años por los relatos, por cosas que me fui enterando e investigando”. Le llaman Luli a Dolores, que se expresa sin apuro y cuida cada palabra. “Yo esperé 40 años, ahora espérenme a mí que voy a relatar a mi ritmo”, parece decir, pero no dice. Repasa la historia de sus abuelos y no tarda en posarse en la figura de su padre. “Tenía mucho sentido del humor, todos lo que lo recuerdan siempre rescatan el sentido del humor que le ponía a la situación. A él lo crió la empleada doméstica que era sordomuda, le decíamos La muda. Se adoraban al punto que la eligió como mi madrina. Ella sí era muy peronista”, contrapone con el antiperonismo de sus abuelos.Luli le dedica un tiempo importante de su testimonio a la sensibilidad y los saberes de su padre; se codeaba con el arte de todas las maneras que pudiera. “Le gustaba la literatura, el arte, dibujaba y pintaba muy bien. Tenía mucha iniciativa. Traje algunos dibujos de él para que vean que no miento en cuanto a su capacidad analitica, la habilidad tecnica, la complejidad de los espacios que construye. Viendo sus dibujos te das cuenta de la inteligencia que tenía. Recuerdo mucho un dibujo que tenía cuando era chica, un dibujo de una rata disfrazada de rata. Se permite una suerte de ironía. Era muy hábil para transmitir sin palabras lo que quería decir. Tenía mucha sensibilidad social, por eso estudió arquitectura, como para unir sus pasiones. También hizo una película que yo no pude ver pero conocí a los actores y actrices que trabajaron. Hacía afiches con serigrafía”, resalta. Uno de los dibujos de Guadix que su hija Dolores presentó al tribunal de San Martín Cuenta que “empezó a militar en la Juventud Peronista en la facultad de arquitectura. “Ahí conoció a mi mamá y empezaron una relación. Después se unieron a Montoneros. En un momento dibujó una historieta sobre el 17 de octubre que se repartió y gustó mucho”. Dice que a raíz de eso lo convocaron para sumarse al grupo de prensa que se había instalado en México, en el año 1978. Allí “conoce a varios de los compañeros que están incluidos en esta causa. Algunos ya declararon como Ana María Ávalos, Daniel Cabezas, Nora Hilb”. También nombra a “Alfredo Lires, Graciela Álvarez, que están desaparecidos”. Dolores se desliza por el relato como navegando sobre un mar calmo, pero ya llegaría el momento de la tormenta. Reconstruye instancias del comienzo de la Contraofensiva. “Sé que ahí se hizo una reunión donde se evaluó el tema. Para esa época ya se sabía de las aspiraciones que tenía Massera porque de la ESMA liberaba compañeros que mandaba al exterior y ellos contaban. Se desestimó la posibilidad de negociar. Había intentos por parte de Massera para eso”, expresa en torno del proyecto político no exento de perversidad del entonces hombre fuerte de la Armada Argentina. “Se evaluó el desgaste de la dictadura en términos políticos. Se decidió volver para