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Contraofensiva montonera

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Cuarta parte del alegato de la querella mayoritaria. Se recorrerá la serie de secuestros en Perú y el caso Pecoraro.

Continúa el alegato de la querella mayoritaria representando a 36 víctimas.

Continúa el alegato de la querella mayoritaria.

Comienza el alegato de Pablo Llonto en representación de la querella mayoritaria.

Entre las cuestiones que el juicio por la represión a la Contraofensiva de Montoneros parece haber venido a cambiar, también está el silencio de Silvia Tolchinsky. En esta extensa charla con La Retaguardia, la sobreviviente del genocidio, una de las pocas personas que pudo esquivar la muerte en Campo de Mayo, se lanzó a repasar su vida militante, más que seguro de manera incompleta, pero definitivamente con profundidad. Carga con varios estigmas: fue parte de la Contraofensiva, sobrevivió, y rehizo su vida familiar con una persona que estuvo imputada como parte de un grupo de inteligencia. Su voz surge desde el silencio, mitad impuesto mitad elegido. (Por La Retaguardia)     🎤 Entrevista: Fernando Tebele ✍️ Redacción: Fernando Tebele/Agustina Sandoval Lerner 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero Entre todos los testimonios de familiares, de hijos, hijas y sobrevivientes, una suerte de ansiedad especial recorría la sala el día de su declaración en el juicio por la represión a la Contraofensiva de Montoneros que continúa en instancia de alegatos. Fue, de alguna manera, un adelanto de la época que vivimos, porque ocurrió a través de una videoconferencia. Desde que pudo salvar su vida, apenas regresó tres veces a Argentina. En 1992 se instaló en Barcelona. Desde allí elegimos vernos, también a través de un enlace de video. —La Retaguardia: No es habitual escucharte, calculo que gran parte de la gente que habrá escuchado muchas veces tu apellido, quizás, esté recién ahora poniéndole voz a esos testimonios que alguna vez puede haber leído. No es fácil encontrar entrevistas tuyas, ¿esto es porque no te van a buscar o porque preferís o preferías hacer silencio? —Silvia Tolchinsky: Yo preferí mantener siempre un perfil bajo, no nos encontramos con los periodistas (ríe). Preferí no hacerlo. —LR: ¿Y qué cambió ahora? ¿Por qué ahora sí? —ST: De alguna manera, en este seguimiento que hace La Retaguardia del juicio, pensé primero que ese seguimiento nos acercaba mucho a todos desde lugares muy distantes y en momentos donde estábamos todos a distancia de seguridad. Me pareció que era una labor muy importante, que daba a los juicios una vida muy importante en un momento en el que necesitamos el contacto humano de cualquier manera. Me parecía que a tu pedido tenía que responder afirmativamente, tenía que decir que sí. Era una demanda que me gustaba complacer. —LR: ¿Te acordás de la primera vez que saliste a la calle a militar, y qué sensaciones te circundaban como para tomar esa decisión? —ST: La primera vez yo estaba en el colegio secundario, y en el colegio no había militantes. Buscaba algo, y de pronto encontré unos carteles de la Facultad de Derecho que anunciaban una charla, quienes estaban, entre otras personas, eran Cooke (John William, dirigente peronista de izquierda) Kriskausky (Rubén, dirigente de Vanguardia Comunista), Broquen (Enrique, abogado socialista), era una generación que ya no existe. Fui a escuchar la charla, me presenté al que me parecía más cercano que era Broquen, y dije que quería militar. Tenía 16 años, empecé en un grupo de izquierda y lo que hacíamos más bien era formación y un periódico que vendíamos por la calle en los bares de Avenida de Mayo y la sensación era que íbamos a cambiar el mundo. No teníamos ninguna duda, no había ninguna duda, la certeza era que con que quisiéramos y pusiéramos el esfuerzo, la voluntad y la alegría, porque nos alegraba muchísimo toda esa práctica, íbamos a cambiar el mundo. Poco a poco fui cambiando de referencias políticas, me costaba asumir el peronismo porque mi papá no lo era y yo tenía una relación muy cercana, pero poco a poco me fui separando de él a nivel político y me fui acercando al peronismo. —LR: A la distancia, ¿cómo ves aquella certeza de que iban a cambiar el mundo? Porque lamentablemente no lo cambiaron… —ST: Nada es igual, no podemos saber cómo hubiera sido el mundo de otra manera. Pero como no éramos los únicos, lo que hacíamos en Argentina se hacía en muchas partes del mundo. Fuimos la generación del ‘68. —LR: Aquella certeza que ustedes tenían hoy uno no la encuentra en las nuevas generaciones, ¿qué sensación te recorre 50 años después? —ST: Me hubiese gustado analizar más las cosas, ser más crítica. Yo era una activista, militaba y disfrutaba del trabajo que hacíamos. Creo que era más el amor por la actividad, a lo que hacíamos, al contacto con la gente, lo que fue de alguna manera cimentando esa certeza. Nos equivocamos mucho, todos nos equivocamos mucho, y creo que deberíamos haber podido reflexionar más; pero eso siempre pasa. Algo quedó, una impronta quedó de esa generación, que es la impronta de la voluntad de luchar por algo mejor, y me hubiera gustado hacer mejor las cosas, me hubiera gustado que nos hubiésemos podido sentar a reflexionar más. Yo todo el tiempo pienso, todo el tiempo. No hay ningún momento en el que no pienso, no sólo qué sería de mí sin las pérdidas que sufrí, sino qué hubiera sido de la Argentina con esa generación que falta. Qué hubiese sido de la Argentina con Chufo, con mi hermano, con Croatto, con todos esos compañeros de una grandeza increíble. Es la primera vez que aparece El Chufo. No será la única. Tampoco será la única vez que aparezca el amor. —LR: ¿En esos inicios de tu militancia te cruzaste con El Chufo Miguel Francisco Villareal? —ST: Con Chufo no tan al principio. Nos cruzamos en el MALENA (MLN-Movimiento de Liberación Nacional). Era precioso. Lo conocí en una reunión nacional. Él era un tipo muy alegre, de un humor impresionante, muy inteligente, con una chispa increíble, y yo era más bien muy formal en la manera, así que me tomó bastante el pelo. Nos conocimos ahí. Él era de La Plata y yo era de Buenos Aires. En el año 67, 68, empezaron las grandes movilizaciones populares barriales, las pobladas. Yo estaba en la secretaría de organización, distribuía las cosas, y él apareció en mi casa

Alegato de la querella por los casos de Gervasio Martín Guadix y Aixa Bona (sobreviviente), a cargo del Dr. Rafael Flores

La séptima jornada de alegato de la representante del Ministerio Público Fiscal, Gabriela Sosti.

Quinta parte del alegato de la representante del Ministerio Público Fiscal, Gabriela Sosti. Comenzará con las imputaciones contra los 6 acusados por delitos de lesa humanidad.

La cuarta jornada del alegato de la representante del Ministerio Público Fiscal, Gabriela Sosti.