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kiki lezcano


A 9 años de los asesinatos de Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco, se realizó un nuevo festival cultural que recuerda al joven asesinado junto a su amigo Ezequiel Blanco por el policía federal Daniel Veyga, absuelto por el TOC 16 el año pasado. La jornada contó con una gran presencia de familiares de víctimas de la violencia institucional. La frase del título, que podría salir de la boca de tantas familias diezmadas por el gatillo fácil, esta vez la pronunció Angélica Urquiza, la mamá de Kiki. (Por Colectivo de Medios de Comunicación Popular*) Visitar la “Casita de Kiki” en la Villa 20 de Lugano es siempre movilizador. Puede que sea para asistir a alguna de las múltiples actividades que allí se realizan: el comedor El Enano, el apoyo escolar para los pibes y pibas del barrio, el acompañamiento a familiares de víctimas de violencia institucional, talleres de educación popular, etc. Pero es sin dudas especial hacerlo cuando realizan el festival cultural que recuerda a los jóvenes  Jonathan “Kiki” Lezcano y Ezequiel Blanco, asesinados por el policía federal Daniel Veyga, el 8 de julio de 2009.Desde temprano, quienes militan en la Casita, junto con familiares, amigas/os y vecinas/os, preparan las calles del barrio para recibir a quienes se arriman a compartir una tarde de memoria, donde se sigue buscando verdad y justicia. Desde la participación de un grupo de payasas/os al espacio de juegos para pibes y pibas, desde la radio abierta a las bandas sonando en el escenario, desde la muestra fotográfica a la parrilla con precios populares; son muchas las actividades que se realizan con el fin de construir entre todas y todos el acompañamiento necesario para que sea este, también, un día de alegría. Es que tanto Angélica, la mamá de Kiki, como cada una/o de sus hermanas/os llevan esa memoria adelante como un ejemplo de lucha por lo que pasó, pero con un fuerte compromiso por lo que está por venir. Así nació esta Casita, que en estos años de malaria económica ha sumado una nueva actividad para el barrio: un comedor popular. El Festival es también una oportunidad para que familiares de víctimas de violencia institucional se acerquen a contar su caso, y a organizarse para buscar justicia. Un camino que no es para nada sencillo, especialmente para quienes menos tienen. Eso lo vive día a día Angélica, que tras esperar 8 años un juicio, tuvo que escuchar cómo el Tribunal Oral Criminal Número 16 sobreseía al asesino de su hijo. Esta lucha, que sigue abierta, la impulsa a acompañar a todas esas madres que se acercan a la Casita, y que encuentran en el Poder Judicial más trabas que ayuda. Allí la vimos en Tribunales, junto a Roxana Cainzos, por ejemplo, cuando el caso de Nehuen Rodríguez llegó al juicio oral. Y así la vemos en cada marcha, cada acto donde pueda sumar su palabra y su experiencia de organización.En la tarde del domingo 8 de julio de este 2018 se vivió un momento especialmente emotivo. Fue cuando se conformó una ronda de madres y familiares frente al escenario, contaron sus casos y reclamaron al unísono justicia por las pibas y los pibes asesinados por las fuerzas de seguridad. En sus voces estuvieron nuevamente presentes Marcos Acuña, Jonatan Herrera, Nehuen Rodríguez, Omar Cigarán, Pablo César Reynaga, Fabián Gorosito, Pablo “Paly” Alcorta, Marco Antonio Nuñez. Nombres de un exterminio silencioso, y de un dolor que se transforma en lucha en las barriadas populares. Escuchar de tantas bocas el terrible “me lo mataron”, sentir su falta en carne propia. Juntas/os invitaron a sumarse a la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil y la represión del Estado, que se realizará el 27/8 a las 16 horas de Congreso a Plaza de Mayo. La marcha también será en Tucumán, Rosario, Mar del Plata, Neuquén, Bariloche, Córdoba, Mendoza, San Juan y Santiago del Estero.            “Quería agradecer de corazón a corazón a los familiares, decirles que estamos juntas”, dijo al cierre Angélica. “Nos paramos en el dolor y seguimos con amor, para que a otras madres no les pase”, agregó emocionada. Un ejemplo de lucha que nos impulsa hacia un camino de justicia, que sólo se logrará organizadas/os. Porque como dijo Angélica: “tenemos que hacernos visibles, porque somos los invisibles para aquellos que están en el poder”. *La Retaguardia, Agencia Paco Urondo, FM La Caterva, Sur Capitalino, ANCAP, FM Riachuelo

Después de lo que fue la 3° Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, La Retaguardia recopiló los testimonios de los familiares de las víctimas de violencia institucional y policial. Con un dolor desgarrador y una fuerza incomparable todos ellos se centran en lo mismo: el pedido de justicia. Además, María del Carmen Verdú, integrante de Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), dialogó con Fernando Tebele y María Eugenia Otero en La Retaguardia y contó las sensaciones que dejó la movilización. (Por La Retaguardia)Foto: Agustina Salinas para La Retaguardia Lorena Valdez, mamá de Tomás Vallejos “Yo soy mamá de Totó. En el 2015, tenía 15 años. La policía le disparó. Gracias a Dios mi hijo hoy está conmigo, pero perdió su ojo. Es una lucha constante la que llevamos día a día con él. Venir a acompañar acá es algo que nos compete a todos creo yo. Es un deber como ciudadanos, como familia y como mamá no bajar los brazos ni dejar que nos callen. Fuerza compañeros y acá estamos para lo que necesiten” Sandra Gómez, mamá de Omar Cigarán “Yo soy la mamá de Omar Cigarán, un pibe asesinado el 15 de febrero de 2013. Su asesino está libre. Hoy estoy acá marchando con todos ustedes, porque ¡si no hay justicia, hay escrache! También Sebastián Nicola, ¡presente! Así como hoy marchamos, salgamos todos los días. Que haya unión entre todos los familiares. Yo, mamá de Omar Cigarán, les pido que sigamos en la lucha. A no bajar los brazos. Tenemos dos grosas acá. Mónica, la mamá de Luciano Arruga que siempre nos alienta. Tenemos a Norita Cortiñas, que siempre nos acompañó. Tenemos a Alberto Santillán, el papá de Darío, que también está hoy acá. Gracias. Justicia para todos los pibes asesinados por la policía. Los pibes asesinados, ¡presentes!, ahora y ¡siempre!” Graciela Cardozo, mamá de Ezequiel Palacios “Fue asesinado en la comisaría 2° de Ballester, de la que hoy justamente se escaparon 7 presos. Hubo periodistas para todo, haciéndole notas al comisario. Cuando yo pedí justicia para mi hijo no hubo un solo periodista. Cuando hice una marcha, no hubo un solo periodista, ni un fotógrafo ni nada. Solo los que dijeron ‘se murió un reo’. Es lo que les quiero decir. Justicia para mi hijo y para todos los pibes. Sigamos en la lucha y no bajemos los brazos” Alfredo Cuellar, papá de Florencia “La China” Cuellar “Estoy agradecido a todos los familiares que organizaron esta jornada. Hay un acompañamiento tremendo que a mí me emociona demasiado. Para todas las personas que no me conocen yo soy el padre de la China Cuellar, una de las tantas mujeres asesinadas por el aparato represor dentro de la cárcel. Estoy acompañado de muchísimas luchadoras: la madre de Luciano Arruga, la madre de Kiki Lezcano y nos acompaña Nora Cortiñas. Muchos referentes de diferentes situaciones en las cuales el sistema nos fue privando. Basta de matar a nuestros chicos, basta de torturar, basta de hacer desaparecer a nuestros seres queridos. Como todos ustedes, vamos a seguir exigiendo que el Lechuga Maldonado aparezca con vida y libertad para Facundo Huala. La única forma de detener esta inseguridad que nos quiere imponer el Estado…que dice que la inseguridad se combate asesinando a los chicos. La inseguridad se combate desde arriba tratando de derribar el aparato represor, tratando de derribar a la burguesía, tratando de derribar a los grandes capitalistas que nos están manejando en estos momentos. Son quienes imponen las leyes, quienes encarcelan, son los que quieren poner más policías en las calles, más cárceles y más asesinatos. Un abrazo para todas ustedes y aparición con vida del Lechuga Maldonado” Alejandra, mamá de Hugo Arce  Yo soy la mamá de Hugo Arce y amiga de Carlos Vázquez, asesinados el 5 de septiembre de 2011. Adrián Bobadilla fue quien lo asesinó. No solamente mató a dos chicos. Mató a mi papá y  mató a mis hermanos. Tengo toda la familia muerta por ese hijo de puta. Encima es comisario el hijo de mil puta”Vanesa Franco, mamá de Nicolás Bustamante “Soy mamá de Nicolás Bustamante, asesinado el 20 de junio de 2015 por el policía Gustavo Ezequiel Acosta en la localidad de Burzaco. Yo sé que mi hijo estaba haciendo algo que no tenía que hacer, pero también sé que él tenía derecho a vivir. Por eso estoy acá acompañando a todas estas familias y también para pedir muchas cosas. Es mucho y todos sabemos que es difícil. Cuando veníamos hoy y yo gritaba justicia, me di cuenta que es eso lo que solamente queremos. Para todos ustedes, para todos sus familiares, para los desaparecidos, solamente pido eso, por todos ustedes, por los pibes, por las pibas, por mi hijo, ¡justicia, carajo!”Familiares de Franco Pizarro, Sergio Filiberto, Fernando Latorre, Alan Córdoba, Juan Carlos Nani Cabrera, Jon Mario Carlos, Federico Perrotta “Nosotros somos de Pergamino. Nuestros hijos fueron masacrados en la comisaría 1° de Pergamino. Pedimos justicia. El comisario Alberto Sebastián Donza sigue prófugo. Nadie lo busca. Queremos que lo busquen. Hay 5 policías de los cuales 4 tienen arresto domiciliario y uno todavía sigue en la comisaría. Queremos que todos vayan al penal. Queremos justicia para nuestros hijos. Los mataron, los asesinaron, los masacraron. Son 7 jóvenes, 7 chicos, 7 pibes que tenían un destino, una vida por delante.Los chicos se murieron pidiendo ayuda, se murieron de dolor, se murieron quemándose, pidiendo ayuda y nadie hizo nada. No llamaron a los bomberos, no usaron los matafuegos, no le abrieron la lluvia. Pidieron ayuda hasta último momento y no hicieron nada. No fue un motín, fue una masacre.Franco Pizarro, Sergio Filiberto, Fernando Latorre, Alan Córdoba, Nani Cabrera, Jon Carlos, Federico Perrota, ¡presentes!” Miriam Pereyra, mamá de Walter Alejandro Kafé González “Soy Miriam Pereyra y solo pido justicia por mi hijo que lo mató la policía” César Casas, papá de Matías Casas “Felicito a todos los familiares por estar acá, por estar compartiendo, por estar conociéndonos. Es una tarea que tenemos por delante para poder

Lo declaró el abogado de la familia Lezcano, Matías Busso, en la conferencia de prensa que dieron ayer luego de la sentencia absolutoria. También  dijo que apelarán el fallo. Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco fueron asesinados por el policía Santiago Veyga, quien sostiene que se trató de una situación de defensa personal en el marco de un robo. Tiempo después de los fallecimientos, un video difundido demostró que los dos chicos fueron torturados por efectivos de la Policía Federal. Allí se oyen varias voces gozando ante la agonía de Kiki Lezcano.(Por La Retaguardia) La absolución “Sentimos mucha angustia y mucho dolor. Para que pudieran entrar más personas hemos realizado pedidos, también para que pudiera entrar la prensa. No se entiende cómo los funcionarios judiciales están acostumbrados a que sus decisiones sean de espaldas a la sociedad. Por eso sentimos que esto es un compromiso, más allá del dolor y la angustia. Incluso aunque jurídicamente no haya mucho para decir porque aún no están los fundamentos”, comenzó Matías Busso, abogado de la familia Lezcano. Considero que “esta resolución es un cheque en blanco a las fuerzas de seguridad. Sienta un precedente alarmante y Veyga va a volver a la Fuerza”. Además, Busso se pronunció sobre la ausencia de la prensa: “El poder judicial debería ocuparse de que sus actos sean públicos y todo el tiempo puso resistencia. Hubo un destrato total con los familiares. Nuestro pedido ni siquiera tenía que ver con lo público de la causa, era una cuestión humanitaria. La familia Lezcano se compone de siete hermanos, y son dos familias que tuvieron que ir rotando para formar parte de un juicio al que esperaron ocho años”, denunció. “El Tribunal no entendió o tenía la decisión tomada desde el primer día”, deslizó Busso.  “Este juicio tuvo cuatro audiencias que para nosotros fueron muy duras. El juicio, para las víctimas, tendría que ser una reparación, un derecho. Angélica tenía derecho, sin embargo nos hicieron pensar que estábamos de prestado. La Justicia que no es pública no es justicia. Para el último día montaron un operativo policial desmesurado. Maltrataban a las víctimas”, aseguró. Para Busso, “no se puede pasar por alto, no es una cuestión menor en un juicio. Vamos a apelar este fallo en Casación, pensábamos que no quedaba otra que la condena”. El abogado mencionó ejemplos del maltrato: “En la segunda audiencia, la presidenta del Tribunal Oral dijo que libró un oficio para que no se organice una manifestación en la puerta, una concentración nutrida de alegría y amor, para que no se permitieran ‘actos antidemocráticos y no propios del estado de derecho, de acuerdo a los incidentes que ocurrieron en la puerta’. Se había montado un operativo cuando no ocurrió nada”, aseguró. En este sentido, consideró que “molestaba la publicidad ¿Cómo van a decir que la familia es antidemocrática? Ocho años esperaron un juicio, dos meses estuvieron desaparecidos Kiki y Ezequiel. Y están acá. Están esperando que ustedes les digan qué tienen que hacer. Lo tenían a metros a Veyga. Nadie dijo nada, nadie le dijo nada”, insistió acerca del comportamiento de los familiares ante cada maltrato. Angustia de madre Angélica Urquiza, la mamá de Kiki, intervino en el mismo sentido: “Nos dijeron que no podíamos armar la radio abierta por ruidos molestos. No entendemos lo que pueden mandar los jueces, así que acordamos bajar el volumen. Hicimos la olla popular para los compañeros de Zavaleta. La jueza se pedía café con crema, con sandwich. Veyga en esa primera audiencia estaba con la cabeza gacha. Después, su abogado mascaba chicles, se tocaba la cabeza, hacía gestos”, graficó acerca del cambio de humor del policía con el transcurrir del debate. Sobre los indicios de la sentencia que emitió el Tribunal, Angélica dijo: “Yo no perdía la esperanza. Ya sabíamos que el que había filmado el video era Santiago Veyga. Yo se lo dije a los medios. Se me sale el corazón pero la voz del que le dice a mi hijo: ‘Arrancá ahora, arrancá, guacho, putito, hijo de puta, arrancá’, es Santiago Veyga. Nunca se investigó si su hermano (también policía) había estado en esa comisaría. El hermano lo ayudó a mover los cuerpos de Kiki y Ezequiel”. Busso graficó otro destrato: “Veyga fue a todas las audiencias, sólo faltó a la sentencia ¿Por qué lo hacen evidente? La familia no quiere venganza, quiere justicia. ¿Por qué al dolor que generan dos pérdidas el poder judicial le tiene que agregar todo el resto?”, se preguntó. Angélica recordó: “Me invitaban a salir del lugar con policía y dije ‘señor, hace siete años y once meses que vengo a los tribunales. No me acompañe porque los conozco de arriba abajo’. Me querían acompañar porque lo tenían que sacar al señor Veyga. Custodiado, disfrazado. Lo tienen que cuidar de su propia conciencia, no de mí. Yo no quiero que se muera, sino que pague por lo que hizo”, sintetizó. Además se refirió a la frustración por la sentencia: “Para mí, este juicio me llevaba todo lo que puedo tener dentro mío. Todos los sentimientos. Es lo que venía pidiendo, luchando. Pero hay una justicia para los que tienen plata y una justicia para los que no tenemos. Ellos lo tienen resuelto desde el primer día: ‘A estos negros que vienen a pegar cartelitos’… Yo no quería romper nada ni pegarle a nadie. Es lo que pido desde el día 8 de julio de 2009”. Luego intervino Verónica, hermana de Kiki: “Como hermana, sentí que me faltaron el respeto desde el primer día que empezó la audiencia cuando nos garantizaron un juicio oral y público y empezaron a poner obstáculos para que los medios de comunicación no entren. Para que nadie le saque fotos a Veyga. Cuando lo cuidaban para que no se ponga nervioso. En una sala donde nos revisaban totalmente. No podíamos creer la falta de respeto de los jueces, los secretarios, la policía. Siento mucha bronca e impotencia”, lamentó. “Siendo una piba de barrio sentí que somos superiores a

Daniel Santiago Veyga, el policía federal que disparó contra Jonatan Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco el 8 de julio de 2009, fue absuelto esta tarde por el Tribunal Oral (en lo) Criminal Nº16. La lectura del veredicto se realizó sin la presencia de la fiscal Helena Díaz Cano, que había solicitado 9 años de prisión. La querella por su parte había pedido prisión perpetua. Este texto fue escrito una hora antes de que se conociera la noticia, porque ésta fue una sentencia anunciada. (Por Rosaura Barletta para La Retaguardia) Foto: el policía Veyga se tapa la cara. El juicio arrancó patas para arriba. Antes, la causa ya estaba patas para arriba. Pero el debate llegó con un triunfo, que fue revertir el sobreseimiento anterior al ex Policía de la Federal Santiago Veyga. Ocho años costó llegar a una instancia en la que, cualquiera hubiera querido, la familia recibiera respeto, resguardo e imparcialidad. Sin embargo, fue lo contrario y se repitieron los destratos judiciales que no hacen más que confirmar dos factores sin los que esta sentencia hubiera sido imposible: A) Sin movilización popular (y por esto alguien debería hacerse cargo) ni medios de comunicación que difundan, los fallos son casi siempre los peores posibles. B) En su costado “sincero”, el poder judicial tiene un profundo e indisimulable desprecio, odio y resentimiento de clase. Según Veyga, el 8 de julio se encontró con Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco que, a punta de pistola, lo metieron en su propio vehículo, en el asiento del acompañante. Kiki manejaría pero, un forcejeo previo y milagroso, acabó con los dos chicos con disparos en sus cabezas. A Lezcano le dio un balazo en el cuello; a Blanco le dio dos tiros, uno en la ceja y otro arriba de la oreja. Todo esto, según su versión, se dio en un marco de agresión que se hizo más dura cuando al entrar al vehículo, los jóvenes vieron su campera de policía y se pusieron más duros. Sin embargo, no dispararon… no forcejearon… y él les metió tres tiros.No sería más que un tradicional “enfrentamiento” cuya veracidad nunca se pone en duda en los expedientes si no se hubiera difundido en circunstancias fortuitas el video que muestra a Ezequiel muerto -asesinado- en el asiento trasero y a Kiki agonizante siendo torturado por más de una persona. Las voces que lo verduguean son de policías federales, pero al parecer investigar de quiénes no es el hecho que el Tribunal buscó clarificar. La familia sostiene que entre ellos estaba el asesino Santiago Veyga.El Tribunal N°16, integrado por los jueces María Cristina Bértola, Gustavo González Ferrari e Inés Cantisani, hizo trascender -a conciencia o no- su odio de clase. Así se tradujo en todo tipo de maltratos a una familia damnificada y todo tipo de adulación a la defensa de un acusado de asesinar a dos jóvenes con un arma reglamentaria, según siempre reconoció el mismo Veyga.Primero, empleadas del juzgado se dirigieron con desprecio a la familia señalándole cuestiones de comportamiento que ésta jamás transgredió. También se ofendió el Tribunal cuando una reportera gráfica foteó al asesino y ordenó que revisaran su cámara para borrar las tomas. Se impidió sistemática y dirigidamente -aunque digan que no- el ingreso de la prensa a presenciar las audiencias, entorpeciendo sin reparos el carácter público de todo debate oral. Luego de la presentación realizada por medios alternativos que reunieron cientos de firmas de periodistas, medios y personalidades, se logró acceder a una sala de tamaño mayor, pero alegatos y sentencia sólo contaron con la presencia de un periodista de Clarín, una periodista del sitio fiscales.gob.ar y nuestro compañero de La Colectiva, Daniel Giovaninni. Sin la presentación del escrito, hubieran sido corridos totalmente de la posibilidad de estar en las audiencias los medios alternativos, comunitarios y populares que fueron a todas las jornadas pero, más aún, cubren el caso desde aquellos primeros meses a mediados de 2009 cuando Kiki y Ezequiel aún estaban desaparecidos.Tampoco podía la familia, los militantes ni los periodistas permanecer en el pasillo contiguo a la sala para, al menos, acompañar durante los cuartos intermedios. Tampoco podían, por decisión del Tribunal según indicó la propia Policía, montar una radio abierta en la vereda del edificio. Sólo lo permitieron cuando, luego de una negociación, los presentes aceptaron bajar el volumen de la transmisión y no montar un gacebo. Fue moneda corriente en este juicio, de todas formas, que la calle estuviera vallada y militarizada.Kiki y Ezequiel no sólo fueron asesinados a quemarropa y torturados en su agonía. También fueron desaparecidos por el juez Cubas: el que debía investigar su paradero y el que ordenó enterrarlos. Ezequiel estaba en la morgue y Kiki ya en Chacarita cuando, tres meses después de que faltaran de casa, las familias pudieron dar con ellos.Hoy, las dolencias personales de Kiki y Ezequiel, provocadas cuando el verdugo los humilló en agonía, la marginalidad a la que fueron condenados mucho antes de cruzarse a Samtiago Veyga por vivir en una villa, o ser adictos, o haber estado tras las rejas, el sometimiento sistemático de una familia que soportó en 8 años cachetada tras cachetada como si el delito fuera que te mataran a un hijo, lo desclasado de un Policía cuyo hijo tiene la edad de Kiki y al que jamás induciría a una muerte similar y su odio por haber cruzado a una vereda que probablemente no supiera que existía, su perversión sin límites y su asqueroso goce sádico con la tortura, todo eso hoy se revuelca en un barro de inmundicia que devoró toda esperanza de justicia para dos nuevos acribillados por el perro rabioso que protege al sistema. Y es un aval de la justicia al gatillo fácil.

Sigue el juicio por los asesinatos de Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco, por el que está acusado el policía Daniel Santiago Veyga. La próxima audiencia es el 26 de junio en Lavalle 1171 a las 8:30 (puntual). El debate es, hasta ahora, oral pero no público, pues está vedado el ingreso de la prensa al recinto y hasta quedan afuera parte de las familias damnificadas. Aún hay testimoniales pendientes, por lo que los alegatos y la sentencia probablemente serían en una fecha posterior. Además, el Tribunal practicó un explícito destrato a las familias de Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco, acusándolos de antidemocráticos y custodiando su ingreso y salida de cada jornada con la policía. En La Retaguardia, Ángelica Urquiza, mamá de Kiki, lo relató. (Por La Retaguardia)Foto: La Retaguardia (Foto: radio abierta en la vereda de los Tribunales) “Este último fue un martes muy triste. De entrada no nos dejaban instalar nuestras cosas para una radio abierta y una olla y un gacebo (en la calle peatonal y sin interrumpir el tránsito). Nos dijeron que había una orden del Tribunal, que no podíamos hacerlo porque habían hecho un escrito diciendo que el motivo eran los ruidos molestos. Hablamos con la Policía y dijimos que hagamos un acuerdo. Pusieron vallas de fierro altas y nos pusieron un micro con todos los policías”, denunció Angélica. “Entramos muy nerviosos a la sala. Con el tema de siempre, que al principio había lugar para periodistas, habían tomado las credenciales. Éramos cinco familiares y cinco periodistas. Al rato, el presidente del tribunal llamó a la secretaria, que hizo una cara… y nos dijo que no había lugar. No quieren decir que es contra la prensa”, consideró.Los forenses En la segunda jornada, pudo verse el vídeo del operativo policial. A medida que avanza el relato, Angélica se angustia más: “Empezó el debate con los médicos forenses. Todo este tiempo luché para tener justicia, que se aclare lo que pasó, poder tener un panorama que nunca tuve. Yo no sé mucho, creo que los que están ahí saben mucho más que yo. Cuando la médica del SAME dijo que no recordaba nada, cuando le leen (su declaración anterior) puede recordar, cuando le pasan el video puede recordar ciertas cosas, pero no quién hablaba en el video. Ella, en una parte le dice al policía que está al lado de ella ‘¿cuántos tiros tiraste?’ o ‘¿acá también tiraste?’”, aseguró. “La médica está haciendo el recorrido con el cuerpo mirando donde estaba Kiki. Ella insiste en que no recuerda. Estaba mintiendo”, considera Angélica.“Después se dio otra situación, otro médico forense que declaró también para el caso de Luciano (Arruga). Un médico espectacular que relató cómo había sido el asesinato de Kiki y a qué altura estaba, todo. Habló de que estaba el arma apoyada en la sien de Kiki, y en el caso de Ezequiel, que el disparo fue a muy corta distancia. También dijo que los chicos no habían consumido. Luego, le fueron preguntando y dijo que el corazón cuando uno toma estupefacientes pesa más y que esto pasaba, es decir que habían consumido en la semana u horas antes. Ahí, la jueza preguntó y repreguntó”, destacó. Maltrato es poco Es imposible escuchar el relato y no entender el primer factor en juego: la clase. El policía Santiago Veyga, que no tiene plata pero es desclasado, tiene un hijo de la edad de Kiki. Sin embargo, puede disociar perfectamente esa información a la hora de despreciar la vida de un negro de la edad de su hijo.“Lo que se juzga acá no es si los chicos se fumaron un porro dos horas antes, sino quién los mató. Cada vez que salgo, salgo indignada, porque estas dos juezas y el juez dan esta sensación. Yo creo en la justicia, si no no hubiera llegado hasta acá. Pero lo primero que nos dijo la jueza cuando entramos es que éramos antidemocráticos, como que éramos montoneros, que teníamos que respetar la libre expresión. Eso dicen mientras no dejan entrar a alguien a sacarle una foto a Veyga. Es un día muy triste”, insistió Angélica, ya entre sollozos. “Tengo fe y esperanza de que esto se pueda revertir, pero hay un maltrato hacia la familia, a los que la acompañan. Pedimos la sala más grande, no la dieron. Sin querer sonó un celular, y por eso pararon todo para retarnos. Invitaban a mi familia a que salgan del hall, a decirles que no podían permanecer. Es un lugar público donde tenían que estar mis hijos porque no pueden entrar a la sala”, planteó sobre la humillación a que son sometidos a diario.“Luego nos acusaron de que cuando él salió sufrió agresiones verbales porque le decían asesino ¿Qué le podemos decir? El tipo tiene chaleco antibalas ahí, come chicle, tiene su Coca light. Mientras, nosotros estamos muertos de sed. Yo la miraba a la jueza y pensaba si no le corre sangre por las venas. Si es abuela, tía, hermana, madre. Cuando salí, le ordenaron al jefe del operativo que me acompañara ¿A mí? Hace siete años y once meses que vengo por los juzgados. Conozco bien la salida, no necesito que me acompañen. Me invitaban a acompañarme porque tenía que salir el Señor Santiago Veyga. Podrán protegerlo mucho ahí, pero nunca lo va a proteger su propia conciencia. Esa conciencia lo va a acusar toda la vida porque es un asesino, y cuando abrace a su hijo de 17 años no se va a olvidar de que mi hijo tenía esa edad. Le dije todo eso al policía que me respondía que no tenía nada que ver. Entonces que no me acompañe”, sugirió desesperada.“Estamos viviendo lo mismo que hace siete años y once meses con el juez Cubas. Represión, una falta de consideración a la familia, una falta de justicia. Esto sigue en cadena en el mismo Estado. Quieren hacer pasar que los chicos le fueron a robar, pero encima estaban drogados y él se defendió. Están buscando nuestra reacción. Estoy muy

Mañana continuará el juicio contra el policía Daniel Santiago Veyga acusado por los asesinatos de Jonatan Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco, ocurridos el 8 de julio de 2009. El martes pasado comenzó el debate oral que no fue público, ya que el Tribunal Oral Criminal Nº16 prohibió el ingreso de la prensa, salvo para tomar fotografías. Sin prensa no hay garantía de que un juicio sea público. De todos modos, intentamos armar la crónica que hubiésemos escrito si hubiéramos podido presenciar, pero lo hicimos a través del relato de Vanesa Orieta en el programa de Familiares y Amigos de Luciano Arruga y en la entrevista de La Retaguardia a Matías Busso, abogado de las familias. (Por La Retaguardia) Foto: Veyga se tapa el rostro para evitar ser visto (La Retaguardia) Sin prensa no es público “Esta es la mirada de un familiar que va a acompañar en este caso a los familiares de Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco. Teniendo en cuenta que ya hemos participado de otros juicios, no cambia la actitud y la relación que tienen los jueces con los familiares que denuncian la represión por parte de los gobiernos constitucionales. En primer lugar, estábamos en una sala muy chica cuando la familia había solicitado una cantidad de asientos para que pudieran estar los familiares, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, periodistas. El trato es el mismo que en otros casos. Una sala muy chiquita. Fuimos pocos los que pudimos ingresar para acompañar a la familia. Pasó una tanda de periodistas que tomaron fotografías pero no pudieron quedarse en un juicio que era oral y público”. La primera que nos ayuda a realizar esta crónica es Vanesa Orieta, la hermana de Luciano Arruga. Aclara rápidamente que es una familiar que va a acompañar a otras familias, pero preocupada por el silencio que implica un juicio sin prensa, al día siguiente asumirá -una vez más- el rol de contar. Lo hizo participando del programa Desde Afuera, que Familiares y Amigos de Luciano Arruga realizan desde el estudio de Radio La Retaguardia.Lo que relata Orieta lo vivimos porque fuimos parte de ese primer grupo que entró solo a tomar las fotos que ilustran esta nota. Sin embargo, lo peor ocurrió después de un cuarto intermedio, cuando ingresó una segunda tanda de periodistas. Y como ya no estábamos, recurrimos otra vez a su relato: “Entró una nueva tanda de periodistas y los jueces se pusieron bastante nerviosos. Empezaron a levantar el tono de voz y les gritaron a los periodistas que habían ingresado para tomarle fotos al imputado. Los jueces dijeron que eso no estaba permitido, pidieron que sea revisada una de las cámaras de una de las fotógrafas. A todos nos metieron dentro de esa sesión diciéndonos que la hacíamos entre todos y todos estábamos obligados a que el orden se mantuviera. Uno mucho no puede decir porque no puede sumarle a la familia más nerviosismo pero podría sumar que si todos estamos para garantizar que esto funcione bien, la justicia debería haber garantizado primero que pudieran ingresar todos los que quedaron afuera y también los periodistas. Es bien importante que los medios puedan registrar las caras de los jueces que participan, del imputado y de los presentes. Es un juicio que se cerró en una primera etapa sin ser investigado el hecho, quedando sobreseído el policía Veyga y sin poder la familia obtener la justicia que necesitaba. Por este impulso de organización, de lucha de la familia y los amigos, de los abogados que se sumaron y del anterior, Juan Manuel Combi, que solidariamente se puso a disposición para que pudieran avanzar quienes hoy llevan la causa. Se pudo lograr que se reabriera la causa y que se impulsara este nuevo proceso de juicio. Ahora hay un policía responsabilizado por las muertes de los dos chicos que es Santiago Veyga”, contó Orieta.El abogado de las familias de Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco, Matías Busso, dialogó con La Retaguardia. Allí también opinó acerca de la ausencia de prensa: “Es lamentable que no haya habido prensa. Nosotros advertimos al tribunal hace unos meses de que se tenía que encontrar una sala acorde a la importancia del juicio. Se ve que a los tribunales y jueces les incomoda hacer su trabajo de cara al pueblo y al público, por eso eligen esos reductos. Me dijeron que era un problema administrativo. Antes de entrar solicité lo mismo, les dije que les advertí, que mucha gente se iba a quedar afuera. Lo que ocurrió ayer en ese sentido es grave. El impedimento de lo oral y público puede acarrear la nulidad del debate entero, pero la elección que hicimos de seguir en el debate con estas condiciones fue por la decisión de la familia y no pedir la suspensión. Estábamos en todo el derecho de pedir la suspensión hasta que nos garantizaran una sala acorde al interés que surge de la causa. Hay un tema recurrente con esta causa, es que los jueces y fiscales no quieren hacerse cargo de darle la dimensión e importancia que tiene y quieren que pase inadvertida. Hace un mes cambiaron de fiscal como si fuera una causa más. Son reiterados en ese sentido. La actitud de los jueces siempre es la misma, porque en secreto se pueden hacer mucho mejor las cosas. Nosotros queremos que los jueces den respuestas sobre lo que pasa y en esa lucha estamos”, expresó Busso. En esta reconstrucción que encaramos, vaya a saber cuántas cosas Orieta no habrá podido registrar, o cuántas frases textuales que rescataríamos, hoy no podemos utilizar. En un medio como La Retaguardia, que propicia la herramienta comunicacional en manos de los actores y actrices sociales, solemos pensar que nuestro rol en instancias tan fuertes para las familias como un juicio tan difícil de conseguir, es justamente poder observar desde un lugar que, por más implicados que estemos en la noticia, no llega nunca al nivel de conmoción que puedan sentir quienes han pasado por esas situaciones. Mañana habrá que ver

Lo dijo Angélica Urquiza, mamá de Kiki Lezcano, asesinado junto a Ezequiel Blanco el 8 de julio de 2009 por el policía federal Santiago Veyga. Sus cuerpos estuvieron desaparecidos durante tres meses, y tiempo después de que se conociera que habían sido asesinados, se filtró un video que muestra a Kiki agonizante, filmado por su asesino, que en lugar de auxiliarlo, goza la situación. El policía fue sobreseído en primera instancia, pero las apelaciones lo llevaron al banquillo de los acusados. El martes 6 de junio será la primera audiencia del juicio en Lavalle 1171 a las 9. Las jornadas posteriores pautadas son el 13 y el 26 de junio. (Por La Retaguardia) Se acerca el comienzo del juicio, 8 años y muchas vueltas después de los hechos. Angélica está ansiosa y se le nota una fortaleza que ha sabido construir. “Nosotros venimos trabajando con los barrios de Zavaleta, de la 1-11-14 y con mucha gente para que pueda estar presente ese día. Para mí es muy importante. No tenemos nada pendiente, dimos todo lo que pudimos, y si hubiéramos podido más lo hubiéramos dado seguramente a través de la lucha y los años. El juicio llegó a esta instancia no sólo por mérito mío sino por haber tenido un buen abogado”, destacó. “Primero, hasta hace dos años fue Juan Manuel Combi, él siempre estuvo dispuesto a escuchar a la familia y acompañar. Este juicio llega también por él. No quería dejar de pensar en eso”, recordó Angélica.Además, agradeció más en general: “Por todos aquellos que levantaron el cartelito de Kiki y los medios alternativos también llegamos a este juicio. Muchos no te dan lugar porque es un pibe de Villa 20 y está instalado que algo habrá hecho, era un negrito”.En relación a los medios, Angélica fue categórica: “Cuando se trata de un pibito del barrio que fue a robar, ahí sí están todos, dan la noticia de la inseguridad, le meten pimienta para que explote. Pero cuando hay un poder policial o de cualquier otra fuerza, no le dan tanta importancia. Tenemos muchos casos de la Metropolitana que salieron un día o dos, y después se borran. Lo que una esperaba es que ellos estuvieran acompañando, pero no fue así”.Estrategias de la defensa En este sentido, Angélica aseguró que está prevenida: “La semana pasada hablamos de esto. Después se llevó el debate a casa con los chicos. Me decían que teníamos que prepararnos porque se van a decir cosas que no nos va a gustar esuchar. Ellos van a tener su estrategia de decir y tratar de embarrar a Kiki y a la familia. Lo primero que investigan desde el principio es a nosotros: ‘¿Usted qué le hizo? ¿Le pegaban? ¿Tiene problemas? ¿Se droga?’. Cuando aparecieron los cuerpos de los chicos decían ‘aparecieron los adictos al paco’. No murieron por el paco, murieron de dos tiros en la cabeza cada uno, por Santiago Veyga”, insistió. “En estos siete años acompañé muchos casos, y todos tienen la particularidad de plantear la defensa que por algo los mataron. Por defensa propia. Hoy mi dolor es más latente que hace siete años, porque hoy estoy convencida de que nunca más voy a ver a mi hijo. Estoy preparada para soñar y yo imaginarme a Kiki en cada momento, cómo hubiera crecido, las canas que tendría, los nietos que hubiera tenido. Es el dolor más grande, no va a ser más doloroso escuchar a Santiago Veyga y las barbaridades que pueda decir”, aseguró. Además, Angélica blanqueó su expectativa: “Estoy preparada porque sé que se va a quebrar. Tengo esa confianza, esa esperanza. Y va a decir que no estuvo solo, porque sé que no estuvo solo. Con eso voy, con eso espero”.Recorrido Angélica Urquiza visitó La Retaguardia. “Estoy totalmente convencida de que todo lo que he hecho es lo que pude. Si hubiera podido más hubiera hecho más. No tengo nada pendiente porque desde el momento que encontré a mi hijo, le dije que iba a luchar por una justicia, aunque no supiera si la iba a tener”, expresó y se dirigió a su hijo: “No voy a cesar hasta el último día de mi vida de gritar fuerte tu nombre. Tenías todo para vivir y no te dejaron crecer, ser, te cortaron”.Además, Angélica ubicó a esta instancia en su contexto: “Con el juicio no se termina todo porque hay muchos Kiki que vienen creciendo, Ezequiel, en este barrio y en otros. Va a haber un después del juicio. No sé cuál va a ser porque ni yo lo sé, pero voy a seguir, espero tener la fuerza y salud y estar de pie para lo que me toque. Y esto se lo dedico a Moni (mamá de Luciano Arruga) que siempre dice que lo quiere escuchar: lo que no te mata te fortalece”, sentenció. “A través de los años, empecé a decir, ‘qué dolor tan grande no verte, qué feo saber que no te voy a ver más, me duele hasta al caminar’, pero pensaba ‘qué amor que te tengo’, recordando todas las cosas que hicimos juntos y las que hubiéramos hecho. Entonces, me pregunto, ¿cómo hago? Me paro en el dolor”, expresó. Para Angélica, “el dolor y el amor no pueden separarse. Porque es tan grande el dolor de saber que no lo voy a ver ninguna más, y es tan fuerte pensar que lo disfruté 17 años conmigo, soñé muchas cosas y eso estará hasta el último segundo de vida que tenga. El día que no pueda hablar va a ser el día que muera yo y muera Kiki. Cuando cuento la historia de Kiki vuelvo a vivir. Vuelvo a tener qué decir. Lo que me hace mal es el olvido. Nunca voy a dejar de contarte que me va a hacer mal. Lloro porque me duele el alma, pero el contar, decir, me genera mucha más vida, que se sepa lo que pasó con Kiki”. El humano “Que la sociedad sepa que era un negrito de Villa 20

(Por RNMA) Lo dijo Angélica Urquiza, la mamá de Kiki Lezcano, tras el fallo de Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal que determinó que sea llevado a juicio el policía Daniel Santiago Veyga, que asesinó a balazos a Jonatan Lezcano y Ezequiel Blanco en julio del 2009 y luego alegó que lo había hecho defendiéndose de un supuesto ataque. Adriano Agreda y Angélica Urquiza, uno de los abogados de la causa y la mamá de Kiki respectivamente, dialogaron sobre este cambio de rumbo en la investigación con Enredando Las Mañanas, el programa de la Red Nacional de Medios Alternativos. “Esta causa es un manual de cómo investigar mal, de principio a fin” Adriano Agreda junto a Juan Manuel Combi representan a la familia de Kiki Lezcano en la causa que investiga su asesinato policial junto al de Ezequiel Blanco. Ambos fueron baleados en Parque Chacabuco por el policía Daniel Santiago Veyga, quien fue sobreseído ya en dos oportunidades por la justicia, pero esos fallos fueron anulados en ambas instancias. Según él actuó en legítima defensa, pero nunca se pudo probar la supuesta situación de la que se habría defendido. Es más: existe un video que lo muestra riéndose del crimen mientras Kiki agoniza.“Todos los planteos que inicialmente se hicieron al momento de presentar el recurso de casación fueron tenidos en cuenta por la Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal, y eso es importantísimo para nosotros porque más allá de que podíamos o no tener razón, lo cierto es que el planteo tuvo un eje único que es la imposibilidad de saber la verdad por parte de la familia, pero en términos de verdad jurídica, no tanto en la verdad de lo que pudo haber sucedido aquel fatídico día”, relató Agreda, quien explicó que diferencia la verdad jurídica de la verdad sobre la realidad del hecho porque “el procedimiento y la investigación que se llevaron a cabo en esos primeros tres meses por parte del Juzgado Nacional de Primera Instancia Nº 49 a cargo del doctor Cubas  fue totalmente ineficiente; hubo una serie de delegaciones de facultades hacia los miembros de la policía federal, que eran los que tenían que proveer la prueba y cosas que no han hecho y terminó perjudicando la posibilidad de acceder a una verdad”.“El poder judicial no colaboró en la primera etapa para acceder a una verdad, hasta pareciera ser que había dejado librada la suerte de esa investigación a miembros de las fuerzas”, dijo el abogado. “Al haber tantas dudas y al haberse manipulado tanto las pruebas que se debían rendir en autos y las contradicciones que surgen de lo que han dicho los testigos y de lo que se pudo cotejar en realidad y lo que pudo haber sucedido con la pérdida de material, implica que en esta instancia es imposible acceder a una certeza a los fines de decir si hay un sobreseimiento”, remarcó en relación a los dos fallos que separaban a Veyga de la causa.“El tribunal por unanimidad coincidió que el fallo de segunda instancia de la Sala I de la Cámara Criminal es nulo por falta de motivación, porque estuvo mal fundado ese fallo”, explicó el letrado: “no es un tema menor, cuando se consideró que debían haberse dado los elementos para lo que ellos entendieron como legítima defensa, se logró demostrar que eso no es así”.El abogado sintetizó que “en un lapso de casi 6 años se han obtenido dos fallos nulificantes de las instancias anteriores porque no cumplían con los requisitos necesarios para ser considerados válidos” y explicó que  “para poder acreditar la legítima defensa se trató de establecer previo al hecho una serie de elementos que no se han podido probar” y remarcó: “sostenemos al día de la fecha que los chicos no portaban armas, lo único que hay es la versión del imputado”.Sobre el video que muestra a los policías dejando morir a Kiki y Ezequiel dijo que “hace al contexto de cómo se dio toda esta agresión”.“Ahora hay que esperar que la causa llegue a primera instancia, que se dicte un nuevo fallo para que se eleve a juicio, hay que ver si la defensa se opone o no a la elevación a juicio, que se sortee un tribunal, la disponibilidad de fechas del tribunal, ver si hace falta instrucción suplementaria”, concluyó estimando que por lo menos pasará un año para que se concrete la instancia oral. “Hay un Estado que mata, asesina y hace desaparecer a nuestros hijos enterrándolos como NN”“Estoy feliz”, comenzó diciendo Angélica Urquiza, y eso se le notaba en la voz. “Moni (Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga) y yo tenemos algo en particular, que es que cuando nos vemos y nos abrazamos, con Vane (Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga) y con toda la gente que está trabajando por el caso de Luciano, hay algo muy particular; en 2009 Moni me vio a mí con un cartelito porque hacía un mes que había desaparecido Kiki, y ella me miró y me dijo que así como yo estaba buscando a mi negrito ella también estaba buscando al suyo; ´los vamos a encontrar´, me dijo”.“A los dos meses y medio apareció el cuerpo de Kiki, después de cinco años el de Luciano”, recordó Angélica: “Kiki estaba en Chacarita y Luciano también; hoy, antes de cumplirse los seis años, pasa lo mismo con Kiki; hay algo en ellos dos, ese pedido de justicia, la lucha”.“Vamos a luchar, dijimos con Moni, a ser las voces de nuestros hijos”, y no fallaron.Angélica Urquiza dijo que lo que hace el Estado “es aberrante, usan las mismas herramientas con los mismos pibes, andá a saber cuántos Kikis y cuántos Lucianos hay” y lamentó que “esa unión (con familiares de otras víctimas) sea porque hay un Estado que mata, asesina y hace desaparecer a nuestros hijos enterrándolos como NN”.“Como mamá se me revuelve el estómago, desde lo más profundo de mis entrañas algo me decía que tenía que haber justicia, que tenían

(Por La Retaguardia) La Sala IV de la Cámara de Casación Penal, integrada por Mariano Borinsky, Juan Carlos Gemignani y Gustavo Hornos, resolvió anular el fallo que sobreseía al policía federal Daniel Santiago Veyga por los asesinatos de Jonathan Lezcano y Ezequiel Blanco, ocurridos en julio de 2009. De esta forma queda habilitada la realización de un juicio oral para establecer en qué circunstancias los jóvenes fueron asesinados y si fue o no legítima defensa por parte del policía. La querella de la mamá de Kiki Lezcano, Angélica Urquiza, con el patrocinio de los abogados Juan Manuel Combi y Adriano Agreda, decidió presentar un recurso ante casación tras la resolución del juez Juan Ramos Padilla que sobreseía al imputado en un fallo en el que destacaba el fracaso de la justicia para darle las respuestas necesarias a la mamá de una de las víctimas en tanto querellante.Los jóvenes fueron asesinados en julio de 2009, pero permanecieron desaparecidos más de dos meses hasta que fueron encontrados: uno enterrado como N.N. en el cementerio de Chacarita, otro en la morgue judicial. Las versiones oficiales de un enfrentamiento entre ladrones y policías fue derribada por la aparición de un video donde se ve a Kiki Lezcano agonizando dentro de un auto mientras un grupo de policías se burlaban de él. “Por qué no te hacés el macho ahora, putito” le decían, entre risas, los efectivos, dejándolo morir en lugar de auxiliarlo.

Angélica, mamá de Kiki Lezcano(Archivo 10º Encuentro RNMA) (Por La Retaguardia) Fue lo que le dijo Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga, a Angélica Urquiza, mamá de Kiki Lezcano, una de las tantas veces que se encontraron frente a un edificio de Tribunales exigiendo justicia para sus hijos. El dolor las unió y hoy se consideran “hermanas de lucha”. Hace pocos días confirmaron que Luciano y Kiki tuvieron el mismo destino; fueron asesinados por la policía y enterrados como NN en el Cementerio de la Chacarita. “La historia se repite, se cambian los nombres de nuestros hijos, pero siguen haciendo esto en los barrios más pobres, con la gente más humilde, sin valor alguno por la vida”, afirmó Urquiza. -Angélica Urquiza: Hola hermosa, ¿cómo estás, mi amor? -Mónica Alegre: Bien, se podría decir que bien. Luchando, o tratando de seguir luchando. -AU: Todo mi amor y fuerza, y nunca te olvides de cuando estábamos frente a Tribunales y vos me diste esa fuerza hermosa, grande, y me dijiste ‘yo también busco a mi negrito’, no te olvides nunca de eso. Ese abrazo hermoso que nos dimos. Y encontramos a mi negrito primero y ahora a Lu. Así que toda esa fuerza hermosa que me diste ese día vuelve para vos, todo el amor. No bajes los brazos nunca, ni vos, ni tu familia. -MA: Yo tampoco voy a olvidar ese abrazo porque marcó un antes y un después para mí, y a través de ese abrazo me di cuenta de que no era la única y que había muchas más, que nosotras no éramos las únicas, que había muchos otros casos similares, parecidos, iguales. Eso me marcó muchísimo, por eso yo siempre digo que vos sos mi hermana de lucha, siempre lo dije.  -AU: Vos también, Moni. Así comenzó el diálogo entre Mónica Alegre y Angélica Urquiza en el marco de la emisión especial del programa de radio Desde Afuera, que Familiares y Amigos de Luciano Arruga realizaron en Radio La Retaguardia.Las historias de Luciano Arruga y Kiki Lezcano tienen puntos en común: eran jóvenes que vivían barriadas, en villas y eran perseguidos por la policía. Ambos fueron asesinados y sus cuerpos ocultados, hasta que la lucha de sus familias y amigos los halló enterrados como NN en el Cementerio de la Chacarita. Historias repetidas“La historia se repite, se cambian los nombres de nuestros hijos, pero siguen haciendo esto en los barrios más pobres, con la gente más humilde, sin valor alguno por la vida, cambian los jueces, la policía bonaerense, la federal, pero son todos iguales. Cuando me enteré el viernes (de la aparición del cuerpo de Luciano) fue un dolor tan grande de saber que en la misma circunstancia, el mismo lugar, lo mismo que le hicieron a Kiki hace cinco años y cinco meses, hoy se lo vuelven a hacer a Lu, y que Dios juzgue, pero por supuesto que no creo nada de la versión que dice que lo atropellaron, que fue un accidente de tránsito porque yo sé cómo obra esta policía y cómo te arman causas, y sé lo que ellos dicen a su favor, y tengo una mezcla de cosas, mucha bronca, porque nosotros que vivimos en el barrio, sabemos lo que hicieron con nuestros hijos , que les arman causas, que arreglan las cosas de la manera que ellos quieren y dicen lo que ellos quieren. Es mucha la bronca”, afirmó Angélica Urquiza.Su hijo, Jonathan Kiki Lezcano, tenía 17 años cuando salió de su casa en Villa 20 del barrio de Lugano junto a su amigo Ezequiel Blanco de 25, el 8 de julio de 2009. Nada más se supo de ellos, y durante más de dos meses sus familias y amigos los buscaron por todas partes, hasta que el 14 de setiembre recibieron un llamado del Juzgado 49, a cargo del juez Facundo Cubas, diciéndoles que debían acercarse a reconocer los cuerpos de los dos jóvenes. Sin embargo, el mismo magistrado había autorizado semanas antes el entierro de Kiki como NN en el Cementerio de la Chacarita. La familia de Ezequiel Blanco, en tanto, encontró su cuerpo en la morgue antes de que siguiera el mismo destino que Lezcano. Luego se supo que habían sido asesinados por Daniel Santiago Veyga, efectivo de la División Conductas Delictivas en Espectáculos Deportivos de la Policía Federal de la Comisaría 12º, quien como es habitual argumentó haberse defendido de un intento de robo. Poco después apareció un video filmado con un celular en el que se veía a Lezcano agonizando dentro de un auto mientras un grupo de policías se burlaba de él. Lo concreto es que como consecuencia de las irregularidades cometidas durante el inicio de la investigación Veyga fue sobreseído; decisión que fue apelada por las familias de los jóvenes que incluso realizaron una presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Marcar un camino “Cuando nosotros empezamos no teníamos las herramientas que algunas personas tienen hoy –recordó Urquiza–, pero a través de la lucha y a través de otras madres que nos han enseñado cómo hacer un cartelito, cómo hacer una marcha, qué reclamar, que me decían que yo tenía que hacer seguir, que era la voz de mi hijo, ahora nosotros también tratamos en lo que más podemos que aquellos que se encuentran en nuestra misma situación, como en el caso de Jonathan ‘Papu’ Mareco, al que le hicieron lo mismo que a Kiki y Ezequiel, y le armaron la causa, que los padres puedan tener esas herramientas, saber que – tal como nos enseñaron– unidos vamos a hacer visible lo que están haciendo. Uno va aprendiendo, siempre digo que lo que no te mata, te fortalece, creo que cada día que pasa, cada vez tengo más fuerza para salir y pedir justicia por mi hijo, por Lu, por muchos”.La mamá de Kiki Lezcano se refirió también a las sensaciones que la acompañan desde el momento en que conoció lo que había sucedido con Luciano Arruga: “desde el viernes